Luis Fuenmayor Toro
Últimas Noticias, 08/07/2015
Muchos, la mayoría ignorante del tema, se han referido a la equidad en el ingreso estudiantil a las universidades, luego de la criminal decisión del Gobierno de repartir cupos a los aspirantes muy pobres, como si la miseria fuera una credencial académica, que preparara para el desempeño universitario. Entre 1999 y 2003, investigamos científicamente el problema de las iniquidades en el ingreso y ejecutamos los cambios señalados por los estudios realizados, resolviendo el problema básico y buena parte de las limitaciones generadas por este, lo cual se demostró en las cinco selecciones que van de 2003 hasta 2007, cuando se eliminó ilegal y caprichosamente la prueba de aptitud académica (PAA), justo el único instrumento que podía garantizar la equidad y la justicia en el ingreso.
Los cambios efectuados fueron: 1) establecimiento de la Prueba de Orientación Vocacional, por realizarse un año antes del inicio de los trámites de ingreso; 2) perfeccionamiento de la PAA, a través del cambio de la subprueba de razonamiento verbal por una de comprensión lectora, que demostró ser muy superior; 3) modificación en la forma de calcular los promedios de notas de los aspirantes, efectuando su comparación con el promedio de notas de sus cohortes respectivas, lo cual elimina las diferencias en las notas producidas por variables no académicas; 4) garantía técnica de que las distintas formas de la PAA tuvieran similar dificultad.
El índice académico determinante del ingreso se calculaba con 60% del promedio de bachillerato y 40% del resultado de la PAA (20% de cada subprueba). Se eliminaron así las iniquidades socioeconómicas, por tipo de plantel de proveniencia y por región geográfica de procedencia, en el ingreso a las universidades, medido a través de la demanda satisfecha por grupo investigado. Los resultados están publicados en revistas académicas. Dos equipos de expertos: en lenguaje y en matemática, elaboraban las subpruebas de la PAA, se creó el banco de preguntas escogidas luego al azar y se otorgó becas de monto suficiente para la alimentación, transporte y alojamiento de todos los aspirantes de los niveles D y E que obtuvieran su ingreso mediante el nuevo sistema. Una comisión en cada universidad les hacía el seguimiento correspondiente.
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