jueves, 26 de enero de 2012

¿Universidad tomada?

Marlyn Cabrera
UDO-Sucre

Los educadores sabemos que la práctica frecuente de cualquier acto conduce al hábito, por eso reforzamos las buenas costumbres y condenamos aquellos comportamientos que consideramos innobles. O al menos debería ser así. No obstante, hoy, en el campus Cumaná del Núcleo de Sucre de nuestra universidad, por sentido del deber y la vocación, o por simple amor al arte, decidimos ignorar la violencia y la delincuencia y seguimos dando clases, sumiéndonos en un círculo de conformidad e inercia. Así, nos hemos ido condicionando. El estímulo: la criminalidad apoderada de nuestra Casa de estudios. La respuesta: podemos funcionar así.

La criminalidad se nos ha hecho habitual. No nos ha quedado más que acostumbrarnos, aparentemente.

Entre algunos hábitos en nuestra academia están trabajar en oficinas sin los insumos necesarios, impartir clases en aulas sin condiciones adecuadas de ventilación e iluminación, y sufrir y quejarnos de los malos servicios y la carencia de instalaciones. Habría mucho más que decir y responsabilidades que tomar y repartir. El caso es que estamos cultivando un nuevo hábito: funcionar en el peligro y hasta donde la voluntad de los malhechores que acechan la Universidad desde adentro y desde afuera nos lo permita.

La Universidad está secuestrada por los delincuentes.

El lunes 16 de enero del presente año y los días subsiguientes de esa semana la protesta de los estudiantes de Química degeneró en saqueos y enfrentamientos, por la infiltración de delincuentes, quienes han sabido hacer de la universidad su fuente de recursos y de los saqueos una actividad comercial bastante lucrativa; vale decir que algunos llevan menores de edad en calidad de asistentes, exponiéndolos al peligro y a los vicios de su actividad criminal. A quienes nos encontrábamos en la mañana en la universidad nos tocó caminar o conducir bordeando la candela y el humo; en la tarde nos tocó salir entre piedras, lacrimógenas y disparos. Y en medio de todo esto el bombardeo de preguntas: “¿Profesor(a), va a dar clase?” Y ¿qué puede decir uno?

La misma noche del lunes 16 de enero ya pasadas las 10:30 p.m. se podía apreciar la respuesta en la página de Facebook denominada “Decanato Núcleo de Sucre”. Allí aún podemos ver la siguiente declaración vía BlackBerry: “No hay suspensión de actividades en el Núcleo de Sucre. No vamos a caer en el juego de grupos anárquicos, ni en los deseos del gobierno regional. Defendamos nuestra Universidad y el derecho al estudio” (versión corregida nuestra).

Entonces, hecho seguro es que no había suspensión y, sin embargo, hubo que manejar la incertidumbre y la indignación: ¿cómo entrar y/o salir de la Universidad?, ¿habrá asistencia?, ¿habrá saqueo hoy también?, ¿dónde estarán los vigilantes?, y si estuvieran, ¿qué podrían hacer? Y lo mejor: ¿exactamente cómo será que voy a defender la Universidad?

Está tomada la Casa. La pregunta es: ¿nos acostumbraremos?

Hay que evaluar esta situación y revisar los análisis y propuestas hechos el año pasado por las mesas de trabajo conformadas por diferentes profesores de nuestro campus, cuyo trabajo –y da vergüenza decirlo– la Directiva de nuestra propia Asociación casi desdeñó.

Hemos observado una conducta pasiva y amodorrada de irse dejando atrapar y llevar. Por ejemplo, en la última década aparecieron buhoneros nuevos, que le harían compañía a dos o tres que ya nos acompañaban desde hace tiempo y a los cuales estábamos “acostumbrados”. La proliferación le hizo honor a su nombre. Hoy no alcanzan los dedos de las manos para contar los puestos de buhoneros instalados en nuestro campus. También eso es violencia contra la academia. Sin embargo, no pasa nada.

A quien todavía se le avinagra el estómago cuando ve un llamado descabellado a defender la Universidad –¡Dios sabe cómo!–, o cuando reconoce a los delincuentes pasándole por el lado o apostados frente a su aula u oficina dentro de la universidad, o cuando mira su alrededor mientras camina y ve en lo que nos hemos convertido, no se preocupe; si esto no cambia, usted se acostumbrará.

miércoles, 25 de enero de 2012

"La casilla para la ciencia es una idea desesperada"

Walter Oppenheimer
El País, 25/01/12

Entrevista con Francisco Javier Hernández
 
Francisco Javier Hernández, soriano de 25 años y vallisoletano de adopción, enseña con orgullo el Trinity College de Cambridge antes de ir a comer a uno de sus pubs favoritos, el Anchor. "Se come bien y barato", asegura. El precio es importante para él, un licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Valladolid que está cursando el doctorado en el Trinity. El dinero no sobra.

Pero a Fran, como le llaman, el dinero que de verdad le preocupa es el de la ciencia. Por eso se ha hecho famoso. Porque hace unos días se le ocurrió lanzar a través de su blog, Resistencia Numantina, una recogida de firmas para conseguir que los contribuyentes puedan destinar a investigación científica una parte de sus impuestos.

