jueves, 27 de febrero de 2014

Los derechos de la educación en la Argentina

Editorial II

Una publicación titulada Estado del cumplimiento de los derechos de la educación en la República Argentina , cuya autora es Teresa Arteaga Bohrt, ha sido editada por la Campaña Argentina de los Derechos Educativos (CADE), entidad compuesta por un conjunto de organismos sociales comprometidos con la educación del país a fin de promover una igualdad de oportunidades en la enseñanza que beneficie a la formación de los jóvenes.

En esa publicación, su autora examina la problemática considerada desde dos perspectivas principales: por una parte, la cuestión jurídico-formal concentrada en la legislación específica sobre los derechos educativos y, por otra, su cumplimiento en la dimensión práctica y muy efectiva del ejercicio de un derecho humano esencial.

En relación con la primera, se mencionan dos instrumentos normativos de cercana data e influyentes en la formación de conductas propias de la convivencia democrática escolar y de la vida extraescolar del alumno: la promoción participativa y las garantías de las condiciones institucionales para el funcionamiento de los centros de estudiantes, y la norma que promueve la convivencia y los modos de abordaje de la conflictividad en las instituciones educativas.

El instrumento formal es la ley que establece que las autoridades de los establecimientos de enseñanza media "deben reconocer los centros de estudiantes como órganos democráticos de representación estudiantil"; que los autoriza a dictar sus propios estatutos y, en el caso de que la norma no se cumpliera, los estudiantes podrán elevar su reclamo. Es evidente que ese progreso en los derechos da paso a una mayor gravitación estudiantil en lo que concierne a la actividad política en el ámbito escolar, la que, además, puede crecer en poder a través de mayores núcleos jurisdiccionales, regionales y aun nacionales. Esas formas de acción conjunta, aunque parciales, han venido ocurriendo y han sido causa de graves problemas para el gobierno de la actividad escolar.

Otra norma, comenta Teresa Arteaga, apuntó a "garantizar el derecho a una convivencia pacífica, integrada y libre de violencia", con lo cual se propone el fomento de una cultura de la paz, de rechazo a toda forma de discriminación y maltrato.

Sin embargo, señala la autora, en el plano práctico todavía está lejano el pleno ejercicio de esa ley, ya que ni todas las escuelas tienen centros de estudiantes, ni han cesado las formas de acoso entre los alumnos, ni se han aplicado con regularidad las normas de resolución de los conflictos.

Cabe agregar, por nuestra parte, que se comprueban una vez más las distancias que separan el enunciado de una ley de su cumplimiento efectivo. Acortar esa distancia exige, también, evitar la reiteración de conflictos en las escuelas secundarias. Para ello es indispensable la formación de una conciencia clara entre los estudiantes no sólo de sus derechos, sino también de sus obligaciones.

Es positivo que los alumnos ganen en posibilidades y capacidades para actuar y prepararse para la vida adulta del ciudadano, pero eso no los exime de cumplir con los deberes del estudiante, que incluyen necesariamente el respeto por instituciones, por normas y por las propias personas.
Texto completo

viernes, 21 de febrero de 2014

Academias de Venezuela rechazan intento de imponer pensamiento único

El Universal, 21/02/2014

Comunicado del Comité Interacadémico de las Academias Nacionales

El Comité Interacadémico de las Academias Nacionales, emitió hoy un comunicado en el que formulan cinco exigencias al Gobierno nacional a raíz de los acontecimientos violentos de los últimos 10 días y reivindican "el derecho fundamental de los ciudadanos, consagrado constitucionalmente en el artículo 68 y amparado por el derecho universal, de manifestar pacíficamente y sin armas".

Rechazan "todo intento de imponer un pensamiento único en la conducción del país", "la presencia de los grupos armados que han arremetido contra ciudadanos que protestan pacíficamente y han ocasionado muertos y un número considerable de heridos, c.- la persecución y encarcelamiento de estudiantes y activistas políticos que ejercen su derecho a la protesta pacífica", "el uso desproporcionado de la fuerza pública para reprimir a los manifestantes" y "las humillaciones y vejaciones físicas a las que han sido sometidos los estudiantes apresados por las FANB".

