jueves, 27 de junio de 2013

El conflicto universitario

Diego Bautista Urbaneja
El Universal, 27/06/2013

Estamos ante un gobierno debilitado en su base política, a la defensiva en el terreno económico y social, y que ha perdido la guía y el criterio de acción que lo orientó durante catorce años.

Empujado sin embargo como por un impulso inercial, trata de retomar la ofensiva en los terrenos en los que siente que tiene posibilidades de lograr ampliar su poder. Son dos los campos en los que así trata de avanzar, bien visibles por cierto en el actual acontecer del país. 

Medios de comunicación

Uno de ellos es el de los medios de comunicación. Las recientes operaciones de compra de medios de comunicación apuntan, si no tal vez a cercenar de un todo, sí a estrechar los canales de comunicación masiva que conecten a la oposición política con la población. Ello por cierto que debe ser un punto de atención específica para la unidad opositora: cómo compensar, mediante formas de comunicación más localizadas y más numerosas, la pérdida o disminución de los canales de comunicación masiva con los que se había acostumbrado a contar. Si logra el reemplazo, en verdad que no le vendría nada mal el cambio. 

Pero nuestro tema de hoy es el tema universitario. Allí se está librando hoy por hoy una gran batalla democrática. Las universidades han salido en defensa de la universidad autónoma, plural y democrática. Todos los sectores universitarios tienen que tener muy claro que lo que está en juego es la desaparición del concepto de univer- sidad autónoma y plural, para ser reemplazado por el control político de la totalidad de las universidades venezolanas por parte del Gobierno. 

Elemento económico

Hay ciertamente un elemento económico implicado en la crisis universitaria. Todo el país sabe ya la situación insostenible a la que han llegado los sueldos y salarios de profesores, empleados y trabajadores. Escudándose en esa situación, el Gobierno ha querido esconder su intención política detrás de unas mejoras económicas, que sabe que el personal universitario necesita con urgencia. Ha preparado así un tal convenio colectivo, "negociado" con entes gremiales y sindicales oficialistas, que no representan sino a una ínfima minoría de los profesores, empleados y trabajadores. Encierra tal documento la desaparición de la pluralidad ideológica, de la especificidad de los intereses de profesores, trabajadores y empleados, de la autonomía de la relación laboral de quienes trabajan en las universidades con su respectiva universidad. Un solo ente agruparía a todo el que labore en la universidad, un solo patrón - el ministerio - manejaría la relación laboral, una sola ideología orientaría la docencia y la investigación, que habrían de estar enmarcadas en el socialismo y tener como fin la construcción del hombre nuevo, y pare usted de contar.

Control político 

Pero todo eso, como he dicho, queda oculto bajo unas mejoras salariales que se proclaman a los cuatro vientos. "Pero, ¿qué más quieren, si les hemos subido el cien por ciento?". No vamos a discutir en este momento si ese aumento es de esa magnitud real, cosa muy discutible. Porque lo que justamente importa es lo que está debajo de ese aumento, sea él cual sea. Eso es lo que tiene en pie de lucha a las universidades y lo que continuará teniéndolas. El mundo universitario sabe que el objetivo de control político es el objetivo de fondo de la política gubernamental. 

Hay allí ciertamente un batalla que dar por la opinión pública. El mundo universitario y la ciudadanía que comprenda los verdaderos términos del problema, tienen que seguir explicando incansablemente al resto del país por qué las universidades autónomas no pueden aceptar lo que el Gobierno les ofrece, de la manera en que se los ofrece. Dada la forma en que el Gobierno ha planteado las cosas, es mucho más que un mejor salario lo que está en juego. 

Corresponde al conjunto de las fuerzas universitarias decidir cómo mantener su lucha. Tal vez tenga ésta sus altibajos. Pero no podemos perder de vista lo que busca el Gobierno y lo muchísimo que está en juego para la vida universitaria y, por ende, para el país. 

El Gobierno sabe muy bien lo que tiene que hacer. Sentarse a conversar con quien tiene que hacerlo, con los verdaderos representantes del mundo universitario, en sus diversas facetas. Nadie es loco y nadie va a aspirar en esas conversaciones a lo imposible. Pero la universidad sabe muy bien lo que no puede negociar ni entregar, so pena de desaparecer.

Sesenta y uno

Tal Cual, 27/06/2013

Sesenta y un actos de violencia en cinco años van, hasta ahora, contra la UCV y por extensión, contra la Universidad venezolana. ¿El pecado? Su espíritu libertario, su tajante defensa de la autonomía, libertad de pensamiento y cátedra, valores que ante la agresión totalitaria del régimen, es deber defender a ultranza, como uno de nuestros últimos reductos de libertad.

Sesenta y un actos vandálicos y denuncias ante la Fiscalía, sin respuesta. Ningún culpable, salvo absurdas citaciones ante tribunales a dirigentes gremiales y autoridades por el presunto delito dedefender la autonomía y la libertad, criminalizando el derecho a la protesta democrática.

Al ver heridos a estudiantes y profesores y en llamas alas obras de arte patrimoniales de la UCV, http://www.frentepatriotico.com/inicio/2013/06 /22/canto-infinito-universidad-central-devenezuela-ucv/ ) nos invade la rabia. Metralla contra ideas, es la consigna. Cual Noches de los Cristales, estos totalitarios tropicales destrozanlas sedes universitarias al saberse indignos de ellas, mientras justifican su licencia a destruirlas como reclamo por mayor participación, democracia e inclusión. ¡Vaya cinismo!

Al momento en que escribo no ha cursado la asamblea pautada para responder al tribunal que ordena a la APUCV suspender la huelga. En ella, losparticipantes decidirán de facto si aceptan los pírricos aumentos propuestos en un contrato generado por sindicatos ilegítimos a espaldas de la FAPUV, que propone crear una Federación Única Socialista (cláusula 157), desechando las normas de homologación y violando los preceptos constitucionales de la universidad, contrato que lasconvierte en centros sujetos a la ética (pseudo)socialista (cláusula 6) que el régimen pretende imponer desde la educación a la sociedadvenezolana, de acuerdo a su plan de gobierno.

Ya están en eso: allí van la resolución 058 para el control político de la educación primaria y secundaria, la reforma inconsulta de la educaciónespecial, la transformación "socialista" del INCE en INCES, la manipulación de los gremios de educadores y mucho más.

¿Dejaremos los universitarios que se consuma el asalto? La respuesta la habrá tenido mi amable lector horas antes de leerme. Mientras esto escribo, sólo me queda esperar que el orgullo universitario, deliberante, libre, autonómico, se haya sobrepuesto a cualquier oferta de compra de conciencia que el régimen ofrece a cambio de la sumisión total.

Presidente: Sí hay razones

Luis Fuenmayor Toro
Últimas Noticias, 26/06/2013

El presidente Nicolás Maduro, luego de exigir una investigación sobre los delitos cometidos recientemente en la UCV por encapuchados, lo cual esperamos no sea sólo para exculpar a algunos de sus simpatizantes radicales, señaló que no existen razones para el paro y que el mismo es de una minoría de profesores de dirigentes “cuestionados”. Con respeto debo decirle que está equivocado y mal informado y voy a explicarle por qué desde la posición de la UCV y en primera persona. 

1) Mis dirigentes gremiales fueron electos democráticamente, como lo fue usted, y me gusten o no son los elegidos por los profesores ucevistas, al igual que usted lo fue en recientes elecciones. Así como a usted le molesta que haya gente que reconozca a otro como Presidente, a mí no me puede obligar nadie a que considere a los directivos de FENASINPRES como mis representantes, pues no lo son. Pero, el ministro discute con ellos cláusulas que luego van a afectar a quienes no estamos en esa federación. Lo que estamos exigiendo es ser representados por nuestros representantes. ¿Es mucho pedir? ¿Es un exabrupto acaso? 

2) En el contrato colectivo espurio se incorporan asuntos de orden académico y legal, que no corresponden a este instrumento sino a la legislación venezolana. Su incorporación es absurda e ilegal y producto de sindicaleros que quiere ser docentes por la vía fácil.

3) Al no estar representados en la Normativa Laboral, pues no se permitió la presencia con derechos plenos de sus asociaciones sino sólo con voz, los profesores no representados (mayoritarios nacionalmente) no gozarán de sus correspondientes partidas de beneficios socio económicos (Seguro HCM, servicio médico-odontológico, laboratorio, radiología, farmacia, centros educativos), lo que genera una discriminación aberrante e inconstitucional.

4) No está clara la extensión de los beneficios a los jubilados.

5) La huelga no es sólo profesoral sino estudiantil, por lo que se debe discutir con los estudiantes en relación con sus peticiones.

6) Las Normas de Homologación deben ser el instrumento a utilizar, pues están vigentes y han sido ratificadas en los niveles judiciales más altos.

7) Es ilegítima la intromisión de los tribunales, para eliminar el derecho de huelga de los trabajadores docentes universitarios.

Universidad asediada

Luis Ugalde
El Nacional, 27/06/2013

No nos sorprende, pero sí duele e indigna, el cerco del Gobierno a la universidad autónoma para someterla e imponer el estatismo "socialista". Parece incomprensible a primera vista que un profesor cualificado gane tres o cuatro veces menos en Venezuela que en Colombia. Esto antes no era así, pero lo ha impuesto el Gobierno en la década de la mayor bonanza en los precios petroleros. En consecuencia, con salarios iniciales cercanos al mínimo, la universidad autónoma venezolana no puede retener y menos conseguir nuevos académicos docentes e investigadores bien preparados. Este empobrecimiento de la universidad no se resuelve con el actual aumento, que sólo parcialmente repone el deterioro salarial de los últimos cinco años: todavía se le debe a toda la comunidad y se mantiene el cerco en espera de su rendición total.