Quiere que la ciencia tenga una casilla en el IRPF como la que tiene la Iglesia, aunque aclara de inmediato que no es una propuesta anticlerical, sino una forma de denunciar el colapso financiero que sufre la ciencia en España, agravado con tres años consecutivos de recorte en los presupuestos generales del Estado. Y los que vendrán.

Se le ocurrió al darse cuenta de que mientras la ciencia perderá 600 millones este año, la Iglesia sale incólume del ajuste y quizá ganando debido a la subida del IRPF. "Y pensé que igual lo que necesitamos es una casilla", explica mientras picotea patatas y beicon embadurnados en salsa barbacoa. Lanzó su reflexión en Twitter y tuvo tal eco que decidió lanzar la idea de la casilla. Ya supera las 258.000 firmas de apoyo en Actuable.es.

"Pero la ciencia necesita mucho más", tiene empeño en aclarar. "Necesita una financiación estable y suficiente que por suerte o por desgracia solo puede venir del Estado. Estamos en un país en el que hemos invertido muy poco en ciencia. Ahora mismo se destina algo así como el 1,36% del PIB mientras la media europea está por encima del 2%. Somos los sextos por la cola en la UE", denuncia.

Se ensancha la brecha tecnológica

Andrés Oppenheimer
La Nación, 25/01/12

Los presidentes latinoamericanos deberían prestar atención a las últimas estadísticas mundiales de innovación tecnológica: revelan que, pese al progreso realizado por varios países de la región, la brecha entre los países asiáticos y los latinoamericanos sigue ensanchándose.

Las nuevas cifras de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos muestran que los países asiáticos aumentaron el número de patentes registradas en un 73% en los últimos 10 años, mientras que los países latinoamericanos lo hicieron tan sólo en un 34 por ciento. En números totales, el abismo es escalofriante: en 2011, los países asiáticos registraron un total de 76.000 patentes de nuevos productos en los Estados Unidos, mientras que todos los países latinoamericanos juntos registraron solamente 500.

Corea del Sur, un país que hace cinco décadas era más pobre que prácticamente todos los países latinoamericanos, registró 13.000 patentes el año pasado, comparado con sólo 230 de Brasil, 115 de México y 50 de la Argentina, según la Oficina de Patentes y Marcas. Estados Unidos encabezó la lista, con mas de 120.000 patentes.

Estas cifras son consideradas un indicador clave, porque suelen coincidir con las tendencias de patentes extranjeras en Europa, Japón y los demás mercados más grandes del mundo. "Las diferencias son abismales", me dijo Gustavo Crespi, un especialista en tecnología e innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). "América latina está avanzando, pero los países asiáticos se están moviendo mucho más rápido que nosotros."

Afortunadamente, algunos países latinoamericanos se están poniendo las pilas. Brasil, la Argentina y Chile aumentaron recientemente sus inversiones en investigación y desarrollo, y están ofreciendo cada vez más apoyo público a sus científicos.

Los expertos afirman que hay cinco razones principales por las que los países asiáticos están avanzando más rápido, lo que hace que sus economías crezcan más y sus tasas de pobreza se reduzcan con mayor celeridad. Primero, los países asiáticos invierten más en investigación y desarrollo de nuevos productos. Mientras que Japón y Corea del Sur gastan alrededor del 3,5% de su producto bruto interno (PBI) en investigación y desarrollo, Brasil gasta el 1,2%; la Argentina, el 0,6%; México, el 0,4%, y la mayoría de los demás países de la región menos, según el BID.

En segundo lugar, en Asia la mayor parte de la investigación y el desarrollo está en manos de empresas privadas, mientras que en América latina gran parte de esa actividad está a cargo del Estado. Mientras que el 75% de la investigación y el desarrollo en China procede de las empresas privadas, en Brasil sólo lo hace el 45 por ciento. Eso es importante, porque las empresas privadas están más cerca del mercado e inventan productos más comercializables.

En tercer lugar, las universidades asiáticas están produciendo más ingenieros y científicos, mientras que las universidades latinoamericanas producen mayormente graduados en ciencias sociales y humanidades. La última vez que hice la cuenta, la gigantesca Universidad de Buenos Aires tenía el triple de estudiantes de psicología que de ingeniería. Corea del Sur tiene unos 10 investigadores científicos por cada 1000 trabajadores, mientras que la Argentina tiene un promedio de 2,2 investigadores por cada 1000 trabajadores, Chile tiene 2 y Brasil tiene 1,1, según el BID.

En cuarto término, los países asiáticos ofrecen más incentivos para que las empresas inviertan en investigación y desarrollo, y más recompensas para los investigadores que patentan invenciones. "Necesitamos un sistema que recompense a los investigadores no sólo cuando publican algo, sino también cuando registran una patente", dice Mario Cimoli, director de la división tecnología de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas.

En quinto lugar, las universidades asiáticas están más internacionalizadas que las latinoamericanas. Países como China y Corea del Sur tienen más programas de titulación binacionales, más profesores visitantes y más graduados en las mejores universidades del Primer Mundo.

