Ana Pérez
México, 16/04/2016
Hace algunas semanas el equipo LAISUM tuvo la oportunidad de dialogar con el Coordinador de Educación Superior del Banco Mundial, el mexicano Francisco Marmolejo. La entrevista giró en torno a diversas problemáticas que enfrenta actualmente el Sistema Universitario Mexicano; abordamos cuestiones relacionadas con el acceso a la educación superior, la transparencia y rendición de cuentas de las universidades mexicanas, la tercera misión de la universidad y el papel que juegan los rankings en su desempeño. A continuación compartimos el relato de ese diálogo.
Acceso con equidad
En nuestro país sólo 3 de cada diez jóvenes entre los 18 y los 24 años tiene la oportunidad de ingresar a la universidad (Fuentes, 2013); el problema no es menor. Para. Francisco Marmolejo el acceso a la educación superior es en México y en su conjunto en la región latinoamericana, un reto fundamental que debe analizarse holísticamente; en un contexto donde el bono demográfico está representado por 29.9 millones de jóvenes entre los 15 y los 29 años, de los cuales el 34.1 por ciento tienen entre 20 y 24 años (INEGI, 2015), el primer gran dilema, refiere Marmolejo, es pensar en educación superior para quién.
Desde su visión, la educación superior representa el principal factor de movilidad académica y social, “…mientras no tengamos condiciones que permitan que sobre todo los más desprotegidos de la sociedad tengan la oportunidad del acceso a la educación superior, naturalmente vamos a seguir prolongando el desafortunado esquema de inequidad que es característico de México y de toda la región de América Latina, la educación superior la tenemos que hacer disponible a aquellos para los cuales representa un mayor brinco de movilidad económica y social”, por ello no se puede hablar de acceso sin equidad, sino de acceso con equidad
En consecuencia, lograr acceso con equidad no se resuelve abriendo más universidades; la ruta sería asegurar que las condiciones desde los niveles educativos previos reduzcan dicha inequidad. Al respecto refirió: “En el sistema actual aquellos chicos que provienen de los sectores en desventaja de nuestra sociedad ya llevan acumulado un enorme déficit, un enorme pasivo que hace que cuando llegue el momento de ir a la universidad, no tienen las herramientas que les permitan tener una estancia exitosa en la educación superior”. Así, los esfuerzos se han encaminado a mejorar el acceso pero no la retención.
En ese sentido, señala Francisco Marmolejo, existe un esfuerzo nacional por abrir más espacios, sin embargo son cuestionables toda vez que “… dan la impresión de ser más de lo mismo, o sea, abramos más un sistema que más o menos funciona, porque creemos que ha funcionado, y hagamos que más mexicanos tengan la oportunidad para esto. Entonces, si usamos esta lógica inercial, de crecimiento aritmético, naturalmente no vamos a lograr en el espacio de tiempo que tenemos como bono demográfico nacional, regional, reducir las significativas asimetrías que tenemos al interior del país, y del país con respecto a la sociedad global del conocimiento”. Se trata entonces de capitalizar el bono demográfico como área de oportunidad de México en el contexto internacional.
Para el coordinador de educación terciaria del BM no se trata sólo de crecer por crecer; ciertamente es necesario hacerlo pero se requiere cuestionar el actual modelo educativo, así como los medios que utiliza para brindar educación; esto significa hablar de la universidad para qué y con qué.
Y plantea: ¿Qué pasa con el modelo de la educación superior en México? Desde su perspectiva, el modelo está basado en la idea de profesión con una alta cantidad de horas que se dedican a que el estudiante tenga los conocimientos requeridos, pero con muy poca formación en herramientas que harán que ese profesionista se convierta en un ser más integral y flexible, es decir, con una limitada capacitación en temas de pensamiento crítico y de capacidad analítica que van más allá de la profesión y la disciplina.
Refiere que además de ser un sistema altamente profesionalizan, es rígido; el currículum de las instituciones de educación superior está excesivamente cargado lo cual lo hace ineficiente en ese sentido: “el número de cursos y horas/clase que los estudiantes mexicanos dedican para concluir sus estudios de licenciatura es aproximadamente un 30% mayor que el de Estados Unidos, y casi un 40% mayor que el caso europeo”.
Por ello sugiere la necesidad de construir una oferta curricular más relevante y eficiente. Señala que en México el tema de la diversificación institucional no se ha tocado lo suficiente: “… seguimos, desafortunadamente, prolongando la idea de que la mejor institución de educación superior es estrictamente la universidad y que la única manera de tener éxito en esa universidad es obteniendo una licenciatura”.
