Albert Sangrà
El País, 26/08/2013
Hablar sobre creatividad siempre levanta pasiones. Todos desearíamos ser grandes inventores, personas capaces de imaginar futuros y, posteriormente, convertirlos en realidad para cambiar el orden de las cosas.
Últimamente existe una cierta profusión de debates en distintos espacios, unos más mediáticos que otros, en los que se ponen en contraposición la creatividad y el currículum. He releído el que se publicó hace unos meses en este mismo periódico, en el que discutían, de forma indirecta, José Antonio Marina y Ken Robinson.
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