El objetivo del asedio es la sustitución de la actual universidad autónoma por otra sometida a la imposición "socialista" del Gobierno-Estado-Partido. Algún ingenuo podrá pensar que esto no es así, pues la autonomía está garantizada por la Constitución vigente en su artículo 109 que luego de reconocerla precisa: "Las universidades autónomas se darán normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley". Este párrafo de la autonomía universitaria es válido, o debe serlo, para todo tipo de universidad, también para las experimentales y las privadas. Pero desde hace unos años el régimen, para controlar las universidades, no aplica la vigente Constitución, sino la "revolucionaria" y "socialista" derrotada en el referéndum de 2007. Es absurdo creer que en Cuba pueda haber universidades que piensen y enseñen algo distinto de lo que dice Castro. Esto no es una calumnia nuestra, sino un orgullo y sello de identidad del régimen comunista y también del "socialismo del siglo XXI". Desde esa perspectiva, los "revolucionarios", de un plumazo, convierten las universidades autónomas en agentes del imperialismo y formadores de la "derecha fascista", que bien merecen unas bombas y hogueras. Absurdo sería utilizar el dinero del pueblo para formar universitarios golpistas o respetar su autonomía y pluralismo de pensamiento, pues "cría cuervos y te sacarán los ojos".

La Constitución cubanoide derrotada es la que efectivamente guía al gobierno actual. Por eso se hizo una ley de universidades escandalosamente anticonstitucional y antiautonómica, hasta que el presidente Chávez vislumbró las protestas y no se atrevió a firmarla. Si el castillo no se puede tomar por asalto, se le pone asedio y se cerca con paciencia para que caiga por hambre. La estrategia tiene principalmente dos piezas, el cerco presupuestario y el bloqueo al procedimiento de elecciones democráticas autónomas de las autoridades y representantes.

La propuesta "revolucionaria" del voto universal igualitario para la elección de autoridades académicas es tan absurda que los egresados de la UCV tendrían cinco veces más votos que los profesores actuales, los estudiantes diez veces más y los empleados y obreros también los superarían. Fórmula tan genial no se usa en Cuba, ni en las universidades venezolanas controladas por el Gobierno, pues donde hay dedo presidencial revolucionario se elimina el voto.

Como por vía electoral no pueden tomar las universidades autónomas (los resultados les desfavorecen al menos tres a uno), se impiden las elecciones, se bloquea la renovación de las autoridades y se siembra violencia.

Pero la soga principal para ahorcar a la universidad es el presupuesto: les quitamos el pan y el agua y tendrán que rendirse. Con inflaciones anuales por arriba de 20 puntos bastan cuatro o cinco años para que el sueldo se reduzca a menos de la mitad. Ahora, por miedo a que la presión de calle de los universitarios prenda la mecha nacional ceden parte del dinero debido, pero sin reconocer a las autoridades ni a los gremios legítimamente elegidos, ni negocian con ellos.

Lamentablemente la guerra sigue. La miopía gobiernera y el fanatismo les impide ver que por este camino "revolucionario" de estatizar y quebrar empresas, importar alimentos, despreciar la productividad, envilecer la educación reduciéndola a control e indoctrinación y eliminar la autonomía universitaria... al final su ceguera se volverá contra ellos, pues el malestar invade a la sociedad y esta le pasa factura al Gobierno, que colapsa. ¿Patria o muerte? Más automuerte que patria.

miércoles, 26 de junio de 2013

Universidad y revolución


La Universidad fue un factor determinante en el triunfo de Hugo Chávez en el 1998; motivó la necesidad del cambio político y su clase media allanó el camino para la victoria electoral. Ella se constituyó - como debe ser - en el espacio más válido y eficaz para debatir sobre la ideología que se debía justificar, acordar y defender intelectualmente, pues no se trataba de crear una institución chavista o izquierdista sino una en la cual el chavismo y la izquierda, así como los otros grupos sociales y políticos, pudieran demostrar y usufructuar políticamente sus verdades. La Constitución de 1999 señaló el camino que todos, aún los no partidarios del mismo, se comprometieron a transitar. La Universidad era el espacio en el que tirios y troyanos trabajaban juntos. En el Plan de Desarrollo 2001-2007 se registraron los acuerdos operativos.

Después del Revocatorio Presidencial ganado por el Gobierno (2004), éste comienza a legislar –mediante leyes habilitantes- para transformar al país en uno de corte socialista con el pretexto de formar “al hombre nuevo”, es decir, socialista. Este ideario teleológico se plasma en el Plan de desarrollo 2007-2013 que, al analizarlo detenidamente, revela el propósito oculto del nuevo régimen: contribuir a perpetuar en el poder a Hugo Chávez.

Así, se modifica la Constitución, los poderes públicos se conculcan, los débiles y vulnerables se sobornan, y a los disidentes, como la Universidad, se les amenaza, atemoriza y agrede. De ahí en adelante todos teníamos que ser “socialistas” y votar por él, o disentir y ser expatriado en su propia tierra. Desde el segundo lustro de las décadas del siglo XXI la Universidad autónoma sufre las consecuencias por negarse a ser una fábrica de sumisos “jala mecates”.

La muerte de Chávez parecía que allanaba el camino para que la Universidad pudiera, otra vez, ayudar a entender y resolver técnica, científica y socialmente los problemas más apremiantes que confronta el país, especialmente los de índole económica y volver a las raíces de la revolución bolivariana; pero el manejo del conflicto universitario revela que el Ejecutivo no se ha dado cuenta que debe cambiar, que ya no hay, ni habrá, gobernante alguno que perpetuar, y que algunos se conformarán con la corta pasantía que les corresponda en el reparto. 

Que Maduro y el Gobierno no actúen racionalmente es problema de ellos; pero que la llamada oposición democrática ni siquiera actúe “para no contaminar políticamente la lucha estudiantil” es una sospechosa estupidez que es problema de todos (más de siete millones) quienes se resisten a la cubanización heredada; y eso está por encima de MUD y Capriles porque media Venezuela no sólo no quiere ser socialista sino que está dispuesta a enfrentarse a quienes nos lo quieren imponer y a quienes dejan, impunemente, que nos lo impongan. 

Es hora de estrenar en defensa de la Universidad y el país la altísima votación que la oposición obtuvo en la elección del 14-A, y protestar y rechazar con serenidad, pero con energía, las cláusulas: 5, 7, 8, 16, 94 y 157 de la llamada: I Convención Colectiva Única por ser violatorias de los derechos de los universitarios venezolanos.

martes, 25 de junio de 2013

Para entender la universidad

Colette Capriles
El Nacional, 20/06/2013

1 . Las universidades no son fábricas de títulos. El corazón de la actividad universitaria es la docencia, la formación del individuo en esa etapa crucial de la vida que es la iniciación a la adultez, es decir, al estar responsablemente en el mundo, con un proyecto personal. Pero eso no es posible sin que las universidades sean también espacios de conservación, discusión y producción del saber. Las sombras que vence la universidad no son sólo las del muchacho que se transforma en ciudadano: también son las de la sociedad a la que tanto acecha la oscuridad. 

2. La política del régimen chavista hacia el sistema de educación superior ha sido la misma que en otras áreas claves para la vida nacional: duplicar (uno diría: parodiar) instituciones, convirtiendo institutos tecnológicos en universidades de pésima calidad, con currículos controlados y clientela inerme (incluyo aquí no sólo a estudiantes embaucados, sino a un cuerpo docente tan maltratado como lo es el de las universidades autónomas). El modelo es el de la universidadzombie, sin voluntad propia: exactamente el negativo del de la autonomía universitaria, que es el concepto central con el que las universidades latinoamericanas se desarrollaron, a partir de los años sesenta, como refugios del pensamiento libre (incluyendo allí el radicalismo de la izquierda insurgente, que era el discurso dominante). 

3. Un observador imparcial del proceso venezolano quedaría sumamente perplejo ante lo que el régimen, presuntamente de izquierda, ha venido haciendo con la autonomía universitaria. No podría dejar de notar, al examinar las instituciones oficialistas, que la política parece ser no sólo convertir las universidades en grandes liceos profesionalizadores, sino sobre todo, convertirlas en fábricas de mano de obra barata por exceso de oferta. 

4. Con lo cual el sentido profundo de la educación universitaria se desvanece. La deriva estalinista del régimen queda a la vista: se trata siempre de abaratar lo humano. La autonomía es exactamente aquello que se opone a este proyecto. 

5. La autonomía universitaria es la condición esencial de la existencia de las universidades. 

Significa que son las propias instituciones las que debaten y deciden sobre sus programas, sus métodos de evaluación, sus criterios de excelencia, sus mecanismos de toma de decisiones, su gobierno. Pero la estructura de esa autonomía está dictada por los principios republicanos: ninguna universidad autónoma cumple una función que no sea la del bien común. No existe la universidad-para-sí; existe para la sociedad que le da sentido. 

6. Además de la duplicidad y el abaratamiento de la dignidad y calidad de las instituciones directamente bajo su control, el Gobierno ha utilizado su poder económico para doblegar sistemáticamente a las universidades autónomas. Los presupuestos universitarios eran, en democracia, el resultado de negociaciones entre el Ejecutivo y las autoridades universitarias. Los salarios docentes y administrativos se acordaban en consulta con gremios y sindicatos. Las insuficiencias se peleaban, se discutían, se exigían. Mientras yo estudiaba en la UCV, no recuerdo prácticamente ningún semestre en el que no se produjeran conflictos de distinta naturaleza. Y eso era precisamente el testimonio del respeto a la autonomía: se reconocía el derecho esencial de las universidades de ser interlocutores para decidir su forma de existencia. 

7. Lo que le importa al régimen es robar la dignidad y la autonomía, ese derecho a ser persona. 

Le importan muy poco los salarios, porque se ha acostumbrado a comprar las voluntades y a reírse, billete en mano, de la virtud y del honor. Hizo una oferta salarial que trata al profesor universitario como empleado de McDonald’s, como un eslabón más de una cadena productiva cuya plusvalía se reserva el Estado, y que no reconoce el valor del trabajo intelectual ni, por supuesto, los méritos profesionales. 

