domingo, 8 de diciembre de 2013

Textos escolares de un solo color

Mireya Tabuas
El Nacional, 08/12/2013

Un alumno de primer grado no agrupará piedras, monedas, botones o carritos para formar un conjunto. En su libro de Matemática, tendrá como tarea hacer una colección de los voceros y voceras del consejo comunal cercano. 

A partir de allí, durante los 11 años siguientes de escolaridad, aprenderá a sumar con ejercicios que incluyen compras en una arepera socialista o en una Feria Escolar Bicentenaria, leerá que el gobierno distribuye "toneladas de alimentos por medio de la red Mercal". Se cansará de ver repetidas, en numerosos capítulos, las bondades de las misiones educativas, los beneficios de Barrio Adentro, los CDI y la Gran Misión Vivienda. 

En bachillerato reforzará sus conocimientos históricos. Sabrá que un alcalde de apellido Peña cerró una televisora comunal llamada Catia TV, pero nunca verá reflejado que el Ejecutivo nacional no le renovó la concesión a la emisora privada de más rating: RCTV. 

Condenará la palabra meritocracia, que definirá como una "élite desconectada de los intereses nacionales". 

Los libros de la Colección Bicentenario fueron publicados en primera edición en 2011 y reeditados en tercera edición en 2013. 

Son previos al currículo bolivariano que se discute en la actualidad y que ha traído polémica por temor a sus visos ideológicos. 

"El currículo debe ser pertinente, debe adecuarse a las transformaciones que tienen lugar en lo político, social, y económico", declaró recientemente la ministra de Educación, Maryann Hanson. Los contenidos de los libros de texto se anticipan a este postulado. "La colección es, sin duda, el currículo", señala el investigador en el área educativa, Luis Bravo Jáuregui. 

Un documento del Ministerio de Educación lo ratifica: explica que fueron hechos para la educación "liberadora", "para poner en las manos del pueblo venezolano hechos trasformadores que promuevan alcanzar la felicidad social". El propio léxico da cuenta del barniz que tiñe todo lo referente al "socialismo del siglo XXI". 

Son 70 textos que van desde educación inicial hasta quinto año de educación media. 35 millones de ejemplares se repartieron este año escolar, según declaraciones de la ministra Hanson. 

Sin embargo, de acuerdo con la Memoria y Cuenta del Ministerio de Educación, la meta de impresión de años anteriores no se logró. En 2011 se planificó producir 8.631.078 ejemplares y se imprimieron 3.000.000; en 2012, de una meta de casi 10.000.000, solo se hicieron 8.094.862.  


Venezuela y su gente fue analizado por el investigador Tulio Ramírez, quien refiere que el libro hace énfasis en las acciones negativas de los presidentes anteriores a Chávez, con escasas alusiones a la obra realizada por ellos. Al referirse al primer período de Carlos Andrés Pérez, por ejemplo, el texto dice que como candidato caminó mucho "pero una vez en el poder, no puso a caminar con igual ímpetu la economía del país" (página 114). 

Ironías así, cargadas de subjetividad, como cuando se dice que el ex presidente Jaime Lusinchi "daba las malas noticias con una sonrisa en los labios" (página 116), se despliegan en el texto, que utiliza la caricaturización de los mandatarios del llamado insistentemente "Pacto de Punto Fijo" y cambia a un tono solemne cuando se refiere a Chávez. América Bracho defiende el tratamiento que se le da a CAP: "En verdad él no hizo caminar al país, nosotros no manipulamos el cerebro de los niños, no le damos la conclusión". 

En el texto no se refleja que la inflación en el período 1974-1978 (según datos del Banco Central de Venezuela) fue, en promedio, 8,4% anual. Tener este dato permitiría al estudiante comparar con la inflación actual, calculada por el mismo ente para 2013, en 49,4%. 

Al narrar el Viernes Negro, el libro describe que esta devaluación "puso de cabeza a mucha gente, sobre todo a comerciantes dedicados a importar productos y los consumistas que acostumbraban viajar de compras a Miami y compraban tanto, que la gente los llamaba `Ta’ barato, dame dos’: por este concepto habían salido del país muchos dólares que necesitaba Venezuela" (página 116). María Helena Hurtado reconoce que esta crítica se escribió adrede: "¿Por qué hay que seguir induciendo que hay que comprar en Miami?", pregunta. En cambio, sobre la devaluación decretada por Chávez, se señala someramente que se tuvo que hacer "para enfrentar los problemas de sabotaje". 

El relato sobre el 11 de abril de 2002 tiene una versión única, que además segrega, pues solo da importancia al hecho de que fallecieron oficialistas: "Hubo un saldo de muertos y heridos que impregnó a la patria de dolor. La mayoría de los fallecidos eran defensores de Chávez" (página 128). Leonardo Carvajal se pregunta por qué no poner el número de fallecidos sin discriminarlos por su tendencia política. "Se omiten hechos conocidos como los pistoleros de Puente Llaguno", añade Tulio Ramírez. América Bracho recalca que murieron más chavistas y dice su texto es objetivo porque se publicaron las fotos de las marchas masivas del oficialismo y la oposición. 

Ramírez critica que el número de páginas dedicado a Chávez es mayor que el conjunto de presidentes que lo anteceden: "No tengo la culpa de que los demás períodos presidenciales sean de 5 años y el suyo de 15", alega Bracho.


Texto completo: S1, S2, S3

1 comentario:

  1. Pasará como en otras épocas, donde se distorsionaba la historia y se imponía la ignorancia.Tendremos que hacer una fogata grande.

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