Mi opinión: la razón de fondo por la que los países asiáticos están avanzando más rápido es que sus sociedades tienen una obsesión con la educación que todavía no es palpable en la mayoría de los países latinoamericanos. Los estudiantes asiáticos pasan más tiempo en la escuela -el año escolar de Japón tiene 243 días, mientras que en muchos países latinoamericanos no llega a los 160 días-, los gobiernos asiáticos están más obsesionados con producir científicos e ingenieros, y los padres asiáticos son más exigentes con las tareas de sus hijos en matemática y ciencias.

Algunos países latinoamericanos, como Brasil, se están empezando a mover en la dirección correcta. Pero las cifras de la Oficina de Patentes de Estados Unidos revelan que hay que avanzar más rápido, porque la brecha con los países desarrollados y con las naciones emergentes de Asia sigue creciendo. © La Nacion

Twitter @oppenheimera.

domingo, 22 de enero de 2012

Recortes en la cantidad y en la calidad

Francisco Imbernón
El País, 22/01/12
Recortar cerca de 3.000 millones de euros en educación, en los dos últimos presupuestos, ¿repercutirá en la calidad de la enseñanza?, ¿se podrá atajar el fracaso escolar con menos recursos y con un profesorado vapuleado y sin alicientes? Lo paradójico es que en algunas comunidades han aumentado el presupuesto destinado a la enseñanza concertada. Por supuesto, en los recortes no hay coherencia, se mezclan las políticas erráticas con la desconfianza hacia el sistema público y su profesorado (una presidenta autonómica pretende cerrar los centros de formación de profesores porque son "centros de adoctrinamiento"), y el resultado será un agravamiento del déficit educativo respecto de los países avanzados.

En los últimos años estábamos afrontando grandes retos: una vez escolarizada la población hasta los 16 años, había que impulsar la Formación Profesional -está entre 15 y 25 puntos por debajo de los países nórdicos y de la media de la OCDE-, la formación en idiomas, evitar la brecha tecnológica... La educación impacta de lleno en dos ámbitos de vital importancia: uno es la convivencia y la tolerancia; el otro, la economía productiva, sobre la que tiene una influencia evidente. Este problema puede desaparecer, ya que en los próximos 10 años 50.000 jóvenes bien preparados abandonarán el país.

Y es posible que esa fortaleza ganada en los últimos años pueda aguantar hasta un límite. Es verdad que, una vez alcanzado un determinado nivel, no hay una relación directa entre el aumento del gasto y el incremento de la calidad educativa, pero tampoco sabemos dónde está el límite para que empecemos a decrecer en la calidad. Si con los recortes educativos se traspasa esa línea roja, empezaremos a ir mal y todo lo construido durante años con mucho esfuerzo se irá al garete muy rápidamente.

Un 30% de fracaso escolar condena a muchos ciudadanos a la marginación. Es difícil entender cómo se combate recortando salarios, programas de formación de docentes, reduciendo interinos y sustitutos (que son aproximadamente un 22% del total), las becas, las actividades extraescolares, incrementando las horas lectivas y los ratios, etcétera. Algo se me escapa, quizá tenga que ver con la ausencia de una política coherente en educación. Pero ¿la educación no era lo más importante para un país?

Al evidente daño al sistema educativo hay que añadir el perjuicio que se causa a los sectores más desfavorecidos, ya que aumentará la pobreza económica y social, el desempleo y la marginación. ¿Y qué decir de la necesidad de compensar las desigualdades? El sistema educativo, al igual que el sanitario, es muy sensible, cuesta poco destruir lo que se ha edificado con tanto esfuerzo. El resultado de estos recortes, y esperemos que Europa quiera impedirlo, será un sistema educativo con altas cotas de ineficiencia, bajos niveles de rendimiento y un todavía más alto índice de fracaso escolar. ¿O es que todavía creen en los milagros?
Francisco Imbernón es catedrático de Pedagogía de la Universidad de Barcelona y director del Observatorio Internacional de la Profesión Docente.

domingo, 15 de enero de 2012

Juicio por deseducar

Eleazar Narváez
El Nacional, 22/07/2002
 
Es impresionante la cantidad de querellas que ha surgido recientemente en contra del presidente Hugo Chávez. Los delitos que se le imputan al jefe del Estado son diversos, entre ellos, los siguientes: de lesa humanidad por los 19 asesinatos del 11 de abril; manejo de fondos ilegales en la campaña electoral de 1998; de salvaguarda por la firma del convenio petrolero con Cuba; instigación a delinquir por lo dicho en el barrio Las Malvinas; incumplimiento de la Ley del Fondo de Inversión y Estabilización Macroeconómica, con acusación de peculado y malversación.

Lo más probable es que en el transcurrir del tiempo aumente significativamente el número de casos como éstos, aun cuando algunos expertos en la materia después nos digan que muchas de esas demandas carecen de fundamentos jurídicos y, por tal motivo, que no todos los querellantes califican efectivamente como víctimas, como lo expresó recientemente el inefable presidente del Tribunal Supremo de Justicia.