Sobre la autonomía de la universidad


El conflicto universitario que vivimos los venezolanos en el 2013 tiene larga data. Como todo otro conflicto genera mucha opinión sobre el mismo –incluso el mantener de mi parte que no es una ‘crisis’ sino un conflicto ya generaría un cruce de opiniones.

Juzgo que es un conflicto entre la visión del capitalismo liberal y el comunismo autoritario. Replantea en el escenario venezolano los términos de las disputas de la ya hace tiempo congelada Guerra Fría. Era la época de las controversias y la confrontación entre los sistemas, cada uno siguiendo aquel destino manifiesto que llevó Kruschev a las Naciones Unidas a decir que iban a sepultar al capitalismo.

Personalmente puedo ofrecer el testimonio de cómo en los escenarios académicos internacionales en donde se discute a la universidad y su futuro lo que se observa es una convergencia planetaria y de hecho hay muy pocos ejemplo en el mundo de países que muevan su educación superior como lo está haciendo Venezuela; efectivamente, hay muy pocos países en donde pueda observarse a los gobernantes castigando a las universidades, mucho menos con los pobres y patéticos argumentos empelados por gobernantes de lo que un gran pensador, Jaeger, llamaba la suerte divina, esto es, inexplicable.

En el discurso de mi disciplina, la sociología, el discurso desde 1960 gira alrededor del concepto de convergencia, que no del conflicto. El mismo tiene una connotación, según la cual el desarrollo esta asociado con cambios en la organización social, la estructura de clases, los patrones del comportamiento en el hogar, la escuela y el papel del estado garantizando el equilibrio democrático.
Por ello si bien Maduro y Capriles pueden continuar su lucha por el poder –cada quien utilizando los instrumentos a su alcance y con los valores éticos y morales que cada quien juzgue oportunos, pero podrían sentarse y abrir una mea de dialogo que comience por aceptar que para el bien de las universidades deben converger incluyendo la universidades privadas. Esto es, pensemos distintos peor acordemos un consenso, a fin de poder elaborar un plan de 20 años de desarrollo académico, como hacen China, Finlandia Singapur y en general los países agresivos en la materia, como Colombia y Brasil, nuestros vecinos, lugares adonde podemos ir a pie y utilizar sus vastos recursos para el aprendizaje que están organizando, con una vision convergente.

"El viejo sueño de liquidar a la universidad"

Roberto Giusti
El Universal, 25/06/2013

La miopía política de la clase dominante abandonada en el poder por Hugo Chávez queda en alarmante evidencia ante el conflicto universitario. Débil, deslegitimado y consumido por la lucha interna, el chavismo gobierna como si Chávez estuviera vivo, hubiera ganado las elecciones con un margen apabullante de votos y en pleno ejercicio de un mandato inequívoco. Pero la realidad marcha por un camino muy diferente porque despojado del amplio apoyo popular del pasado y reducido a una minoría cada vez más precaria, el esquema del dominio total de los centros de poder se muestra no sólo desfasado sino inviable.

Hay, además, un hecho que la soberbia, la cortedad de miras y el desconocimiento de la vida universitaria, les impide divisar en toda su claridad: en enero del 2011 Chávez vetó la ley de universidades por medio de la cual se desmontaba la estructura legal y operativa de la educación superior para convertir las casas de estudios en una suerte de sucursales académicas e ideológicas sometidas al diktat del Poder Ejecutivo. En aquella oportunidad y consciente de que se enfrentaba a una comunidad dispuesta a defender sus derechos y que ya lo había derrotado, con los estudiantes a la cabeza (2D del 2007), el presidente echó para atrás la ley por considerarla "inaplicable e inconsulta".

Ahora los herederos del caudillo pretenden, con la satisfacción a medias de unas reivindicaciones salariales congeladas por largos años, imponer, desconociendo los legítimos gremios universitarios, un esquema similar al vetado por Chávez para hacer realidad el viejo sueño, frustrado una y otra vez, de liquidar a la universidad crítica, generadora de conocimiento y formadora de profesionales de alto nivel. Esa es la verdadera razón del paro universitario. No se trata, entonces, como se quiere hacer ver, de un simple incremento de sueldos y salarios, sino de frenar, de nuevo, la rapacidad de un grupo de individuos que han intentado cogerse a las universidades sin haberlo logrado luego de casi tres lustros de luchas libradas en todos los frentes.

Primero probaron por la vía democrática-electoral. Rotundo fracaso. Luego apelaron a la violencia y la combinaron con la asfixia financiera que, luego de siete años de presupuestos reconducidos, no ha logrado minar la capacidad de lucha y la voluntad de sobrevivencia de las comunidades universitarias. Ahora pretenden hacerlo a la chita callando y juegan con fuego porque si el mismo Chávez, cuyo apoyo popular y recursos políticos resultaron insuficientes para lograr su cometi- do en el 2011, ¿qué pueden hacer los antiguos y ahora maltrechos encapuchados de La Plaza de las Tres Gracias, para tener éxito en el terreno donde su jefe arrugó estrepitosamente para recular en última instancia?

Comunicado del Consejo Universitario de LUZ

Excelente pronunciamiento del Consejo Universitario de la Universidad del Zulia sobre el conflicto universitario que vivimos actualmente en Venezuela.
Texto completo

Caramelo de cianuro para la Universidad venezolana

Representación Profesoral de la FHE-UCV

El pasado 21 de junio de 2013, el Juzgado Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas ordenó a la APUCV “culminar el paro nacional y llamar al reinicio de actividades académicas”. Esta decisión, unida al supuesto ajuste salarial aprobado en las mesas de negociación del Ministerio de Educación Universitaria, podría llevar a algunos a la intención de volver a las aulas de clase, tranquilos y sin mayores problemas. APUCV ha llamado a una asamblea de profesores para tratar el tema, este miércoles 26 de junio a las 9:00 AM, en el auditorio de la Facultad de Farmacia. Esta representación profesoral considera que el problema actual de las universidades va más allá de las reivindicaciones salariales, razón por la cual presentaremos a continuación algunas cláusulas de la I Convención Colectiva Única, que desde nuestra perspectiva, exigen una posición clara de todos los miembros de la comunidad universitaria.

CLÁUSULA 5 – DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA UNIVERSITARIA. El empleador acuerda implementar los mecanismos que permitan el derecho al voto a los trabajadores universitarios en igualdad de condiciones, para la elección de las distintas autoridades universitarias. Asimismo, el empleador se obliga a reconocer y garantizar la representación de los trabajadores universitarios en los organismos de cogobierno y dirección de las instituciones de educación universitaria. Esto en cumplimiento de los principios constitucionales de participación como derecho fundamental que debe sustentar el Estado Venezolano y en lo establecido por la Ley Orgánica de Educación. Además, cualquier trabajador universitario con formación profesional que cumpla con el perfil podrá optar a integrar los organismos de dirección de las instituciones de educación universitaria a excepción de las dependencias estrictamente académicas, que por su naturaleza deban ser ocupadas por un docente.
¿Puede una contratación colectiva sustituir lo establecido en la Ley de Universidades vigente? ¿Una contratación colectiva no únicamente es para regular las relaciones laborales? ¿Acaso el sistema electoral no forma parte de las normas de gobierno y funcionamiento que se dan las Universidades sobre la base de la autonomía consagrada en el artículo 109 de nuestra constitución? Esta cláusula es violatoria de la autonomía universitaria y no puede ni siquiera discutirse la posibilidad de su inclusión en la convención colectiva.

CLÁUSULA 7 – TRABAJO VOLUNTARIO. El empleador se obliga en brindar todo el apoyo necesario a las federaciones y sus sindicatos afiliados, para que éstas puedan organizar brigadas de trabajadores universitarios voluntarios que se incorporen al apoyo y participación en las diferentes misiones sociales que lidera el Gobierno Bolivariano, así como otras actividades que desarrollen fundaciones y asociaciones civiles sin fines de lucro.
¿Brigadas de trabajadores universitarios “voluntarios” para apoyar misiones sociales que lidera el Gobierno? ¿Y el personal que tiene el gobierno en esas misiones devengando un sueldo? Si el trabajo es voluntario, ¿por qué incluirlo en la contratación colectiva? ¿No se convertirá ese “trabajo voluntario” en una forma de discriminación para quien no participe? ¿Cómo queda nuestra Acta Convenio en medio de eso?

CLÁUSULA 8 – SOLIDARIDAD SOCIAL DEL TRABAJADOR UNIVERSITARIO. El trabajador universitario reconoce que la responsabilidad de combatir la pobreza en el país, está relacionada y se sustenta en la solidaridad colectiva de la sociedad venezolana y de conformidad con lo previsto en el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El trabajador universitario responderá protagónicamente en ejercicio de su soberanía constituyendo la Fundación de Solidaridad con los Pueblos, fundación que tendrá como visión enfrentar la extrema pobreza, situaciones de orfandad, vejez y calamidad pública en el país y pueblos hermanos. Dicha fundación obtendrá sus recursos del aporte voluntario e individual del trabajador universitario, que será el equivalente al 0,001% mensual del sueldo tabla de un docente instructor a dedicación exclusiva, deducible del pago de su salario en todas las instituciones de educación universitaria oficiales.
¿Fundación de Solidaridad con los Pueblos para enfrentar la extrema pobreza pueblos hermanos? Si el aporte es voluntario, ¿por qué incluirlo en la contratación colectiva? ¿No se convertirá este descuento “voluntario” en una forma de coacción? ¿No es un atentado contra la voluntad de las personas de decidir cómo orientar sus ingresos económicos?

CLÁUSULA 16 – DERECHO A LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS DE LOS TRABAJADORES UNIVERSITARIOS. El empleador se obliga a garantizar a los hijos de los trabajadores universitarios, el ingreso a las instituciones de educación universitaria, supeditado a los lineamientos, régimen de educación universitario, inclusión social y bajo el esquema socialista bolivariano.
¿Educación universitaria bajo el esquema socialista bolivariano? La universidad por definición es libertad de pensamiento, significa pluralidad, pretender hacerla socialista es ir en contra de su naturaleza.