Así, en nuestro país no se ha dado una adecuada diversificación del sistema de educación terciaria. Sobre esto señaló: “En Estados Unidos el 50% de los muchachos que terminan la preparatoria y continúan sus estudios superiores no van a la universidad, van al colegio comunitario y obviamente una buena cantidad de ellos después transitan a la universidad”.
Refirió que en el país las Universidades Tecnológicas representaron un intento de diversificación, sin embargo al paso del tiempo se han convertido en universidades convencionales. Para Marmolejo, se perdió la gran oportunidad de fortalecer el sistema de educación técnica superior: “… si el sistema hubiese forzado que las universidades de carreras de cuatro a cinco años aceptaran a aquellos estudiantes que terminan su carrera de técnico superior universitario, si deseaban continuar sus estudios universitarios solamente teniendo que estudiar en resto de su formación en la universidad, sin que les sea castigado lo que ya aprendieron, hubiésemos propiciado un sistema mucho más diverso”. Se perdió la oportunidad creyendo que el ideal es abrir más carreras de licenciatura e insiste en que al día de hoy hay una diversificación del sistema pero, en cierto sentido, es más de lo mismo.
Para Marmolejo la agenda de los tomadores de decisiones en educación superior en el país no ha pasado por reflexionar qué ha funcionado de lo que ya se tiene, ni sobre otras formas de conducir la política, lo cual ayudaría a tener un sistema de educación superior más asequible y relevante.
Autonomía responsable
Recientemente la Auditoría Superior de la Federación reportó en el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2014, que la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, incurrieron en diversas irregularidades en la contratación de servicios que no se tiene evidencia de su realización pero sí de su pago.
Al respecto, se le preguntó a Francisco Marmolejo sobre la visión del Banco Mundial en relación a la transparencia y rendición de cuentas de las instituciones universitarias, particularmente, si mayor transparencia significa menor autonomía; el funcionario señaló: “La visión del Banco Mundial es muy clara, se pronuncia por una mayor autonomía de las instituciones de educación superior, pero la definición de autonomía que nosotros adoptamos es la de una autonomía responsable.
Refirió que en un sistema sólido de educación superior el marco legal permite que las instituciones públicas o privadas posean las mismas condiciones para poder operar y hacer su labor en lo correspondiente a la enseñanza, investigación y servicio a la comunidad, sin embargo, afirmó que la autonomía no puede existir sin una adecuada responsabilidad expresada en términos de transparencia y rendición de cuentas.
Por ello, los retos de la autonomía con responsabilidad tienen que ver con la necesidad que existe en la educación a nivel global para perfeccionar los sistemas de información y que estos cuenten con información comparable, de calidad, consistente y abierta, asimismo, se requiere que las instituciones adquieran una mayor cultura de la evidencia donde se dé un mayor esfuerzo por vincular los resultados o la celebración de logros con la evidencia que está detrás de ello.
Aunque manifestó desconocer los casos de la UAEMOR y la UAEM expresó que cualquier acción en el manejo inapropiado de los recursos es una circunstancia muy lamentable, más aún cuando dichos recursos son dotados por la sociedad, y por tanto las instituciones de educación superior son responsables de hacer un manejo adecuado de los mismos.
La tercera misión de la universidad
El rol que desempeña la universidad en la sociedad está cada vez más inmerso en la agenda. La tercera misión se ha convertido en una necesidad imperante para las instituciones de educación superior. En este sentido, resultó interesante dialogar sobre cómo ubicar los esfuerzos que están realizando las universidades mexicanas para tener una mayor incidencia en el desarrollo local, regional y nacional.
Marmolejo destacó que existen diversos estudios que muestran que hay grados diferenciales de acercamiento a las instituciones de educación superior a la agenda de desarrollo regional. De igual forma, refirió que es significativa la labor que realizan las instituciones, sin embargo no siempre se le da el seguimiento requerido para que el impacto sea mayor y su trabajo más reconocido.
Comentó que el sistema universitario mexicano posee características que podrían permitir una atención más efectiva a la tercera misión. Una de éstas es el servicio social. “El servicio social en las universidades es una institución única en su género. A nivel global no existen sistemas similares con ese grado de detalle… desafortunadamente en muchos casos el servicio social es visto como un requisito a la titulación, o lo más triste cuando los estudiantes simplemente al hacer el servicio están sacando copias o haciendo labores administrativas en oficinas tanto de la institución como fuera de la misma simplemente para cumplir el requisito y poderse titular”. Así, indicó que cuando se pierde la esencia de un programa con tales dimensiones, el impacto es relativamente limitado.
