miércoles, 31 de agosto de 2011

Dice mi amigo Mario

Ignacio Ávalos Gutiérrez
El Nacional, 31/08/11

I. Mario, mi amigo chileno, es un ingeniero "puesto en los comienzos de la tercera edad", según le gusta decir, vive en Santiago, en algún tiempo fue militante socialista y ahora se proclama como "izquierdista independiente".

Fue un perseguido de Pinochet, que le obsequió catorce años de exilio, pero no tiene torturas en su haber ni muertos que llorar entre sus familiares cercanos. Lleva unos días en Caracas y la semana pasada lo invité a almorzar para que me explicara la indignación de los estudiantes de su país

II. El modelo económico puesto a punto en 1973, en tiempos de la dictadura militar, está vigente hoy en día. Lo que los gobernantes no comprenden, me dice, es que la indignación no proviene de la cantidad de celulares que tiene la gente (las redes sociales no fabrican conflictos ni protestas, subraya), sino a la irritación por el clasismo, la inequidad y la segregación social, que en Chile alcanzan niveles dramáticos, con todo y pertenecer al club de la OECD (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo).

Los estudiantes tienen razón al plantear la necesidad de cambios profundos, pendientes después de 20 años de democracia pospinochetista. Mi país tomó el sendero del capitalismo más radical, el de Estados Unidos, y es bueno saber, me advierte, que la otrora famosa educación pública de ese país ha caído en las últimas décadas. Lo ha señalado Obama y hay estudios que lo confirman, dice, mientras echa mano de una carpeta que saca de su viejo maletín y lee (me da la referencia del documento que cita "Pathways to Prosperity", elaborado en la Universidad de Harvard): "El sistema educativo está dañado severamente. Si fallamos en resolver agresivamente este desafío se va a erosionar el tejido social de nuestra nación". Algo así pasa en mi país porque la educación universitaria siguió el mismo patrón general del modelo económico y si bien es cierto que aumentó sensiblemente la cobertura, hay una segregación tanto en los resultados académicos (la calidad promedio deja mucho que desear) como en la composición social del alumnado en las universidades. Hay una suerte de apartheid educativo, del cual las universidades con fines de lucro son un componente nefasto, junto, claro, con la disminución del financiamiento estatal, no sólo durante el período neoliberal sino también en la etapa de la Concertación y ni se diga ahora en los planes del presidente Piñera.

Cuando vamos en el postre se pregunta si hay maneras de transitar gradualmente desde un modelo discriminatorio y con fines de lucro a uno más democrático y menos mercantilista. El mismo se contesta sugiriendo un modelo educativo mixto, que le ofrezca distintas opciones ideológicas a los padres, pero con una condición no negociable: en cada lugar de Chile debe existir una oferta de educación pública buena y gratuita que le ofrezca esa alternativa republicana a la gente, cueste lo que cueste.

III. Camila Vallejos, la dirigente de los estudiantes declaró: "El punto central de la protesta es la recuperación del derecho a la educación pública y de calidad, porque la Constitución que nos dejó la dictadura puso esa responsabilidad en las familias chilenas, y nosotros consideramos que es un derecho fundamental que el Estado debe garantizar". Por eso mi amigo Mario, en los comienzos de su tercera edad, cierra filas con los indignados veinteañeros.

Harina de otro costal Estamos en tiempo de elecciones, aunque no estamos en tiempo de elecciones. Esta confusión la tiene clara el Gobierno y no hay gesto suyo en el que las votaciones presidenciales no estén en la mira, y por eso Perogrullo cree que a la oposición tiene encima una situación complicada. Cierto, cualquier cosa que haga o diga será entendida como un intento de desestabilizar, apoyado por el imperialismo, con más ganas que nunca, luego de lo de Libia, de ponerle la mano al país; es decir, a su petróleo.

Así, desde la superioridad moral con la que se piensa en los lados oficiales no hay alternativa posible. La oposición es apátrida y golpista tanto si critica el sistema de contabilidad de las areperas socialistas como si solicita equilibrio de parte de la Fuerza Armada. Desde el código políticooficialista, siempre estará bajo sospecha y, lo peor, bajo la amenaza de una sanción.

Internautas y plagio académico

Alexis Guerra
El Nacional, 31/08/11
Con la misma vertiginosidad y velocidad con la cual circula la información y el conocimiento en Internet, a la vez que se acumula de manera exponencial quienes tienen acceso a la red y navegan en ella, los internautas disponen de todas las posibilidades para, al igual que los antiguos piratas en los siete mares, cometer cuanto delito o fechoría se les ocurra, especialmente los relacionados con el denominado delito de plagio o apropiación indebida del intelecto y palabras de los demás, sin el debido crédito o reconocimiento de la autoría original.

El plagio se hace presente en todos los ámbitos de la vida donde el pensamiento se expresa en el discurso oral o escrito. No es exclusivo, por ejemplo, del mundo literario, sino que invade otras dimensiones como la música, el cine, el teatro, la ciencia, la educación y la política. Hay quienes, a nuestro modo de ver, equivocadamente atribuyen la multiplicación del plagio al surgimiento de Internet, con lo cual, en retrospectiva y en extremo, por absurdo, pudiera plantearse que sólo con la eliminación de la red se solventaría tal situación. Obviamente, el problema no reside en la herramienta tecnológica como tal; en el fondo, la cuestión reside en el acto consciente y voluntario, en algunos casos por ignorancia, de quien atenta contra la propiedad intelectual, de quien violenta el derecho de autor sin importarle las consecuencias y se apropia indebidamente de un conocimiento o de una obra artística que no le pertenece.

Subyace en la acción de deshonestidad intelectual, como se le tipifica en los reglamentos y normas universitarias, por ejemplo, el dilema ético que debe enfrentar el plagiario como individuo, como "ciudadano global", como internauta, cuando acude a este mecanismo para "cortar y pegar", cuya generalidad traduce una crisis ética, una crisis de valores, en tanto una dimensión más de la crisis global en la cual se encuentra sumida la sociedad contemporánea. No se trata de un fenómeno actual. Sonia Jannet Girón Castro de la Universidad Sergio Arboleda, en sus reflexiones acerca del tema, acota que en el siglo V a.C., en un concurso de poesía, hubo quienes plagiaron varias obras existentes en la Biblioteca de Alejandría y el jurado no vaciló en calificarlos de ladrones. En Grecia, célebres fueron las acusaciones contra Aristófanes por haber plagiado a Eurípides; y contra Demóstenes por hacer lo mismo en el caso de Iseo. Más cercana en el tiempo es la alusión en la que se menciona a Camilo José Cela, Nobel español, señalado como plagiario por su novela La cruz de San Andrés, con la cual el afamado escritor se acreditó el Premio Planeta, en su edición del año 1994.

Como ocurre con otros comportamientos, detrás del plagiario de hoy, siempre hubo un maestro o un profesor indiferente, despreocupado y desactualizado, que no se interesó por conocer los programas especializados que la propia Internet, en resguardo del sistema de propiedad intelectual, ha venido creando para detectar el plagio estudiantil, ante la proliferación de páginas web que lo promueven. A propósito de un caso reciente de plagio académico que conmovió al mundo político europeo, Andrei Fediashin, de la agencia RIA Novosti, reportó a través de Internet "en pocas palabras, esa fea historia", como él mismo lo califica. El ministro de Defensa, Karl Theodore zu Guttenberg, considerado el sucesor de la actual canciller alemana Angela Merckel, se vio obligado a renunciar luego de haber sido descubierto el plagio de su tesis doctoral Constitución y Tratado Constitucional: grados de desarrollo constitucional en EEUU y la UE, en la Universidad de Bayreuth, en 2007. El título de doctor le fue retirado el 23 de febrero de este año, luego de constatarse el delito, luego de la denuncia de Andreas Fischer-Lescano, catedrático de la Universidad de Bremen.

Curiosamente, en una de sus versiones, el episodio fue titulado "Google tumbó a Zu Guttenberg". (Villapadierna, dixit.ABC Internacional)

Vaya esta moraleja doble: 1.