CLÁUSULA 94 – DE LOS ASCENSOS PARA CAMBIOS DE CATEGORÍA. El empleador conviene, a partir de la firma y depósito de la presente Convención Colectiva Única, en tramitar la solicitud de ascenso a la categoría superior inmediata que presente el Personal Docente, de Investigación y Extensión a través de las instituciones de educación universitaria correspondiente, basados en el Proyecto Nacional Simón Bolívar 2013 – 2019. Los requisitos que ha de cumplir el Personal Docente, de Investigación y Extensión para iniciar dicho trámite son: 1. Haber acumulado el tiempo necesario para ascender a la nueva categoría. 2. Presentar por escrito ante el Consejo Directivo, a los fines de su aprobación, un producto de Creación Intelectual o un Trabajo Socio-Comunitario, en el cual se exprese su pertinencia, viabilidad, factibilidad y avalado por la comunidad organizada correspondiente.
¿Puede una contratación colectiva sustituir los reglamentos de sancionados por las universidades autónomas? ¿Qué pasa con los requisitos de estudios de postgrado? ¿Qué pasa con las credenciales de mérito? ¿Quién decide cuantos años son necesarios para ascender? ¿Se busca igual por el nivel más bajo a todas las universidades? ¿La “comunidad organizada” se refiere al consejo comunal? ¿El ascenso pasa a depender del consejo comunal? El reglamento de ubicación y ascenso del personal docente y de investigación es una prerrogativa de la universidad y no es materia de un contrato colectivo que regula las relaciones laborales. Esta cláusula constituye una nueva violación de la autonomía universitaria.

CLÁUSULA 157 – COMPROMISO REVOLUCIONARIO POR LA UNION DE LOS TRABAJADORES UNIVERSITARIOS. Las federaciones y los sindicatos no federados se comprometen a convocar, durante el primer semestre después de la firma y depósito de la presente Convención Colectiva Única, al Gran Congreso de los Trabajadores Universitarios, cuyos objetivos sean, constituir la Federación Única Socialista que agrupe orgánicamente a los trabajadores universitarios, así como, desarrollar y aprobar los lineamientos que permitan la fusión de los sindicatos de base en Sindicatos Unitarios de Trabajadores Universitarios Socialistas, los cuales serán parte integrante de la Federación Única Socialista. El empleador se compromete a pagar los gastos logísticos de este magno evento.
¿Sindicatos Unitarios de Trabajadores Universitarios Socialistas? ¿Federación Única Socialista? ¿Por qué tenemos que ser todos socialistas? ¿Qué pasa con “el derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen conveniente para la mejor defensa de sus derechos e intereses” que establece el artículo 353 de la LOTT?

El gobierno nacional no sólo ha ignorado las Normas de Homologación sin estar derogadas, también ha desconocido a FAPUV, nuestros legítimos representantes, una Federación que cuenta con más de 40.000 agremiados, incluido el Ministro Calzadilla. Pero lo más grave de todo es que quiere transformar a nuestras universidades autónomas en instrumentos al servicio de una ideología y un pensamiento únicos, de acuerdo con el modelo fijado en la LEU vetada por el fallecido presidente Chávez en diciembre de 2010, ante la presión y las protestas de los universitarios. La constitución establece que Universidad es una comunidad de intereses espirituales que da paso al debate de las ideas, no a la imposición de una única ideología. 

lunes, 24 de junio de 2013

Las velas del entierro

Elías Pino Iturrieta
El Nacional, 23/06/2013
 
Las opiniones sobre el conflicto universitario están sujetas a restricción, según Maduro. Ni siquiera quienes tienen autoridad para llamar la atención sobre el entuerto pueden intervenir, de acuerdo con lo que dijo sobre unas declaraciones del rector de la UCAB en torno a los problemas de la educación superior. "Los ucabistas no tienen vela en este entierro", sentenció, como si pudiera establecer una prohibición relativa a un asunto que debe no sólo provocar la preocupación de cualquier ciudadano, sino especialmente de quienes lo conocen desde su intimidad por razones de experiencia y oficio. Estamos frente a un juicio temerario, pero también explicable, si consideramos otra opinión que no ha dejado de repetir.

sábado, 22 de junio de 2013

¿Puede un tribunal declarar ilegal el paro universitario?

José Ignacio Hernández

De acuerdo con diversas noticias, el 21 de junio de 2013 el Juzgado Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas ordenó a la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (APUCV) “culminar el paro nacional y llamar al reinicio de actividades académicas”. La sentencia se dictó resolviendo una demanda de amparo constitucional presentada por diversos estudiantes.

¿Pero puede un tribunal ordenar a la APUCV retornar a las clases? Recordemos los hechos: en atención a diversos reclamos relacionados con severas deficiencias presupuestarias y condiciones adversas a la autonomía universitaria, APUCV convocó a una consulta entre los Profesores de la UCV, con la intención de decidir si se acogía o no el paro indefinido. El 16 de mayo se realizó esa consulta, en la cual la mayoría de los profesores decidieron no acogerse al paro.

Considerando que las condiciones adversas a la autonomía de la Universidad no se habían solucionado, APUCV decidió convocar a una segunda consulta que se realizó el 6 de junio. En esta oportunidad resultó favorecida la opción de acogerse al paro. Esa medida se mantuvo, incluso luego de los anuncios realizados por el Gobierno Nacional, el 14 de junio, en cuanto a un incremento integral salarial ubicado entre el 112% y el 135%.

Como se había anunciado en un comienzo, no sólo el reclamo se dirigía al incremento salarial, sino a la revisión del conjunto de políticas adversas a la autonomía universitaria, dejando a salvo que una cosa es que anuncien el incremento y otra muy distinta que paguen dicho incremento.

Así, dentro de los reclamos considerados por APUCV, tal y como ha estudiado el profesor Manuel Rachadell, está el intento de establecer una Convención Colectiva única para el personal docente y de investigación, empleados administrativos y personal obrero de todas las universidades del país, en el que el Gobierno asumiría la condición de “patrono”, incluyéndose una cláusula orientada a promover “valores morales y ética socialista”.

En resumen, el reclamo de APUCV no se limita estrictamente al aspecto salarial, sino que toma en cuenta todas las demás condiciones adversas a la autonomía universitaria.

Ahora bien, lo que el Tribunal ha ordenado, según las noticias, es que APUCV cese en el paro y reinicie actividades a partir del martes 25 de junio.

Sin embargo, lo cierto es que APUCV no convocó ni decidió el paro. Tampoco esa esa asociación quien imparte clases. Fueron los miembros de APUCV, en su condición de profesores universitarios, quienes decidieron sumarse al paro indefinido, una decisión tomada a través de una consulta democrática. Por estas razones, el Tribunal, conociendo una demanda de amparo, no puede condenar a una asociación a realizar una actuación (en este caso dar clases) que sólo pueden realizar los agremiados de tal asociación.

Aun así, queda pendiente estudiar cuál es el alcance del derecho de huelga de los profesores universitarios, y cómo debe compatibilizarse con el derecho a la educación, algo que trataremos en otra oportunidad.

Tras esta decisión, en todo caso, subsiste un conflicto de fondo: el reconocimiento de la autonomía universitaria que la Constitución garantiza. Autonomía que requiere ciertamente cubrir el aspecto financiero: la inversión en educación es la mejor inversión que cualquier país puede hacer. Pero, además, el reconocimiento de esa autonomía pasa por no imponer el pensamiento único en la universidad. Eso sería contrario al concepto de universidad como una comunidad de profesores y académicos en búsqueda de la verdad. Y, sin autonomía, la Universidad Central de Venezuela no podrá seguir venciendo la sombra con su lumbre de fiel claridad.

jueves, 20 de junio de 2013

La fase final del asalto a la universidad

Vladimiro Mujica
La Patilla, 20/06/2013

Lo que el gobierno está haciendo con las universidades autónomas ofrece más de un punto de comparación con otro episodio vergonzoso de la historia: el asalto al Congreso en 1848 por las tropas de José Tadeo Monagas y una turba reunida a las puertas del Parlamento. El episodio llevó a Fermín Toro a proferir su célebre frase: “decidle al general Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye” y, como ha sido señalado por muchos historiadores, probablemente constituyó el primer golpe de fondo contra la independencia del Poder Legislativo y su sujeción a los caprichos y órdenes del Ejecutivo.

Lo que el Gobierno pretende hacer con las universidades no es solamente un acto artero contra una institución esencial para el país, sino que viola disposiciones específicas de la Constitución y las leyes vigentes. Más allá de estos aspectos formales, pero absolutamente de fondo para entender la naturaleza de la responsabilidad de la universidad frente al país, está el hecho cada vez más evidente de que el conflicto, cuidadosamente planificado por las fuerzas más trogloditas del oficialismo, es político en su naturaleza y sus objetivos.

Se trata, en última instancia de una de las expresiones más acabadas del drama que vive Venezuela desde hace más de una década, donde una oligarquía aferrada al poder y a un proyecto profundamente antihistórico y atrasado, pretende imponerle al país una forma única de pensar de acuerdo a los cánones de un mal definido y peor puesto en práctica socialismo del siglo XXI.

El Gobierno está violentando el Estado de Derecho al pretender llegar a acuerdos con organizaciones ilegítimas y no autorizadas para representar a los universitarios. En este sentido la conducta fascistoide del chavismo, de orquestar organizaciones paralelas a las previstas en la ley y que son reconocidas de facto por el Ejecutivo, es enteramente análoga a la que se ha seguido con los sindicatos de otros sectores y en clara resonancia con lo que las fuerzas de Mussolini hicieron en Italia para construir un movimiento sindical gobiernero. Dos de las mayores contradicciones de la revolución chavista es que esta se autoproclama defensora de los trabajadores y actúa como un agente depredador de los obreros, y se autoproclama defensora de los estudiantes y reprime y desconoce al liderazgo estudiantil.

