miércoles, 30 de marzo de 2011

Universidades y gremios

Antonio José Monagas
El Universal, 30/03/11
Los gremios universitarios lucen como organizaciones de envejecida funcionalidad. Sus estructuras se ciñen a criterios poco ajustados a las exigencias que imponen las nuevas realidades. Ante esta situación, su visión del mundo resulta obtusa conformándose actuar con carácter asistencial hacia el agremiado, apartándose así de razones apegadas a lo institucional. Pese a que algunas realidades se han visto asfixiadas por las crisis de los sistemas políticos, lo que ha provocado escisiones al interior de los gremios reportándose un grave sectarismo.

No obstante, se resisten a los cambios al momento de ajustar sus estructuras y procesos. Por tanto, se resquebrajan sus formas de adelantar propuestas y compromisos, lo que deviene en acciones de precaria efectividad y poca eficiencia. Por esta razón, lejos de actuar con procedimientos convergentes de cara a los problemas, el trabajo gremial se torna discrepante pues las relaciones a lo interno son bastante conflictivas. Situaciones de esta naturaleza, obligan a apartarse de primigenios propósitos, lo cual hace que sucumban intenciones ofertadas como pautas de desarrollo gremial. 

lunes, 28 de marzo de 2011

Transformación de la Universidad

Absalón Méndez Cegarra

El tema universitario en Venezuela es recurrente. Cada cierto tiempo sale a la palestra pública y se constituye en el punto central de la agenda de los formadores de opinión. En los últimos años, con la llegada al gobierno del Teniente Coronel Hugo Chávez, la vida universitaria ha sufrido cambios importantes, positivos y negativos. El sector universitario en el país ha experimentado transformaciones altamente significativas. El crecimiento de la matrícula universitaria y de las instituciones universitarias, ha sido considerable a partir del año 1958. En los últimos 50 años del siglo XX y en los primeros del siglo XXI, teniendo como eje del análisis el requerimiento de una ley que regule el funcionamiento de las universidades, hemos vivido, en las Universidades, momentos que constituyen hitos en su historia, a saber: masificación de la matrícula universitaria; renovación académica; intervención de las universidades; creación de órganos supra-universitarios; creación de nuevas universidades bajo un concepto experimental, con el propósito de disminuir el peso académico e importancia de las universidades autónomas; semestralización del régimen de estudios para evitar la identificación grupal; limitación del cupo universitario; políticas selectivas de ingreso; asfixia presupuestaria; precarización del empleo universitario; y, división clasista de las universidades y sus comunidades.

La crisis de la Universidad y su necesaria transformación

Luis Loaiza Rincón
http://lloaizar.wordpress.com

Si hay alguna gente que ejerce la crítica más demoledora hacia la universidad, esos somos los universitarios. El problema que es que la crítica exige cambios y transformaciones que quienes ejercemos la crítica muchas veces no queremos impulsar. Que los cambios los hagan otros y que las consecuencias y efectos del cambio, que los sufran otros. 

Universidad: cambiarlo todo

Rigoberto Lanz
El Nacional, 27/03/11
Los reformistas de siempre tienen sus propias mañas para escamotear las transformaciones de fondo con el buen argumento de que los cambios no son para mañana, que es preciso ir poco a poco, que "la gente no está preparada", que gradualmente llegaremos a la revolución. Esta trucología está desparramada en todos los ámbitos de la sociedad. Desde luego, también la encontramos en el seno de las universidades.

Cuando planteamos la necesidad de asumir las transformaciones en clave de cambios radicales no quiere ello decir que debemos partir de cero, que todo lo dado está perdido, que hay que hacer "borrón y cuenta nueva". Desde luego, hay en todas las áreas de la vida social un acumulado histórico que debe potenciarse. Ese espesor cultural lo damos por sabido. Allí no está el problema. La cuestión es colocarse en el dilema esencial de la conservación de lo dado o su transformación verdadera. No se trata de despreciar los pequeños cambios en nombre de los grandes acontecimientos. Tampoco se trata de subestimar el papel de las reformas o las modificaciones parciales. De lo que sí se trata es de poder caracterizar cuáles son los límites sustanciales de cada ámbito de la realidad, es decir, qué hace la diferencia entre lo dado ­la universidad realmente existente­ y lo que se proyecta como cambio radical (la universidad que queremos). En ese contexto, entonces sí podemos valorar el papel de este o aquel cambio, la significación de las pequeñas mutaciones que se van encadenando "disipativamente" (Prigogine).

La clave en estos procesos de gestión del cambio es encontrar los horizontes de sentido que conectan ­subterráneamente­ las diferentes experiencias que se van suscitando en todos lados: sin comando central, sin ninguna estrategia maestra urdida por el partido tal o cual, sin ninguna "planificación". El desafío mayor consiste justamente en lograr los dispositivos de intersección de esas experiencias dispersas y desiguales, pues en la medida en que cada iniciativa de cambio se agota en los límites de su territorio acotado, en esa medida el statu quo se reproduce impunemente, los esfuerzos se traducen en desgaste y la frustración se instala.

No hay ninguna fórmula previa que asegure el destino exitoso de los pequeños cambios encadenados en "la gran transformación". Se trata por ello de apostar permanentemente a una recursividad de esos procesos en los que cada quien parece actuar por su cuenta, sin concertación previa y con pocos mecanismos de articulación a la mano.

La universidad es un complejo entramado de discursos, prácticas y aparatos que demanda una combinación de miradas muy exigente: manejo específico de cada ámbito y contextos inclusivos a escala mundial, comprensión del presente en los espacios discretos y manejo de sus nexos en todas sus variantes. Los cambios de esa singular realidad no pueden transplantarse mecánicamente de un lado a otro por efecto de la pura voluntad. Es muy fácil que la energía que se pone en movimiento para impulsar una transformación se agote ante las adversidades, los intereses en juego y las típicas resistencias que vienen de todas partes.

La ventaja en esta coyuntura es tal vez que no se encuentra ninguna área de la que pueda decirse: "Esto está bien como está". En verdad, todo debe ser cambiado. Todo está en juego. Es preciso interrogarse sobre cada componente de este espacio y formular una reconstrucción crítica que desemboque en la emergencia de una nueva realidad. Es allí donde cobra su máxima significación político-intelectual el esfuerzo por dotarse de unas reglas de juego cónsonas con el presente, es decir, un marco normativo que esté en diálogo con los procesos de transformación de la sociedad misma.