Tampoco sería extraño que se descartara por su fragilidad jurídica, el intento por enjuiciar al primer mandatario nacional por el delito más importante que ha cometido desde sus primeros días de gobierno: ni más ni menos, el delito por “hacer perder la educación”, que es el significado de la palabra deseducar de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española. Sin duda, ese constituye el mal mayor o el más monstruoso de los delitos por los cuales habría que sancionar al principal responsable del desgobierno que padecemos los venezolanos desde el año 1999.

Es en la educación donde con mayor fuerza y preocupación se notan y seguirán observándose en un largo período de tiempo los estragos producidos por el liderazgo del Presidente de la República; sobre todo, el efecto devastador presidencial se ha hecho patente en aquellos principios orientadores de la educación a los cuales se les atribuye un papel primordial para preservar y desarrollar el tejido de las relaciones sociales. Con su verbo encendido, cargado de odios y resentimientos, y apelando recurrentemente a la violencia como único recurso para dirimir las diferencias políticas y sociales, el presidente Chávez ha logrado inocular el veneno de la división en todos los ámbitos de la sociedad venezolana, y, además, ha potenciado la agresividad y los enfrentamientos en el seno de nuestra población hasta límites realmente insoportables. Sencillamente, ha utilizado el poder del cargo que ocupa para promover valores que son contrarios a la finalidad misma de la educación.

Tal aberración en el ejercicio del poder político ha tenido un enorme peso en distintas situaciones lamentables que hemos vivido en estos tres últimos años; por ejemplo, ha estimulado una cantidad importante de invasiones a propiedades en varias regiones del país, dejando como lección la idea de que los preceptos legales y constitucionales que amparan a los propietarios afectados pueden ser desconocidos o transgredidos en nombre de una arbitraria y perversa interpretación del principio de justicia social; ha provocado, bajo la inspiración de convicciones nada educativas que rechazan el respeto, el diálogo y la tolerancia, innumerables agresiones en contra de diferentes individualidades e instituciones que han disentido de las políticas sociales; ha propiciado graves enfrentamientos entre diversos sectores de la población, a partir de odiosos y malsanos maniqueísmos que hoy amenazan seriamente la convivencia en diferentes planos de nuestra sociedad; asimismo, fue un factor determinante en los criminales hechos ocurridos el pasado 11 de abril, pues ese día, lastimosamente, se hizo realidad la reiterada prédica de lo que ha sido una constante en el discurso del Presidente: el llamado a armar militarmente a sus seguidores para repeler a los adversarios de la revolución.

Señor Presidente, definitivamente usted olvidó o nunca supo que gobernar es educar. Aun cuando no se le pueda enjuiciar ahora o más tarde por simple formalismo jurídico o bien por motivaciones políticas, difícilmente a usted lo podrá absolver la historia.

sábado, 14 de enero de 2012

¿Privado o público?

Luis Ugalde
El Nacional, 12/01/12
 
Me indignó la afirmación presidencial de que el pago adeudado por el Estado a los educadores católicos no es responsabilidad suya, "porque esas son instituciones privadas". Una bofetada a quienes trabajaron todo el año en educación pública con niños de bajos ingresos. Me vinieron a la cabeza los viacrucis y triunfos desde su gestación de las cinco escuelas de la AVEC en la parte más alta de La Vega: la acción educadora del Gobierno no llegaba y las instituciones católicas con esas comunidades pobres crearon escuelas para sus hijos, en parte financiadas con el dinero público que se les debe, según la Constitución (artículo103). Elimine usted, señor Presidente, las escuelas Canaima, Andy Aparicio, El Encanto, la Olaso y Los Ángeles (todas de la AVEC, Asociación Venezolana de Educación Católica) y no quedará ninguna escuela pública para los miles de niños y jóvenes que viven desde Las Casitas hasta Las Torres. Lo demás es demagogia y falsas promesas.

La indignación me trajo a la memoria cómo Fe y Alegría acudió a Cariaco en la emergencia pública del terremoto y continúa allí su extraordinario aporte educativo, cómo respondieron los hermanos maristas al llamado del ministerio para salvar la escuela granja de Santa Catalina (en el Delta) de las ruinas oficiales y convertirla en la escuela ejemplar que es hoy. En la periferia trabajan las escuelas en Santa Elena de Uairén, de Carrasquero, Sinamaica y Ciudad Sucre, o las salesianas en la isla Ratón, La Salle en El Baúl, y cientos más. ¡Cómo es posible que se diga que eso no es público, que no hay obligación pública con esos niños, que sus padres paguen su escuela! "Yo" les voy a dar un dinerito ahorrado, afirmación presidencial inaceptable. El presupuesto nacional educativo no es de "yo", sino de los niños y jóvenes. La contribución educativa de todo venezolano con el IVA no pertenece a "yo", sino a quienes por su derecho educativo la Constitución destina.