El tema universitario, y la crisis terminal a que el Gobierno pretende arrastrar al sector, reúne como ninguno las características de un tema transversal a la sociedad venezolana, es decir, su relevancia va mucho más allá de estas instituciones. Entender esto es clave para organizar la respuesta de defensa de la universidad democrática. Parece inevitable la conformación de un frente social de defensa de la universidad en su doble papel de institución educativa y de generación de conocimientos no sujeta a la emasculación del intelecto y el espíritu que pretende el Gobierno. Este frente ya ha avanzado en su conformación y debe tener un perfil muy amplio que le dé vocería a la sociedad civil en su conjunto a través de organizaciones como los sindicatos, e individuos, que comprendan a cabalidad el rol decisivo que esta alianza social puede cumplir en establecer una clara relación entre la conflictividad social en general y lo que está ocurriendo con las universidades.

miércoles, 19 de junio de 2013

La universidad de pie

Fernando Rodríguez
Tal Cual, 19/06/2013

La cosa no está sino en sus inicios, creemos que es el primeraxioma para hablar de la situación universitaria. Se dio un primer paso que es un aumento considerable de los salarios de profesores, empleados y obreros de esas casas de estudio. 

Pero que a todas luces no es suficiente, dado el piso, mejor el subsuelo, del que se partió, sueldos de miseria mantenidos durante años. 

Dicho de otra manera, no se restituyó el status de que gozaron los universitarios en la anterior y apostrofada república, donde más de un mandamás tenía conciencia de que señores como Carlos Raúl Villanueva, Francisco de Venanzi o Juan David García Bacca tenían una decisiva importancia para la construcción de un país en serio. 

Pero digamos también, al respecto, que ese acto pareciera distinto al repudio al mérito y el saber que profesaron el Caudillo y sus troperos y populacheros y que se cebó con insólita crueldad (desde ahogo financiero hasta bombas de sus bandas armadas) en universidades en las que siempre, profesores y estudiantes, les mostraron su desafecto. 

Pero se hizo a la manera chavista: desconociendo las Normas de Homologación, perfectamente legales, y a la multitudinaria representación profesoral (FAPUV), sustituyéndola por sindicatos piratas, politiqueros y raquíticos. Y trasladando la negociación a sitios inadecuados donde podían imponer sus designios. 

Cortando así la posibilidad de abrir un verdadero diálogo constructivo con esos sectores decisorios e imprescindibles de nuestra inteligencia, elemento indispensable para cualquier desarrollo nacional. 

Pero ese aumento de salarios no es sino un primer paso. Más importante todavía es el problema general del presupuesto, reconducido desde hace siete años (sic) de galopante inflación y que han dado al traste con la investigación, la extensión, los servicios estudiantiles (becas de miseria y comedores sin comida, transportes desvencijados y bibliotecas arruinadas...). Valga decir, todo aquello que hace que una universidad sea tal. 

Todavía no hay respuestas sobre asuntos tan vitales. 

Y hay aún más, tanto o más grave, la amenaza de acabar con la autonomía, para empezar con la espada de Damocles de unas elecciones "participativas", donde votarían por igual los que viven y conocen la academia y los que desconocen mínimamente sus sofisticados problemas, elecciones que no harían sino prostituirla. 

O, como se ha asomado con insistencia, la de someter su espíritu libertario y universal, que es su esencia misma, a los rigores cuartelarios de disciplinas "socialistas", que no son sino disfraces de la ignorancia y el resentimiento. 

No hay duda de que la lucha debe continuar. Ahora bien, no somos nosotros quienes diremos cómo ni cuándo, que es asunto de quienes la conocen y la ejercen directamente. 

Tan solo opinamos que esta dirección debe ser flexible y realista y comprender que es una tarea que parece tener plazos prolongados y complejos, y que hay también en juego asuntos de no poca monta, para empezar evitar la pérdida de semestres y trimestres estudiantiles en fechas terminales. 

Pero no hay duda de que el paro asumido después de años de desprecio y vejaciones ha restituido el espíritu de lucha universitario y ha conseguido un primer logro nada despreciable. 

Ojalá, igualmente, ello acarree que el gobierno alcance a leer esos signos y entienda que llegó a su fin el martirologio de las academias y sus luces. Dispuestas a defenderse ahora por la razón o por la fuerza.
 

Las medias verdades del Ministro de Educación Universitaria

Rafael Piña Pérez

Como nunca antes las universidades autónomas han sido embestidas dentro de una política de Estado en pro de someterlas a un proyecto ideológico con pensamiento único, contrario al libre juego de las ideas y diferentes corrientes del pensamiento que signan la razón de ser de las instituciones productoras y transmisoras del conocimiento científico y tecnológico. La universidad es por esencia enseñanza, aprendizaje, investigación abierta y extensión, por ende no debe estar sometida a clichés del dogmatismo ideológico que desnaturalizan el deber ser de toda universidad como la puerta más abierta a la discusión y al debate para enriquecer el conocimiento y la inventiva permanente del hombre libre de ataduras que empobrezcan su pensamiento. 

El Ministro de Educación Universitaria profesor Pedro Calzadilla en un comunicado publicado en varios medios impresos dice que “La obra de la Revolución Bolivariana en la educación universitaria ha sido formidable. Desde 1999 a la fecha se han creado 25 instituciones de educación universitaria, permitiendo que el número de estudiantes universitarios supere los 2 millones 500 mil. La tarea fundamental de la Revolución Bolivariana es fortalecer el sistema universitario que integre a viejas y nuevas instituciones en el objetivo de garantizar una educación universitaria sin exclusiones, que contribuya activamente a la soberanía nacional, la construcción de una sociedad justa…”

Con todo respeto profesor Calzadilla cabe recordar que en las viejas instituciones de educación superior es donde está la mayor experiencia y el acervo de conocimientos acumulados. En promedio son más de cien años, una universidad no se hace de la noche a la mañana, crece, se fortalece y acumula conocimientos a través del tiempo con constancia en docencia, investigación y extensión. El personal en todas sus áreas se forma con su dedicación y el apoyo institucional para fortalecer y enriquecer sus conocimientos. Sus ascensos se dan por méritos académicos y aprobación de trabajos de ascenso por jurados constituidos para tales fines. No es la afiliación ideológica o la identificación con un proyecto político la condición para ingresar y ascender de categoría en el escalafón universitario. Lamentablemente en la universidad bolivariana cuya iniciativa aplaudo en principio, se practica la exclusión en la selección del personal y en vez de credenciales estrictamente académicas, se están priorizando credenciales de tipo ideológico y partidista.

Estoy de acuerdo que se dediquen recursos a la universidad bolivariana, pero no en detrimento de las universidades autónomas cuyos presupuestos de funcionamiento se vienen prácticamente reconduciendo desde el año 2007 (7 años consecutivos). Esta reconducción implica una disminución en términos reales cerca del 100% tomando en cuenta la inflación acumulada en ese lapso de tiempo. Esta drástica disminución del presupuesto universitario ha reducido a las becas que no cubren ni los gastos de transporte, los programas y proyectos de investigación y capacitación docente se han venido a bajo. La calidad de la enseñanza se viene afectando además por la carencia de insumos en laboratorios, talleres de enseñanza y granjas experimentales, algunas de las cuales han sido tomadas por grupos violentos. Esos mismos grupos violentos vienen causando daños a instalaciones y plantas físicas de la UCV y otras universidades nacionales. Aparte del cerco universitario se arremete contra el patrimonio de las “viejas estructuras universitarias”, no se están haciendo inversiones en la planta física, ni en mantenimiento ni en su ampliación No es como dice el Sr. Nicolás Maduro que los estudiantes y profesores están saboteando, es el propio gobierno el gran saboteador en su cerco financiero y atropello a la universidad autónoma.

Acerca de la universidad*

Ignacio Ávalos
El Nacional, 19/06/2013

Debo, sin embargo, hablar de la actual crisis universitaria, repitiendo lo que otros han dicho, lo que yo mismo he escrito, lo que seguramente usted ya sabe. Es que en este caso, la redundancia es una obligación política. Debo decir, por tanto, que desde hace al menos siete años –y a pesar de los precios del petróleo– las universidades públicas funcionan a media máquina debido a un déficit financiero que sólo les permite subsistir, sin poder ver un poquito más allá del día a día a fin de planificar las actividades de docencia, investigación y extensión. Decir que los profesores se encuentran absurdamente mal pagados, que la planta docente (y ni hablar de la de investigación) se está envejeciendo, sin que aparezcan los jóvenes que quieran reemplazar a los que se van. Decir, en suma, que los recursos económicos no dan para tener la universidad que los estudiantes requieren y merecen.

Me veo, pues, en la necesidad de señalar que desde el Gobierno se encara mal el problema universitario. Mal al mirarlo desde el prejuicio ideológico, en desuso, por cierto, en todo el planeta, incluso en países que nuestros gobernantes ven con simpatía política. Mal por no aceptar que la libertad y la pluralidad de pensamiento constituyen su médula y no admitir que las universidades “oficiales” representan un despropósito conceptual. Mal por no entender la época y la importancia actual del conocimiento. Mal por creer que la autonomía administrativa e intelectual es crimen de lesa patria. Mal por diluir la discusión en amenazas y descréditos, sin alegar un solo motivo que no huela a consigna. Mal, así pues, por pretender hurgar en la cuenta bancaria de las autoridades académicas, por querer llevar a juicio a los dirigentes gremiales o sugerir conspiraciones políticas manejadas desde la “derecha”, en vez de encarar la situación con conciencia plena de su gravedad

En fin, me veo, en la necesidad de sumar mi voz de profesor de la UCV y, aún más, la de ciudadano de a pie, para protestar el desdén por nuestras universidades y dejar sentir mi susto observando cómo se oscurece su horizonte, es decir, el del país. Susto, digo, porque, con relación a ellas, sospecho que para el Gobierno el futuro se ha vuelto un concepto caduco.
*Véase:  La vinotinto, la universidad y los "paparazzi"

¿Cuidado con el paro?