Para ello la discusión abierta y franca es esencial. Hay grandes desacuerdos, eso es normal. Que también haya convergencias es lo que debemos buscar.

Ese es el camino más empinado... pero es el camino.

La Universidad de Chávez

León Arismendi
Tal Cual, 28/03/11
E l pasado diciembre, cuando el señor Presidente mandó a archivar la Ley de Universidades, aprobada por su focas en la Asamblea Nacional, ni por asomo dijo que en dicha normativa estaban vertidas sus creencias sobre lo que debe ser la educación superior, sino que adoptó poses reflexivas y manifestó que, luego de ponderar los argumentos del mundo académico, se habría convencido de la pertinencia de abrirle compuertas a un debate más amplio. De esa manera, aparte de bajarle la temperatura a la protesta universitaria, hacia ejercicios de estadista dispuesto al diálogo, marcando "distancia" de sus seguidores más radicales.

El pasado martes, por la noche, en el acto de graduación de una promoción de la Universidad Bolivariana, se encargó de demostrar que aquello no era cosa distinta a otra barajita repetida; otra invocación de Dios con un crucifijo fingiendo estar arrepentido. Es la manera más burda de darle la razón a sus fanáticos y, también, a los más radicales de la oposición, para los cuales cualquier intento de procurar acercamientos con el gobierno es caer en una trampa.

¿Milicias en las aulas?

Fernando Rodríguez
Editorial Tal Cual, 28/03/11
Casi justo el mismo día en que los estudiantes universitarios obtenían una gran victoria al obligar al gobierno a ceder a sus peticiones para reponer un mínimo de dignidad y capacidad operativa de las grandes universidades nacionales, a fuerza de coraje, sacrificio y lucidez política e intelectual, casi al unísono, sale en Gaceta Oficial una monstruosa resolución del Ministerio de la Defensa en que se pretende convertir a la juventud venezolana en recua de soldados, de garantes del régimen, de mentalidades serviles, dependientes y obtusas.

Desde el primer grado a la universidad los jóvenes venezolanos deben ser instruidos en el arte de la guerra, del crimen industrializado de que hablaba Albert Camus. Es más, la formación militar es una suerte de articulación mayor, "de eje integrador", de todo el sistema educativo. Y para hacer brillar todavía más la joya se pretende que ésta sea tarea de las milicias bolivarianas, que de instruidas no tienen nada y mucho menos poseen las destrezas pedagógicas que se les exigen a todo educador de cualquier nivel. Con el agravante de que la última reforma de la Lofanb las convierte en su artículo 66, según Rocío San Miguel, en una suerte de paramilitares, de tontons macoutes, agregaría yo.

sábado, 26 de marzo de 2011

Citas y papers

Rafael Rangel Aldao
El Universal, 26/03/11
¿Para qué sirven las publicaciones científicas (papers) y qué significado tienen las citas que otros hacen de esos artículos de ciencia? Iguales preguntas podrían hacerse sobre el dinero y la capacidad adquisitiva, sobre las armas y el poder del ejército, o sobre las obras de arte y su presencia en exposiciones y museos.

Los trabajos científicos son la moneda de curso legal del conocimiento científico, basta una publicación apenas para transformar al mundo, como ocurrió con la doble hélice del ADN, la ingeniería genética y la biotecnología, entre muchas otras ciencias. La cosa no está completa, sin embargo, hasta que alguien independiente corrobora el descubrimiento y cita al trabajo original. Mientras más importante el hallazgo, mayores son las citas y así sucesivamente, con la excepción de conocimientos producidos "prematuramente", fuera de época, que a la larga también serán muy citados.

En Venezuela, ahora que se acaban nuestras publicaciones y citas, ahora que se sustituye al investigador por ignaros "cultores" de quien sabe qué cosa, todavía quedan científicos bien citados por la importancia de sus trabajos de corte universal. El abanico es aún significativo, en biología, física, química y matemáticas. Todavía.

La materia viene al caso por una curiosidad bastante singular como es que hace apenas dos semanas se dio a conocer el trabajo más citado en el mundo, en la química de alimentos y bebidas. La primera autora del top ten es la doctora Adriana Bravo, de Empresas Polar, y uno de los coautores principales es de la Universidad Simón Bolívar, el químico y profesor, Julio Herrera.

Esa publicación, que descifró la evolución química de ciertos sabores de las bebidas, superó a otros autores de universidades e institutos de Dublin/Berlín/Chicago/Bratislava, en ese orden de los top five. La singularidad no es sólo de la Caracas de ahora, sino de la asociación misma entre Universidad y empresa, poco vista por estos lares.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Recuperar la dignidad del docente universitario: una tarea inaplazable

El Observatorio de la Universidad Colombiana

"El profesor Gonzalo Arango Jiménez, presidente de la Federación Nacional de Profesores Universitarios (FENALPROU), analiza en Alma Máter, de la Universidad de Antioquia, cómo los docentes universitarios, pese a ser el centro de la actividad académica y génesis de la Universidad no son reconocidos salarial, académica y socialmente como se debería". 

Sistema de aseguramiento de la calidad de la educación superior: consideraciones sobre la acreditación en Colombia

El Observatorio de la Universidad Colombiana
"Víctor Manuel Gómez Campos y Jorge Enrique Celis Giraldo, de la Universidad Nacional de Colombia, analizan, en la Revista Colombiana de Sociología (Nro 32), la manera como los indicadores e instrumentos de medición y evaluación de la calidad de la educación superior, podrían contribuir con la calidad del proceso formativo. Para ello toman como referencia los procesos de registro calificado y acreditación de alta calidad, advirtiendo que la manera como el sistema evalúa no reconoce la necesidad de comprometerse con estas variables"
Texto completo

martes, 22 de marzo de 2011

La Universidad Moderna

Francisco Rivero
Tal Cual, 22/03/11
La universidad actual se ordena esencialmente a impartir "destrezas".

