Rafael Marrón González
El título de esta columna corresponde al texto de
una pancarta de protesta por salarios dignos de la comunidad
universitaria que devenga emolumentos insultantes para su dedicado
profesionalismo y exigencias académicas.
Los sueldos de los
profesores universitarios son definitivamente intolerables en un país
azotado por la devaluación propiciada por la estupidez en materia
económica – en socialismo no existe “economía” sino imposición de
“creencias” económicas inspiradas – con la inflación más alta del
continente y una de las más elevadas del mundo – interanual abril 2012-
2013: 29,4 % (Argentina: 10.1, Uruguay: 8.1, Brasil: 6.5 - Nicaragua:
6.3, Bolivia: 4.9, Ecuador 3.0 – Colombia: 2.0, Chile 1.0) pero este
gobierno es ¡revolucionario!, o sea impermeable a la inteligencia –
castigado, además, por la escasez de insumos de primera necesidad, que
incentiva el mercado negro, creando una inflación solapada que no
registra el BCV, y una devaluación del 46% que, por si no lo sabía
Maduro, significa reducción del poder adquisitivo en idéntico
porcentaje.
Tomando en cuenta que entre el 70 y 80 % de los
profesores universitarios del país lo son a tiempo completo, colóquese
usted en el lugar de un instructor que gana 2.677 Bsf mensuales ($424 – a
cambio oficial) o de un titular con 4.845 ($769) o de un titular – con
doctorado, el más alto escalafón - a dedicación exclusiva, que recibe
7.232 ($1.147) - ¿cuánto devenga un diputado “simicomandante”? - cuando
la canasta básica alcanza los 9.543 Bsf, y dígame si no es necesario
acompañar en sus luchas a estos venezolanos necesarios, que son una
galaxia de veces más patriotas que un generalote, corrupto y
descerebrado, que se mete cualquier cantidad de millones por conceptos
varios, libres de impuestos.
Los estudiantes, que están muy
preocupados por su semestre – “su sueldo importa, también nuestro
semestre” - y dejan solos a sus profesores en su lucha reivindicativa,
sepan que este mundo suele ser duro con los insensibles, indiferentes y
egoístas. Y así los sindicatos de otras áreas y los padres y
representantes tienen el deber moral de hacer causa común con los
hombres y mujeres que hacen posible el desarrollo sustantivo de la
patria.
Esta indiferencia de la sociedad civil con una causa
reivindicativa tan sensible, es lo que me hace criticar la participación
de estudiantes y trabajadores en el gobierno universitario, pues la
universidad es un asunto de profesores, y esta soledad en sus reclamos
lo confirma. Pero, además, la falta de solidaridad con un gremio tan
importante para la familia venezolana en general, demuestra el porqué
fracasan las luchas reivindicativas contra el patrono gobierno. ¿Se
imaginan ustedes si a los profesores universitarios se les unen en causa
común los trabajadores de la salud – médicos y enfermeras ganan sueldos
viles - los empleados públicos sin contratación colectiva o, aquí en
Guayana, los accionistas clase B?
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LUchemos por mejores sueldos, no cualquiera puede asumir la responsabilidad de la educación venezolana universitaria, se ha comprobado que cuando meten a ignorantes no se obtienen profesionales de altura cónsonos con las exigencias del momento.
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