Robert Valls
El País, 11/03/2014
Es una mañana cualquiera en la escuela Elías Cáceres Lozada, en Arequipa, al sur de Perú. El salón de clases está repleto, ya que, como todos los días, un 95% de los niños asiste a clase, un gran logro para una escuela rural.
Pero la sola presencia de los chicos no significa necesariamente que están obteniendo el aprendizaje necesario que les sirva para su desarrollo en el futuro. Sus padres tampoco lo saben, y no tienen forma de medir si sus maestros están haciéndolo bien o mal.
No es un asunto de cantidad sino de calidad, según afirman.
Hace ya más de una década los gobiernos latinoamericanos se lanzaron a la conquista de una promesa que, quizás por ambiciosa, no ha logrado alcanzar en su plenitud: consolidar una educación pública eficiente y de calidad.
Y a juzgar por los resultados del último informe PISA –que relega a los países de la región a los últimos puestos del ránking educativo mundial, solo por encima de África subsahariana-, esta promesa puede haber derivado en una especie de sueño inalcanzable en un futuro cercano.
Para entender este escenario, según los expertos, es necesario sumar dos factores determinantes: políticas educativas poco eficientes e insuficiente formación de gran parte de los 7 millones de docentes que existen en la región.
Según el estudio Mejores profesores para América Latina y el Caribe,
ningún país latinoamericano –exceptuando a Cuba-, cuenta con un cuerpo
de docentes públicos que pueda considerarse de alta calidad, y en los
últimos 20 años no se han incrementado las habilidades laborales del
profesorado.
De hecho, se calcula que los estudiantes latinoamericanos están dos años escolares por detrás de la media de la OCDE.
De todas formas, algunos países de la región han adoptado políticas innovadoras para incrementar el nivel educativo de sus docentes y, paralelamente han aumentado la inversión pública en educación. En promedio, el gasto en educación por latinoamericano aumentó de 86 dólares por persona en 1990, a 119 dólares en 2000 y a 171 dólares en 2008, según la ONU. En toda la región, la inversión en educación es de casi el 19% del PIB, de acuerdo a cifras de la Unesco.
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De hecho, se calcula que los estudiantes latinoamericanos están dos años escolares por detrás de la media de la OCDE.
De todas formas, algunos países de la región han adoptado políticas innovadoras para incrementar el nivel educativo de sus docentes y, paralelamente han aumentado la inversión pública en educación. En promedio, el gasto en educación por latinoamericano aumentó de 86 dólares por persona en 1990, a 119 dólares en 2000 y a 171 dólares en 2008, según la ONU. En toda la región, la inversión en educación es de casi el 19% del PIB, de acuerdo a cifras de la Unesco.
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