Esa es la razón por la cual ya no se dedica a educar sino a capacitar técnica y operativamente a los estudiantes que a ella acuden. Este crudo pragmatismo no es accidental: expresa, en el orden pedagógico, la reducción de la razón a poder que define a la modernidad y justifica el proceso de "reconversión" de la institución, de fuente universal y normativa de espíritu y conciencia, en mero instrumento al servicio del poder económico y político de la empresa o el estado.

Este derrumbe espiritual es la causa de su muerte moral, es decir, de su abdicación de la libertad. Dicho en dos palabras, la universidad moderna ya no quiere, ni le importa, ser autónoma. De ahí que haya desechado el pensamiento y se haya subordinado, "pragmática y utilitariamente", a la lógica del mercado capitalista o del estado socialista. Esta es la razón por la cual la universidad ya no educa, ni piensa, ni cuestiona intelectual, espiritual, ni moralmente, al estudiante que a ella acude ni a la sociedad en la que actúa.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ciencias, LOCTI y empresas

Luis Fuenmayor Toro
La Razón, 13/03/11
Uno de los elementos innovadores en materia de financiamiento de las ciencias, introducidos por la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación de 2005, lo constituyó la obligación que establecía para que las empresas venezolanas invirtieran en su modernización, de manera de hacerse más eficaces y eficientes y mucho más competitivas de lo que hoy son. Esta obligación debía comenzar, y así lo ordenaba la ley, por la más grande de las empresas de la república: Petróleos de Venezuela. PDVSA tenía que invertir en el país en la producción de ciencia y tecnología, para de poder suplir sus permanentes necesidades en la materia, mantener un proceso de mejoramiento, modernización y funcionamiento constantes y garantizar la realización de las inversiones necesarias para su crecimiento y desarrollo. Además de crecer, cuantitativamente hablando, PDVSA cambiaría radicalmente su objeto para convertirse en una empresa de energía y no sólo de exportación de materia prima.
PDVSA siempre ha tenido que invertir en la compra de la ciencia y la tecnología que requiere para funcionar, pero estas adquisiciones se efectúan en el exterior, es decir, PDVSA importa ciencia, tecnología y asesoría, lo cual favorece a los países desarrollados, quienes son los principales exportadores mundiales de estos rubros. La LOCTI de 2005, modificada antipatrióticamente hace poco, obligaba a la petrolera del Estado a invertir en desarrollo científico y tecnológico, en una cantidad acorde con sus ingresos brutos y con su característica de comerciar petróleo, pero lo más importante era que exigía que esas inversiones se efectuaran en el país, en los laboratorios de investigación venezolanos, lo que resolvía además el problema de la obtención de recursos suficientes para el financiamiento nacional de la investigación científica y tecnológica.
En la generación de estos recursos, la única empresa venezolana realmente grande tenía que ser la principal contribuyente, pues es la que dispone de esa potencialidad financiera y adicionalmente es la que más utiliza ciencias y tecnología para sus operaciones. El resto de las empresas del país, oficiales y privadas, también destinarían una parte de sus ingresos brutos, para mantenerse en las mejores condiciones de producción y transformarse en empresas competitivas. Es importante que se entienda que la ley obligaba a las empresas a invertir en ellas mismas, es decir, a utilizar parte de sus ingresos en su permanente actualización tecnológica, modernización y expansión. La LOCTI de 2005 tenía entonces el mérito de resolver el problema de la modernización del parque industrial venezolano, mediante su obligatorio enlace con los organismos nacionales productores de conocimientos, y el problema del desarrollo de las ciencias y la tecnología en el país, a través del financiamiento empresarial.
Las contribuciones empresariales ordenadas y estimadas por la LOCTI no eran recursos del Estado venezolano, no se trataba de fondos de carácter impositivo, se trataba repito de dinero de las empresas que éstas estaban obligadas a invertir en sí mismas, algo que no se entendió bien en el seno del propio gobierno, en el cual algunos pensaron que se trababa de una suerte de impuesto parafiscal. Nada más lejos del objetivo que se pretendía obtener. Se quería que las grandes empresas, por obligación legal, tuvieran que destinar parte de sus ingresos, de su dinero, a la modernización de sus instalaciones y a la innovación y renovación tecnológicas, en función de su progreso. Para ello tenían que contratar con las universidades y otros centros del conocimiento, distintos proyectos pertinentes a sus necesidades y planes. De esa manera, las empresas cubrirían sus necesidades y nuestros centros de investigación obtendrían el financiamiento necesario.
En 2007, se inició la instrumentación de este novedoso mecanismo financiero, lo que hizo saltar la inversión en ciencias y tecnología de 0,4  por ciento del PIB a más de 2 por ciento, por lo que se iniciaba una etapa cualitativamente diferente en el sector científico y tecnológico del país. Lamentablemente, desde un principio PDVSA se declaró reacia a aceptar la necesidad de adquirir en el país la ciencia y tecnología que necesitaba para funcionar, mientras el SENIAT insistía en considerar los recursos de la LOCTI como impuestos, que debían estar bajo su administración. Al final, un equipo ministerial ajeno a las ciencias y unos parlamentarios más ajenos todavía, modifican la ley y le dan a las obligadas inversiones empresariales el carácter de impuesto parafiscal, el cual deciden destinar a ser la fuente presupuestaria del Ministerio de Ciencia y Tecnología. La obligación de PDVSA es reducida de 2 a 0,5 por ciento de sus ingresos, dando al traste con la única posibilidad de crecimiento del sector científico que ha habido en el país desde 1958.
 
La Razón, pp A-8, 13-3-2011, Caracas 

Las huelgas universitarias

Juan Páez Ávila
Tal Cual, 21/03/11
Las huelgas de hambre protagonizadas por estudiantes, profesores y personal administrativo y obrero de las universidades autónomas, constituyen una expresión extrema de la sensibilidad y capacidad de sacrificio de sus componentes humanos que hacen posible su funcionamiento y evitar un colapso por la irresponsabilidad del gobierno de asignarle un presupuesto deficitario durante varios años consecutivos, en un acto no sólo de discriminación de las principales casas de estudios superiores del país, sino también de una profunda ignorancia acerca del valor y significado de la educación, en la era del conocimiento que exige inversiones proporcionales, para una mejor preparación de sus jóvenes.

