Jesús E. Mazzei Alfonzo
El Universal, 13/03/2014
La nueva sociedad del conocimiento y la economía mundial que está desarrollándose poco a poco, tendrá entre otras características, un nuevo modo de trabajar, de competir, de comunicarse y transportarse, de organizarse, por ello, en el futuro la ventaja competitiva dependerá más de las nuevas tecnologías de proceso y menos de las nuevas tecnologías del producto, aplicando conocimiento intensivo, fuerte en el sector de los productos y fundamentalmente en los servicios.
En ese sentido, América Latina, tiene un problema de "formación y capacitación" de capital humano, que en términos económicos, se refleja en su baja productividad y competitividad empresarial y en las empresas estatales, con ingentes desafíos hacia el futuro. Este fenómeno explica el hecho de que la región no haya tenido un crecimiento más dinámico durante las últimas décadas, lo cual ha impedido que sus ingresos converjan hacia los niveles alcanzados en los países más desarrollados.
Entre los factores que influyen en la productividad y competitividad de la economía mundial, destacan el progreso tecnológico, que crea nuevos bienes y nuevos métodos productivos, así como las mejoras en la gestión y administración de las empresas, al dotarlas de mayores capacidades para afrontar y adaptarse a los mercados y los riesgos asociados. De este modo en la organizaciones los productos y servicios en los códigos de barra, las conexiones en líneas con proveedores y distribuidores y la información en línea con información compartida permite, facilitan la adecuación flexible a la demanda, a través de procesos como la externalización (outsourcing), la deslocalización (offshorcing) y la contratación interna (insourcing). Esta cadena de valor incorpora la logística en la función de producción, con lo cual la cadena, además de la producción misma incluye las fases de investigación y desarrollo, diseño, distribución, marketing, servicios posventa y reciclaje o eliminación del producto, esto se realiza porque hay una revolución organizacional en marcha. Son redes cada vez más interactivas. La conexión vía Internet cambió la relación entre clientes y proveedores y lo cambiará aún más en el futuro.
Este proceso de mejorar la productividad y la competitividad, mediante los procedimientos que elevan el valor añadido de los productos y los servicios, requiere contar con la "formación técnico-productiva" del individuo y en general de las sociedades que permita mejorar las capacidades y habilidades de los trabajadores, pues cuanto más alta sea su formación, más posibilidades de éxito tendrán en esa nueva economía mundial
De hecho, la economía mundial desde hace por lo menos 25 años, se ha visto sacudida por profundos cambios que incluyen la utilización de nuevos materiales (silicio, fibras ópticas) el desarrollo de la superconductividad, la revolución de los servicios, la separación de la frontera entre la industria y los servicios, unidos a la conformación de bloques económicos.
En virtud de la estrecha conexión entre tamaño, innovación y productividad, la abundancia de empresas y emprendimientos pequeños y unipersonales de baja formación ha sido señalada como una de las razones que explican la baja productividad y en consecuencia competitividad de la región en la desafiante economía mundial.
De no acortarse esta brecha formativa con los países avanzados, la región puede quedarse rezagada, y se situaría en una especie de trampa de la productividad (muy conectada con la trampa del ingreso medio), que se hace crítica y se acentúa cuando las empresas extranjeras que se instalan en el país demandan trabajadores cualificados en las distintas áreas de actividad. Es necesario fortalecer la calidad y las capacidades ante la renovación y modernización del sistema productivo que demanda la región para provocar el aumento de la productividad y la competitividad.
Estos cambios tecnológicos, han creado una arena global de competición entre las economías del mundo capitalista, que multiplican la dimensión de todos los mercados de la economía mundial. La globalización productiva ha tenido un importante efecto impulsor en la globalización comercial, expandiendo el comercio internacional entre filiales de la misma corporación transnacional y entre diferentes corporaciones transnacionales.
En América Latina, durante los últimos años, tras un crecimiento vigoroso, se han creado multitud de nuevos emprendimientos en sectores relacionados con las tecnologías de la información y comunicación necesitan con la máxima celeridad dotar a sus trabajadores, en todos los niveles, de la "formación y capacitación" adaptada a estas dinámicas para asegurarse una mayor productividad mediante una mejor y más extensa cualificación profesional.
Por lo tanto, la región perderá además una magnífica oportunidad para elevar la calidad profesional de su capital humano y, consiguientemente, su productividad y competitividad, claves del moderno crecimiento económico y empresarial. Como también perderá una magnífica oportunidad para continuar avanzando en elevar la calidad y el bienestar general de su población, sino afronta esos desafíos.
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