Una mentalidad estatista decimonónica impide a muchos entender que lo público no es sinónimo de gubernamental ni estatal, y que Luis XIV con "el Estado soy yo" murió hace tres siglos. Lo público, en primer lugar, es ciudadanía solidaria y responsable; y en educación, la necesaria alianza virtuosa entre familia, sociedad y Gobierno, dentro del ordenamiento y prioridades del Estado, que es un instrumento obligante para todos ellos. El convenio entre el Ministerio de Educación y la AVEC se basa en el compromiso para juntos llevar la educación pública de calidad a los sectores pobres. Con ello, 2.000 centros e instalaciones (inversión de más de 10 millardos de bolívares) no estatales se destinan a la educación pública, donde las familias y la sociedad colaboran (con millones en aportes nacionales e internacionales) en el funcionamiento, mantenimiento y mejoramiento, en sinergia con el Gobierno de turno. Las instalaciones no son del Estado, ni la gestión escolar del Gobierno, pero la educación es pública por su programa, título y supervisión, por espíritu y Constitución, y también por convenio firmado y "engacetado". Mejor calidad, a mitad del costo estatal, con frutos públicos maravillosos.

Las familias contribuyen con menos de 10% y la AVEC logra que el financiamiento estatal llegue con transparencia.

Funcionarios honestos nos preguntan cómo Fe y Alegría o las franciscanas logran que los padres asuman la escuela como suya. Porque la sienten de ellos (no de funcionarios lejanos), y cuidarla y mantenerla es parte de su aporte. Respuesta sencilla pero de aprendizaje difícil por la deformación estatista, con gobiernos que impiden y matan la solidaridad y la participación que predican.

¿No se amenaza de muerte a esa escuela cuando, en lugar de la felicitación presidencial navideña a sus educadores con el pago de fin de año y el aumento debido, les dice: No reconozco su labor pública, porque ustedes, sus niños, familias y escuelas son privados? El derecho público constitucional de los niños a su buena educación sólo se hará realidad con el esfuerzo responsable combinado de la familia, de la sociedad y del Estado. La educación pública avanza en este convenio que pone las instalaciones y la gestión escolar no estatales, junto con el financiamiento oficial, al servicio de la calidad en sectores de bajos recursos.

Más y mejor educación

Eleazar Narváez
El Nacional, 17/02/99
 
En estos tiempos, en nuestro país y más allá de sus fronteras, insistentemente escuchamos voces que nos hablan del papel relevante de la educación. Se repite, una y otra vez, que en la llamada sociedad del conocimiento, que según ciertas opiniones la tenemos encima, la educación tendrá un valor de primera importancia por representar algo parecido a una especie de llave maestra que nos permitirá el acceso a las claves del éxito de un mundo impactado de manera impresionante por un voluminoso, permanente y vertiginoso flujo de información y conocimiento científico y tecnológico y por incesantes reacomodos culturales, políticos, económicos y sociales que han estado y seguirán planteando nuevas y complejas exigencias de formación para todos.

Frente a tales desafíos, la respuesta debe ser dar más y mejor educación a la población mundial. Sin embargo, el camino que nos lleva al cumplimiento de dicho propósito no está exento de importantes dificultades, sobre todo en países como el nuestro donde, más allá de las limitaciones de recursos que algunos puedan esgrimir, lo más preocupante son las erradas y perversas interpretaciones que son hechas en muchos casos en relación al significado de la expresión "más y mejor educación", cuando se opina sobre asuntos ligados a interrogantes como estas: ¿Es sólo la institución escolar la que tiene la responsabilidad de expandir los beneficios de la educación en nuestra sociedad? ¿La consigna de más educación es válida únicamente para aquellos que están excluidos o a los incorporados al sistema educativo? ¿Se trata solamente de más educación para el pobre pueblo? ¿De qué calidad se está hablando cuando se reclama una mejor educación?

La legítima aspiración a brindarle más educación a los venezolanos no puede apoyarse en la sobrevaloración o magnificación de los alcances reales o potenciales de la institución escolar que tenemos. Desconocer la gran responsabilidad que poseen otras instituciones de nuestra sociedad respecto a tal cometido, además de injusta es repudiable, sobre todo cuando esa ignorancia es acompañada de un ataque despiadado contra la escuela pública, bajo la inspiración de intereses que no tienen nada que ver con el bienestar colectivo. Si en realidad hay la voluntad de poner en marcha una política para propiciar una mayor educación, la misma necesariamente debe involucrar el papel activo de importantes agentes de socialización como la familia, los medios de comunicación, los partidos políticos y las empresas, entre otros, ya que como muy bien lo dice Juan Carlos Tedesco, en el interesante trabajo La Educación y los Nuevos Desafíos de la Formación del Ciudadano, el reto es para la sociedad en su conjunto y no únicamente para la escuela.