Una de las características del atraso de una nación es la inexistencia de universidades con el presupuesto adecuado para poder cumplir con la formación de profesionales, científicos y técnicos que se requieren para impulsar los cambios propios de su tiempo. Que sean los estudiantes, quienes no ven futuro en nuestro país, porque en vez de invertir en los estudios superiores, el gobierno malgasta unos ingresos milmillonarios provenientes del petróleo en regalos a otros gobernantes que forman un coro de adulantes del Comandante Presidente, revela la incapacidad de quien dirige los destinos del país para determinar cómo y en qué debe invertirse el presupuesto nacional.

En el mundo de hoy los países desarrollados se disputan la primacía de sus universidades tomando en cuenta el número y profundidad de sus investigaciones, la altísima calificación de sus profesores y la selección y rendimiento de sus estudiantes, cuyos resultados son la contribución al progreso de las naciones y al bienestar de sus habitantes. La Rusia actual y los países emergentes como Brasil, China, Japón y la India no sólo gastan un alto presupuesto en las universidades para formar los jóvenes, hombres y mujeres que consolidarán sus desarrollos futuros, sino que también envían miles de profesores y estudiantes a completar sus formación con estudios de postgrado, en las mejores universidades del mundo desarrollado.

Una vez vetada la Ley de Educación Universitaria por el Presidente de la República, quien ha manifestado reiteradamente que no dialogará con la oligarquía, en la cual incluye a profesores y estudiantes universitarios, ante la perspectiva futura y dada la firmeza y la conciencia de la comunidad universitaria para enfrentar los desafíos de ayer y hoy por parte de regímenes autocráticos, el conflicto entre el gobierno de Hugo Chávez y las universidades continuará latente, hasta que se produzca un cambio del Jefe de Estado, en el 2012, y también en la manera de concebir la política en función de la educación, la salud y la seguridad de los venezolanos. A esa decisión firme de los estudiantes de defender un presupuesto justo para las universidades, corriendo el riesgo de sus propias vidas, se suma el respaldo que han recibido de la sociedad civil y de la Mesa de la Unidad Democrática, que expresan una gran sensibilidad humana y social, un compromiso para el futuro inmediato de los venezolanos, porque lo único que deben atender y garantizar los gobiernos es lo establecido en la Constitución Nacional vigente.

domingo, 20 de marzo de 2011

Elogio de la impertinencia

Rigoberto Lanz
El Nacional, 20/03/11
Nada es más sospechoso que los consensos de todos los discursos oficiales en torno a la "pertinencia" de cualquier cosa. En verdad lo que se quiere decir con ello es que esas cosas sean "políticamente correctas", que sean "lógicas", que sean sensatas, que sirvan al bien, al desarrollo, al progreso... Usted sabe el resto.
En el terreno del pensamiento, semejante esquema resulta siempre una catástrofe: porque es usado para funcionarizar la crítica, para silenciar la disidencia, para marginar lo que a primera vista no cuadra con lo "normal". En la vida académica este cuento de la "pertinencia" es especialmente letal; de él se sirven los burócratas para justificar el marasmo reinante, para desvalorizar todo aquello que no sea "útil", para entronizar el chato pragmatismo que viene encapsulado en letanías como "la universidad gradúa los profesionales que necesita el país".
La crítica formulada por el amigo Esteban Emilio Mosonyi a la reforma de la Locti (publicado en este espacio) va justamente en esta línea. Con el cuento de la "pertinencia" unos burócratas distraídos se colocan en una concepción anacrónica de la ciencia que habíamos sepultado, por ejemplo, en la plataforma epistemológica y política de la Misión Ciencia.
Para que quede claro que ello no es una casualidad, en diferentes ámbitos institucionales muy sensibles también se reproduce esta concepción reaccionaria de la tecno-ciencia. Lo vemos a cada rato en las vocerías mediáticas de la derecha y de la izquierda. Son los mismos adulantes del "progreso", del "desarrollo" y del "crecimiento".
También ronda este fantasma en las discusiones sobre el tema universitario, sea para condicionar la idea de autonomía (lo cual es un error teórico y político), sea para remachar una visión pragmática de la universidad profesionalizante (lo cual es una catástrofe a la hora de prefigurar la universidad que queremos) Cuando un burócrata pronuncia el término "pertinente" lo que en verdad se está expresando es una escatología de lo "útil", de lo "concreto", de "las necesidades del país" y un chorizo de necedades del mismo estilo.
Como lo he sostenido en todos los ambientes en donde discutimos el tema universitario, no se va muy lejos con una idea de la universidad que se resigna de entrada a la "formación de profesionales" ("útiles" o inútiles lo mismo da). Hay que colocarse en otro terreno para poder visualizar una alternativa verdaderamente distinta de la universidad que viene.
Lo plantearon de una manera ejemplar en estos días los colegas que participaron en el Foro Mundial por la Transformación Universitaria organizado por el Ministerio de Educación Universitaria. Los criterios de pertinencia tienen que ser otros, la organización de ese espacio tiene que cambiar radicalmente, el sentido de su quehacer tiene que ser reinventado. La amiga Yadira Córdova (ministra de Educación Universitaria) planteó de manera enfática el tema de la transformación universitaria como un eje prioritario para el que contribuyen las políticas públicas e instrumentos normativos como la LEU.
La universidad del futuro pasa por la plena asunción de las comunidades intelectuales que habitan sus espacios. Allí hay que garantizar de verdad que el cultivo del espíritu, la recreación estética, el debate permanente de los grandes problemas de la humanidad, el cultivo de la dimensión poética de la vida y toda esta constelación de intangibles que hacen a la emergencia de una nueva subjetividad (una nueva ciudadanía), tengan una visibilidad plena en todo el quehacer universitario (al lado de las labores instrumentales de formación socio-técnica que son hoy día casi las únicas actividades que justifican la "universidad con fronteras").
Lo sustancialmente pertinente en este proceso es salir del marasmo de la modernidad educativa. Creo que la universidad por sí sola no puede con este desafío. Pero creo, así mismo, que desde la arrogancia de la burocracia política tampoco vamos a ningún lado.