18/06/2013




Las universidades autónomas y experimentales no intervenidas por el gobierno están en paro. Aunque el ministro Calzadilla hable de 64 universidades en el país para minimizar el impacto del cese de actividades docentes en la UCV, USB, UDO, UC, ULA, LUZ, UPEL, entre otras, en realidad éstas son las más importantes del país, las más atractivas para los estudiantes y las que entran en los ranking mundiales, continentales y regionales.

Los colegios e institutos universitarios amén de las universidades no autónomas tienen importancia estratégica en la formación de cuadros laborales calificados, pero las universidades en paro son las únicas capaces de producir conocimiento nuevo, inventar, transformar, innovar porque para ello fueron creadas. Y esta situación hace la diferencia: las autónomas son a la educación lo que la selección nacional es para el fútbol.

Pero aunque tengan este lugar en el concierto de las instituciones de educación superior, su sometimiento financiero al Estado en el siglo XXI ha puesto a las universidades mencionadas de rodillas.

Esta situación no se resolverá pronto, pero sin duda es el quid del asunto, sobre todo en el contexto de un gobierno neo-comunistoide que hereda ese odio a la autonomía que hacía decir al Che Guevara que había que defenderla en el contexto de la detestable sociedad burguesa pero dejarla a un lado cuando la revolución tomase el poder.

Es decir, las universidades para el santón Guevara tenían que convertirse en instrumentos de esa religión fundada hace 150 años llamada revolución socialista, que cambia de nombre pero siempre se convierte en lo mismo: la construcción de un super Estado que regula desde la producción del papel higiénico hasta los contenidos literarios en las escuelas y lo que gastamos cuando salimos del país. La revolución bolivariana es solo una iglesia más asentada en el milagro del dios petróleo.

Por tal razón, la resistencia al sometimiento ideológico es tan vital como las reivindicaciones presupuestarias y salariales y la (re)invención de las universidades de cara al futuro.

Siempre les digo a colegas y estudiantes, que el problema no es el paro, medida que puede suspenderse en cualquier momento si así se requiere, ni seguir dando clases como si nada, situación que no necesariamente implica arrodillarse frente al gobierno.

El problema es qué vamos a hacer en cualquiera de los escenarios y aquí no valen las predicciones estilo "cuidado con el paro, fíjate en PDVSA" o "los que no quieren paro están arrodillados". Aquí lo que vale es enfrentar esta guerra antiautonómica con flexibilidad, creatividad y audacia, siempre dispuestos al diálogo y a la negociación pero sin hacer concesiones por miedo.

Es una lucha titánica en sus exigencias que requiere golpes de audacia y también astucia y capacidad de adelantar y retroceder cuando sea necesario. Necesitamos gente que actúe con inteligencia, no suicidas ni agoreros. 

Mairene y el Trosco

Ricardo Ríos
Tal Cual, 18/06/2013

Ser profesor es algo apasionante, intenso, vital; al menos así lo he vivido yo. Es pasar por las cuatro estaciones cada año con inviernos, primaveras, veranos, y otoños; agrego días de lluvia y de sequía, para ver si me ahorro un apátrida por esta vez.

Los dos nombres que uso para el título son de dos alumnos de los muchos que he tenido en este montón de años dedicado a esto, ambos muy queridos por mí. Revisando sus biografías, me paseo por un jardín de emociones de todo tipo, como con esta nueva y eterna lucha universitaria, llena de justezas por todos lados.

El Trosco, joven sabio de El Cementerio, culto como pocos, fue mi primer tesista de pregrado. Nuestra relación intelectual, y de amistad, fue un liquen: ambos aprendimos mucho. Mi novatería lo puso a hacer una tesis muy difícil para el nivel requerido y lo hizo bien.

Muchacho de sonrisa infantil y trato gentil, de dulce hablar y muy riguroso debatir, estuvo conmigo en el MAS y fue delegado al CU de la UCV. Se fue por la vida y hoy lo veo al frente de la OPSU tratando con desprecio y pedantería a los representantes gremiales de la FAPUV. De flores y frutos a caídas de hojas y frío invierno, confieso mi tristeza por lo que el poder le hace a la gente buena.

Mairene, nombre seleccionado entre muchos semejantes por razones de cariño, es una muchacha del 23 de Enero con una brillante carrera en Matemáticas que la llevó a tener dos maestrías y un doctorado en el área, con varios idiomas en el camino. No siempre fueron reconocidos sus méritos en la UCV y libramos un par de peleas para apoyarla.

No me equivoqué, hoy dirige el grupo de investigación en Probabilidades de la Facultad de Ciencias y hace interesantes investigaciones en grandes flujos de llamadas telefónicas. A Mairene se le ocurrió llevarse sus libros, revistas, alumnos, colegas y esperanzas a la Plaza del Rectorado de la UCV y acostarse en el piso porque allí estaban sus condiciones de trabajo.

Ayer la vi junto con Cristinita, Summa Cum Laude en Matemáticas, bajarse de un autobús frente a la embajada china, peleando porque sus esfuerzos son vituperados y desconocidos por los gobernantes, aparte de mal remunerados.

El Trosco, salvo la masiva atracción que la cabellera de Mairene genera, no la recuerda. Mairene nunca lo vio, sin embargo ambos son protagonistas de lo que está marcando la pauta hoy: el conflicto universitario, que va mucho más allá de la pelea por subir los salarios y las becas. La imbecilidad de los dogmáticos los ha llevado a decir que Mairene es una oligarca elitista.

Yo me niego a creer que el Trosco sea ese ser hostil que aparece en las pantallas. Si sacamos el totalitarismo del debate, en particular si callamos a Maduro, estoy seguro de que podemos lograr acuerdos importantes. Por lo pronto, ni sueñen que verán doblegadas a las universidades, como dijo el aguerrido presidente de la APUCV Víctor Márquez. Por más que los violentos maltraten a las niñas de Ciencias Políticas, Mairene le ganará al Trosco como Vargas a Carujo. U U UCV.

El paro universitario

Francisco Suniaga
El Nacional, 19/06/2013
 
Si algo han tenido los paros de profesores universitarios en Venezuela ha sido la alta frecuencia con la que ocurren. A lo largo de las décadas que van de 1958 a 1999 (en adelante, el período democrático), y según las altas y bajas de los ciclos petroleros, devinieron en una expresión tradicional de la cultura política del país. La secuencia de eventos de los paros seguía más o menos el mismo guión: cuando ya la inflación de los precios y la devaluación monetaria habían triturado el ingreso de los docentes universitarios y los ponía a ganar menos dinero del que devengaban las domésticas de sus casas (si las tenían), se iniciaban las acciones por reclamos salariales y mejoras genéricas del sistema universitario (por una especie de prurito académico casi nunca el reclamo salarial iba solo).

De las declaraciones a los medios anunciando el conflicto, se pasaba a las asambleas, cuyas decisiones se traducían en paros escalonados o parciales, alguna que otra marcha y al final un paro de clases indefinido. Los profesores parados y reclamando mejoras salariales, en oportunidades acompañados por miles de alumnos en la calle, se convertían en una piedra en el zapato que ningún gobierno deseaba tener. Lo usual era que, al final de un tira y encoge por el cochino dinero, se concediera un aumento que, si bien no satisfacía a plenitud lo exigido, por lo menos permitía al profesorado llevar una vida acorde con la dignidad de su magisterio. La otra parte del acuerdo, el que tenía que ver con una revisión de la universidad y su funcionamiento, junto con otras exigencias gremiales, se posponía sine die (los gobiernos democráticos siempre prefirieron esa opción, que con suerte ponía la nuez del conflicto en otra administración y no les endosaba el costo político de una reforma universitaria, o tempora, o mores).

Ese proceso de negociación partía de un supuesto: aun cuando los sucesivos recortes presupuestarios hubieran afectado la calidad de la enseñanza y deteriorado ya de manera importante la excelencia académica de los egresados, a los gobiernos democráticos la universidad les interesaba. Así la cuerda del reclamo presupuestario podía tensarse con la seguridad de que no iba a romperse.

Eso sí, la universidad mantenía un ritmo de deterioro incesante. Resultado de la deserción de los mejores profesores, de la falta de presupuesto para mantenerse al día en materia de nueva información científica, de la falta de recursos para sustentar las líneas de investigación. Pero existía la sensación de que el punto de lo irremediable no se alcanzaría (“La capacidad de deterioro de la UCV es infinita”, decía entonces José Vicente).

Ese no es el caso con los bolivarianos. Una vez que entendieron que las universidades autónomas se negaban y se negarían a plegarse a sus designios, reaccionaron contra ellas como lo hicieron con todas aquellas organizaciones sociales que se les opusieron: las condenaron a muerte. A una muerte larga, por el peso histórico de la universidad, pero igual inexorable.

Parte de esa condena a muerte se ejecuta con el paralelismo institucional del que han hecho uso desde su llegada al poder. Han creado un movimiento estudiantil propio que se apoya en las bandas armadas de los milicianos chavistas para llevar la violencia a los claustros. Y así como crearon sindicatos del partido, han ido creando una “universidad” con estudiantes y profesores que se uniforman de rojo. Obviamente esa universidad no está fundada en los valores de excelencia académica (de hecho en ella ser catalogado de “académico” es un insulto), competencia y universalidad de las ideas. Hacia ese engendro drena parte importante de los recursos destinados al sector de la educación superior, mientras a las universidades de siempre se les reconduce una y otra vez el presupuesto.

