Florentina Singer/Alonso Moleiro
27/06/2020
Una marea de libros ardiendo es siempre una señal de alarma. La biblioteca central de la Universidad de Oriente (UDO), en su sede del Estado Sucre, en el noreste de Venezuela, sufrió un incendio a principios de junio en el que el 70% de los más de 120.000 registros bibliográficos de una institución con 61 años de historia quedaron reducidos a cenizas. Este uno más de una cadena de ataques que han sufrido universidades públicas venezolanas, asfixiadas económicamente por el Gobierno al punto que solo se puede dar clases de día, cuando hay sol, porque no tienen ni bombillas o se caen a pedazos como ocurrió la semana pasada con uno de los pasillos cubiertos de la Universidad Central de Venezuela, situada en la Ciudad Universitaria de Caracas, máxima obra del arquitecto Carlos Raúl Villanueva y patrimonio de la humanidad.