El hambre de la universidad

Gustavo Linares Benzo
El Universal, 20/03/11
Las marchas, los manifiestos, los remitidos y la huelga de hambre de los estudiantes y profesores pretenden lograr un presupuesto justo para las universidades. Entre tantos agravios de toda índole que el chavismo ha enrostrado a la universidad venezolana, el principal objetivo de las luchas ha sido económico, lo que es absolutamente obvio dado lo costoso de la educación superior y la actual coyuntura de asfixia financiera a que el gobierno la viene sometiendo desde hace muchos años.

Sin restar nada al mérito ni a la necesidad de estas manifestaciones, hay que tener la decencia mental de saber que jamás el Presidente ni sus adláteres otorgarán recursos suficientes para la universidad libre en Venezuela. La universidad es enemiga de este gobierno, quizás el principal enemigo, pues como muchos han dicho, es repugnante para esa religión laica del socialismo venezolano y su pontífice máximo. 

viernes, 18 de marzo de 2011

Talento en fuga

Ronald Evans Márquez
El Universal, 18/03/11
En días pasados por razones de trabajo estuve en uno de esos grandes hoteles nuevos de la famosa calle Brickell en Miami. Mi sorpresa fue mayor en esta oportunidad al descubrir que la mitad de los parqueros y botones son de nacionalidad venezolana. Conversando con uno de ellos, me cuenta que es ingeniero recién graduado de la Universidad Simón Bolívar. ¡Qué depresión ver nuestros compatriotas fuera del país teniendo que hacer este tipo de trabajos y con un título universitario de primer nivel! Poco se ha cuantificado en nuestro país el daño económico de esta emigración calificada a los países desarrollados en los últimos años. La llamada "fuga de talento" es equivalente a la fuga de capitales, solo que en esta oportunidad enfrentamos una merma estrepitosa de capital humano.

La fuga de talento produce en la mayoría de los casos un desmejoramiento técnico en el país receptor ("de-skilling" lo llaman los gringos) como bien lo demuestra el caso del compatriota ingeniero de la USB convertido -ojalá por poco tiempo- en parquero. Gran tarea tenemos los que todavía permanecemos en el país para tratar de revertir este fenómeno y hacer de Venezuela el país importador de talento y de oportunidades que éramos y no lo que estamos presenciando en la actualidad. La crisis de las universidades públicas que estamos viviendo es otro síntoma más de la enfermedad. Doy clases en la UCV a tiempo convencional y los sueldos son miserables. Cero ajustes en 3 años en un sueldo ya de por sí risible. Dar clases en Venezuela solo puede ser una actividad a tiempo parcial y por gusto. ¿Podemos así aspirar a universidades de nivel con investigación y desarrollo? ¿Podemos aspirar así a ser así un gran país y que nuestra gente quiera quedarse?

jueves, 17 de marzo de 2011

El conflicto de las capillas crea tensión en las universidades

Pilar Álvarez y J. A. Aunión
EL PAÍS, 17/03/11
La irrupción de unas 50 personas durante un rezo en la capilla del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid ha irritado a los sectores católicos y conservadores -algunas asistentes se desnudaron y gritaron consignas como "menos rosarios y más bolas chinas"-. En medio de un ambiente preelectoral tanto en la Comunidad de Madrid como en la propia Complutense, el asunto ha levantado la polémica, con petición de dimisión al rector por parte del Gobierno regional y gestos de reprobación y apoyo desde distintos sectores a la performance ocurrida el pasado jueves.
La polémica ha reactivado el debate sobre la existencia de capillas católicas integradas en centros públicos, como son las universidades, con rebrotes de protestas estudiantiles en la Universidad de Barcelona, donde ya hubo movilizaciones a finales del año pasado.

La LOCTI: el punto de vista mental

 Ignacio Ávalos
El Nacional,16/03/11

I. Como se sabe, en diciembre del año pasado la Asamblea Nacional modificó la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología, Locti, aprobada en el año 2005. Los cambios más importantes, aunque no los únicos, tuvieron lugar en el régimen de financiamiento establecido, mediante el cual se disponía que las empresas debían contribuir con un porcentaje de sus ingresos brutos al desarrollo tecnocientífico del país. Esta obligación podían cumplirla bien invirtiendo internamente los recursos a fin de fortalecer sus capacidades tecnocientíficas, bien aportándolos a terceros (universidades, centros públicos de investigación, etcétera), con la misma finalidad.

Los datos oficiales publicados en los años 2006 y 2007 (no se han publicado los de 2008 ni los de 2009, pero nada hace pensar en variaciones importantes con respecto a lo que aquí se dice) revelan, a primera vista, 3 hechos muy importantes. Primero, la obtención de un enorme volumen de recursos, muy por encima de la escala venezolana (estamos hablando, grosso modo, de más de 3 millardos de dólares por año, algo así como 3% de nuestro PIB, cifra que pone Venezuela en las grandes ligas en este tipo de estadística). Segundo, más de 90% de los recursos fueron orientados por las empresas hacia su propio desarrollo y, aunque no hay estudios que evalúen el impacto de semejante inversión, las autoridades gubernamentales han asomado la hipótesis de que, en muchos casos, la asignación de los recursos no se ajustó a lo previsto en las normas y presumiblemente no se tradujo en el mejoramiento del aparato productivo. Y por último, las empresas aportaron a terceros sólo alrededor de 7% del total de los recursos; destaca el caso de las universidades (al parecer tomadas por sorpresa por la ley), que recibieron apenas 3% de los fondos, siendo que uno de los principales objetivos trazados era consolidar su vinculación con el sector productivo.
 
II. La nueva ley introdujo dos cambios fundamentales. Por un lado, la contribución empresarial pasó a ser un impuesto y, por el otro, quedó establecido que los recursos obtenidos deben ser entregados al Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Fonacit, a fin de que éste los administre. De esta manera se pretende conseguir tres objetivos. Primero, que el Estado, no la empresa, sea el que decida el destino del dinero recabado a fin de alinearlo con las políticas gubernamentales (de paso, es bueno recordar que, aun en el país más capitalista del planeta, el sector público tiene una competencia indelegable para fijar el rumbo al menos 30% de los recursos con el propósito de responder a ciertas prioridades y corregir las fallas del mercado, propias en esta área). Segundo, que el Estado vele por la eficacia de los recursos invertidos en las propias empresas en función de su desarrollo tecnológico. Y, tercero, que el Estado asegure los recursos a aquellos actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, soslayados por las empresas por la ley derogada.