Rafael Muci Mendoza (Medicina), Luis Cova Arria (Ciencias Políticas y Sociales), Claudio BIfano (Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales), Luis Mata Mollejas (Ciencias Económicas) y Manuel Torres Parra (Ingeniría y Hábitat) plantean, en nombre de los académicos venezolanos, "que se establezca un dialogo constructivo, sin condiciones previas, entre gobierno y oposición, como vía para conducir el país de modo aceptable para todos los venezolanos". Exigen "que el Estado reconozca y respete la diversidad de opiniones y planteamientos como elemento esencial de una sociedad democrática en un país civilizado", "que los responsables de los atropellos, muchos de ellos plenamente identificados, sean llevados ante la justicia", "que los órganos del Poder Público Nacional, como la Defensoría del Pueblo y Fiscalía General de la República cumplan con el rol que constitucionalmente les corresponde en defensa de los derechos de todos los ciudadanos", y "la liberación de los manifestantes así como de los dirigentes que convocaron las manifestaciones, aprehendidos injustamente por ejercer el derecho constitucional a la protesta",

El comunicado menciona "las razones fundamentales del descontento que se evidencia a escala nacional" y que son "la insuficiencia de medicamentos básicos y la falta de suministros adecuados a los hospitales públicos, así como la escasez de alimentos y de otros productos esenciales para la vida cotidiana".

"También avivan el descontento de un amplio sector de venezolanos la negligencia del gobierno en investigar numerosas denuncias de hechos de corrupción, por más manifiestos que éstos sean, la ausencia de un Contralor General de la República debidamente designado, la permanencia de Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y Rectores del Consejo Nacional Electoral, cuyos periodos se han vencido y el clima de violencia que se vive en la Asamblea Nacional, que ha llegado al extremo de la agresión física a parlamentarios de la oposición, entre otros asuntos", dice el texto de las Academias Nacionales.

Reclaman al Estado que "a través de las autoridades policiales, tiene el deber de proteger y salvaguardar a los manifestantes y desarmar y controlar cualquier grupo violento. Por lo tanto el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas para ejercer cualquier tipo de control en una manifestación pacífica es inconstitucional".

El extenso comunicado, se hace eco de los señalamientos contra Francisco Ameliach como responsable de incitar la violencia desmedida y expresan sobre el "llamado del gobernador del Estado Carabobo (Francisco Ameliach) a realizar una "contraofensiva fulminante", que trajo como consecuencia la muerte de una joven de 22 años". También rechazan "la escasez de papel para los medios impresos y los intentos de censura y retrasos en la conexión a Internet".

jueves, 20 de febrero de 2014

La democratización de la universidad

Alex Fergusson
El Nacional, 20/02/2014

En este debate álgido sobre la educación en general, y en especial sobre la educación universitaria, uno de los temas de agenda mas discutidos es el de la “democratización” de la universidad. Al respecto, los planteamientos desde el gobierno (y también de la oposición) parecen estar centrados en la participación paritaria de estudiantes, empleados y obreros en la elección de todas las autoridades (rectorales y decanales).

Pero es que la “democracia” va mucho más allá del asunto de la participación electoral. Desde hace mas de veinte años hemos venido señalando que la comunidad universitaria (y, por cierto, la propia sociedad venezolana) dista mucho de ser democrática. No se trata solo de elegir, se trata también, y fundamentalmente, de la participación individual y colectiva en las decisiones que afectan los distintos ámbitos del quehacer universitario, se trata de una cultura ciudadana.

Respecto a la cuestión electoral, habría que atender el asunto de la influencia del personal docente jubilado, que hoy decide, pues son mayoría en el padrón electoral. Lo demás es cuestión de lograr un modo de elegir en el cual haya participación con equidad de todos los integrantes de la comunidad universitaria. Eso es posible.

Pero luego está el problema de la centralización de la toma de todas las decisiones en manos de las autoridades: sobre el presupuesto, sus criterios y su distribución; sobre la estructura y el modelo organizacional; sobre la distribución de cargos; sobre sus pronunciamientos políticos; sobre el manejo cotidiano de los recursos provenientes de ingresos propios y donaciones. Y, más al fondo, sobre las bases epistemológicas que fundan sus conceptos sobre ciencia, tecnología, saberes, información y organización.