La diferencia más importante de este Gobierno con los del período democrático es la indignidad que lo disminuye éticamente ante el reclamo del sector universitario: no hay excusa posible para negarles a los profesores de las universidades públicas los recursos que tan inmoralmente se le regalan a los hermanos Castro.

Cada día, desde 1999, se les ha dado a los Castro 110.000 barriles diarios de petróleo (sin contar lo que se les paga por comisiones internacionales por la procura de importaciones de todo tipo de bienes). A precios de hoy, 10 dólares por barril, ese regalo alcanza los 11 millones de dólares diarios. Bastaría con que cesara esa sangría por tan sólo un mes para solucionar todo el problema universitario. Ni qué decir cuántos otros se solventarían con tan sólo un año de ese Kino que tanto nos avergüenza.

domingo, 16 de junio de 2013

La universidad no pasará bajo horcas caudinas

Héctor Silva Michelena
El Nacional, 16/06/2013

Pasar bajo las horcas caudinas: frase utilizada cuando alguien tiene que soportar una gran afrenta o humillación. Esto quiere imponer el ministro Calzadilla a la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios, Fapuv, con 42 años ejerciendo la representación y defensa de los profesores universitarios, debidamente reconocida por el CNE el 25 de noviembre de 2005 como organización gremial, conforme al artículo 52 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela referido al derecho de asociación. Fapuv agrupa 18 asociaciones universitarias públicas nacionales y representa a 40.000 miembros del personal docente, investigación y extensión. El instrumento que la rige son las Normas de Homologación de Sueldos, Salarios y otros Beneficios Adicionales que datan de 1982, y que siguen en plena vigencia.

A pesar de los conflictos desarrollados, Fapuv siempre defendió la trascendencia de la universidad autónoma, democrática y plural, como recinto de la libertad de expresión y del pensamiento crítico. Estas conquistas, glorias de la universidad latinoamericana, fueron arrancadas a gobiernos oligárquicos, sectarios o totalitarios mediante la lucha de la comunidad universitaria unida.

Parece que el ministro Calzadilla ignora las palabras de José Martí: “Ser cultos es el único modo de ser libres”, es decir, ignora el papel de la universidad en el desarrollo de nuestra cultura y nuestra identidad. La convención colectiva que a machamartillo quiere imponer a la universidad la subsume en el Estado totalitario dominante cuando dice que el término “empleador” se refiere a la República Bolivariana de Venezuela, representada por el Ministerio de Educación Universitaria, las universidades nacionales (autónomas o no) y otras instituciones. De este modo tiene lugar la abolición de la autonomía universitaria. En esta singularidad constitutiva de la universidad, y en su movilidad característica, hallamos algunas de las razones que explican su perpetuación institucional a lo largo del tiempo. Si la universidad no encarnase el valor social de la pura búsqueda –utópica y ucrónica–, sin lugar y sin tiempo, del conocimiento, sino que sirviera a intereses y objetivos materiales concretos, probablemente habría desaparecido ya como institución.

A lo largo de su rica y extensa historia la universidad ha sabido responder al reto del desarrollo de las ciencias, en cada tiempo y lugar. En este punto acudimos a la auctoritas de ese gran universitario Edgar Morin, quien dijo: La universidad tiene una doble misión, mediante una memoriza, conserva y regenera una herencia cultural de conocimientos; mediante la otra transmite ideas, valores y también regenera conocimientos. Esta es su misión transecular, de vital palpitación entre nosotros. Se pregunta Morin: “¿Debe la universidad adaptarse a la sociedad o bien debe la sociedad adaptarse a la universidad?”. En verdad una acción conlleva a la otra en un bucle que debería ser productivo. Aquí reaparece la misión transecular, por lo que la universidad llama a la sociedad para que adopte sus mensajes y sus normas. La universidad descansa, ilustra y fomenta en el mundo social y político valores intrínsecos de la cultura: la autonomía y de la consciencia, cátedras de investigación abiertas y plurales, la primacía de la verdad sobre la utilidad, la ética del conocimiento y no de una ideología. El frontispicio de la Universidad de Heidelberg dice: “Al espíritu vivo”.

Dice la propuesta de convención colectiva (artículo 6): “El empleador y la Federación se comprometen a poner en práctica actividades de divulgación de los valores humanos universales (…) valores y ética socialista, en pro de la consolidación del proceso educativo (…) de acuerdo con el Plan de Desarrollo Económico y Social 2013-2019”.

Tal convención es una estafa: suprime la autonomía y obliga a un pensamiento único caduco. Dijo Morin: “La palabra socialismo se degradó completamente con el triunfo del socialismo totalitario, y se desacreditó por completo después de su caída”. Un pensamiento en ruinas.

sábado, 15 de junio de 2013

Universidades

Ramón Hernández
El Nacional, 15/06/2013

El asedio no empezó en 2007, que es el año que las universidades recibieron un presupuesto bastante parecido al solicitado, casi 30% menos. El año siguiente y todos los que pasaron hasta llegar a 2013 el Ejecutivo se ha valido de la reconducción para no incrementar los montos que los centros de estudio dedican a la investigación, al mantenimiento y a la extensión. 

No importa que en ese tiempo en Venezuela la inflación se haya disparado y que sea casi imposible cubrir las necesidades elementales con cantidades semejantes. Si en 6 meses los precios de las manzanas se han multiplicado por 10, lo mismo que las resmas de papel tamaño carta, imagine cuán poco se podrá adquirir con la minucia que reciben los centros de educación superior que se mantienen autónomos y democráticos.

No es un hostigamiento gratuito, tampoco un capricho, sino la necesidad de torcerle el pescuezo a una institución que se mantiene respondona, aunque le han mojado la pólvora y muchos de los atributos de los que se ufana, como el libre debate y la calidad formativa, son más infundios que historia real. Siendo buena parte de los personeros del régimen productos y subproductos de esas universidades contamos con elementos concretos para medir con precisión la magnitud del fracaso. No tomemos en cuenta a los encapuchados tirapiedras que no lograron graduarse y se hacen llamar doctor en los pasillos de la Cancillería, ni a los graduados que nunca ejercieron la profesión por haberse dedicado a la política, a buscar un cargo gubernamental; enfoquémonos en gente de prestigio y reconocimiento en su gremio, que por conexiones políticas les toca integrar, como de hecho ocurrió, el jurado del Premio Nacional de Periodismo y no encuentran a nadie mejor para premiar que a un difunto, a quien le atribuyen bondades que por tratarse de un finado no vamos a discutir. Sólo digo que, si iban a incentivar talentos idos, debieron empezar por Bolívar, aunque yo prefiero a Páez y no sólo por compartir orígenes.

El poco tino de ese jurado y su alta capacidad de arrastre, de pegar la lengua al piso, se compagina con el tipo de periodismo alcahueta y ramplón que se ejerce en los medios oficiales, el cual valora más al comunicador que asiente que al que pregunta sin miramientos y sin guiones elaborados por los jefes y los comisarios políticos. Así como fueron obviados los profesionales del periodismo que a diario arriesgan el pellejo para informar sobre lo que el Gobierno calla y esconde, a las universidades autónomas les pretenden ahogar el poco aliento crítico que les queda para amoldarlas a las necesidades del socialismo del siglo XXI, y graduar hombres doblados, dispuestos a poner el hombro para que los funcionarios del partido trepen y acumulen grandes fortunas, mientras al pueblo le tiran migajas y alimentos cancerígenos, como los helados aromatizados artificialmente de marca Copelia. Ventas suspendidas, en paro, con la casa que vence las sombras, UU-UCV.

Contra el desmantelamiento de la ciencia en España

Alicia Rivera
El País, 14/06/2013

“Todos somos conscientes de hasta qué punto la comunidad científica está perdiendo la esperanza. La están perdiendo los investigadores sénior, por el desmantelamiento de lo que ha costado décadas crear y por el impacto de los recortes en líneas de investigación que ellos han logrado hacer punteras; la están perdiendo los investigadores jóvenes abocados a la emigración o al abandono de la carrera científica. Y difícilmente la tendrán los estudiantes, ahora en secundaria, bachillerato o universidad, para quienes la investigación no formará parte de sus vidas”. Con esta declaración arrancó hoy en Madrid la movilización en defensa de la I+D, convocada por el colectivo de la Carta por la Ciencia. Centenares de personas, desde jóvenes becarios hasta profesores de investigación y catedráticos, han recorrido las calles del centro de la ciudad, desde la sede del CSIC hasta el Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco), acompañando a los representantes de las organizaciones convocantes para hacer entrega de la carta al ministro Luis De Guindos. Al final la carta se ha quedado pegada con cinta adhesiva en la verja de la sede del ministerio, en cuyo registro general, y tras recibir el oportuno sello de entrada, tenían que haber depositado la carta abierta y las más de 42.000 firmas de adhesión (según las instrucciones recibidas del Mineco) el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), y los representantes de la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios, de la plataforma Investigación Digna y de los sindicatos CC OO y UGT.
La Carta por la Ciencia, pegada en la verja del Ministerio de Economía y Competitividad, tras la manifestación en Madrid contra los recortes en I+D. / Álvaro García
Lo que la ciencia española está sufriendo, “no es fuga de cerebros, es exilio obligado”, dijo José Manuel Fernández, portavoz de Precarios, en el inicio de la movilización, en el salón de actos del CSIC, abarrotado como hace muchos años que no se veía y con una multitud esperando fuera sin poder entrar. “No se pueden hacer oídos sordos al grito de la comunidad científica y seguir empeñados en retorcer las cifras para intentar convencer a la sociedad de una realidad que no existe”, añadió. La realidad es un recorte en la financiación de la ciencia superior al 30% en lo que va de legislatura y más de un 40% desde 2009.

