jueves, 10 de marzo de 2016

Anomia universitaria

Ángel Lombardi
Tal Cual, 10/03/2016

En el ámbito de la sociología se denomina anomia (del griego ?νομ?α / anomía: prefijo ?- a- «ausencia de» y ν?μος / nómos «ley, orden, estructura») a la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad”.

Ley de Universidades: “Artículo 2. Las Universidades son Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”.

Dialéctica no para avanzar sino para vivir en un estado de parálisis perenne. Hoy, nuestras universidades viven prisioneras tanto de los enemigos externos como de los internos. La Anti-Universidad es un espacio escabroso donde la investigación se encuentra postergada y la academia durmiendo. Un solo dato para medir esto: un centro de investigación tiene asignado un presupuesto anual de 50$ al año. El que lea esto en el extranjero no sólo pondrá cara de asombro sino que pensará que esto es otro invento muy típico del bochinche tropical por el cual se nos ha marcado como seña de identidad.

Está bien, no investigamos, pero la docencia ¿la hacemos? Muy precariamente. En salones inadecuados sin aires acondicionados la inmensa mayoría, ausentes de la tecnología pedagógica que hoy en pleno siglo XXI se requiere y en condiciones de salubridad preocupantes. Además, agreguemos la alarma constante en que se vive cuando se transita por espacios cuya inseguridad ya es proverbial. ¿Extensión? Bueno, ya eso no existe.

Los salarios de los universitarios son de los más bajos en el mundo. Antes de la era chavista, quienes laboraban como profesores en la Universidad gozaban de la más alta estima social junto a los trabajadores de Pdvsa. Hoy, luego, de la bomba atómica que nos han tirado encima sin anestesia alguna, nadie quiere hacer carrera universitaria. Bueno, en realidad, el Plan de la Patria hacia el interior de las universidades: I y II Convención Colectiva Única, le ha conferido un especial protagonismo a los empleados y obreros. Este aspecto nada inocente ha creado unas distorsiones casi insalvables junto al impedimento, vía TSJ, de renovar nuestro liderazgo universitario. Y luego, el dinero. El que te financia, siempre te controla, situación ésta que se ha exacerbado con los bolivarianos en el poder.

Hoy los gremios son los que dictan la agenda al interior de las universidades públicas nacionales. El régimen, así como hizo con el país, atizó los resentimientos entre los de “arriba” y los de “abajo” para vivir de las crisis y los conflictos. Irresponsablemente se creó la expectativa de una “democratización” que la Unefa y la Bolivariana se niegan a convalidar. Cada sector tiene su propia agenda y la meta institucional se volvió invisible. Se nos instaló el canibalismo y la erosión más absoluta a los principios de autoridad y jerarquía basados en el respeto a nuestras normas, reglamentos y leyes.

Todo está subvertido, así como en el país nacional. La ausencia de orden atenta contra la paz y metas académicas de los universitarios.

Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

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