Internet te facilita la información, pero igual puede revertirla en tu contra; 2. Existen universidades que se respetan donde el plagio es un delito de lesa academia.

martes, 30 de agosto de 2011

Los estudiantes chilenos

Marcos Roitman Rosenmann
LAISUM, México, 28/08/11
No se trata de idiotas, terroristas que lanzan coctel molotov o delincuentes que roban a las mujeres, como los calificó el presidente de la Asociación de Bancos de Chile. Ni tampoco criminales, subversivos o traidores a la patria. Son estudiantes. Para darnos cuenta del talante negociador y dialogal del gobierno con su juventud baste rescatar las palabras del senador pinochetista Carlos Larraín, quien se despachó a gusto diciendo que al gobierno ...no le va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos. Y si queremos incursionar en la Iglesia católica, el arzobispo de Santiago, monseñor Ezzati, subrayó: las utopías cuando no tienen racionalidad son solamente utopías. No podía ser de otra forma, la gran beneficiaria de la privatización de la educación en Chile ha sido la Iglesia, que controla más de 20 por ciento de la educación total y representa 70 por ciento del sector privado. Una verdadera bicoca. Sin duda no les apetece hablar de educación pública, gratuita y de calidad. La diatriba de insultos para descalificar las reivindicaciones de los estudiantes no es algo nuevo, pero en esta ocasión ha sobrepasado los límites de lo aceptable. La huelga de hambre, mantenida durante 37 días por seis estudiantes secundarios en la localidad de Buin, se levantó para evitar males mayores y no agregar leña al fuego. Su portavoz hizo gala de sentido común y responsabilidad cuando anunciaba su final. Con esto demostramos nuestro rechazo al gobierno que ha mantenido una postura de intransigencia e indolencia ante nuestras demandas y con una nula preocupación por la inminente pérdida de vidas humanas. El gobierno lo calificó de fantochada inútil.

La actitud del presidente Piñera y la bancada pinochetista se ha caracterizado por cerrar cualquier canal de entendimiento y tildar a los estudiantes de provocadores y necios. El nombramiento de una comisión parlamentaria sin ninguna capacidad legislativa para cambiar nada, se queda como una artimaña para dilatar y mantener el rumbo, buscando apagar el fuego inmediato y que los alumnos vuelvan a las aulas. Ya lo hicieron en la anterior huelga de los pingüinos. Pero los estudiantes han sido claros, es cuestión de decencia, si tenemos que estar un año en huelga lo haremos. Se trata, dice la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, de concebir la educación como un derecho universal y garantizado por el Estado en un sistema más igualitario, más inclusivo, más diverso y más democrático, y eso es una demanda del pueblo chileno, es una demanda de nuestras familias...

Iracundos, senadores y diputados han preferido la solución de fuerza. No en vano, en materia represiva, Chile obtiene matrícula de honor. Un sobresaliente cum laude. Sus fuerzas armadas y carabineros se han graduado en la tortura y la violación de los derechos humanos. Buen ejemplo es la lucha antiterrorista contra el pueblo mapuche. Han asesinado a un menor de 14 años, Manuel Gutierrez. Pero también, en estos días, llama la atención el uso de perros policías. Su tarea consiste en perseguir, morder e inmovilizar a la presa, en este caso los estudiantes. Perros de caza adiestrados para la cacería humana. Una vez conseguido el objetivo, esperan la llegada de su amo, quien remata la faena. Es decir, sacar la porra y darle una buena tunda de palos. El ritual es simple, primero costillas, luego los riñones, después las extremidades inferiores y por último las superiores. Sin olvidar, claro está, de incursionar en las partes nobles. Tanto estudiante en la calle no es bueno. Chile pierde imagen y se crea la sensación de caos. Mejor pecar por exceso de celo. Las cifras entre detenidos y heridos superó casi el millar en las dos jornadas de huelga general.

Mientras esto sucede a plena luz del día, una nueva generación de dirigentes estudiantiles hace gala de madurez política. No en vano 80 por ciento de la sociedad chilena les avala y defiende. El fracaso del sistema educacional chileno articulado a la lógica del mercado es palpable. La educación se ha convertido en un negocio, ya no se trata de formar en valores democráticos ni en principios solidarios. Por el contrario, se busca el beneficio y la rentabilidad a costa de perder la honra.

La derecha pinochetista y los partidos de la Concertación han sido cómplices de esta política de rapiña educativa que supone una guerra a la educación con valores éticos. Resulta innoble que los que hasta hace unos años dirigieron el país y dieron por bueno este sistema, ex ministros, diputados y senadores del PPD, el Partido Socialista y la Democracia Cristiana, digan compartir las inquietudes y reivindicaciones de los estudiantes, sumándose al carro en el último minuto. No se puede ser mas hipócrita. Nuevamente Camila Vallejo apostilla. El pueblo chileno se cansó de eso. Hoy día creemos que es necesario cambiar el sistema político, cambiar el sistema económico para que justamente la redistribución del poder sea más justo, la distribución de la riqueza más justa y que tengamos condiciones dignas para desarrollarnos como seres humanos, y eso hoy en día no está garantizado. Llevamos 30 años con este modelo y ya no da abasto, la gente no lo quiere y quiere hoy día ser parte de la construcción de algo nuevo.

La clase política en Chile está en entredicho y no tiene muchas salidas, salvo incrementar la represión, cuestión que lamentablemente no podemos descartar. Hoy el pueblo chileno y lo mejor de su juventud está en la calle, defendiendo la dignidad y dejando al descubierto uno de los sistemas educativos mas injustos, elitistas y excluyentes. Sin duda, lo que Salvador Allende, en pleno bombardeo de La Moneda, vaticinaba para Chile, se está cumpliendo. Cuando mostraba su fe en Chile y su destino, señalaba a los estudiantes, entre otros, como depositarios de las futuras luchas democráticas. Sus nuevas generaciones han tomado el testigo y cumplen su voluntad, abrir las grandes alamedas por donde pueda pasar el hombre libre. Vivan los estudiantes chilenos.

La universidad no puede seguir dependiendo sólo del Estado

Gloria Bastidas
El Nacional, 14/08/11

Entrevista a José Virtuoso

Francisco José Virtuoso hace varias pausas durante la entrevista: su teléfono repica de vez en cuando o suena cuando le entran mensajitos de texto. 

El sacerdote está pendiente del aparatico ­un Blackberry adquirido hace poco­ y al mismo tiempo es capaz de llevar el hilo de la conversación con verdadero estoicismo. El rector de la Universidad Católica Andrés Bello no es un miembro de la generación iPod: nació en 1959, en La Pastora. Pero tampoco le teme a la tecnología. Ni a los cambios. Ni al futuro. Hijo de siciliano y de trujillana, el jesuita se ha trazado una meta titánica: montar a la UCAB en el riel de la sociedad global. "En nuestras universidades quizás a lo máximo que se ha llegado es a sustituir el pizarrón tradicional y la tiza por pizarras y marcadores acrílicos", dice, sin desdén, pero con la determinación de quien sabe que algo está cambiando en el mundo y que la academia no puede ­no debe­ quedarse en el hombrillo. Virtuoso es, como cabe suponer, dada la orden religiosa a la que pertenece, gran admirador de Ignacio de Loyola. 

"Es un santo para los tiempos modernos". 

--¿Cómo debería ser la universidad del siglo XXI? --El mundo está cambiando a pasos agigantados. Los retos en materia de profesionalización, de educación, de formación, son muy grandes. 

Anteriormente, el profesor tenía el conocimiento y lo impartía de una manera más o menos magistral en el aula de clase. Hoy día, la producción de conocimiento se ha diversificado enormemente. Por eso hablamos de una sociedad del conocimiento. Porque ahora el conocimiento se produce en una empresa, en una organización no gubernamental, en un medio de comunicación. 

La profesionalización es una labor cada vez más compleja. El mundo se ha globalizado. Antes, la gente se formaba para ser profesional en su país. 

Ahora, por la interrelación que caracteriza al mundo globalizado, se requiere un profesional que se pueda desenvolver en su país, en la región y en el mundo entero. ¿Por qué? Porque así está funcionando la economía en el planeta. Y si la universidad quiere responder a estas nuevas exigencias, tiene que estar dispuesta a ofrecer ese perfil que los jóvenes de hoy demandan.

