El conflicto universitario que vivimos los venezolanos en el 2013 tiene larga data. Como todo otro conflicto genera mucha opinión sobre el mismo –incluso el mantener de mi parte que no es una ‘crisis’ sino un conflicto ya generaría un cruce de opiniones.
Juzgo que es un conflicto entre la visión del capitalismo liberal y el comunismo autoritario. Replantea en el escenario venezolano los términos de las disputas de la ya hace tiempo congelada Guerra Fría. Era la época de las controversias y la confrontación entre los sistemas, cada uno siguiendo aquel destino manifiesto que llevó Kruschev a las Naciones Unidas a decir que iban a sepultar al capitalismo.
Personalmente puedo ofrecer el testimonio de cómo en los escenarios académicos internacionales en donde se discute a la universidad y su futuro lo que se observa es una convergencia planetaria y de hecho hay muy pocos ejemplo en el mundo de países que muevan su educación superior como lo está haciendo Venezuela; efectivamente, hay muy pocos países en donde pueda observarse a los gobernantes castigando a las universidades, mucho menos con los pobres y patéticos argumentos empelados por gobernantes de lo que un gran pensador, Jaeger, llamaba la suerte divina, esto es, inexplicable.
En el discurso de mi disciplina, la sociología, el discurso desde 1960 gira alrededor del concepto de convergencia, que no del conflicto. El mismo tiene una connotación, según la cual el desarrollo esta asociado con cambios en la organización social, la estructura de clases, los patrones del comportamiento en el hogar, la escuela y el papel del estado garantizando el equilibrio democrático.
Por ello si bien Maduro y Capriles pueden continuar su lucha por el poder –cada quien utilizando los instrumentos a su alcance y con los valores éticos y morales que cada quien juzgue oportunos, pero podrían sentarse y abrir una mea de dialogo que comience por aceptar que para el bien de las universidades deben converger incluyendo la universidades privadas. Esto es, pensemos distintos peor acordemos un consenso, a fin de poder elaborar un plan de 20 años de desarrollo académico, como hacen China, Finlandia Singapur y en general los países agresivos en la materia, como Colombia y Brasil, nuestros vecinos, lugares adonde podemos ir a pie y utilizar sus vastos recursos para el aprendizaje que están organizando, con una vision convergente.
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