Carolina García /J.A.Aunión
El País, 07/04/13
El entusiasmo por el poder transformador de la educación online goza estos días de un nuevo impulso gracias a un proyecto de ley en California (EE UU) con el que se obligará a las universidades a convalidar cursos hechos fuera de sus campus a través de Internet; unos cursos a los que previamente el Estado le haya puesto un sello de control y calidad. Pero entre las promesas de un vuelco hacia una Universidad más accesible y más democrática que le permitiría seguir creciendo en un momento en el que se le saltan las costuras en su formato tradicional, también se escuchan temores de que se trate de un mero parcheo a los recortes que puede ir en detrimento de la calidad y abrir las puertas a negocios privados sin vocación de servicio público.
La iniciativa, que se presentó recientemente en el Senado de California por su presidente, Darrell Steinberg, se ha expuesto con el objetivo de acabar con las esperas de los estudiantes para realizar alguna asignatura por falta de espacio en las aulas. Un comité de expertos elegirá una serie de cursos (unos 50) que habrán de ser convalidados. Estos pueden ser ofrecidos por instituciones educativas y por empresas. También podrían incluir algunos MOOC (cursos masivos por Internet, generalmente gratuitos, abiertos a cualquier persona con conexión a la Red sin procesos de admisión de por medio), aunque parece difícil que en principio estén entre ese inicial medio centenar de cursos, dadas las condiciones que se impondrán: por ejemplo, que haya exámenes supervisados.
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