domingo, 27 de enero de 2013

Paisaje de batalla

Sergio Ramírez
El Nacional, 27/01/13


Nicholas Carr es el autor de un libro publicado en 2010 esencial para entender nuestra cultura del siglo XXI, ligada necesariamente a la cibernética. Se trata de Superficialidades: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? "En los últimos años ­comenta­ he tenido la molesta sensación de que alguien travesea en mi cerebro, cambia el mapa de mi circuito neuronal, reprograma mi memoria". 


Quien busca información en la red infinita pasa por encima de los asuntos esenciales, no penetra ni analiza, sólo quiere enterarse de lo que necesita en el momento, navega en la superficie. Cambios progresivos en el comportamiento de las neuronas y mudanzas en la corteza cerebral que alterarán para siempre nuestras vidas porque vamos camino de pensar de otra manera desventajosa para nosotros mismos, o pensar menos, y un día dejar de pensar del todo. 

Ya en un artículo de dos años atrás aparecido en la revista The Atlantic que se titula "¿Nos está volviendo Google estúpidos?", advertía que, al convertirse uno en habitante de ese extraño nuevo mundo "en línea", vamos limitando nuestra capacidad de lidiar con textos profundos e ideas complejas. Podemos ver nuestro rostro en la superficie de esas aguas, pero nos vamos volviendo incapaces de advertir el universo que subyace debajo, que es nada menos el de la cultura y la ciencia en toda su complejidad. Lo superficial viene a significar lo banal, porque terminamos conformándonos con poco. 

Es como la amenaza de una invasión silenciosa de extraterrestres que poco a poco van tomando posesión del cerebro humano para terminar banalizándolo, igual que en las viejas películas de marcianos que invaden la tierra y se adueñan de las mentes, hasta volver zombis a todos los desprevenidos terrícolas. 

En una pantalla, la mente no es capaz de leer libros completos, se nos advierte, porque el usuario sólo entra a buscar el dato que necesita en el momento, y luego sale del sitio donde se encuentra el libro. Entonces me viene el recuerdo de que es lo mismo que yo solía hacer con las enciclopedias de numerosos tomos alineados en un estante cuando buscaba alguna información. Nunca me leía la entrada completa, buscaba el párrafo, y adiós. Hoy las enciclopedias están desapareciendo por razón de que, además de lo tedioso de manipularlas, debía pasar un año o dos para que estuvieran al día, y por eso es que ya no se imprimen. La red, en cambio, es una gran enciclopedia de tamaño borgiano.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario