José Rafael Herrera
31/10/2019
A Bea Pizani, con todo mi afecto.
Hay quienes creen que las ideas y los valores poco tienen que ver con la realidad y que solo el pragmatismo cuenta, a la hora de confrontarse con la dureza de “los hechos” materiales, con los asuntos propios de “la práctica”. Son los que se autodefinen como “realistas” sin tener la más mínima idea de lo que es la filosofía del realismo, al que irremediablemente confunden con el más rasante de los empirismos. De hecho, representan el realismo como una doctrina lo más cercana, lo más próxima, a “la realidad”, sin percatarse de que lo que se imaginan que es la realidad no es más que su abstracto reflejo. En el fondo, coinciden con el cretinismo de los que creen que la crianza de gallinas en las escuelas es más importante que el estudio de la matemática, la literatura o la historia.
Hay quienes creen que las ideas y los valores poco tienen que ver con la realidad y que solo el pragmatismo cuenta, a la hora de confrontarse con la dureza de “los hechos” materiales, con los asuntos propios de “la práctica”. Son los que se autodefinen como “realistas” sin tener la más mínima idea de lo que es la filosofía del realismo, al que irremediablemente confunden con el más rasante de los empirismos. De hecho, representan el realismo como una doctrina lo más cercana, lo más próxima, a “la realidad”, sin percatarse de que lo que se imaginan que es la realidad no es más que su abstracto reflejo. En el fondo, coinciden con el cretinismo de los que creen que la crianza de gallinas en las escuelas es más importante que el estudio de la matemática, la literatura o la historia.