La universidad del desperdicio

Alexis Guerra*
El Nacional, 17/08/11
La preocupación por lo que ocurre con las universidades en el país está más latente que nunca. Se incrementa en la medida que pasa el tiempo y el desconcierto se prolonga en ausencia de señales que anuncien posibilidades, propuestas, atisbos de un cambio, de una transformación, que ni siquiera en el discurso presenta modificaciones, al limitarse los protagonistas y actores de primera línea a argumentos que, por lo repetitivo, configuran una especie de círculo vicioso. 


La inquietud está al margen de un proceso de negociación que avizore las dificultades que confrontan las partes en conflicto: gremio-gobierno, sin espacios de convergencia, sin planteamientos alternativos para contribuir a solventar una crisis que encuentra en el desgaste y debilitamiento institucional un efecto imperceptible para muchos. Como para evocar, en paráfrasis plural, a Monterroso: Cuando despertaron todavía los dinosaurios estaban allí. 

Adelantamos una hipótesis generalizada y, además, avalada por el sentido común: la universidad cuenta con el talento suficiente para transformarse, que equivale a decir salir de la crisis. De allí siguen todas las interrogantes que usted quiera formular como guía. Por ejemplo: ¿Por qué no lo hace? Las respuestas son diversas dada la multiplicidad de intereses y factores en juego, al igual que variadas son las paradojas que esa realidad va recreando. 

En el debate, el factor cultura organizacional, de acuerdo con los especialistas en "gerencia del cambio", representa uno de los anclajes de mayor peso específico a la hora de instrumentar proyectos de transformación. En la propia naturaleza de las instituciones que integran el sector público venezolano, la dependencia del Estado está en íntima relación con el denominado modelo rentístico, en términos económicos, a cuya sombra se procrearon valores típicos de la venezolanidad. La valoración del costo de producir y el esfuerzo y el sacrificio implícito en ello fue superada, con creces, por la mentalidad del desperdicio gracias a la disponibilidad de los ingresos petroleros. Las universidades se concibieron como fábrica para graduar profesionales que atendían el llamado del mercado o pasaban a engrosar la burocracia estatal en todos sus ámbitos y subniveles. 

¿Cuál es la magnitud del arsenal de talento humano existente en las casas de estudios superiores? Seleccione usted cualquier universidad, por facultades y tendrá una idea. Si desea, no incluya al personal administrativo. El número de médicos, matemáticos, abogados, ingenieros, administradores, contadores, veterinarios, filósofos, arquitectos, farmacéuticos, entre otros, arroja una cifra impresionante, en comparación con cualquier otra organización o empresa venezolana. 

Si la crisis universitaria se expresa en la insuficiencia presupuestaria y en los desniveles salariales, tal como reiteradamente se sostiene, sin que ello pueda negarse, las exigencias y demandas de autoridades y gremio cada vez que sean atendidas por el gobierno, seguirán siendo un paliativo. Por esta vía, admitámoslo de una buena vez: ningún gobierno, ningún Estado, bajo tales condiciones, a futuro, soportará esa carga. 

Al lado de la gerencia del cambio, la literatura especializada, en sintonía con la morfología de la sociedad actual, refiere a la gerencia del conocimiento. ¿Cómo está la universidad en este aspecto? Hablamos de la institución cuya finalidad es generarlo, transmitirlo y difundirlo, que para eso están sus funciones clásicas de investigación, docencia y extensión. 

Un dato: un texto de consulta obligada para los estudiantes de IV semestre de Medicina, Tratado de fisiología médica, de Guyton y Hall, cuesta 1.300 bolívares. 

¿Y nuestros especialistas? En general, resulta paradójico que la universidad genere poco conocimiento. 

Una universidad que no utilice su talento humano para producir nuevas ideas, proyectos y recursos (innovar) termina siendo la universidad del desperdicio. (*) UCLA

viernes, 26 de agosto de 2011

Polémica por la cantidad de graduados en universidades

Pablo Sigal / María Pautassi
Clarín. com / Argentina / 26/08/11

Todo comenzó en el Encuentro Nacional por la Educación “Balances y desafíos” que se realizó esta semana en la Universidad de Córdoba. Una de las ponencias, a cargo de especialistas de la Fundación Mediterránea, cuestionó la “eficiencia” del sistema universitario argentino, en base al análisis de datos oficiales del Ministerio de Educación. “ Egresan en promedio 6 alumnos por cada 100 estudiantes al año y el tiempo promedio de estudio de estos egresados es de un 60% mayor en el caso de las universidades públicas y de un 40% superior en el caso de las privadas”, señala un trabajo firmado por María Luz Vera y Gabriela Galassi, texto que además compara el sistema argentino con el chileno.

Vera le dijo ayer a Clarín : “Hoy se cargan las tintas sobre las inequidades del sistema universitario chileno –en alusión a las movilizaciones y protestas que generó en las últimas semanas– pero existe una necesidad de cambios en ambos países”. El informe dice que “una universidad totalmente gratuita y de libre acceso invita a matricularse a una gran cantidad de personas, muchas de las cuales no harán uso eficiente de los recursos que brinda el Estado al sistema”.

Educación universitaria gratuita

Rafael Díaz Casanova
El Universal, 26/08/11
Una de nuestras preocupaciones, desde hace muchos años, ha estado enfocada en la educación, sus costos y su financiamiento. Vivimos las bondades de la educación privada y de la pública. Ya, en aquellos lejanos años, pensábamos sobre las ventajas y desventajas. Diferencias y necesarias convergencias. 

Desde hace casi treinta años hemos aportado nuestro muy pequeño granito de arena a una institución que vive a contracorriente en esta extravagante nación. Educrédito ha sido escenario y preocupación de nuestras actividades. 

Educrédito ha intentado por todos los medios y ha tenido éxitos, pocos pero importantes para sus beneficiarios, y ha tratado de difundir un esquema de financiamiento del que los gobiernos y los ciudadanos son poco receptivos. 

Financiar y suministrar una educación de primera calidad es costoso y complicado. Si bien los maestros y profesores perciben sueldos y retribuciones materiales mezquinas, solo las retribuciones espirituales le completan la satisfacción de sus metas vitales. 

El Estado no tiene los recursos necesarios para suministrar esa educación de calidad a todos los ciudadanos que la requieran, que son TODOS. 

Desde que comenzamos a emborronar cuartillas y que EL UNIVERSAL acogió y reprodujo nuestras ideas, hemos plateado las condiciones que son necesarias para que un ciudadano reciba educación superior gratuita. Ellas son relativamente simples: Para que un ciudadano reciba educación superior gratuita debe necesitarla, merecerla y el área de su potencial experticia debe enmarcarse dentro de las necesidades de la nación. 

Hemos gritado las palabras "necesitarla" y "merecerla". Las hemos colocado, a propósito, en ese orden. Todo ciudadano que pueda pagar su educación, debe pagarla, total o parcialmente. Para morigerar el efecto de las distintas capacidades, los ciudadanos pueden recibir becas totales o parciales atendiendo los mismos dos criterios. 

Seguimos con fruición cada artículo, reportaje o historia que tenga que ver con los temas de la educación. 

En estos días, veíamos en la televisión de mejor calidad un reportaje sobre la prestigiosa universidad de la música que está en Salzburgo, el Mozarteum, donde gratuitamente reciben instrucción y educación quienes quieren ser ejecutantes de instrumentos musicales en el ámbito de la música "selecta". El detalle está en que para ser aceptado como alumno en dicho centro, debe ubicarse el candidato en un concurso previo que solo selecciona, anualmente, diez de doscientos cincuenta candidatos propuestos.

jueves, 25 de agosto de 2011

La LOCTI en el banquillo del TSJ

Gioconda San Blas
Tal Cual, 25/08/11
La reciente reforma a la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI), aprobada por la Asamblea Nacional entre gallos y medianoche el 16-12-2010, sin debate ni consulta, en el arrebato final que precedió a la instauración de la nueva Asamblea el 5-1-2011, ha sido sometida al escrutinio de diversos sectores de la vida nacional, en una expresión inédita de interés por el devenir de la ciencia y la tecnología (C y T), que desborda a nuestra reducida comunidad científica. Son tantas las observaciones de posible inconstitucionalidad de la LOCTI que a estas alturas ya son tres las demandas de nulidad introducidas ante el TSJ. Una de ellas, por el propio presidente de la Comisión de C y T de la Asamblea Nacional, Tobías Bolívar, quien consideró que al violentarse los mecanismos legales de discusión y aprobación de leyes, la LOCTI debía ser declarada nula para reiniciar un proceso apegado a las normas legislativas. La respuesta del diputado Geovanni Peña, vicepresidente de la comisión, no se hizo esperar: planteando una presunta violación del reglamento de la AN y descalificando la acción como propia de quien sirve de comparsa a la oligarquía, propone la desincorporación del diputado Bolívar. Al mejor estilo chavista, quitar del medio a quien disienta y de paso, dar fe de la transparencia con que se aplica ahora la ley, como nunca antes...

