martes, 23 de agosto de 2022

Resignificación de la autonomía universitaria

Eleazar Narváez Bello


En nuestro tiempo, en el cual se dice que el fin de la utopía ha dado lugar a la sacralización de la urgencia –con la conversión de los actores sociales en esclavos de los problemas inmediatos–, uno de los desafíos a los que debemos responder los educadores y los estudiosos de la educación es, precisamente, contribuir a la búsqueda de sentido que la sociedad contemporánea nos exige. Y tal responsabilidad es preciso que la asumamos con la conciencia de saber que la educación ha de ser un instrumento fundamental en la respuesta a dicha demanda de sentido y, al mismo tiempo, objeto de ésta.

Dice Tedesco (2005) que ese fenómeno social de pérdida de sentido asociada al proceso de transformación social y de ruptura de cierta representación de continuidad histórica «...tiene consecuencias muy importantes sobre el proceso de socialización de las nuevas generaciones y, en particular, sobre el proceso educativo formal» (p. 82).

En el campo educativo, ciertamente, ese fenómeno social tiene mucho que ver con «...una obsesión, deliberada o inconsciente, por borrar el pasado colectivo, por desterrar de los discursos educativos actuales los referentes y las raíces sobre los cuales han crecido y cristalizado las ideas y las prácticas pedagógicas más innovadoras de nuestro tiempo» (Carbonell Sebarroja, 2000: 5).

Pensamos que la contribución de la universidad venezolana en la búsqueda de sentido que nos exige en la actualidad la sociedad, pasa necesariamente por colocar el concepto de autonomía en el centro de nuestra atención para examinarlo nuevamente en sus diversas interpretaciones, a fin de procurar algo muy importante señalado por Carbonell Sebarroja (2000:5): «recomponer los hilos de conexión entre el hoy y el ayer, entre la memoria colectiva y la realidad concreta, entre el discurso moral portador de principios, valores y señas y la apropiación subjetiva de estas tradiciones en nuestras vidas cotidianas, cambiantes y efímeras».

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