Por otro lado, es preciso salirle al paso a las graves equivocaciones que se cometen a la hora de pensar en quiénes serían los que necesitarían más educación. Es inaceptable que se siga diciendo que es sólo el desdichado pueblo el que requiere educarse más, o que esta necesidad solamente tiene sentido para los que han sido excluidos del sistema educativo o para aquellos recién egresados de una u otra carrera a nivel superior. Si vamos a hablar de más educación para el país es fundamental que no dejemos a ningún sector o grupo de nuestra población al margen, pues, ¿acaso no tenemos todos que educarnos para llegar a ser personas, como se dice en esa extraordinaria novela de Jostein Gaarder que lleva por nombre El Mundo de Sofía? Sobre esto seguramente Fernando Savater nos reiteraría también que "el bien educado sabe que nunca lo está del todo pero que lo está suficiente como para querer estarlo más".

Y si se trata además, de llevar la mejor educación posible a la población nacional, es imprescindible que estemos conscientes del "reduccionismo" al cual estamos expuestos al concebir esa empresa. Podría interpretarse erróneamente, por ejemplo, que en la preocupación por lograr una mejor educación se ha de poner el acento en la calidad del contenido de enseñanza, sin que importe mucho la manera cómo es transmitido o comunicado este último. También pudiera pensarse que una mejor educación sólo ha de centrarse en el desarrollo del intelecto de las personas, situando en un plano secundario las otras dimensiones de su formación como seres humanos. Asimismo, podría cometerse la equivocación de creer que la mejor educación para países como el nuestro, reside en una educación que responda exclusivamente a los desafíos de la racionalidad científico técnica que se le atribuye a la sociedad del tercer milenio, sin interés alguno por resolver los serios problemas de escolaridad básica propios del siglo XIX que aún confrontamos.

Estamos urgidos de una educación de calidad, pero entendida, por una parte, como una educación de "alta inteligencia", tal como aparece descrita en el informe de la Comisión Internacional para la Educación en América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que lleva por nombre Educación. La Agenda del Siglo XXI, una educación que posibilite una "...combinación del intelecto, la emoción y el espíritu...", pero también concebida como una educación que satisfaga las dos exigencias referidas en el documento antes citado: la primera, "...acabar de cumplir la vieja promesa de la modernidad: una escuela efectivamente universal y efectivamente educadora..."; y la segunda, preparar a nuestra sociedad para "...el desafío pluralista de la postmodernidad y para su integración exitosa a la `aldea global', caracterizada por industrias y procesos productivos cuyos insumos críticos son la información y el talento creador".

El profesor, a examen: premio o despido

D. ALANDETE / W. OPPENHEIMER
El País, 14/01/12

Estados Unidos e Inglaterra aumentan la presión sobre sus docentes para obtener resultados - ¿Es un modelo exportable? 


Carrera profesional, evaluaciones externas, rendición de cuentas, incentivos, premios y castigos. Estas palabras sobrevuelan desde hace años los sistemas educativos de todo el mundo sin que nadie termine de hacerse con ellas. Para unos representan una necesidad ineludible para mejorar la enseñanza y, para otros, perversiones neoliberales que pueden desvirtuar el sentido de la educación.

En España, en un contexto de recortes presupuestarios que tiene a la comunidad educativa muy crispada (y que están pagando en gran medida los profesores a través de sus sueldos), el afán del nuevo Gobierno -según el programa electoral del Partido Popular- pasa por cambiar el sistema de acceso para intentar contratar a los mejores profesores para la enseñanza pública. Además, intentarán de nuevo (se ha fracasado varias veces) crear una carrera docente para que los maestros de las aulas públicas puedan mejorar sus condiciones a base de méritos.

Mientras, en Estados Unidos e Inglaterra van mucho más allá y gana fuerza la idea del premiar a los docentes que obtengan buenos resultados y castigar, es decir, incluso despedir, a los malos, un tema peliagudo como pocos, sea cual sea su estatus laboral.

En Estados Unidos, aparte de iniciativas como la de California (desde 2010, los padres de un colegio público pueden hacerse con el control del centro, imponer nuevas normas a los profesores e incluso despedirlos), una iniciativa federal (race to the top en inglés, carrera hacia la cima) consiste en dar dinero extra a los Estados si, entre otras cosas, miden la eficacia de los docentes por medio de exámenes externos a sus alumnos; los malos resultados pueden acabar en despidos. Uno de los últimos Estados en hacerlo ha sido Nueva York. Su gobernador, el demócrata Andrew Cuomo, pidió al consejo rector de Educación que en el proceso de evaluación de los maestros, entre el 20% y el 40% obedezca a las notas de sus alumnos en exámenes unificados a nivel estatal y federal. Además, ese consejo ha diseñado decenas de pruebas estatales que se añadirán a las que ya existen de matemáticas, lengua y conocimientos generales. Los profesores que no logren mejoras y sean considerados ineficaces en dos cursos seguidos pueden ser despedidos.

Diversos Estados someten a sus profesores a una evaluación en una escala que abarca de "ineficaz" a "altamente eficaz". Los Estados eligen si se someten a ese programa, que contiene subsidios de 4.350 millones de dólares (unos 3.000 millones de euros).

En la edición del año pasado, los Estados ganadores fueron 11, además del distrito federal de Columbia. Nueva York, que estaba entre ellos, recibió junto con Florida el mayor premio (700 millones de dólares, unos 530 millones de euros), y ahora somete a sus profesores a mayor presión para mantener esas buenas notas ante el Gobierno federal. Para ello ha diseñado todo un sistema de exámenes unificados a aplicar a todos los colegios e institutos que sirvan de baremo objetivo para evaluar a los docentes a través de los resultados de sus estudiantes.