Uno de los puntos más controvertidos de la versión 2010 de la LOCTI se refiere al manejo distributivo del inmenso caudal que genera la aplicación de la ley, que en cálculos muy conservadores no sería menor a un mil millones de dólares. Mientras la versión anterior (2005) permitía a las empresas decidir el destino final de su aporte en proyectos de su interés, enlazando el sector productivo con los operadores de C y T, la ley vigente cambia este concepto por el de un impuesto a ser manejado por la autoridad única del fondo. Claro que la LOCTI 2005, por imprecisa, dio lugar a inequidades.

Reinversión en sus propias empresas, ausencia de una cartera de proyectos a ser negociados públicamente por méritos y no individualmente por "cabildeo" o cercanía a la fuente, instituciones oficiales que desviaron sus recursos LOCTI para gastos administrativos ajenos a la actividad científica, fueron algunos de los artilugios que torcieron el espíritu de la ley. Pero eso podría haberse corregido con una modificación de los respectivos artículos. Cambiar la ley ha significado no sólo canalizar los fondos LOCTI hacia un gobierno que hasta ahora ha dado sobradas pruebas de dilapidador e ineficiente, sino también deshacerse de una visión sistémica del desarrollo científico basada en redes de conocimiento e intercambio, para retrotraerse a un esquema de mecenazgo estatal tradicional, sujeto a una eventual manipulación política del sistema.

Continuaremos con el tópico. 

lunes, 22 de agosto de 2011

Cavando la fosa

Jaime Requena
Tal Cual, 22/08/11
Mientras unos hacen todo lo que tienen a su alcance para fomentar políticas públicas que permitan salir del foso donde nos encontramos, los que mandan siguen haciendo todo lo que pueden para enterrarnos más hondo dentro de esa fosa. Es así que, la reforma de LOCTI ha hecho casi insalvable la brecha que distancia a los industriales venezolanos que producen bienes y servicios, de los investigadores nacionales que, por la vía de la ciencia y la técnica, pueden mejorar los procesos de ellos haciéndolos más eficientes. 

Otro desacierto se dio con los cambios en los programas gubernamentales de financiamiento o incentivo a la ciencia. Este último concebido para estimular a quienes entre nosotros dejan el lucro a un lado del camino para, íntegramente, dedicarse a resolver importantes problemas de salud o agro-alimentarios (y de paso enseñar su oficio). Sin embargo, promesas incumplidas, cambios repentinos de parecer o requisitos impensables lograron todo lo contrario; confusión entre los más jóvenes investigadores y desánimo en los más experimentados. Y no es para menos. 

Por ejemplo, cuando hace poco se creó el Programa de Estimulo a la Investigación (PEI), se proclamó que sólo recibirían el beneficio monetario quienes tuvieran proyectos de investigación. Y es que una revolución que se respete, sólo podía premiar el producto ­la investigación­ y no al responsable ­el investigador. Hace unos días, sin embargo, se anunció que a todos los miembros del PEI ­con o sin proyecto de investigación en su haber­ se les daría una platica ¡Hasta allí llegó lo ideológico! Si bien los burócratas del ONCTI / FONACIT se vanaglorian que Venezuela es el país del mundo que más invierte en ciencia y tecnología, la realidad ­vista como resultados o publicaciones­ es otra; somos el único país de la región que cada día produce menos ciencia y tecnología. En efecto, para el año 2009, registramos unos mil doscientos trabajos en cualquier área del conocimiento, producidos desde el país y publicados en revistas periódicas especializadas ­nacionales o extranjeras. Para el año pasado, los registros apuntan a un nivel similar mientras que para este año, 2011, se están proyectando alguito más de mil publicaciones. 

Esto es un hecho insólito dentro de la historia de la ciencia en Venezuela. Desde tiempos inmemoriales, nos habíamos distinguido por ser unos de los grandes en ciencia en la región y producir cada año unas cuantas patentes y publicaciones más que el anterior. Empero, qué otra cosa se puede esperar cuando los burócratas de la Esquina de El Chorro, en vez de promover e incentivar el desarrollo tecnológico y la investigación científica, se dedican sistemáticamente a desestimularlas y entorpecer su curso. 

Del ministro para abajo, el pasatiempo favorito es recompensar a quienes los alaban, especialmente si no se han distinguido como científicos o tecnólogos, y aplicarle el garrote financiero, a quienes teniendo una vida productiva dedicada a la investigación en ciencia, tecnología e innovación, osan pensar diferente a ellos.

Jaque a la universidad

Fernando Rodríguez
Tal Cual /Editorial / 22/08/11

No es mate, ni mucho menos. Pero hay que jugar inteligentemente para que esa torre negra, La Sala Electoral del TSJ, no haga de las suyas. Siempre ladina la nefasta pieza jugó en vacaciones, donde no hay nadie en la ciudad universitaria y las respuestas no pueden sino ser muy atenuadas por los afanes de agosto. La universidad ripostó bien: las vacaciones son para irse lejos, para el mar, la montaña o la tierra natal y postergó hasta muy entrado septiembre el tratamiento del problema. Se cubrió con un alfil. Pero ahora juega el enemigo.

Se trata de que el TSJ quiere convertir las universidades autónomas en galleras populistas, donde se borre el menor rasgo de mérito y las autoridades universitarias sean electas por profesores (muy minoritarios), además de todo tipo y así sean contratados por un trimestre, estudiantes, empleados, obreros y egresados, votando en paridad (sic). Contrariando, de paso, ese triste escupidero que ha terminado por ser la Bicha, que establece que la comunidad universitaria la componen profesores y estudiantes, es decir, los que elaboran su producto específico: el saber y la trasmisión del saber en libertad. Además en una estructura jerárquica, donde unos profesores pueden más que otros, de acuerdo a tiempo y currículos, y deben obviamente organizar y conducir el acto de educar en una medida mayor que los educandos. De manera que alterar la forma existente de elección de sus autoridades desnaturaliza profundamente su función y destino, la putea. Al parecer no existe en este mundo semejante fórmula populista, ni en las democracias más avanzadas, ni por supuesto en los regímenes totalitarios en que manda el Autócrata, como pasa en nuestras universidades no autónomas, que tienen más de cuartel que de fábricas de la sabiduría. Pero no vale la pena continuar esta disparatada disputa.

Por lo demás el Tribunal Supremo hace una de esas inmortales contorsiones que lo ha hecho tan sublime, trapecista inigualable del servilismo y la anticonstitucionalidad, para lograr ese mandato. La ley de educación universitaria aprobada por la inmortal asamblea unicolor (rojo para entonces) fue derogada por el propio Esteban, para vergüenza de su batallón parlamentario. El tribunal apela entonces a la Ley de Educación que contempla el mismo exabrupto, que viola igualmente la Constitución ­y de paso­ la rechazada reforma de ésta en el referéndum de mierda (Chávez).

Como se sabe el Tribunal ha suspendido todas las elecciones que se ha pretendido hacer de acuerdo a la ley de universidades vigente y obliga a las máximas casas de estudio a hacer masoquistamente el nuevo reglamento electoral que las degradaría. Un impase serio porque las universidades necesitan autoridades para funcionar.