Se trata, entonces, en este debate sobre la democratización, de empujar a favor de la erradicación de la brutalidad burocrática, de liquidar el clientelismo político convertido en instrumento que facilitó la consolidación del actual estilo de gestión; de restituir el poder de las instancias organizativas del colectivo (asambleas de profesores, estudiantes, empleados y obreros que tienen años que no se reúnen), de liquidar la lógica perversa de las comisiones de mesa rectorales y de los decanos que manejan discrecionalmente los dineros que les son asignados; de crear los espacios para el pensamiento crítico, para el debate fecundo sin consecuencias para el que disiente; de recobrar al ciudadano para el ejercicio pleno de la democracia protagónica, recuperar la ética de la responsabilidad social, el equilibrio solidario, cooperativo y transparente de la función pública de la educación. En fin, para que el debate y las decisiones que de él se deriven permitan hacer la transición de un gobierno universitario que “se dice” democrático, pero que funciona como una autocracia, a una comunidad universitaria que funcione como una cultura realmente democrática; esto es, que la universidad se convierta en el lugar de encuentro de todas las ideas, encrucijada de culturas y sensibilidades, negada por definición al abanderamiento de alguna parcialidad. Lo que distingue este espacio como “democrático” es que deje de ser una organización que “administra carreras y apuntala el imperio de las profesiones” y despliegue su capacidad para albergar la diversidad intelectual, su condición de morada de la diferencia, su espíritu libertario respecto a cualquier forma de dogmatismo.

La democratización supone un nuevo esquema de relación entre universidad, gobierno y sociedad, donde los principios de la libertad, la autonomía responsable con rendición de cuentas, el respeto, la tolerancia y el diálogo formen parte de una plataforma de acciones que favorezcan los cambios e introduzcan una nueva dinámica interactiva signada por la calidad, la pertinencia, la equidad y que permitan el desarrollo de una estructura académica flexible, inter y transdisciplinaria, compleja, integrada, participativa y relacionada con el entorno global y local.

En este proceso de búsqueda de las verdades democráticas, sustentadas en la acción dialógica de reencuentro de la misión de la universidad con el proyecto de país, contenido en la Constitución Bolivariana, es necesario apelar a la conciencia democrática y académica de los universitarios para tejer una agenda de compromisos. Agenda que nos permita visualizar una institución que interprete y haga suyos los vientos de cambio que orientan el desarrollo del conocimiento y que asuma la calidad, la equidad, la pertinencia y la internacionalización como requerimientos básicos del quehacer de la nueva academia. Que asuma el Estado, la sociedad y el aparato productivo como su eje central de trabajo, para reflejar con su productividad el carácter rector que la sociedad le ha asignado históricamente, como reflejo de la conciencia crítica de la sociedad y forjadora de las grandes soluciones que está demandando el país, dentro de un espíritu de desarrollo social, económica, humana y ambientalmente sustentable y conformador de la riqueza producida por el esfuerzo creador del trabajo.

Los nuevos escenarios sobre los cuales transita la academia nos debe impulsar a redefinir estructuras y acciones cónsonas con nuestra misión y en concordancia con la conquista histórica de la autonomía como principio constitucional.

Volvemos a decirlo: en las actuales circunstancia y con el marco legal existente, la universidad, y por extensión el sistema de educación superior en nuestro país, no parece capaz de hacerse cargo de la producción de conocimiento y de la formación de los nuevos actores que pueblan la escena en la sociedad que emerge. La vieja universidad no es “adaptable” a la nueva época en cuyo tránsito se han roto todas las centralidades, se han desvanecido los viejos mitos y se han relativizado las antiguas hegemonías. De allí que la transformación de la universidad que promovemos debe fundamentarse en espacios verdaderamente democráticos, que puedan expresar la lógica civilizacional que está en curso, la nueva episteme que emerge, la nueva realidad socio-política y cultural que bulle en todos lados y que pueda alumbrar el camino hacia la nueva civilización que la humanidad reclama.

Democratizarla, en todo sentido y no solo en el aspecto electoral, es dar un paso adelante en el camino hacia la universidad que queremos.

lunes, 17 de febrero de 2014

Entre la academia y la vida

Luis Porter
LAISUM, México, 16/02/2014

El investigador educativo le dió la última leída a su artículo, y lo encontró muy adecuado. Fluía bien. Se articulaba dentro de una lógica nítida. Los ejemplos demostrando las incongruencias de los instrumentos aplicados para medir el desempeño de maestros, alumnos y escuelas, eran contundentes e incuestionables. Una vez mas y sin traspasar la norma de las 650 palabras, había logrado una síntesis elocuente de la perversidad del sistema, su condición equívoca e incompleta, los usos políticos  a que se prestaba, en suma, su incapacidad para lograr un efecto positivo en la calidad educativa. Lo decía con seriedad, pero sin ocultar una sonrisa mostrando el brillo de sus incisivos. No se trataba de corrientes divergentes o sutilezas.  Era una manifestación más del diálogo imposible entre dos mundos incompatibles, el de la toma de decisiones, y el de la reflexión teórica. - “Cada día sé más - se decía a si mismo - pero entiendo menos” -  