El investigador Emilio Muñoz, expresidente del CSIC y uno de los padres del sistema de ciencia en España cerró el acto en el CSIC recalcando que “el futuro hay que encararlo con ideas y estrategias”. Los países con menos investigación son los que tienen mayor desempleo, subrayó.

viernes, 14 de junio de 2013

La disidencia académica y el compromiso científico

Holm-Detlev Köler
El País, 14/06/2013

La concesión del premio Príncipe de Asturias a la socióloga Saskia Sassen es una gran noticia. Saskia Sassen es brillante y navega contracorriente en un mundo de falsas excelencias, permanentes evaluaciones burocráticas, productos científicos banales y una enseñanza universitaria cada vez más precaria. De sus múltiples y valiosas enseñanzas quiero destacar tres:

1. La globalización tiene geografía, actores y luchas por el poder. La ideología dominante vende a la globalización como un proceso automático e imparable. Saskia Sassen, en cambio, nos enseña que la globalización tiene una base territorial jerárquica liderada por un reducido grupo de “ciudades globales” que aglutinan las sedes centrales de las corporaciones transnacionales y grupos financieros, los centros de poder político, las élites de capital humano. Allí se concentran los beneficiarios de la globalización, pero también una nueva clase de explotados. Los ricos globalizados necesitan mano de obra servil y barata para limpiar sus casas y oficinas, lavar su ropa, cuidar sus niños y coches y vigilar sus puertas. La globalización, insiste Sassen, no genera más riqueza sino que abre una brecha creciente entre ricos y pobres con las clases medias menguantes.

Ahora bien, la presión polarizadora se siente en todas las ciudades globales, pero de forma muy desigual. Mientras Madrid o Manila, por ejemplo, viven un proceso de desigualdad y exclusión social sin apenas capacidad de corrección, Oslo y Copenhague minimizan estos efectos con el mantenimiento de un Estado de bienestar bien dotado y articulado.

miércoles, 12 de junio de 2013

Las razones de nuestra lucha

S.O.S. UNIVERSIDADES VENEZOLANAS

Universitarios venezolanos se dirigen a sus colegas en el mundo para explicarles las razones de su lucha. Véase texto completo aquí

Universidad y autonomía. Desafíos para la Universidad Veracruzana

Cuauhtémoc Jiménez Moyo


La seducción de la heteronomía

Elegir autonomía requiere valor. Contrario a lo que dicta el sentido común, elegir  autonomía es mucho más difícil de lo que parece: la heteronomía tiene un complejo poder  de seducción que interpela las carencias más íntimas y los miedos humanos más profundos. Si se tratara de un asunto simple, todos los sujetos y, por analogía, las agrupaciones afines por cuestiones identitarias (instituciones, culturas y naciones) tenderían lógicamente y sin problemas a elegir autonomía. Pero esto no es así. Y no es así porque, aunque nos cueste reconocerlo, es más sencillo ceder a otros la responsabilidad de tomar decisiones trascendentes que tomarlas por uno mismo. 

Helena, la hermosa mujer griega, causa de la devastación de la ciudad gobernada por Priamo, narraba tiempo después de la caída de Troya, a Ulises y a otros más, el motivo de sus decisiones: la intromisión de los dioses. El hecho que inició la muerte del príncipe Hector y la desaparición de Troya fue promovida por los ambivalentes dioses. Helena no huyó con Paris porque así lo hubiera decidido, sino porque se encontraba bajo el influjo de algún Dios. Si uno lee las narraciones homéricas, se podrá constatar con un asombro relativista, que en esa época histórica la noción moderna de autonomía no existía, pues las decisiones humanas se les atribuían a los Dioses. La edad media, por otra parte, no fue una época que se distanciara demasiado de la realidad descrita en la Iliada y la Odisea, pues según las interpretaciones que nos heredaron los modernos (Descartes o Kant, por ejemplo), en la edad media tanto el ordenamiento social como la producción intelectual y el destino personal se explicaban por la voluntad y sabiduría divinas. La noción de dignidad, y con ella las de libertad y autonomía, se abren camino en el renacimiento y posteriormente cobran importancia masiva en la ilustración. No sin cierta tristeza, la historia nos ayuda a descubrir que nuestros valores predilectos no son propiedades ontológicas del ser humano sino construcciones culturales de occidente.

lunes, 10 de junio de 2013

Situación laboral de docentes universitarios y amenazas a la autonomía universitaria

En comunicación dirigida al presidente de la Asociación de Profesores de la UCV, el doctor Manuel Rachadell  formula un conjunto de consideraciones sobre la situación laboral de los docentes universitarios y las amenzas a la autonomía universitaria que se derivan del documento "I CONVENCIÓN COLECTIVA ÚNICA Suscrita en el Marco de una Reunión Normativa Laboral para los Trabajadores Universitarios 2012-2014..."

Los planteamientos allí expuesto nos permiten sostener que el actual conflcto universitario no tiene que ver solamente con las exigencias de aumento salarial de los profesores y las demandas de un presupuesto justo para las universidades. Hay algo mucho más que eso, tiene otras dimensiones fundamentales, es el destino de la universidad autónoma lo que está en juego.

Véase el texto completo de la carta enviada por el doctor Rachadell al presidente de la APUCV, profesor Víctor Márquez. Haga Clic aquí

sábado, 8 de junio de 2013

Descartes: poner el mundo en pie

Amelia Valcarcel
EL País, 07/06/2013

Los proemios son declaraciones de intenciones y tenemos por cierto que siempre son buenas. El de la ley de Educación también. Cuenta que el aprendizaje “va dirigido a formar personas autónomas, críticas con pensamiento propio”. No añade “que no sepan quién es Platón, Descartes ni Kant”, pongamos por caso. Eso que no dice, sin embargo es lo que sucedería si el asunto no se arregla. Y bien, pudiera bien ocurrir que alguien se preguntara por qué hay que saberse esos nombres. La razón es elemental: sucede que son nuestros primeros maestros en eso de ser personas autónomas, etc, etc. Escribimos con sus palabras y pensamos con los esquemas de que nos proveyeron.

El pensamiento es la energía más sutil y necesaria de cuantas existen. Una cosa hay que decir además, es una energía cara. Para producir personas capaces de generarla necesitamos todo el completo sistema educativo, que cuesta mucho, y una sociedad que, con confianza, lo pague. En esos largos años en que nos educamos aprendemos una larga cantidad de cosas que tienen de suyo el ser inútiles. Las ciencias no son inmediatamente útiles, aunque puedan tener muy buenos resultados. Quienes las cultivan lo hacen porque les gusta. Aristóteles fue el primero que sepamos que se paró a pensar qué hacia diferente a las habilidades de los saberes. Había gente habilidosa que sabía hacer cosas, edificios, muebles .. y otra que sabía quedarse con la idea. Los primeros solían ser buenos albañiles y los segundos eran algo más. Aquellos griegos, como que estaban edificando mucho y bien, tenían afición a ejemplificar con los arquitectos.

Volvamos a los que sabían ese “algo más”. Estaba claro que no era útil el “algo más”. La utilidad quedaba para hacer las cosas, pero pensarlas exigía un cierto talento y entrenamiento en dejar vagar el pensamiento en libertad. Sigo con Aristóteles porque lo tenía muy claro. Las teorías, las ciencias, son hijas del ocio, de la falta de presión, del haber superado el diario buscarse la vida. Así lo cuenta en la Metafísica. “Las teorías se desarrollaron allí donde primero pudieron los hombres tener ocio, vagar; por eso las matemáticas aparecieron en Egipto donde tenía ocio la gente sacerdotal”. El verbo que emplea para decir “vagar o no trabajar con las manos” es esjolaso, una palabra interesante porque de ella sacaron los romanos schola y nosotros “escuela”. Si no hay tiempo de libertad no hay matemáticas, ni teoría alguna.

viernes, 7 de junio de 2013

¿Acaso somos el fracaso de nuestras universidades?

Willy McKey

Soy egresado de una universidad pública venezolana. Un graduado al que le avergüenza preguntarse por qué están venciendo las sombras en la casa. Me lo pregunto y lamento tener que escribir que el inventario del presente sólo suma infraestructuras agotadas de resistir, docentes maltratados por un sueldo de hambre y la abulia de egresados que parecen desconocer lo que sucede puertas adentro de las almamáteres.

La enfermedad que padece la universidad no va a sanarse si tuiteo cuánto gana un profesor de tiempo completo y lo comparo con la dieta de un diputado. Gritar las siglas de mi universidad ya no es un grito de batalla sino eso: siglas, una irrespetuosa abreviatura de lo que sucede.

Las tareas históricas de las universidades son transmitir el saber acumulado a las nuevas generaciones y generar nuevo conocimiento que actualice ese capital. Y esas dos tareas sólo pueden llevarse a cabo en dirección contraria a quienes desean aferrarse al Poder. Y es ese poder el que castiga el presupuesto de las universidades, el sueldo de los docentes y el futuro de todos nosotros, los que seguimos afuera.

La política contemporánea ha decidido convertirnos en unas estadísticas de simpatías y rechazos. Números que dicen cómo atendernos según nuestro apetito. La sobreestimación de espejismos como el carisma obliga a que los líderes digan lo que la gente quiere escuchar y no lo que se debe decir. La política contemporánea ha desarrollado un peligroso talento para desintelectualizarse. Quizás eso sea lo que nos haya puesto en esta situación tan incómoda que es sentirnos gobernados por los peores de la clase.

La universidad venezolana hoy corre más peligro que nunca. Se están construyendo —y de manera bastante eficaz— las condiciones ideales para que parezca que no vale la pena quedarse en ella. Ni enseñando ni aprendiendo. Hacer que parezca imposible pensar otra cosa. Embrutecer es una de las maneras más eficaces de mantener el poder.

¿Acaso a quienes estudiamos en las universidades nos basta con un fondo negro del título para darles la espalda? Hemos sido cómplices de este exceso con nuestro silencio. La universidad se nos convirtió en pasado mientras hacemos lo posible por defender nuestra supervivencia gracias a nuestros ojos ilustrados, mientras los profesores que nos formaron son víctimas de un sueldo de hambre.

La calle también puede dar a los licenciados el título de alcahuetas.
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