martes, 16 de febrero de 2021

Con esos sueldos del profesorado...

Eleazar Narváez Bello
@eleazarnarvaez
El Nacional
Febrero 2021
 
Me encuentro con una amiga y compañera ucevista en el parque donde suelo ir a caminar cada mañana con mi esposa. De inmediato, sin demora alguna, me comenta: “qué te parece, hoy, 10 de febrero, nos pagaron adelantada la quincena. Muy generosa y empática nuestra universidad. Un pago anticipado para que tengamos algo en el bolsillo para celebrar el día del amor y la amistad. Yo, ya resolví. Le compré a mi marido una bolsa de Pepito con lo poco que me depositaron. Solo eso pude comprarle. Nada más. Dime, Eleazar, con el sueldo que uno percibe en la institución, ¿acaso podemos trabajar y vivir de manera digna?”

No exageró la profesora. Es la situación trágica del profesorado universitario y de todos los trabajadores que solo devengan un miserable sueldo en bolívares que no les permite vivir con decoro. Tampoco para cumplir con sus obligaciones laborales. Es un desafío colosal tener que vivir y trabajar con esos sueldos de hambre. En un país como el nuestro, destruido por el régimen chavista, donde todo lo que se vende está calculado en dólares. En cualquiera “ratonera”, al preguntar por el precio de una caja de fósforos, de un rollo de pabilo o de un bombillo, por ejemplo, la divisa norteamericana sale a relucir. Tantos dólares por una, dos, tres o equis cantidad de cosas de lo que se quiera comprar. Ni hablar de lo que ocurre en los centros comerciales. Los cartelitos de los precios en las vitrinas lo dicen todo. Sucede en un país donde el régimen se ufana de llamarlo bolivariano, que ya no sabemos por qué, con su signo monetario completamente pulverizado, mandado al carajo con todo lo que ello representa simbólicamente.

Esa colega universitaria, aún activa como profesora, con el escalafón de titular, a dedicación exclusiva, con doctorado, después de tantos estudios, después de haber presentado un concurso de oposición para el cargo que ahora desempeña y de haber realizado diversas investigaciones a lo largo de su trayectoria académica de varios años, tiene en la actualidad una remuneración mensual de un poquito más de 14 millones con el beneficio adicional de un bono asistencial de 1.200.000 bolívares; en total, un monto inferior a 9 dólares al cambio estipulado por el BCV a la fecha del día en el que escribí este texto, el cual no alcanza ni siquiera para comprar una de esas bolsitas de chucherías que algunos “emprendedores” ofrecen en determinados chats de vecinos.

Hay que decir que la gran mayoría del profesorado ucevista tiene una remuneración mensual muy por debajo del monto antes señalado. No es difícil imaginarse lo que pueden comprar con los raquíticos sueldos que cobran después de cada quince días de trabajo. Quizás sea una de esas chucherías de menor costo. Una dramática e insostenible situación que padecen los profesores universitarios, y también los educadores, los trabajadores y la población en general del país, como consecuencia de las nefastas políticas económicas del régimen que han estimulado la dolarización y profundizado la hiperinflación y la depreciación del bolívar.

Sin duda, con los actuales sueldos y salarios del profesorado y del resto del personal universitario no podemos esperar que nuestras universidades permanezcan abiertas y funcionen debidamente como tales. El reconocimiento de esto ha de ser motivo suficiente para que las autoridades universitarias y los gremios aúnen sus esfuerzos en torno a una agenda unitaria de lucha para exigir con firmeza las reivindicaciones respectivas ante las instancias competentes.

Dos acotaciones para cerrar: en primer lugar, no puede pretenderse que nuestras casas de estudio reanuden hoy sus actividades normales si a todo su personal, sin excepción alguna, no se le garantizan los recursos necesarios e indispensables para la alimentación, la salud y la movilización a los sitios de trabajo, además de las correspondientes medidas de bioseguridad para la comunidad universitaria en sentido amplio, y servicios complementarios de apoyo para el estudiantado; y, en segundo término, en el caso particular del profesorado, es preciso tener presente algo fundamental: la nueva estructura de sueldos y salarios que se establezca debe estar en sintonía estrecha con la naturaleza de la institución universitaria, y prescindir de esas distorsiones que enrarecen su dinámica de funcionamiento y la afectan muchísimo cuando se sobredimensiona lo administrativo en perjuicio de la vida académica.

1 comentario:

  1. Querido Profe.
    Gracias por este comentario.
    En realidad, la situación de nuestras universidades y en general de nuestra educación es muy grave.
    Para nosotros volver a las aulas resulta casi imposible, no solo por los absurdamente bajos sueldos de los profesores. A ello hay que sumarle la inseguridad, y la destrucción física de las instalaciones. Lo que está sucediendo con nuestro país es una verdadera guerra por la devastación,muertes, desplazamientos y quiebre moral que está causando.

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