Eleazar Narváez Bello
No hay espacio en la vida del país que haya podido quedar a salvo de las acciones depredadoras del régimen opresor en los últimos dieciocho años. Sus fuerzas de la oscuridad y la grave crisis nacional de la cual es responsable indiscutible con sus nefastas políticas, también han hecho grandes estragos en nuestras principales universidades públicas. Tildadas de enemigas, nuestras casas de estudio han recibido duros golpes desestabilizadores desde distintos ámbitos del ejercicio del poder. El Ejecutivo y el TSJ han abanderado ese ataque que se ha caracterizado por ser sistemático y sostenido. Bastante se ha dicho y escrito sobre el estado deplorable que en la actualidad muestra la universidad venezolana. Sin embargo, en medio del gran deterioro que exhibe, igualmente se escuchan voces de algunos actores de su comunidad que con coraje llaman a seguir resistiendo y reivindican el derecho a soñar y a luchar por la universidad que Venezuela necesita y por un país en democracia y libertad.