Ante esto nosotros diríamos tres cosas: uno, que es factible reformas del claustro sensatas, por ejemplo que aumenten en alguna proporción la participación estudiantil, y que allí deben actuar las autoridades rectorales; dos, que hay que impedir que los estudiantes, y otros sectores, se dejen tentar por unas migajas de poder demagógico que los convertirían en cómplices del magnicidio; y que no es posible que consejo universitario con algo de dignidad cumpla esa obscena función que le quiere imponer la Ignorancia Empoderada: no hay escogencia si el gobierno gorila quiere la cabeza de la universidad venezolana.


viernes, 19 de agosto de 2011

¿Defender la Universidad?: Entre imposiciones mercantiles y utopía académica

Daniel Bensaid
Después de la aprobación en el verano de 2007 de la ley LRU, llamada de "autonomía de las universidades", muchos universitarios, prefiriendo ignorar el carácter orwelliano de la retórica sarkozysta, han confundido amablemente la palabra y la cosa: en el mundo de Sarkozy, la autonomía es heteronomía; y la ley Pécresse, la autonomía contra la autonomía: menos poder pedagógico para los enseñantes, más poder burocrático y administrativo, mayor dependencia de la financiación privada y de los dictados del mercado. Hace más de diez años, el Areser denunciaba la confusión entre autonomía concurrencial y libertad académica: “Invocar la autonomía de las universidades se ha vuelto hoy un arma administrativa para justificar la ruptura del compromiso global del Estado y para dividir a los establecimientos concurrentes entre sí desde el punto de vista de la distribución de los medios financieros”. (1)

Autonomía con salsa boloñesa

Pasado Mayo 68, los ministerios Farre y Guichard manipularon la aspiración del movimiento contestatario en beneficio de una “adaptación de la universidad a las necesidades de la economía capitalista” : “Las palabras clave de esta reconversión son la autonomía y la autogestión. Se trata de reducir el ‘cuerpo dentro del Estado’, que era la Universidad tradicional con sus prerrogativas, a una serie de unidades asociadas a las economías regionales, y de reconducir el movimiento estudiantil a un corporativismo provincializado”. La autonomía proclamada por los renovadores era un pretexto para “poner fin a la autonomía caduca de la universidad liberal y para abrir la universidad a sus usos patronales” (2). Este era el significado, dicho en claro, de la seductora fórmula de “apertura a las fuerzas vivas de la nación”. De reforma abortada en reforma abolida, han tenido que pasar cuarenta años para conseguirlo. En ello estamos, con la ayuda de la Europa liberal y el proceso de Bolonia.
Texto completo

Autonomía, heteronomía, y los dilemas de la educación superior en la transición al siglo 21

Daniel Schugurenski
Durante las dos últimas décadas del siglo 20, el sistema de educación superior canadiense, al igual que los de muchos otros países, ha debido confrontar la tensión generada por la doble dinámica del aumento de la población estudiantil y la disminución del financiamiento gubernamental. El proceso de resolución de esta tensión tiene al menos tres dimensiones: una dimensión técnica (que implica que tanto actores universitarios como extra-universitarios deben examinar alternativas, enfrentar dilemas, generar consensos y tomar opciones), una dimensión política (que se relaciona, en parte, con el poder relativo de los distintos actores involucrados para defender o atacar las diferentes opciones, y una dimensión filosófica-ideológica (que se relaciona con los propósitos últimos de la educación superior). El proceso no es lineal ni carente de conflictos. En el centro del debate está uno de los dilemas más difíciles que deben enfrentar los gobiernos democráticos y las universidades: cómo armonizar los objetivos del sector público, los intereses privados, y el ethos académico. 
 
En Canadá, como en tantos otros países, las transformaciones ocurridas en el sistema de educación superior en los últimos años se han originado fundamentalmente en las dificultades financieras por las que atraviesan las instituciones, una dinámica que se origina en parte en la explosiva expansión de la matrícula, pero que no es totalmente ajena a las agendas de cambio propuestas por agencias internacionales, por la burocracia gubernamental y por grupos empresariales. Desde una mirada internacional comparada, los cambios ocurridos en la educación superior canadiense durante los noventa no se diferencian significativamente de los que han tenido lugar en otros países que han experimentado la erosión paulatina del estado de bienestar: reducción presupuestal, deterioro de la infraestructura, privatización, aumento del arancelamiento estudiantil, intensificación de las relaciones con el sector empresarial, transferencia de recursos de la investigación básica a la investigación aplicada, énfasis en las disciplinas con más proximidad al mercado, financiamiento condicional, segmentación vertical del sistema, mayor competencia interinstitucional e intrainstitucional por recursos, nuevas formas de gerenciamiento, creación o expansión de universidades privadas, debilitamiento de la función de extensión (servicio a la comunidad), y en general una transición hacia un modelo de educación superior que pareciera converger cada vez más hacia la heteronomía. Al mismo tiempo, el proceso de cambio de las instituciones canadienses presenta algunas características singulares que son producto de las peculiaridades propias del sistema de educación superior canadiense, como por ejemplo su extrema federalizacion o el virtual monopolio público en la provisión de servicios. 

jueves, 18 de agosto de 2011

Atropellos que amenazan con dejar en letra muerta la autonomía universitaria*

Eleazar Narváez

Exaspera la absoluta impunidad con la que actúa el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en la comisión de arbitrariedades que violan la autonomía universitaria en el país, desconociendo lo consagrado en la actual Constitución y lo establecido tanto en la aún vigente Ley de Universidades como en la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2009.

Sin haberse derogado la Ley de Universidades de 1970 y, además, sin respetarse lo previsto en las disposiciones transitorias Segunda (acerca de las legislaciones especiales) y Tercera (sobre el Reglamento) de la LOE, el TSJ ordenó las suspensión de las elecciones previstas en varias universidades, con el argumento de que éstas no estaban basadas en un reglamento electoral acorde con lo estipulado en el numeral 3 del artículo 34 de la citada LOE, en el que se señala que una de las funciones de las instituciones universitarias, en el ejercicio de su autonomía, será: “Elegir y nombrar sus autoridades con base en la democracia participativa, protagónica y de mandato revocable, para el ejercicio pleno y en igualdad de condiciones de los derechos políticos de los y las integrantes de la comunidad universitaria, profesores y profesoras, estudiantes, personal administrativo, personal obrero y, los egresados y las egresadas de acuerdo al Reglamento. Se elegirá un consejo contralor conformado por los y las integrantes de la comunidad universitaria”.

Pues bien, el TSJ no reparó en el hecho de que todavía, desde que fue sancionada la LOE, no se ha aprobado el Reglamento al que ésta alude, asunto que, por cierto, no es competencia de las universidades; y tampoco se ha cumplido con las disposiciones transitorias Segunda y Tercera del señalado instrumento legal que dicen, respectivamente, así: “En un lapso no mayor de un año a partir de la promulgación de la presente Ley, se sancionarán y promulgarán las legislaciones especiales referidas en esta Ley”; y “En un lapso no mayor de un año a partir de la promulgación de la presente Ley, se sancionará y promulgará su Reglamento”.

En la ausencia de este Reglamento y sin derogarse la Ley de Universidades de 1970, al no haberse cumplido aún con lo previsto en el artículo 35 de la LOE, que indica que la educación universitaria estará regida por leyes especiales, el TSJ no sólo impide las elecciones universitarias basadas en la Constitución y en la actual Ley de Universidades, sino que comete el inadmisible atropello de ordenarle recientemente a la rectora de la Universidad Central de Venezuela que convoque al Consejo Universitario para que se proceda, en determinados plazos, a elaborar y aplicar un nuevo reglamento electoral con apego a lo señalado en la LOE (Véase documento adjunto)

Atropellos brutales como éstos son los que nos llevan a plantear que cada vez más en la Venezuela de estos tiempos la autonomía universitaria tiende a convertirse lamentablemente en letra muerta. Una triste realidad sobre la que los universitarios venezolanos debemos reflexionar, debatir y actuar con el firme compromiso de enfrentar con coraje esas arbitrariedades; pero eso sí, no solamente de modo reactivo, con la denuncia permanente, con el ejercicio inquebrantable de la crítica seria, sino también con propuestas concretas y oportunas sobre ese y otros asuntos fundamentales de la vida universitaria.

Acerca de esto último, debemos reconocerlo con valor, no andamos del todo bien. Creo que al respecto estamos en deuda con nosotros mismos y con la sociedad venezolana. Sin duda, nos falta algo, como he tenido a bien expresarlo en otras ocasiones. Ese algo tiene que ver con la necesidad de un mayor conocimiento, sistematización y divulgación de nuestras ideas acerca de la universidad que queremos y reclama el país, muchas de las cuales, no obstante, han sido ventiladas en múltiples reuniones y debates que se han dado en distintos momentos en nuestras casas de estudio.

