lunes, 25 de octubre de 2021

Volver a la UCV para salvarla


Víctor Rago 
24/10/2021
 
La Universidad Central de Venezuela corre un gravísimo riesgo en el momento actual. Imbuida en medio del conflicto entre los grandes bloques de poder mundial que afecta al pais, es su existencia misma la que está en juego, así como la de la educación superior pública nacional. El gobierno está resuelto a apoderarse de ella para convertirla en algo indigno de llamarse universidad supeditándola a su proyecto político. La universidad concebida como el espacio por excelencia de la libertad intelectual y el espíritu creativo desaparecerá inexorablemente en breve plazo si la comunidad universitaria y la propia sociedad venezolana no asumen decidida e inmediatamente su defensa.

Todos los pasos del autoritarismo imperante ponen de manifiesto su propósito liquidador: permanente estrangulamiento presupuestario, que dificultando la gestión institucional ordinaria al mismo tiempo paraliza por falta de recursos los programas académicos y administrativos fundamentales; desaparición de servicios estudiantiles básicos, junto con la reducción de las becas y otras asignaciones a montos irrisorios; y sobre todo empobrecimiento casi hasta el extremo de la mendicidad de los sectores laborales –profesorado, profesionales administrativos, empleados y obreros- por la miniaturización de los salarios, la extinción de la seguridad social y la evaporación de ahorros y prestaciones sociales.

Dentro de esa perversa estrategia de abatimiento planificado de la universidad cobran relieve acciones que a primera vista parecen iniciativas beneficiosas pero que en realidad no son más que incalificables simulaciones. El mejor ejemplo de ese cínico expediente es el «rescate» de la UCV, que le permite al gobierno acusar a la actual gestión rectoral (y a las anteriores de los últimos veinte años) del deterioro de la Ciudad Universitaria de Caracas, a la vez que evadir su responsabilidad directa como causante principal del enorme menoscabo infligido deliberadamente a la institución, presentándose como abnegado benefactor. Si alguna duda cupiera de tal designio, allí están al alcance de todos los recientes videos, audios y fotos del señor Maduro, de la vicepresidente Rodríguez y de la, por lo que parece, «protectora» de la UCV Jacqueline Farías, testimonios cuya explicitud no deja margen a la interpretación.

¿Qué debe hacer la colectividad universitaria –la comunidad académica, los gremios, los grupos de opinión, los sectores diversamente organizados e incluso las vacilantes autoridades- para conjurar el peligro inminente de que el gobierno consume la ocupación física de la universidad (después de haber minimizado y aun suprimido en el pasado competencias que la autonomía universitaria consagraba)? No cabe duda alguna: los universitarios deben volver a la universidad. En forma gradual, escalonada, progresiva, con suficientes garantías de bioseguridad y razonablemente satisfechas las condiciones esenciales, los universitarios tienen que proponerse el retorno al campus de la UCV pues solo allí podrá tomar forma y cobrar cuerpo la voluntad de luchar por la preservación de la institución y por los derechos vulnerados de trabajadores, profesores y estudiantes.

Es verdad que distintos sectores y en particular los gremios universitarios han sostenido hasta ahora que no habrá reinicio de actividades mientras no se satisfagan plenamente dichas condiciones, la más sentida de las cuales es comprensiblemente la digna remuneración del trabajo. Pero el realismo político ha de imponerse por la fuerza de su propia evidencia: el autor de la política de enanismo salarial no renunciará a ella elevando los sueldos, pues haberlos deprimido sirve al objetivo de la desmovilización de los trabajadores, obligados a buscar ingresos adicionales para sobrevivir. Este estado de cosas es anterior a la pandemia. Si entonces no se luchó con suficiente empeño contra la pauperización diseñada, el momento de hacerlo ha llegado de la mano de otras circunstancias que en conjunto exigen de los universitarios una determinación beligerante.

Para ello es imperativo plantearse con toda la complejidad que tal cosa implica el regreso a los espacios ucevistas. No simplemente para reanudar las actividades interrumpidas hace más de año y medio, como quiere el gobierno, sino para abordar la urgente agenda de la crisis universitaria, en el marco del grave trance nacional. Todos los aspectos de la vida institucional deben someterse a escrutinio y debate, en la perspectiva del fortalecimiento de la universidad para la empresa doble de preservarla y renovarla. En un proceso que tambien contemple la convocatoria a consulta como mecanismo democrático para renovar las autoridades vencidas en sus cargos. Si no acometemos su defensa con visión crítica de su condición presente y ánimo innovador hacia el futuro, la universidad nacional pública sucumbirá por el lastre de sus deficiencias internas y a causa de la demolición sistemática que el poder dictatorial lleva a cabo. La defensa de la UCV solo será posible con la comunidad ucevista de nuevo en los espacios de la Ciudad Universitaria, su hábitat natural.

Ucevistas:

¡Volvamos a la universidad a luchar por nuestros derechos y a defender la institución!

¡Salario digno para todos los trabajadores universitarios!

¡Providencias para los estudiantes!

¡Presupuesto justo para la universidad venezolana!

¡Integremos cuanto antes el frente intergremial por la defensa de la UCV!

¡Hacia el gran frente universitario nacional!

¡Exijamos a las autoridades firmeza y dignidad para defender la institución! ¡No a las pretensiones del gobierno de apoderarse de la UCV!

1 comentario:

  1. Excelente propuesta, si no asumimos el control institucional con nuestra presencia, perderemos la universidad por una vergonzosa omisión de nuestros deberes y compromiso con la “casa” que nos formó. Tania Navarro

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