El manejo de métodos y técnicas y su habilidad para el análisis había sido su campo de siembra y cosecha durante décadas. Había estudiado en las mejores universidades locales, las mismas en las que ahora era profesor eximio. Se le reconocía por su corrección y por ser un eminente observador. Cada mañana llegaba a su oficina manejando su propio coche. Se metía por la lateral, pasando con buen tino entre los huecos que alguien había despejado de las hileras de topes de metal. Una vez en la caseta de entrada mostraba su credencial, sabiendo que no tenía necesidad de hacerlo. Prefería conservar ese sentido de la democracia. Le alegró ver un lugar disponible en el estacionamiento, y se apresuró a dejar allí su coche. Mientras caminaba por los pasillos hacia su oficina, recibía saludos y sonrisas de sus colegas. ‘- No tendré poder, pero tengo prestigio -’, pensaba.

El vehículo negro del alto funcionario cruzó veloz por el primer cuadro. El chofer no se detuvo hasta estar frente al portón custodiado que, en contraste, se abrió lentamente. Descendió por la rampa tragado por esa garganta oscura. Se detuvo frente al elevador privado. Los celulares no dejaban de vibrar. Los asistentes los manejaban con suma destreza, sorteando discretamente los múltiples y diversos asuntos que atender. Ingresó a su escritorio. La mañana estaba avanzada y puso atención en los papeles estratégicamente ordenados sobre su escritorio de roble. Fue hacia lo urgente, la gira que iniciaría ese mismo día por los foros populares. Una mínima parte de su atención la dedicó al dossier donde se resumía lo destacado de los medios. Se detuvo un instante en la de ese docente incisivo e insidioso. La desechó de inmediato. Las revistas especializadas no llegaban a su escritorio, era material de archivo que manejaba una secretaria. No tenían peso alguno sobre la opinión pública. ‘- Me interesan resultados científicos, no anécdotas o experiencias personales. Medicina, no curandería. Datos duros, no charlatanerías hermenéuticas -’, pensó. Le molestaba la arrogancia tan propia de los académicos. Abrió la carpeta de piel con ribetes dorados y se concentró en el discurso que le habían preparado para la apertura del primer foro. - “Que no se espere infalibilidad de la SEP” - leyó. Sus asesores habían entendido bien que ya era hora de ceder un poco y reconocer las limitaciones normales del gobierno... eso si, sin dejar de insistir en su esfuerzo y voluntad honestas (subrayaba) por cambiar el rumbo de la educación. Recorrió el discurso y le pareció que habían captado ese tono de auto-crítica que pidió que le dieran, partiendo de aceptar que “la gente se equivoca”. Habían recibido demasiadas protestas como para no reconocer algunos errores. Ya lo había manifestado, ‘-no es válido ser necio y mantenerse en el error. Hay que actuar como en el matrimonio, para mantener el equilibrio, a veces hay que hablar de nuestras debilidades, y si es necesario, hasta confesar algun pecadillo-’, sonrió. Sabía que era un funcionario que creía en el diálogo. También sabía que su importancia no dependía de su prestigio, sino de su poder.

domingo, 9 de febrero de 2014

"El Estado venezolano carece de políticas para sus emigrados"

Sara Carolina Díaz
El Universal, 09/02/2014

Iván De La Vega: 1 millón 200 mil personas han salido del país en 10 años


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Los emigrantes venezolanos calificados no tienen vínculos académicos e investigativos con el país, contrario a lo que pasa con países de región CRUZ SOJO

En los últimos 20 años Venezuela ha cambiado drásticamente su estatus migratorio: de ser un país receptor de inmigrantes se convirtió en un país de emigrantes, hasta el punto en que desde el año 2004 han salido 1 millón 200 mil personas, la mayoría joven, clase media y altamente calificada ya sea como técnico, profesional, o con estudios de especialización, magisters y doctorados. Un talento que se va y casi siempre sin posibilidades de retorno al lugar que los formó.

Se trata de cerebros que rápidamente son captados por universidades e institutos foráneos sin que esos emigrados restablezcan el vínculo con Venezuela, pues el Estado, contrario a otros países de la región, carece de políticas públicas para reconectar a su recurso humano con el país y valerse de sus posibles aportes.

Los datos obedecen a los estudios del sociólogo investigador de la Universidad Simón Bolívar (USB), Iván De La Vega, que desde 1995 se dedica a analizar los flujos migratorios nacionales. Aclara que tal cifra obedece a cálculos propios de acuerdo con análisis de estadísticas de otros países y organismos multilaterales que no toman en cuenta número de ilegales: "Los números son aproximados porque la movilidad de las personas es dinámica".

