Bernardino Herrera León
La propuesta de incluir a los obreros y empleados en los cogobiernos universitarios me recuerda una de las escenas, de la extraordinaria serie cinematográfica “Chernóbil”, basada en libro “Voces de Chernóbil” de la periodista y escritora bielorrusa Svetlana Aleksiévich.
En la escena que aludo, la directora del instituto de energía nuclear de la URSS, la física Uliana Jomyuk en la vida real, le advertía, desesperada, al gobernador de una provincia vecina, que debía cerrar las fronteras y evacuar urgentemente a toda la población de la zona alrededor del desastre de la central nuclear.
“Ya todo está controlado”, le responde el funcionario, “Me informan desde Moscú que ya no hay peligro”. Pero Svetlana insiste. Le dice al burócrata que la radiación que dejó escapar la primera explosión alcanzará pronto un radio suficientemente extenso como para alcanzar a los pobladores de esa parte de la provincia.
“Créame”, le dice, soy físico nuclear.
“Y yo le digo que ya todo está controlado y que no hay nada que temer, se lo dice un miembro de la clase obrera”.