*Artículo publicado en El Nacional el 08/09/11, con el título "La autonomía universitaria en letra muerta"

miércoles, 17 de agosto de 2011

La crisis de la Universidad

Fernando Mires
La verdad es que el punto arquimédico entre la universidad medieval, la universidad como aparato de Estado, y la universidad-empresa, aún no ha sido encontrado. Quizás no exista. Puede incluso que lo que ha de caracterizar a las universidades del futuro sean combinaciones de diferentes formas institucionales, estableciéndose así una suerte de permanente equilibrio inestable dentro de ellas.

1. Universidades arcaicas

Aún hoy, en el siglo XXl, muchas universidades europeas arrastran consigo una pesada carga medieval

En la mayoría de las universidades europeas las relaciones entre catedráticos corresponden a las de “pares entre pares”. Cada uno es dueño de un territorio específico dentro del cual domina casi sin contrapeso un determinado“señor”, en este caso un profesor. La cátedra es otorgada de por vida, y no son pocos los casos de eminentes profesores que designan incluso a sus sucesores, destinados a mantener la línea impuesta por el “gran maestro” (que no siempre es tan grande ni tan maestro). Del mismo modo, entre catedráticos se concertan alianzas y pactos cuyos objetivos son aumentar el poder personal tanto fuera de la universidad como dentro de ella. Cada catedrático posee además un séquito especial formado por asistentes, auxiliares, secretarias, tutores, etc. (la nomenclatura varía de universidad a universidad). Al igual que en el medioevo, el séquito, o hueste personal, es adqirido por contrato, pero en el fondo está basado en relaciones personales y, por supuesto, en la incondicionalidad absoluta del “siervo” al “señor”. Lo que no siempre está claro es a qué periodo medieval corresponde la estructura descrita. A veces da la impresión de que en ella se mantienen las formas de la más temprana Edad Media. No obstante, otras veces he llegado a pensar que estamos en el periodo de plena decadencia del feudalismo. Esta última impresión la he confirmado observando la enorme proliferación de títulos académicos equivalente a la superabundancia de títulos de nobleza que caracterizó a la “tardía Edad Media”, particularmente en países como España, Italia y Portugal. Así como en ese periodo las cortes y los patios de los castillos estaban repletos de nobles con título, pero sin riquezas ni tierras, señores de capa y espada (con criado, cochero y toga, aunque muertos de hambre), hoy en día los campus universitarios se ven atestados de doctores sin sueldo ni puesto de trabajo; y lo que es peor: sin capa y sin espada.

martes, 16 de agosto de 2011

El debate de la enseñanza es muy distinto

Víctor Pérez-Díaz / Juan Carlos Rodríguez
El País, 16/08/11
Hace unos 20 años iniciamos una senda de estudios de sociología de la educación de la que ha resultado una amplia colección de libros, patrocinados por la Fundación Santillana, Funcas y otras instituciones, públicas o privadas. En todos los casos, nosotros somos los responsables, y no nuestros patrocinadores, de las afirmaciones vertidas en sus páginas, que creemos ajustadas a la razón y a los hechos, y que estamos dispuestos a rectificar, por supuesto, a la vista de mejores razones y datos, siempre buscando un diálogo constructivo y ecuánime, sabiendo que nuestro diagnóstico y nuestro enfoque son, como todos, discutibles. El diagnóstico de estos estudios ha solido ser bastante crítico con los resultados educativos del país, y su orientación general ha sido bastante nítida, caracterizándose por reconocer la importancia de los factores económicos y políticos, pero, sobre todo, por enfatizar la relevancia del diseño institucional y de la cultura de los agentes educativos a la hora de proporcionar a los españoles una buena educación.

lunes, 15 de agosto de 2011

El doctorado en educación, ante la inquisición científica

Luis Porter
LAISUM, México, 13/08/11
Los doctorados de antes estaban pensados para formar Leopardos y Leones, príncipes y reyes del conocimiento. La heráldica del posgrado actual se dibuja con gatos, chacales y hienas. De un régimen feudal, hecho de palacios, pasamos a un sistema capitalista, hecho de supermercados. La universidad se debate entre formar seres humanos que buscan la sabiduría o políticos comerciantes que buscan su propio beneficio. En el posgrado actual predomina lo último.

Para desarrollar esta idea me referiré al posgrado en ciencias sociales, pensando en el área de educación, que mejor conozco. El doctorado es el grado académico más alto que se consigue en la universidad, tiene valor en la medida en que es cursado como proceso para refinar los sentidos, profundizar la razón y ser capaz de ver el mundo tal como es y también como quisiéramos que fuera. Tradicionalmente, la concesión de un doctorado implica el reconocimiento de un candidato como igual por parte de la facultad de la universidad en la cual ha estudiado. Es decir, el que cumple con sus requisitos pasa a ocupar un sitio al mismo nivel de sus maestros. Esto hace dependientes a los candidatos a doctor de la importancia de la universidad a la que acudan y de la calidad moral e intelectual de su planta académica. Es decir, si el doctorado está constituido por sabios y conocedores, en un clima y un contexto donde prevalece los valores más altos del intelecto y la sensibilidad humana, el que cumpla con una estancia prolongada entre este tipo de personas y de ambiente, podrá aspirar a ser como uno de ellos. Quien logre su aprobación, será llamado con razón, doctor.

Sin embargo, en las definiciones aun vigentes de lo que se entiende por doctorado, se lo reduce al individuo “capaz de hacer investigación científica”. La idea de llegar a ser una persona puramente reflexiva, o un profesional practicante, es fuente de controversia en la medida en que la inquisición empírica re¬sulta en proponer tesis que en principio no se pueden someter a prueba, por lo que siempre podrán considerarse científicamente dudosas. Lo anterior acrecienta el dilema sobre la importancia y la necesidad de poder aplicar en las llamadas ciencias sociales, y particularmente en la educación, conceptos tan arbitrarios como “rigor metodológico”, “verificabilidad/refutabilidad”, “suficiencia empírica”, u “objetividad”. La lógica aplicada por aquellos que insisten en referirse a “profesionales de alto nivel” debe de reconsiderarse, para aclarar el concepto de “alto nivel” y apartarlo de alguna otra demanda arbitraria como la que define la “buena ciencia”. Sostendremos que un doctorado válido, aceptable y necesario, es el que forma personas sabias, es decir, de alta sensibilidad artística, social y filosófica. Esto obliga a abandonar todos aquellos términos tan arrogantes como prosaicos, propio de la burguesía universitaria, para ingresar a la dimensión de lo poético, de lo profundo sensible y del criterio que solo adquiere el que llega a saber ver y vivir la vida.

Hacemos a un lado, entonces, los vanos esfuerzos de aquellos que pretenden asegurar que un conocimiento nuevo, para que sea válido, debe de ser objetivo, refutable, puesto a prueba, expuesto al escrutinio profesional, etc. y entramos a la lógica que hace de un doctor alguien cuya forma de vida le permite el ejercicio libre de sus capacidades humanas, de las que sobresale la sensibilidad artística, la capacidad ética y poética unido a un amplio conocimiento de la vida y el mundo, que lo ubica entre aquellos escogidos que transitan en el camino del arte de la literatura y de la filosofía, que es decir, la sabiduría. En esta lógica un doctor será aquél capaz de enfrentar la vida y verla como es y también como quisiera que fuera, y que en su libre interpretación del mundo, que no puede pasar por ninguna criba legitimadora tan arbitraria y manipuladora como el método científico, sabe ver su realidad como quien ve un río hecho de tiempo y agua, sin olvidar que el tiempo es otro río, es decir, sabiendo que se perderá igual que el río, junto con los otros rostros que lo acompañan.
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jueves, 11 de agosto de 2011

¡Urgen recursos y diálogo!