De La Vega alega que esa fuga de talentos era impensable hace 20 años, cuando los saldos migratorios eran positivos (entraba más gente de la que salía), y ahora, expresa, salen talentos que luego no se conectan con organismos y/o institutos de investigación nacionales.

"Es un talento que aprovecha el nuevo país de residencia", dice al señalar que los destinos que resultan más atractivos para el venezolano son Estados Unidos, España, y más recientemente, Panamá y Costa Rica, además de Portugal, Italia, Reino Unido, Alemania, Australia y Canadá.

Mención aparte merece Colombia, donde la misma canciller María Angela Holguín ha reconocido la permanencia de 250 mil venezolanos en ese país, aparte de los 250 mil que tienen movilidad constante (Hay una subestimación de la data en ese país como ve en la infografía anexa).

Otra estudiosa del tema migratorio es la profesora de la UCAB, Anitza Freitez, quien expresa en un estudio sobre migraciones publicado la Revista digital Coyuntura (2011) que la actual "es una corriente migratoria compuesta por una proporción importante de profesionales universitarios, muchos con títulos de postgrado, en cuya formación los países de acogida no han tenido que invertir, de modo que se trata de una transferencia de riqueza desde nuestro país". Añade: "En el ámbito gubernamental no se ha hecho un reconocimiento de esta problemática y, en consecuencia, no se plantean medidas para atenderla".

El problema se ha agravado, dice De La Vega, en los últimos 3 años: "Las emigraciones se han acentuado y todo en medio de un contexto de incertidumbre política, una inflación de 56,6% en 2013 y unos cálculos del Observatorio Venezolano de Violencia que hablan de más de 24 mil homicidios solo el año pasado". 

lunes, 3 de febrero de 2014

$$$ PARA LA CIENCIA

Jaime Requena
Tal Cual, 03/02/2014

Con dos acciones los burócratas de la esquina de El Chorro esperan contener el descalabro que la investigación ha tenido durante los últimos años en el país. Como primera, el Programa de Estímulo a la Investigación entregará ­por cuenta del impuesto LOCTI­ unos 300 mil bolívares como financiamiento de proyectos de investigación y, como segunda, la ciencia, tecnología e innovación pasaron a ocupar un lugar en la lista oficial de los que pueden optar por divisas baratas; ¡quedaron de últimos! Como bien sea que lo asignado como subvención es supremamente insuficiente y que hasta hoy, lunes 3 de febrero del 2014, eso de divisas baratas es pura fantasía, las acciones anunciadas por el MinPoPoCTI no parecen ser los instrumentos de política que permitirán frenar el desastre ­mucho menos reiniciar un despegue­ de la ciencia, tecnología e innovación local. En efecto, el año comenzó con una devaluación de alguito más de 6 a casi 12 simones por lechuga. Para los cuarto-republicanos, un brinco del cien por cien, para los revolucionarios del BCV, FANB, INE, CAVIM, CORDIPLAN, DISIP, PDVSA, SEBIM, etc... etc..., apenas una nimiedad solucionable con un nuevo esquema y operador cambiario. 

El CenCoEx es un clon de CADIVI + SICAD (y bendecido por el RUSICAD) al cual se tendrá que acudir, con carpeticas foliadas y separadores en tonos rosa, para pedir dolaritos que permitan comprar el libro que se necesita para mantener los conocimientos al día o cubrir los gastos de asistencia al evento académico que ya no se puede organizar aquí. 

En cuanto a lo de internet, lo asignado (las 300 lechugas son cien verdines menos que el año pasado) a duras penas alcanza. Sobre lo asignado por subvención, vale la pena recordar que en el año 1984 el costo promedio de una publicación científica en Venezuela fue de US$ 77.300 que, reexpresado a valor actual, monta a US$ 173.000. Siendo la publicación la concreción de un proyecto de investigación, esa cantidad puede ser tomada como el costo en el país de un buen proyecto de investigación. Ahora, convertido ese monto a simones (a la tasa oficial) resulta que los bolívares otorgados como subvención apenas son una fracción de lo que realmente cuesta una investigación en el país. 

Aparte de que son notoriamente insuficientes los recursos asignados por subvención y que lo de dólares baratos es una entelequia, existe otro escollo para quienes desde aquí dedican su vida a la investigación; nuestras universidades autónomas están siendo sometidas a un irracional acoso y a un salvaje asedio, que las tiene en el suelo y al borde del colapso. Y es precisamente desde esas casas de estudio donde la mayor parte de nuestros científicos y tecnólogos ­más del 80% de todos­ han llevado a cabo la investigación que solía hacerse en el país.