Gioconda San Blas
Tal Cual, 29/10/2015
Usted, profesor universitario e investigador científico ¿está consciente de que tiene una “clara orientación al lucro”, está “desvinculado de su entorno”, desarrolla “investigaciones e innovaciones tecnológicas más orientadas a las demandas del mercado internacional que al de las comunidades”, a pesar de que su mísero sueldo no alcanza ni de lejos la categoría de lucro y de que trabaja por su país en condiciones precarias, investigando sobre nuestra realidad en temas de salud, energía, cultura, economía u otros?
Es así como quedamos definidos en el documento publicado por el Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología bajo el título de “Sistema nacional de formación permanente del docente universitario – Conceptualización y estructura” http://www.mppeuct.gob.ve/multimedia/descargas/sistema-nacional-de-formacion-permanente-del-docente-universitario. Y porque somos así (dice el ministerio), debemos ser sujetos a un proceso de reeducación que exalta machaconamente los valores del pensamiento crítico y la democracia (participativa y protagónica, no olvidemos el vacío ritornello en uso), que en los hechos son reiteradamente pisoteados por el mismo régimen que los invoca.
Es un documento orientado a un proceso de “rearticulación” del profesor universitario en cualquier institución de educación superior donde se encuentre, a quien se despoja de su inseparable función de investigador para convertirlo en mero docente de un liceo mayor, con el pretendido fin de impulsar “una nueva sociedad que se sume a los preceptos socialistas de unidad y armonía”, un concepto con reminiscencias maoístas, resucitado por lacayos de XiJinping, bajo la hipócrita frase: "hoy, cuando la codicia lo ha invadido todo, inculcar un espíritu revolucionario es más importante que nunca".