III. Visto lo anterior, cabe preguntarse si el Fonacit puede gestionar una suma de dinero que multiplica varias veces su presupuesto habitual, si tiene, aun adoptando las reformas que le son posibles, la capacidad institucional de evaluar y decidir sobre infinidad de proyectos (de muy variada naturaleza, además) y si puede hacerlo sin convertirse en una alcabala administrativa que entrabe el entendimiento y el acuerdo requeridos entre los diversos actores involucrados en los procesos de innovación. Preguntarse, más específicamente, si desde el sector público puede decidirse mejor ­siempre y en todos los casos­, la colocación de las inversiones correspondientes al sector productivo. Preguntarse, igualmente, si con el legítimo propósito de darle un mayor papel al Estado no se corre el riesgo de una intervención exagerada y contraproducente para los intereses nacionales. Y preguntarse, en fin, si no es posible idear una fórmula que repare las grietas advertidas en la ley anterior, tarea que no pareciera factible con la nueva.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Escrito al margen

Manuel Rodríguez Rivero
EL PAÍS, 16/03/11
La sabiduría también reside en los márgenes. Los coleccionistas lo saben, aunque los marginalia -esos comentarios que desde tiempo inmemorial se han escrito en los libros de otros autores- sigan siendo la bestia negra de los bibliotecarios. No todas las anotaciones marginales cuentan por igual. En mi colegio, por ejemplo, los libros de los alumnos eran sometidos a periódicas revisiones para evitar que los emborronáramos con apostillas impertinentes; pero los profesores que los inspeccionaban apuntaban en los suyos aclaraciones y llamadas a las que más tarde recurrían para explicarnos la lección.

Llamado a la convivencia universitaria

Carlos Torres
Tal Cual, 16/03/11
En nuestros días, la universidad venezolana ha rescatado el derecho a participar en el debate sobre una nueva ley que coloque a la institución en capacidad de responder a los retos del siglo XXI y le proporcione las condiciones legales para alcanzar los cambios necesarios. En esta coyuntura, como es natural, el principio de la autonomía universitaria ha sido levantado como un valor intrínseco a la idea misma de universidad. Principio éste que conquista la universidad medieval frente al poder de la iglesia, pero que tiene hoy una significación nueva porque es pieza imprescindible del orden institucional de la sociedad democrática. La universidad en la sociedad democrática es escenario de libertad, de pluralidad y de respeto a las ideas ajenas.

La autonomía es, entonces, el compromiso que asumen las autoridades, en representación de la institución, para el ejercicio responsable de una práctica de gobierno democrático y transparente, frente a su comunidad y frente a la sociedad. Las ideas anteriores sirven para poner en contexto la sorpresa de la comunidad ucevista frente a la información difundida, de que el Vicerrector Académico de la UCV, profesor Nicolás Bianco, haya solicitado la renuncia de sus cargos a los profesores Félix Tapia, Coordinador del CDCH; Alberto Fernández, Coordinador del Consejo de Estudios de Postgrado; Manuel Caetano, Gerente del SICHT. La razón aparente de tan insólita decisión es el hecho de que los mencionados profesores, en ejercicio de su absoluta libertad de opinión, en las recientes elecciones gremiales, apoyaron la plancha que finalmente resultó triunfadora. Este molesto incidente ocurre, además, cuando ha culminado una campaña electoral interna traumática, que por muchas razones debería ser objeto de revisión y autocrítica colectiva por parte de todos los participantes, en beneficio de la recuperación de un clima de convivencia y respeto que tanto necesita la UCV, en estos tiempos de amenazas constantes de parte del gobierno nacional y de sus seguidores internos más violentos. Lo que conviene a la Universidad hoy no es la exacerbación de las diferencias y la crispación entre quienes tienen ópticas distintas frente a diversos asuntos de la institución, es más bien el examen riguroso y diáfano de las cuestiones en disputa, sin agresiones verbales inútiles y sin descalificaciones, en fin, conviene recobrar el espacio de diálogo y respeto propio de la democracia universitaria.

Frente a la dimensión del adversario que hoy amenaza a las universidades luce no sólo inadecuada sino irracional la disputa por la dirección de una institución cuyo destino exige el compromiso de todos y requiere la fortaleza que proporciona una comunidad solidaria. De allí que este escrito quiere ser un llamado a la convivencia y no la reprobación de acciones que considero improcedentes para la vida de la Universidad.

La Universidad no se rinde

Teodoro Petkoff
Editorial de Tal Cual, 16/03/11
iQué desgraciado el país cuyas universidades deben dedicar cada año ingentes esfuerzos de sus comunidades simplemente para que el gobierno les garantice el presupuesto adecuado para su funcionamiento! ¡Qué desgraciada Venezuela, cuyas universidades públicas y autónomas deben mendigar cada año lo que en justicia les corresponde y sus alumnos, profesores, empleados y obreros, deben recurrir a marchas y huelgas de hambre para pelear por sus derechos! Mientras en todo el mundo, desarrollado o en vías de tal, los gobiernos, cualquiera sea su color, han asumido el desafío de la sociedad del conocimiento, como factor fundamental de sus políticas de de sarrollo, diseñando recursos y políticas a todos los niveles de sus sistemas educativos, el régimen "revolucionario" de Hugo Chávez marcha en sentido exactamente contrario. Mientras China, India, Brasil, Sudáfrica, ponen especial empeño en crear universidades de altísimo nivel, ("elitistas" las llamarían nuestros "revolucionarios"), en las cuales las exigencias para el ingreso son incluso brutales; haciendo de ellas sus principales centros de investigación y desarrollo, en nuestro país, el gobierno, a punta de mezquinar el presupuesto y acosar a las universidades autónomas por todos los medios, ha venido rebajando el nivel académico y científico de esos establecimientos. 
En este país de inflación tan elevada, el presupuesto de las autónomas está congelado desde 2008 (y ya para entonces también era precario), lo cual significa que los sueldos, de por sí bastante bajos, de los profesores, se ven aún más reducidos en su poder adquisitivo.

