Zuberoa Marcos | Pedro García
31/01/2018
El MIT busca rebeldes para cambiar el mundo
Mahatma Gandhi en 1930 llevándose un puñado de sal a la boca en Dandi y gritando “con esta sal haré que se tambaleen los cimientos del imperio”. John Ford, en 1950, al intervenir brevemente en una reunión del sindicato de directores convocada por Cecil B De Mille para expulsar Joseph Leo Mankiewicz por comunista: “Me llamo John Ford. Hago westerns. No hay nadie en esta sala que sepa como Cecil B De Mille lo que quiere el público americano y cómo dárselo. Pero no me gusta usted Cecil, no me gusta lo que representa y no me gusta lo que está diciendo esta noche”. Rosa Parks en Alabama sentándose en el lado del autobús reservado a los blancos en 1955; un gesto que convirtió a una mujer humilde en un símbolo. Y también Henry David Thoreau, y Leon Tolstoi, y Nelson Mandela. Hay en la historia ejemplos de rebeldes que con su actitud y sus acciones han conseguido cambiar las cosas. Mujeres y hombres que se negaron a obedecer lo establecido y, con la no violencia, pudieron modificar leyes, organizar movimientos e incluso enfrentarse a países enteros. Muchos de ellos -incluso saliendo airosos de sus batallas- han sido reprimidos, ignorados, aislados o castigados por su actitud. Pero ahora el MIT, uno de los centros educativos más prestigiosos del mundo, quiere reconocer sus aportes con un premio.