viernes, 4 de diciembre de 2015

Salir de la caverna

Mariano Nava Contreras
El Universal, 04/12/2015

"La Alegoría de la Caverna queda, pues, como un imperativo ético dirigido a los ciudadanos para que busquemos la verdad más allá de las sombras que tratan de imponernos, para que nos convirtamos en factores de superación colectiva y, sobre todo, para que nos atrevamos a ser libres y salir de la caverna"

Qué duda cabe, una de las alegorías más célebres de toda la literatura, no solo filosófica, es la llamada "Alegoría de la Caverna" que está en el libro VII de la República de Platón. Alegoría, que no mito, pues si durante siglos se le tuvo por tal, hoy la ciencia literaria conviene en que no posee los elementos necesarios para ser así considerada, y sí como alegoría. Es verdad que diferenciar entre ambos no es sencillo. El mito sería, si nos atenemos a su estricta etimología, una narración sobre hechos o personajes concretos. Para un antiguo griego, mythos significaba simplemente un relato, una narración, independientemente de su carácter religioso o trascendental. La alegoría sería algo parecido, pues consiste en una representación cuyos elementos adquieren significación simbólica. La diferencia está en que el mito generalmente se desarrolla en base a personajes, hechos, lugares o tiempos narrativamente concretos, como la Guerra de Troya o Prometeo, aunque los hechos narrados sean fabulosos. Es por eso que las relaciones entre mito y literatura son tan especiales.

Del odio como método político

Héctor Silva Michelena
El Nacional, 04/12/2015

He releído en estos días, sin saber por qué, un notable ensayo del profesor Herbert Luthy sobre el odio. He aquí cómo veo sus reflexiones al respecto. El odio “es el opio del pueblo”, afirma Luthy, profesor de Historia General de Suiza en la Escuela Técnica Superior Federal de Zurich, quien añade: “No se puede luchar contra el opio, pero sí contra los traficantes, contra el tráfico del odio. Es lo único que está en nuestro poder”.

La historia –dice– es una antología interminable de fenómenos de odio, y precisamente los puntos dramáticos culminantes que solemos considerar como puntos culminantes de la historia han ido siempre acompañados de explosiones infernales de odio. Cuando la causa quede eliminada y el enemigo exterminado, se ha llegado a la solución definitiva. El odio aparece siempre como doctrina salvadora. La historia está llena de estas cosas. Pero el odio, el odio sistemático, colectivo y ciego necesita organizarse. No explota sencillamente. No es motor, sino combustible. La mayoría de las guerras, la Primera Guerra Mundial incluso, han brotado por motivos que apenas si tenían algo que ver con el odio y, quizá, sí con el miedo o con reacciones irracionales. Pero una vez en marcha, hubo de dar rienda suelta al odio para encontrar carne de cañón. Hoy día una guerra con todo lo que acarrea –movilización general, explotación de todos los recursos, imposición de enormes sacrificios– solo puede llevarse a cabo haciendo del adversario una encarnación diabólica del mal. “A esto lo llamamos ideologización de la guerra, institucionalización del odio como instrumento de la política”.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

250 académicos del mundo se pronuncian por la autonomía de la universidad venezolana


Con el título de "¡Un llamado a solidarizarse con la dignidad y autonomía de la universidad venezolana!", 250 profesores y académicos universitarios de diferentes países del mundo -en su mayoría venezolanos y latinoamericanos en general- se dirigen en carta abierta "a los universitarios y demócratas de todos los países" para denunciar lo que consideran "una hora particularmente amarga" para las 10 universidades nacionales de Venezuela, hoy "seriamente amenazadas por las políticas oficiales".