Ofelia Avella
El Universal, 21/09/2015
El primer día de clases llamó mi atención el comentario de un alumno. Mientras hablábamos de la crisis, de lo que toda sociedad puede aprender de los momentos oscuros de su caminar por el tiempo y de cómo hay que aprender a estudiar en medio de la incertidumbre, un muchacho dijo que uno de los efectos positivos de esta situación era que la perspectiva de qué estudiar y para qué hacerlo también había cambiado en muchos de ellos. "Ya uno no estudia sólo por el desarrollo personal. Uno se plantea cómo generar trabajo, cómo implicar a otros en la dinámica laboral, cómo ayudar a quienes no han tenido la oportunidad de estudiar".
En medio de actitudes egoístas e individualistas, de quienes piensan quizás de modo exclusivo en su bienestar propio, este muchacho planteó la inquietud que mueve a muchos jóvenes de estudiar pensando en "la sociedad", en cómo llegar a otros. Contrastó además esta perspectiva con esa que tenía él mismo de pequeño, cuando se planteó por primera vez qué estudiar. Sin duda esta apertura al otro, esta sensibilidad por los problemas del prójimo, por las carencias de un país al cual quieren, es un efecto de la crisis. Positivo, por cierto.
Mi hija mayor pasó ya a quinto año. Ya pronto formará parte de esa generación que estudia para salir adelante en lo individual, pero consciente de que su actuación incidirá en la sociedad. "Nosotros los jóvenes somos los que tenemos las herramientas para lograr el cambio", me dijo un día. La verdad es que en mi época nadie hablaba así, nadie era tan consciente de que había que incidir en el ambiente para promover alguna transformación. Es cierto que los jóvenes, a veces, no aprecian en profundidad la experiencia de los mayores, pero sin duda ven posibilidades y caminos que uno no ve. Esta perspectiva del alumno, esa visión de estudiar para generar oportunidades a su alrededor no es que sea exclusiva de esta generación, pero hay muchos sensibilizados en esta dirección, más conscientes de las necesidades del país, más dolidos ante sus problemas.
El egoísmo y el oportunismo es siempre una tentación humana y evidentemente sigue anidando en muchos corazones, pero hay muchachos pensando en cómo trascenderse a ellos mismos para generar soluciones y trabajo a su alrededor. En estos momentos, sin duda, está siendo difícil soñar, pero hacerlo es lo propio de todo joven; por eso hay que ayudar a ese impulso nuevo que viene, hay que apoyarlo y nutrirse, también de él. Los que están aquí pelean una batalla dura. Los que están afuera preparándose para incidir también en un cambio futuro, regresen por favor con la humildad de quien reconoce que no siguió día a día este proceso en carne viva y que aunque crean que están más preparados que otros, la actitud de ser receptores de unas vivencias que desconocen, que no experimentaron de cerca por años, será tan necesaria como sus conocimientos.
Ojalá que sean muchos los jóvenes que piensen como este alumno. Hay que fomentar esa sensibilidad para tender puentes. A largo plazo, ese es el camino.
@ofeliavella
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