lunes, 24 de octubre de 2016

Ser profesor universitario

Eduardo Porcarelli
20/10/2016

Las despedidas ya no son solo en aeropuertos, sino también en las aulas universitarias, en donde de un semestre a otro, no solo se van los alumnos, sino también los profesores. Si bien el acto más importante en la docencia es aquella suerte de “comunión universitaria”, en donde mas allá del indispensable buen estado de la infraestructura, se reúnen alumnos y profesores en una clase, ¿qué pasará cuando también falten ambos?

La Universidad Central de Venezuela me adoptó como alumno hace más de 25 años y como profesor de postgrado hace 11. Por muchos años he tenido la suerte de que la docencia ha sido como un vicio en su acepción de: “Costumbre o práctica habitual de algo que gusta mucho y de lo cual resulta difícil sustraerse”. Me permito disfrutarlo realizando otras actividades, pero de un tiempo para acá, todos los días, me planteó si vale la pena.

domingo, 23 de octubre de 2016

Las aulas se vacían

23/10/2016
Carmen Victoria Inojosa / Diana Sanjinés

La permanencia de los estudiantes en las universidades está amenazada ante las dificultades de manutención, alimentación, transporte, residencias e inseguridad. A diario los estudiantes se despiden de sus casas de estudios sin culminar la carrera, aproximadamente 10 por escuela en la UCV. Mientras que desde 2012 en la ULA cerca de 35.000 estudiantes se han ido. Tener que trabajar para ayudar a sus familias e irse del país son las principales razones por las cuales los jóvenes desertan de la universidad

miércoles, 19 de octubre de 2016

Manifiesto de profesores de la Universidad Central De Venezuela ante la dramática crisis del país

No es una exageración afirmar que el país conoce la peor crisis de su historia. Nunca como en estos tiempos el pueblo venezolano se había visto sometido a condiciones de existencia tan difíciles. Los graves males que afligen a la república se manifiestan en todos los órdenes de la vida nacional y agobian implacablemente la vida de los ciudadanos. La aguda escasez de bienes esenciales, en particular alimentos y medicinas no solo ha significado una precarización de la existencia individual y social, sino que es la causa directa de inenarrable sufrimiento y muerte. La inflación más alta del mundo ha pulverizado la capacidad adquisitiva de sueldos y salarios haciendo más pobres a los que ya lo eran y empobreciendo a amplias capas de la sociedad, entre ellas a los estratos profesionales a que pertenecen los profesores universitarios. El desempleo afecta a la quinta parte de la población laboral y el subempleo y la informalidad a más de la mitad de la restante. El sistema productivo nacional ha sido conducido al colapso, mientras que las importaciones, que otrora compensaran artificialmente la insuficiencia inducida del aparato económico, no bastan para asegurar la subsistencia de la población, La inseguridad reina por doquier como consecuencia de la ineptitud gubernamental para poner en práctica políticas que ataquen las causas estructurales del delito y permitan sancionar ejemplarmente a los delincuentes con arreglo a las leyes vigentes. En lugar de ello, el sistema judicial ha sido convertido en una burocracia ineficiente y venal cooptada al servicio del régimen político. La corrupción, flagelo histórico, ha alcanzado niveles astronómicos a la vera del aparato estatal arruinando el país al paso que creaba una nueva y desmesuradamente rica oligarquía.

viernes, 14 de octubre de 2016

Los académicos y las académicas

Francisco Rico
14/10/2016

Con un título de soterrada elegancia irónica, Los académicos y las académicas (EL PAÍS, 12 de octubre), Jesús Ruiz Mantilla da cuenta del enésimo episodio en “la más que civil batalla” (diría Juan de Mena) de quienes rechazan por sexista el uso natural y espontáneo del castellano y se empecinan en introducir especificaciones tan artificiales, tan insensatas como “nosotros y nosotras”. 

La cosa arranca ahora de una pieza publicada en la prensa y en la Red, en la que Arturo Pérez-Reverte embiste contra los miembros de la Academia que se negaron a hacer suya la petición que unos supuestos profesores le habían enderezado a él a título personal: se trataría de pedir amparo (?) frente a la sugerencia surgida en la Junta de Andalucía de imponer en las aulas los “todos y todas”, “los madrileños y las madrileñas” y demás prevaricaciones por el estilo.

lunes, 10 de octubre de 2016

Maestros improvisados

Manuel Gil Antón
México, 08/10/2016

Al parecer, echando a perder se aprende. “Le toca ‘dar clases’ los lunes, miércoles y viernes en el salón 508 del edificio H. Aquí tiene el programa, un par de gises y el borrador. Que le vaya bien, colega. Suerte”. 

Durante años, y no pocos, en realidad muchas décadas, el proceso de ingreso a un puesto como profesor universitario en nuestro país no ha tenido como requisito mostrar capacidad certificada para desempeñar la función docente. Basta con la tenencia de documentos que acrediten el nivel de estudios estipulado en la convocatoria. En algún tiempo con la licenciatura fue suficiente, y lo es todavía en ciertas áreas del conocimiento o instituciones. En otras, ya es indispensable haber realizado estudios de posgrado. La condición imprescindible y suficiente para acceder a la enseñanza, en este nivel del sistema educativo, es un diploma que da fe que quien lo obtiene, sabe.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Universidades públicas en Venezuela subsisten en la miseria

Claudia Smolansky
El estímulo
04/10/2016

“Administrar en la miseria”, es el resumen de lo que les toca a las autoridades universitarias en esta crisis marcada por la inflación más alta del mundo, escasez de alimentos y medicamentos, y restricciones presupuestarias por parte del Ministerio para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, según la vicerrectora administrativa de la Universidad Simón Bolívar (USB), Mariella Azzato.

Prueba de esto es que a la USB el gobierno nacional le aprobó el 15% del presupuesto requerido para este año académico, según su rector Enrique Planchart, mientras que a la Universidad de Los Andes (ULA) se le asignó solamente el 29% de lo que necesitan para funcionar, informó Mario Bonucci, máxima autoridad de esta entidad. En el caso de la Universidad Central de Venezuela, su rectora Cecilia García Arocha, explicó que se le otorgó el 38% de lo que requieren, lo que quiere decir que en el mejor de los casos esta casa de estudio tiene un déficit presupuestario de 62%, en comparación con la ULA y USB.

Este déficit presupuestario se refleja en servicios suspendidos o colapsados. Por primera vez en la historia de la USB, el comedor estuvo cerrado nueve semanas lo que causó que 42 estudiantes no se inscribieran en los cursos intensivos del verano para adelantar materias porque su verdadero interés no era cursar nuevas materias, sino comer. “Una realidad bastante compleja”, lamentó el presidente de la Federación de Centro de Estudiantes USB (FCEUSB), Daniel Ascanio.