La medida provocó la primera revuelta de directores de colegio de la que se tiene constancia en EE UU. De los 4.500 directores registrados en Nueva York, más de 1.000 firmaron una carta abierta que contiene argumentos en contra de ese método de evaluación de docentes. "Nosotros, los directores de las escuelas del Estado de Nueva York, llegamos a la conclusión de que [el sistema propuesto] no será más que un desperdicio de unos recursos que cada vez son más limitados. Más importante aún, desmoralizará a los educadores y será perjudicial para los niños a los que guiamos. Nuestros estudiantes son más que la suma de los resultados de sus exámenes, y poner un énfasis excesivo en las notas no se traducirá en un mejor aprendizaje", se dice en la misiva, redactada por Sean C. Feeney, presidente de la Asociación de Presidentes de Escuela del Condado de Nassau, y Carol C. Burris, directora del instituto South Side.
 

jueves, 12 de enero de 2012

España: "Los ciudadanos, en defensa de la ciencia"

Miguel Ángel Medina
El País, 12/01/12
 
Un movimiento social a favor de la ciencia y en contra de los recortes va cobrando cada vez más fuerza, por supuesto, a través de Internet y las redes sociales. Tras el tijeretazo de 600 millones de euros anunciado por el Gobierno de Mariano Rajoy hace dos semanas -que se suma a los del anterior Ejecutivo-, la comunidad científica ha mostrado un profundo malestar. Y ahora son los ciudadanos los que han comenzado a manifestar su indignación por medio de una propuesta al Ministerio de Hacienda: añadir una casilla en la declaración de la renta para que aquel que lo desee pueda aportar el 0,7% de sus impuestos a la investigación. La idea, del joven científico español Francisco J. Hernández, ha recabado más de 50.000 firmas en la web Actuable.es, la mayoría, en menos de 48 horas.

Mientras el apoyo sigue creciendo y el eco de la iniciativa se extiende (la prestigiosa revista Nature la reflejó el martes en su blog), también aparecen algunas críticas. Por ejemplo, que se puede transmitir la idea de que la investigación se alimenta de limosnas o que si se abre la espita de un IRPF a la carta, la espiral puede no acabar nunca: ¿habría que poner una casilla para cada cosa? "Más que una propuesta concreta, es una denuncia ante la situación absurda en la que nos encontramos", explica Hernández a través de un correo electrónico, "pero ha permitido a muchos ciudadanos mostrar su apoyo a la ciencia".Este físico soriano de 26 años, investigador en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, se indignó cuando conoció los recortes del nuevo Gobierno y lo conectó de inmediato con el dinero que recibe la Iglesia católica a través del IRPF. "Pensé que a lo mejor la ciencia necesita también una casilla en la declaración de la renta para compensar parcialmente la caída de su presupuesto. Siempre a sumar a una partida para financiar la ciencia desde los presupuestos, claro", matiza Hernández. Con esta idea escribió una entrada en su blog de divulgación científica
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martes, 10 de enero de 2012

Expectativas y previsiones

Eleazar Narváez
Tal Cual, 18/01/12

Aquellos cuya esperanza es débil pugnan por la comodidad o por la violencia, mientras que aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en condiciones de nacer. Erich Fromm

En el inicio del año no quiero quedarme atrás en eso de escribir sobre la posibilidad o esperanza razonable de que ocurra o consigamos algo que anhelamos. Pero lo digo con la convicción de que es necesario hacerlo sin dejar de pensar en aquello que es imprescindible acometer para que se concreten nuestras aspiraciones. Dicho de otro modo, me refiero a la esperanza activa que debemos abrazar para hacerle frente a desafíos cruciales que vemos en el horizonte de los meses del año en curso. No a lo que Erich Fromm consideraba la espera pasiva o el “violentamiento ajeno a la realidad de circunstancias que no se presentarán”.

Si bien son muchas y diversas las expectativas que circulan en el espacio público, sin embargo, hay dos que conciernen a la vida política nacional y al mundo universitario a las cuales hago mención especial. Son ellas, por un lado, la posibilidad de que Venezuela reemprenda su construcción en un clima de verdadera democracia y de libertad, con un ejercicio del poder sin mesianismos y comprometido sin discriminaciones con el bienestar en general de todos sus habitantes, y además respetuoso de las diferencias, de la relación con los otros y de la dignidad de las personas; y por el otro, la posibilidad de que la universidad venezolana fortalezca su defensa y avance en la conquista de las condiciones necesarias para un mejor ejercicio de su autonomía que la apuntale en la consecución de sus objetivos esenciales.   