En relación a las actividades vinculadas a la innovación y contribución al desarrollo económico por la vía de la generación del conocimiento comentó que el país tiene un gran camino por recorrer; algunas instituciones han logrado avances significativos, no obstante, existe una tendencia al aislamiento por una parte y, por la otra, se hace mucho ruido con cosas que tienen poco significado. “… cuando visitamos una página web de alguna universidad lo que más destaca es que la universidad firmó convenios o que tuvo acercamiento con otras universidades, con tal industria o tal asociación; estas cosas son bonitas pero no dejan de ser, en muchas ocasiones, más que una oportunidad para la foto de los rectores”.
Los Rankings
Una parte de este diálogo versó en torno al tema de los rankings. Para Francisco Marmolejo el ranking es una definición arbitraria que alguien hace de lo que entiende por una universidad y hay una tendencia global a obsesionarse con éstos, al grado que lleva a una toma de decisiones que se acota a la información que los rankings demandan.
Actualmente en la región del Medio Oriente y el norte de África el Banco Mundial, conjuntamente con el Centro para la Integración Mediterránea, coordina el proyecto denominado “Proyecto de Gobernanza y Calidad de Universidades”. Marmolejo señaló que se ha logrado que las instituciones participantes compartan información de forma honesta sin que se expongan a los riesgos de que alguien los vaya a clasificar y ponerlos en un ranking que los haga quedar mal. Al iniciar el proyecto la colaboración entre las instituciones participantes era escasa, tres años después hay un mayor dinamismo y se ha logrado crear una red que comparte buenas y malas prácticas.
Al respecto indicó: “Es una iniciativa que permite que una universidad se autoevalúe respecto a una serie de elementos de análisis acerca de sus políticas y sus procedimientos y después hay una evaluación externa de la misma institución que permite que ésta tenga dos fotografías, la fotografía de cómo se percibe a sí misma, y la fotografía de cómo son percibidos desde afuera”. De esta manera, las universidades pueden comprender las diferencias entre como se ven y como son vistas y mejorar áreas donde existan deficiencias; es una forma no invasiva de dar información de utilidad a las instituciones.
A pesar de ser un proyecto que se está realizando de momento en Medio Oriente, Marmolejo considera que existen los mismos ingredientes de aplicabilidad para el caso mexicano y, en general, para América Latina. Actualmente existen instituciones fuera de la región que se han adherido al proyecto. En el país, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) es la primera universidad de América Latina que participará en el mismo.
Finalmente refirió: “La meta que nosotros tenemos en el BM es que esta herramienta de benchmarking, que se ha desarrollado originalmente para la región del Medio Oriente y Norte de África sea una herramienta que se pueda aplicar a nivel global”.
La universidad ideal
Para cerrar el diálogo se le preguntó a Francisco Marmolejo sobre la universidad ideal desde la visión del Banco Mundial. Al respecto comentó que más que referirse a la visión del BM, lo haría desde lo que él considera en lo personal lo que es la universidad ideal.
La universidad ideal tendría las siguientes características: 1) posee profesores y académicos que están debidamente capacitados para brindarles a los estudiantes una experiencia de aprendizaje que sea relevante en el contexto local y global; 2) tiene una amplia gama de estudiantes provenientes de sectores desfavorecidos que también son los actores de su propio proceso de aprendizaje; 3) los profesores son facilitadores del conocimiento más que poseedores o propietarios del conocimiento; 4) se tiene un modelo curricular altamente flexible en donde existe una buena literalidad entre disciplinas y profesiones, entre escuelas e, incluso, fuera de la institución; 5) es una institución claramente conectada con las tendencias y actores en el ámbito global y con la comunidad local a la que pertenece y, 6) es una universidad donde sus egresados son individuos que se comprometen con su comunidad, profesionistas o individuos de éxito con un alto sentido de responsabilidad social.
Finalmente, cerró: “Ese es mi sueño, ese es el tipo de universidad que yo veo que es posible construir. No es un sueño guajiro… He tenido el privilegio de estar en más de setenta países y visitar instituciones en muchas partes del mundo, y he visto muchos casos en donde esta idea, este sueño, se convierte en una realidad, y esto me hace pensar que para el caso mexicano también es posible”.
Fuentes de información:
Fuentes, M. (8 de octubre de 2013). Exclusión: signo de la educación superior. Excélsior. Disponible en: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/10/08/922330
INEGI (10 de agosto de 2015). Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud (12 de agosto). Disponible en: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2015/juventud0.pdf
Marmolejo, F. (15 de diciembre de 2015). ¿Estamos obsesionados con los rankings de universidades? Education for Global Development. Banco Mundial. Disponible en: http://blogs.worldbank.org/education/es/estamos-obsesionados-con-los-rankings-de-universidades
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