Humberto Muñoz García
LAISUM, México, 04/08/11

La inercia guía algunos procesos de la vida nacional. Es alimentada por la falta de acuerdos, debido a las fracturas políticas que existen en el país. No se generan orientaciones de cambio, propuestas para salir de los problemas, que se mantienen a flote, como es el caso de varios que existen en la educación superior. Cerramos los ojos ante ellos y, ahora, como en la historia, nos dicen que no es el tiempo propicio para entrar a resolverlos. ¡Ya vamos hacia las presidenciales y hay que esperar! En espera de que no truenen.

Urge dialogar para desatorar los nudos gordianos que impiden el desarrollo de la academia. Hemos reiterado uno de ellos. Los académicos no reclamamos, pero estamos molestos. Hemos perdido autoridad en las instituciones. La excesiva normatividad, la burocratización excedida y el descuido en los procesos de evaluación nos han conducido a comportarnos para obtener puntos, a hacer todo aquello que nos piden para conseguir un ingreso digno. A la inversión en el “yo” antes que a los fines institucionales. Y ahí la llevamos, mientras no quieran escuchar que el modus operandi está mal.

La molestia puede crecer y abatir el conformismo habitual. A raíz de una queja de la Universidad de Guadalajara (UdeG) ante la Secretaría de Educación Pública (SEP), nos hemos enterado que en esa casa de estudios priva un problema presupuestal para pagar puntual y oportunamente los “estímulos” al personal académico. ¿Existen otras universidades en el mismo caso? Un texto incluido en la página del Laboratorio de Análisis Institucional del Sistema Universitario Mexicano (LAISUM) informa que el problema es de dimensión nacional y que hay otras diez universidades estatales que son las más afectadas por el mismo. Esto es, el problema puede hacer mella en todos y cada uno de nosotros.

El lector recordará que en estas páginas he insistido en el agotamiento de las políticas educativas que se han implantado desde hace decenios. Son políticas que fueron pensadas para una coyuntura, pero se alargaron demasiado en el tiempo. Quienes las han mantenido y aplicado han creado un monstruo que está devastando la academia.

La falta de dinero para los estímulos, como sugiere el escrito citado, se debe a que hay más académicos a quien estimular y más acumulación de “méritos” entre los académicos establecidos. Y, claro, hemos conseguido los méritos porque nos hemos dedicado a trabajar muy fuerte, lo cual se ha vuelto contradictorio con las limitantes financieras que impone el gobierno. Entre los efectos negativos del sistema de becas al desempeño se halla la sobreexplotación del trabajo académico, en las instituciones públicas y privadas, que, entre otras cosas, se refleja en la salud, física y mental, de los profesores, que a su vez se refleja en los alumnos. Si a tales efectos se agrega la falta de dinero para los estímulos, estamos ante un problema muy serio, potencialmente explosivo en el campo político.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha mantenido sus criterios para no elevar los montos con los que se pagan los “estímulos”, al ritmo del crecimiento de la planta y de su calidad. Además, para el ejercicio presupuestal del año 2010 y para el de este año, no se autorizaron aumentos para la masa de los “tortibonos”, como les llaman mis colegas de Sonora a los programas de desempeño.

En un momento no muy lejano, será imperativo revisar el manejo de la estructura salarial de los docentes e investigadores universitarios y las formas como se les evalúa. Lo cual está ligado a una reforma de la educación superior que imprima fuerza a la educación pública. Lamentablemente, la inercia y las fracturas políticas no la hacen posible “en estos tiempos”. Como otras reformas, probablemente pasará a dormir el sueño de los justos. Mientras, autoridades y académicos deberíamos solidarizarnos y protestar para que aprueben y entreguen el dinero que hace falta para que paguen lo que nos corresponde.

En lo inmediato, es fundamental que el presupuesto de la educación superior para 2012 contemple la propuesta de la ANUIES, con el monto respectivo solicitado. Las universidades van a crecer en cobertura y, necesariamente, en profesores. Para captar en la academia a los mejor formados, hay que ofrecer buenos sueldos y un buen clima de trabajo en las universidades públicas, porque en ellas seguirá radicando la mayor parte de la matrícula.

En el corto plazo, se debe evitar que el manejo financiero de este gobierno termine por ahogarnos. Hacia el futuro, tenemos que luchar y convencer para que los congresistas eleven adecuadamente los recursos económicos a las universidades públicas. Eliminar tensiones para que puedan funcionar correctamente y satisfacer sus objetivos.

En política, saber y comunicar a dónde se quiere ir es un principio básico. Vamos a estar pendientes de lo que oferten los partidos como programa educativo para el período 2012-2018. Es vital que quien nos vaya a conducir señale el camino y abra la puerta del diálogo. No nos convence, de entrada, que nos hablen de racionalizar el gasto. Desde hace 40 años significa restricciones. Queremos un proyecto educativo coherente con un proyecto nacional de desarrollo para este siglo.

Campus estéril

José Antonio Álvarez Gundín
La Razón, España, 09/08/11
Sorprende que entre las reivindicaciones de los «indignados» no haya una sola alusión, siquiera de pasada, a la Universidad, estando como están muchos de ellos en plenos estudios superiores. Es más, se diría que están satisfechos con el sistema académico, con la gestión de los rectores y con el profesorado, lo cual resulta asombroso si se tiene en cuenta que ninguna universidad española figura entre las 150 primeras del mundo por su calidad y prestigio. De la duodécima potencia mundial cabía esperar que su enseñanza universitaria no desmereciera del ranking, pero la realidad es que se disputa los puestos del pelotón con países del Tercer Mundo. De hecho, la Universidad pública española es una fábrica de frustración a pleno rendimiento y un título suyo no tiene más utilidad para encontrar trabajo que un diploma de la asociación de vecinos. Y lo peor es que aún no ha tocado fondo. Hace algunas semanas, un centenar largo de catedráticos difundió un manifiesto contra la reforma del personal docente que proyecta el Gobierno, con denuncias tan vigorosas que dejan pasmado al más escéptico. Según los firmantes, en su mayoría de centroizquierda, la Universidad se dirige a toda máquina hacia la perfecta burocratización, sindicalización y endogamia, donde se puntúa más el papeleo de despacho y la militancia sindical que la investigación, las publicaciones o el currículum en el extranjero. Se alimenta así una casta parasitaria cuyo objetivo es controlar los resortes del claustro para fines ideológicos. Eso es lo que explica por qué el campus se ha convertido en el patio de recreo de los grupúsculos radicales, una minoría que impone sus reglas y decide quién puede pronunciar una conferencia y quién no, a quién se le abre el aula magna y a quién se le cierra. Es muy loable que los «indignados» quieran cambiar el mundo, pero ¿qué tal si empiezan por su raídos pupitres? La Universidad no puede convertirse en refugio de mediocres ni fonda de fracasados, sino en el principal motor intelectual, científico y de renovación social, donde se prime el mérito y el esfuerzo, donde no se malverse el dinero público impunemente y se impida su utilización política, que por depender de las autonomías suele ser cateta y de vuelo gallináceo. Si el título universitario no recupera su utilidad laboral y su prestigio, sobra tanta universidad inútil y estéril.

Patrimonio y conocimiento

Bartomeu Marí
La Vanguardia, 11/08/11

El nuestro es un país deficitario en conocimiento sobre el presente. La clásica oposición entre el desarrollo y la productividad de los conocimientos científicos por una parte y de los de humanidades por la otra ofrece ahora un paisaje en el cual las humanidades en general han perdido prestigio ante los saberes técnicos. Jordi Llovet lo apunta en su último libro, Adéu a la Universitat, donde relata con precisión la desmembración de las enseñanzas humanísticas y la pérdida de relevancia de estos conocimientos. Esta falta de relevancia social y la ausencia de producción historiográfica que tenga por objeto el pasado reciente son todavía más graves: los estudios de arte de nuestro tiempo son prácticamente inexistentes.