Un profesor instructor, que es el primer nivel del escalafón, apenas devenga un poco más del salario mínimo y un titular, después de 25 años de carrera, apenas supera los cinco mil bolívares. No existen incentivos para el ejercicio de la carrera y por el contrario, son muy fuertes los estímulos para el éxodo profesoral. Los trabajos de investigación están prácticamente suspendidos. Las bibliotecas no pueden adquirir las revistas científicas, indispensables para mantenerse al día. Los laboratorios languidecen; los comedores universitarios se han visto obligados a suspender sus servicios en varias oportunidades. La docencia, en general, se ve gravemente perjudicada en estas condiciones. No apuntamos hacia la sociedad del conocimiento sino hacia la del atraso y el primitivismo.

¿Cómo explicar esto? ¿Qué razones puede esgrimir el gobierno para justificar este ensañamiento? Aparte de una razón ideológica, apenas enmascarada en la tentativa de Ley de Educación Superior, que debió echar atrás (por ahora), no se nos ocurre otra que la venganza política, la retaliación cobarde frente a instituciones donde jamás ha podido ganar elecciones profesorales y estudiantiles, perdiéndolas todas en correlaciones de 80-20, y donde entre los propios empleados y obreros crece el descontento y nacen nuevas perspectivas para valorar su relación con el régimen.

El espíritu universitario ­crítico, democrático, plural, tolerante y abierto­, jamás será vencido por la sinrazón de la fuerza y de la ignorancia. Ya lo verán.



 


martes, 15 de marzo de 2011

Los polìticos se pasan la pelota de la ciencia

ENTREVISTA: ALMUERZO CON... AMAYA MORO-MARÍN
El PAÍS, 16/03/11

Amaya Moro-Martín propone restaurante para comer: vegetariano y que no sea caro, por aquello de la crisis y de que "si hay estrecheces presupuestarias, mejor que demos ejemplo". Elige un sitio cerca del Congreso de los Diputados, donde hace unos días entregó una carta, con media docena de científicos jóvenes, como ella. "Y que quede claro que no es una iniciativa individual ni hay protagonismo por mi parte, por favor", recalca. Alertan sobre la situación de incertidumbre de los investigadores jóvenes en España y proponen mejoras en la futura Ley de la Ciencia para dar la necesaria estabilidad a la carrera científica.

La reforma de la universidad: la interpretación retórica y la explicación científica

Conferencia del profesor Orlando Albornoz en la Universidad Catòlica "Cecilio Acosta" (UNICA)

“Ninguna ley solventará los problemas en la educación superior (…) ¿Podemos reformar a la escolaridad universitaria sin reformar a la sociedad? ¿Podemos acaso cambiar esta última mediante el cambio doctrinario, sin abordar la competitividad, la disciplina social y sin crear un proyecto educativo nacional? Aristóbulo Istúriz, antiguo Ministro de Educación dijo que en Venezuela el ejército no era nacional sino bolivariano. Ese es el ‘cuello de botella’ pues tenemos un proyecto escolar bolivariano, que no nacional”, fueron algunas de las interrogantes que el sociólogo, catedrático e investigador venezolano Orlando Albornoz abordó durante la conferencia que recientemente ofreció en la Universidad Católica “Cecilio Acosta” (UNICA).

sábado, 12 de marzo de 2011

El derecho a elegir en las unversidades venezolanas

Luis Ramos
El Universal, 12/03/11
La Ley de Universidades vigente, establece que las autoridades de las universidades venezolanas, deben ser electas por los miembros del llamado "claustro universitario". Un sistema que solo da derecho a votar a un número reducido de profesores ordinarios, y a una representación proporcional de los estudiantes y egresados.

Las personas que hacemos vida universitaria en Venezuela estábamos acostumbrados a esto, hasta que la Asamblea Nacional sancionó la Ley Orgánica de Educación (LOE). La LOE dejó sin efecto al claustro universitario, dando pleno derecho a todos los miembros de la comunidad universitaria para que elijan a sus autoridades, en pocas palabras, una persona un voto, tal y como se eligen a todos nuestros representantes civiles, desde el Presidente de la República, hasta los concejales municipales.

No hay ciencia sin competición

Enrique Älvarez y Tomás Ortín
EL PAÍS, 12/03/11
En el debate que distintos sectores de nuestra sociedad mantienen sobre la Universidad, la investigación y sus posibles reformas y mejoras hay un bando bastante numeroso (y, tristemente, influyente) que, si acaso llega a reconocer que ambas están aquejadas de importantes y persistentes problemas, niega rotundamente que los rankings mundiales de universidades tengan alguna validez, que se puedan establecer comparaciones con las mejores universidades e institutos de investigación del mundo y, en última instancia, que debamos siquiera intentar competir con ellos. Parecen decir que nuestras universidades y nuestra ciencia, mejores o peores, son solo cosa nuestra y que fueron creadas para fines distintos o más restringidos que los de Harvard o Cambridge.

viernes, 11 de marzo de 2011

EL PEI reniega de la Ciencia y de la Investigación

María Pilar García Guadilla*
Creo que nuestras autoridades universitarias, nuestros decanatos, nuestros centros de investigación y nuestras asociaciones científicas tienen la obligación y responsabilidad HISTÓRICA de asumir una posición explícita e institucional con respecto al PEI. De quedarse callados, estarán avalando y serán responsables en mi opinión, de la muerte de la UNIVERSIDAD AUTONÓMA Y CREADORA.

Creo que se confunde "respeto" con autoritarismo, engaño y despojo. ¿Cómo puede una instancia como el ONCTI señalar que "no da marcha atrás con el PEI por respeto a los 5.000 investigadores inscritos", cuando se nos ha irrespetado imponiendo un Reglamento que además, es inconstitucional, excluyente y para el cual ni siquiera se nos ha consultado?. Además, de ser verdad que existe ese número (ya que cada día el ONCTI irrespetuosamente cambia reglas y condiciones en su afán de imponer el PEI a como dé lugar), estoy segura  deque la mayoría de los investigadores se registró confundida por la rapidez de la convocatoria, sin tener claras las reglas del juego que vendrían con el PEI, pues la inscripción original era para los Proyectos Estratégicos, y angustiada ante las restricciones injustas que se han hecho al presupuesto universitario en las actividades de investigación que son la esencia de UNA UNIVERSIDAD ANTONOMA Y CREADORA.

