Luis Porter
México, 22/04/2016
1) Comentarios previos - Cada conferencia que me invitan a dar, no es una conferencia más. Son invitaciones que acepto con alegría, ya que siempre es halagador que lo inviten a uno. Al aceptar me obligo a hacer un corte en mi diaria tarea para detenerme a pensar qué decir. Me cuesta justificar el desplazamiento a otra ciudad, si tomamos en cuenta que con la tecnología de la comunicación, el traslado se justifica cada vez menos. Frente a la cuestión del qué decir se abren dos posibilidades: una es volver a hablar de lo que sabemos (o creemos saber), y la otra es hablar de lo que estamos estudiando (y nos gustaría saber). Hablar de lo que no sabemos es mas emocionante porque obliga a improvisar. En estas épocas coloquiales recurrir al ensayo ya está fuera de moda como leer un discurso tampoco se justifica. El "keynote speaker" debe evitar repetir deliberadamente lo que ya dijo y publicó en diversas versiones. Aunque uno termine hablando en círculos, hay que intentar dar ese ese paso adelante, para comunicar lo que la mente ha seguido urdiendo con la mirada puesta en el futuro. Vale la pena comunicar una actualización de nuestro pensamiento, o al menos intentarlo. Hay que asumir el tiempo en que vivimos: la cátedra ya ha pasado a la historia.