lunes, 20 de julio de 2015

Humillación salarial


La inflación galopante que experimenta la economía de mercado en Venezuela, producto de las erráticas e improvisadas medidas económico-financieras adoptadas por el gobierno nacional, sumado a ello, la corrupción administrativa, el robo descarado de los dineros públicos, el control oficial como mecanismo de extorsión y la especulación, han erosionado por completo las fuentes de ingresos fijos de la población, cualquiera sea su origen; pero, de manera especial, la que proviene de la remuneración al trabajo, es decir, los sueldos y salarios que perciben los trabajadores, los cuales no pueden ser considerados como tales dado el escaso poder de compra que ellos tienen en el presente.

En la Venezuela actual, no hay un salario, por alto que sea, que soporte el índice inflacionario, qué decir, de los salarios que percibe más del 80% de la fuerza de trabajo ocupada en el sector formal de la economía, incluyendo, por supuesto, a los trabajadores al servicio del Estado, y, como parte de ellos, los miembros del personal docente y de investigación de las universidades nacionales.

La cesta o canasta básica, cuyo costo se toma como indicador de referencia para medir la situación del país, la calidad de vida de la población, particularmente, los gastos familiares por concepto de alimentación y otros rubros personales y del hogar, según datos publicados en la prensa nacional, alcanza a Bs. 32.023,51, lo que significa, que, para cubrir este costo se requiere un total 4,5 salarios mínimos, cifra muy inferior a la que recibe la población trabajadora asalariada, es decir, menos de 2 salarios mínimos.

En el periódico digital “Aporrea”, según los entendidos, afecto al gobierno nacional, en fecha 07-02-2015, el profesor Luis Ramos, publicó un interesante artículo, sobre: ¿Cuál debería ser el salario de un profesor universitario venezolano?

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