Si alguien hemos sido, no solo irrespetados, sino NEGADOS, EXCLUIDOS, ELIMINADOS Y EXPOLIADOS, hemos sido los investigadores. Si algo se está vulnerando es la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Y EL DERECHO QUE TENEMOS LOS INVESTIGADORES A PRACTICAR LA CIENCIA, sin ideologías, sin normas impuestas desde arriba y sin exclusiones. ¿Quien rompió unilateralmente el contrato PPI que todavía tenemos los investigadores si se aplicara la Ley del Trabajo?; ¿quién expolió el fondo LOCTI que nos corresponde para devolver las migajas del mismo solo a aquellos que entren por el aro de que la Ciencia debe ser definida en los niveles políticos más altos y debe concordar con una determinada ideología, cuando todos sabemos que la Ciencia no tiene los adjetivos NI de CAPITALISTA NI de SOCIALISTA?.

CREO QUE TODOS TENEMOS UNA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA EN ESTOS MOMENTOS CON LA CIENCIA EN VENEZUELA. Creo que asumir tal responabilidad supone algunos sacrificios si deseamos que se respeten los principios éticos en los que nos hemos formado los investigadores y universitarios. También supone, y esto debemos solicitarlo respetuosamente, que la institución universitaria ,empezando por nuestras autoridades universitarias y las asociaciones cientificas, tomen el liderazgo en defensa de una posicion ética, científica y universitaria. De lo contrario, ¿de qué sirven nuestros desvelos alrededor de la Ley de Universidades si nos están imponiendo la definicion de ciencia y de universidad a través del PEI?.

Yo diría que independientemente que se hayan inscritos e incluso que ya hayan enviado sus documentos al ambiguo, cambiante y excluyente PEI, todos los investigadores debemos reflexionar sobre esta responsabilidad histórica y tomar una posición acorde, pues no se puede estar con Dios y con el Diablo cuando está en peligro la UNIVERSIDAD, LA AUTONOMÍA Y LA CIENCIA. Creo que parte de esta responsabilidad es orientar a los profesores más jóvenes que se están formando en los principios éticos que supone la ciencia con nuestras palabras y tambien con nuestro ejemplo.

*Profa. María-Pïlar García-Guadilla
Co-fundadora del PPI por la Sociedad Galileana de la USB
Ex-presidenta del PPI por la Comisión de Ciencias Sociales
Investigadora IV del PPI
Universidad Simón Bolívar

Investigar en España

Carla Cuní
EL PAÏS, 11/03/11

Hace tiempo que decidí que quería estudiar una carrera de ciencias para dedicarme a la investigación. Hoy me planteo la siguiente cuestión: ¿por qué, después del esfuerzo académico, personal y económico que voy a realizar en mi formación, me encontraré con un futuro laboral incierto que me condenará a ser una trabajadora precaria? Pues simplemente porque la investigación en este país no está valorada y no es considerada el motor del progreso, como en Alemania o en EE UU. Aquí no interesa invertir en una sociedad cuya economía esté basada en el conocimiento. según demuestran los presupuestos y ayudas que el Gobierno destina a este campo y las dificultades y quejas de los investigadores españoles que luchan reivindicando sus derechos y el reconocimiento de su labor. Así pues, si para ello tengo que dejar atrás a mi familia, mis amigos y la tierra donde he nacido, he crecido y he vivido, no dudaré en hacerlo, porque lo que no quiero es vivir en un país donde investigar no tenga el valor que se merece y se anteponga una sociedad "de la ignorancia" a una sociedad "del conocimiento".

 

Ciencia contra la resignación

Pere Puigdomenéch
EL PAÍS, 11/03/11
Se cuenta que un partido pacifista se presentó a las elecciones danesas con una propuesta radical para reducir el déficit presupuestario. Propuso que se redujera el gasto militar a unos 1.000 euros. Calculaban que este era el coste de un sistema de grabaciones colocado en la frontera del Reino y que a la llegada de un ejército enemigo lo acogiera con un: nos rendimos. La crisis económica ha llegado a las fronteras de nuestra sociedad como si se tratara de un ejército enemigo. Vecinos nuestros se preparan para construir sociedades basadas en la educación y el conocimiento. En nuestro caso más bien parece que la respuesta sea un interfono que responde: "Nos rendimos. Que inventen ellos".

miércoles, 9 de marzo de 2011

Un Núcleo cultural: entre la nostalgia y la realidad

José Malavé
UDISTAS, 02/03/11

A raíz de los violentos acontecimientos ocurridos el 27 de octubre de 2010 en el campus de Cumaná  del Núcleo de Sucre, específicamente en Cerro Colorado, se produjo un proceso –de los más significativos  en cuanto a calidad de participación ocurridos en los últimos años– en el cual concurrió un valioso grupo de profesores. Organizado en mesas de trabajo, este conjunto de docentes generó, a partir del diagnóstico de la realidad del campus, una serie de reflexiones y proposiciones para varios ámbitos de la vida universitaria.

En la mesa donde participé se trató el complejo asunto de la convivencia, a nuestro modo de ver, centro y eje del deterioro que vivimos en nuestra universidad. Un aspecto resaltó en el análisis: la decadencia o pérdida de un entorno de referencias culturales efectivas en y  entre   todos los miembros de la colectividad universitaria, y en particular, en y entre los miembros de la comunidad académica: profesores y estudiantes. En otras palabras, nuestro contexto de ejercicio de la labor de enseñanza y aprendizaje, ese en el que han de formarse (para decirlo con un cliché) las nuevas generaciones de profesionales y conductores de la vida nacional, regional y local, carece de coordenadas y perspectivas consistentes y continuas que sustente en valores la educación  humanística y científica, la que ha marcado la esencial tradición universitaria: formación plural,  integral, respetuosa del otro, solidaria, responsable y disciplinada, entre otros rasgos.