Son expectativas que requieren de nuestro permanente y activo concurso, de las respectivas previsiones. En el ámbito político es preciso profundizar la búsqueda de la unidad de todas las fuerzas democráticas, tanto de propósitos como de acción. Ir más allá de lo electoral, pues no sólo se trata de lograr la victoria ante un adversario que ha acumulado un descomunal poder, tanto con la disponibilidad de cuantiosos recursos como en el control casi absoluto de las instituciones fundamentales del país. La unidad es imprescindible  también para enfrentar la magnitud y la complejidad de los problemas y desafíos que tenemos por delante, una vez se conquiste la presidencia de la República.


Y también los esfuerzos concretos para lograr la unidad de los universitarios en la defensa y el fortalecimiento de la institución universitaria es un asunto clave.  Se impone un llamado sincero al diálogo y al entendimiento de todos los actores de la comunidad universitaria, trabajar de verdad con urgencia para lograrlo.

Parafraseando a uno de los personajes de la novela “La elegancia del erizo”, de Muriel Barbery, decimos que hay construir algo ahora, a toda costa, sin olvidar el futuro.

martes, 3 de enero de 2012

Un profesor universitario gana mensualmente 60% menos que un taxista

Noticias de Venezuela

La idea de que un profesor universitario venezolano vive con lujos y forma parte de la clase media alta es un mito. Estudios revelan que la capacidad de compra del profesorado en la actualidad es cinco veces menor a la que tenía el gremio hace 26 años. ¿Es justo el salario de un profesor? ¿Cuánto gana un catedrático en Venezuela?

Sin ánimos de desprestigiar ningún oficio, hasta un taxista gana más dinero que un docente dedicado a la educación superior pública. Los profesionales del volante pueden hacer en un día no tan bueno 300 bolívares fuertes que equivalen a ocho mil mensual. ¡Sin estar sujetos a un horario estricto ni realizar mayor esfuerzo intelectual!

Por el contrario, un profesor universitario de máxima categoría, que alcanza este estatus después de un mínimo de 15 años de servicio, hacer trabajos de ascenso, maestrías, doctorados y publicar artículos en revistas científicas arbitradas, apenas devenga un sueldo de cinco mil 166 bolívares fuertes mensuales. ¡La diferencia es significativa considerando la relación esfuerzo-remuneración!

La cuestión se pone más deprimente cuando hablando de la categoría más baja del escalafón: un asistente a medio tiempo gana 766 bolívares fuertes al mes según la tabla de sueldos vigente desde 2008 y aprobada por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU). ¿Es posible sobrevivir con tan poco dinero? 

Crisis y prioridades

El País. Editorial, 03/01/12

Entre las medidas de disminución del gasto público anunciadas por el Gobierno el viernes tiene un especial significado la que afecta a las actividades de investigación y desarrollo, aunque su cuantía sea modesta en comparación con el total. En efecto, es sabido que una de las carencias más señaladas en nuestro sistema productivo es la que se refiere a esta partida, muy lejos del promedio europeo. Todos los Gobiernos afirman estar convencidos de que, para generar el cambio de modelo que nos ponga al abrigo de crisis y burbujas como las que nos están azotando, resulta imprescindible apostar por el conocimiento, la formación y la innovación. Pero cuando llegan los momentos de dificultades, los hechos contradicen con frecuencia a las convicciones.

La I+D+i exige un esfuerzo sostenido, sin altibajos que pongan en cuestión y anulen progresos registrados que, desafortunadamente, se diluyen por falta de continuidad. Se corre el riesgo de interrumpir programas exitosos, algunos de ellos de gran impacto sobre el sector productivo, y de frustrar generaciones de científicos y tecnólogos que no acaban de encontrar en nuestro país un futuro acorde con sus expectativas y acabarán tirando la toalla o emigrando al extranjero para beneficio de los países de acogida.

Nuestro sistema de I+D+i es todavía demasiado frágil porque no se ha beneficiado de una etapa de apoyo sostenido suficientemente larga, y no puede encajar sin graves consecuencias recortes como los habidos en la última etapa del anterior Gobierno y como los anunciados por este. No es posible abrir paréntesis y luego reanudar sin más el camino que queda por recorrer, algo imposible dada la naturaleza de esta actividad y el sistema de fijación de presupuestos públicos.

Los beneficios de un vigoroso sistema de investigación e innovación compensan los esfuerzos invertidos para ponerlo en marcha, pero son de largo plazo. Por eso resiste mal oscilaciones que pueden ser más fácilmente absorbidas por otros sectores en los que el tiempo de respuesta es más corto.

En los últimos tres años, desde que se desencadenó la fase más aguda de la crisis, han sufrido especialmente los Organismos Públicos de Investigación (OPI), esenciales en todo el entramado de la investigación en nuestro país, por su importancia relativa y también por la especialización de sus trabajos, con frecuencia relacionados íntimamente con las necesidades de sectores productivos dinámicos y las de la propia Administración.

Nadie niega la gravedad del momento que estamos viviendo y la necesidad de tomar medidas para sobrellevarlo, pero justamente en los momentos de crisis, cuando hay que escatimar recursos, es más necesario que nunca marcar prioridades y ser consecuente con ellas. Pues bien, parece fuera de duda que una de nuestras prioridades nacionales es construir un sistema de I+D+i sólido del que todavía estamos muy lejos.