Pilar Álvarez / Maribel Marín
El País, 15/12/2014
La Universidad pública española es a la clasificación de Shanghái lo que el Levante a la Champions League. O, lo que es lo mismo, tan difícil es que un campus español pueda codearse con Harvard como que el equipo valenciano u otros modestos jueguen habitualmente en la Liga de Campeones. Es, mal que pese, la lógica del dinero, que resume así José Antonio Pérez, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia y experto en rankings. “Su limitado presupuesto y, en consecuencia, la calidad de los fichajes de su plantilla no le permiten más que mantenerse con mucho esfuerzo y algo de fortuna en la división de honor del fútbol español”.
El símil resume, en trazo grueso, por qué a los campus españoles les cuesta tanto colarse entre los 200 primeros del mundo en las clasificaciones de referencia, Shanghái (ARWU), Times Higher Education (THE) y QS. Imposible que la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) —295 millones de euros de presupuesto— pueda competir con la de Berkeley (California, EE UU) si para el mismo número de alumnos tiene casi seis veces menos fondos.
Pero la comparación se queda corta, porque más allá de la financiación —las partidas de las autonomías cayeron un 11,2% hasta los 5.920 millones entre 2010 y 2012, último año de presupuestos liquidados—, lo cierto es que con el mismo dinero hay campus que destacan tras romper los corsés del sistema. ¿Cómo? Unos, con un modelo de reclutamiento de docentes que fomenta la internacionalización de los centros y los prestigia. Otros, optando por especializarse en un ecosistema muy homogéneo. “El muy escaso presupuesto es un grave inconveniente, pero no es suficiente excusa: las universidades podrían ser mucho mejores incluso con la actual financiación”, dice José Adolfo de Azcárraga, catedrático de Física de la Universidad de Valencia.
“El muy escaso presupuesto no es excusa suficiente”, apunta un experto
En el mundo existen casi 20.000 instituciones universitarias. Algunas españolas han rascado posiciones entre las 200 primeras de ARWU: la Universidad de Barcelona figura este año entre la 150 y la 200 y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), la Autónoma de Barcelona (UAB) y la Autónoma de Madrid (UAM) han franqueado en alguna edición esa mediática barrera. Además, hoy, 12 de los 50 campus públicos nacionales se cuentan entre los 500 mejores del mundo. ¿La educación superior española está tan mal?
“Tenemos un sistema de calidad media, con universidades cortadas por el mismo patrón. Si quitáramos la Sorbona, no estaríamos muy lejos de Francia”, responde Domingo Docampo, exrector de la Universidad de Vigo e impulsor de una clasificación de universidades iberoamericanas. “Rasgarse las vestiduras por no estar entre las 200 primeras es muy fariseo en un país al que le falta tradición científica para estar en la élite. Los políticos simplifican estos datos”, añade.
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