Una publicación del Clark Institute for Visual Arts del 2003 argumentaba el divorcio entre los dos ámbitos de elaboración de las narraciones históricas por excelencia: The two art histories. The museum and the University certifica el divorcio, en el mundo anglosajón, entre el museo y la academia. El historiador de arte puede desarrollar el sentimiento de que al museo le interesan más el número de visitantes, generar ingresos y encontrar patrocinios; el conservador de museo puede cultivar la idea de que el historiador trabaja desde un perfil demasiado teórico, que no le deja disfrutar de los potenciales y las cualidades sensibles de las obras. En el mundo latino, los contextos francés e italiano han producido autoridades respecto al arte moderno y las vanguardias históricas, pocas en el ámbito del arte más próximo a nuestro tiempo. Difícil de historiar, precisamente porque es próximo, el arte contemporáneo se deja acariciar por la opinión del crítico, pero el historiador apenas lo ha empezado a peinar.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Los aspirantes excluidos de las universidades públicas

Luis Porter
LAISUM, 25/07/2011

Hay dos cosas que indignan en relación con la exigua cantidad de estudiantes que ingresan a las universidades públicas en México: 1) la indiferencia general ante el hecho, que da lugar a argumentaciones y justificaciones inaceptables; 2) la poca conciencia que muestran los estudiantes ya aceptados ante el altamente elitista privilegio que implica obtener dicho estatus. Si escuchamos a los dirigentes estudiantiles que hoy luchan en Chile, con amplios logros y articulado discurso, veremos que nuestros estudiantes no muestran dos atributos básicos insoslayables: asumir su juventud, y ser más aguerridos.

Quiero poner un ejemplo significativo que ocurre en un sistema político donde es imposible aceptar a una minoría infame de los aspirantes que cumplen los requisitos para ingresar a la educación superior. En el extremo sur de América Latina, todos los aspirantes que llenan los requisitos tienen la oportunidad de ingresar a la universidad. Todos. Basta llenar la solicitud de ingreso, una vez completado el ciclo escolar anterior. Pero ¿cómo puede ser que esto ocurra, y por qué? ¿Acaso no son países con problemas económicos y limitaciones no tan ajenas o lejanas a las nuestras?...

La respuesta se compone de varios factores algunos de los cuales quiero esbozar aquí: + Es imposible políticamente rechazar a los estudiantes, porque simplemente éstos no se dejan y su malestar tiene la suficiente fuerza como para que el sistema responda con formas de solución. Los estudiantes deben de asumir su poder y ejercerlo. + Los profesores y profesoras trabajan más de los que nosotros estamos habituados a trabajar aquí. Somos un país que trata mal a los estudiantes y demasiado bien a los académicos. O, si se quiere, los académicos han logrado afianzarse y descomprometerse en sus nichos invulnerables de trabajo. Hay que quitar la plaza definitiva.

¿Qué hacen en aquellos países del cono sur? En lugar de aplicar un esquemático examen de ingreso (sumamente criticable), abren un período de un año de cursos, durante el que el estudiante, ya ingresado como universitario, pasará por procesos de enseñanza aprendizaje que permitirán a sus profesores/as y a ellos mismos, decidir si permanecen en la universidad. Para poder lograr este ingreso, la universidad se masifica, sí, lo cual no tiene nada de malo en nuestra realidad. Universidad social, con grupos grandes, donde todos los espacios son aulas talleres y laboratorios, donde se restringen las oficinas administrativas y sus inútiles salas de juntas, donde los cubículos para la especulación, no son espacios vacíos, perdidos, subutilizados, mal utilizados, obsoletos o innecesariamente aparatosos. La universidad asume su papel certificador, asume su papel formador, y se dedica a ello. Es universidad latinoamericana, multitudinaria, masiva, con grupos enormes que requieren de una pedagogía ad hoc, no copiada ni importada, ni simuladora de primer mundo. Es la universidad pobre en recursos, pero rica en material humano, que acoge a todos y cada uno de los aspirantes, los somete a procesos de trabajo intenso, junto a sus docentes, y de esa manera forman las generaciones de egresados, que después irán por todo el mundo, desplazando u ocupando las plazas de trabajo que no lograron los pocos estudiantes mal tratados y abandonados que forman parte de eso 9 por ciento, que muy pronto se convierte en el 5 porciento, que resta de la deserción provocada por la mala docencia, la docencia indiferente, autoritaria y déspota que bien nos caracteriza.

Todos admiramos a la UNAM. Estamos orgullosos de ella. Lo estamos de todas y cada una de las universidades públicas, por su mera existencia, que significa un logro enorme. ¿Pero qué ocurre adentro de ellas? Los que esperamos y queremos que México despierte, ciframos nuestra esperanza en la juventud. Pero no es posible convertir a las tiernas generaciones que salen del nivel medio superior, en una juventud arrinconada, no respetada, agredida por los que deberían ser sus maestros y las autoridades educativas.

Sin embargo, hay jóvenes que no se conforman con la situación. Algunos de ellos han organizado en el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES) (http://aspirantesexcluidos.blogspot.com/ comitedeaspirantes@gmail.com) y han logrado algunos avances en acordar mayores cuotas. Me pregunto si siguen de cerca lo que ocurre en estos otros países a América Latina. Me pregunto si tienen conciencia de que no se trata de ampliar cuotas y obtener unos cuantos lugares, sino de abrir la universidad a Todos los que aspiran a ingresar a ella, indiscriminadamente. No puede aducirse falta de recursos, en un país donde los millones bailan en proyectos absurdos y en transas inigualables.

Sigamos en la UNAM que tanto queremos. Ofrece 85 licenciaturas, a las que los 115 mil 736 estudiantes que presentaron un primer examen de ingreso, sólo 10 mil 350 (8.9 por ciento) fueron seleccionados. En el segundo Concurso de Selección, el mes pasado, junio11, sólo obtuvo un lugar uno de cada 10 aspirantes. Lo anterior quiere decir que de los 59 mil 87 jóvenes que presentaron el examen, sólo 6 mil 14 consiguieron matricularse en la máxima casa de estudios. Las cifras son crueles, ofrecieron 5 mil 691 lugares, y se ven forzados a aceptar la magra suma de 323 jóvenes más que cumplieron con los aciertos requeridos o más para acceder a alguna licenciatura. Algunas carreras son altamente elitistas y restringidas: la Facultad de Medicina, la más demandada, con 3 mil 258 aspirantes, dejó entrar a apenas 155. Los absurdos y limitados exámenes ofrecen 120 opciones, que en el caso de Medicina obligan a no acertar menos que 116. Cabe mencionar el nuevo campus de la UNAM en León, Guanajuato, donde de 641 solicitudes para Fisioterapia, sólo se aceptó a 40 alumnos.

Muchos estudiantes ingresan por pertenecer al sistema de bachillerato de la UNAM, pero ¿qué pasa con los jóvenes egresados de escuelas diferentes? Dependen de sus aciertos en una única mañana, en que se someten a la azarosa y arbitraria prueba de opción múltiple. ¡Qué manera tan poco original y creativa, democrática o seria de tratar al muchacho o muchacha de 18 años que apenas está saliendo de la adolescencia! ¡Qué cruel forma de cerrar puertas!... ¡Qué insensible manera de nutrir el camino a la delincuencia o al ingreso a instituciones llamadas universidades que no son más que negocios inescrupulosos!... (Continuará en la próxima entrega).

martes, 2 de agosto de 2011

Llega el PrIR": profesor interno residente

J. A. Aunión
El País, 03/08/11
Se ha repetido hasta la saciedad en los últimos años: el elemento clave e insoslayable para la calidad de la educación es un buen profesor, muchos buenos profesores. Así que, si se quiere mejorar la enseñanza, conviene asegurarse de que se elige a los mejores (posibles) para hacer ese trabajo, cosa que el actual sistema de oposiciones, al parecer, no garantiza. "Llámese MIR, año de prueba o periodo de prácticas, es esencial que la selección del profesorado no se limite a su capacidad de memorizar unos temas para una oposición, ni tampoco a la acumulación de años de interinidad que nadie evalúa con seriedad, sino que abarque un periodo inicial y suficiente de trabajo sobre el terreno. Hay que salvar a los alumnos de los malos profesores cuando todavía hay tiempo", señala Mariano Fernández Enguita.

El catedrático de Sociología de la Complutense hace referencia a la propuesta que en los últimos meses ha repetido en varias ocasiones el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, que consiste en trasladar de alguna manera a la educación un sistema que ha dado mucho prestigio a la sanidad española: el MIR (Médico Interno Residente), que consiste en cuatro o cinco años de especialización tras un examen nacional que te acreditan como médico especialista. Con ese membrete, se accede a una plaza pública por concurso de méritos.