Gabriela Rojas
15/01/2017
El liceo está en revisión. En el lapso que comenzaron los estudiantes de bachillerato esta semana continuaran las transformaciones del currículo de la ecuación media que se hicieron oficiales con la publicación de las Resoluciones 0142 y 0143 el pasado 2 diciembre, que introducen cambios significativos en el nivel de educación media y la modalidad de jóvenes y adultos (conocido como parasistema) como la integración de asignaturas y el cambio de la escala de evaluación –del 1 al 5 para la educación de adultos- vigentes para el año escolar 2016-1017, aunque aparecieron en la Gaceta Oficial 41.044 tres meses después de comenzadas las clases.
El marco de estos cambios fue la cuestionada Consulta Nacional por la Calidad Educativa, una evaluación hecha en 2014 por el Ministerio de Educación y que sirvió para dar fundamento y legitimidad popular a la reforma. Pese a los señalamientos hechos por gremios y la academia, la implementación tiene más de un año en proceso. Desde septiembre de 2015 la propuesta se presentó en un documento denominado Adecuación Curricular en el nivel de Educación Media General y desde marzo de 2016, a través de la circular 002, 68 instituciones piloto comenzaron a trabajar con el nuevo sistema durante el año escolar 2015-2016.
Desde 1973, fecha del currículo de educación media vigente hasta diciembre, otro mundo se ha construido. Cuarenta años separan al bachiller venezolano que lograba su primer escalón del ascenso social del bachiller de se formará con esta reforma, uno que siente la educación formal como una camisa de fuerza.
Entre las consideraciones de la adecuación curricular está que “el academicismo mutiló el trabajo, el hacer, la práctica y desvirtuó a saberes teóricos memorizados, con muy poca aplicación en la realidad, la vida y la cotidianidad; se convirtió en un ancla que detiene el proceso de comprender el mundo complejo”.
También establece que los métodos de enseñanza son “simplificadores, reduccionistas, mecanicistas” y que el aprendizaje tiene un enfoque fragmentado y atomizado.
Pero en un segundo nivel, la propuesta de reforma emanada desde el ministerio intenta, una vez más, conectar la educación con los objetivos históricos del Plan de la Patria diseñado por el presidente fallecido Hugo Chávez. Al concretarse esta reforma se pone en práctica de un proceso que comenzó a delinearse en 2007 con la presentación del Currículo Nacional Bolivariano como parte de la Reforma Constitucional que a pesar de haber sido rechazado en elecciones, se ha ido implementando progresivamente en las instituciones más por decretos que por consenso.
Luis Rosas, representante del Colegio de Profesores de Venezuela, destaca que los cambios que se proponen responde a la tendencia del gobierno a poner “el pensamiento bolivariano al lado de los símbolos patrios y de los valores de la nacionalidad como dogmas de fe que no pueden ser discutidos, sino simplemente acatados, con lo cual se ofende la memoria del prócer, quien postulaba una educación creativa y crítica”.
La reforma, para Rosas, es parte de los reiterados intentos del gobierno por controlar el sistema educativo y convertirlo en instrumento político-ideológico de la revolución. “A pesar de que han sido repetidamente rechazados por la sociedad civil organizada: basta ver el decreto 1011 (supervisores itinerantes), programas de formación de guerrillas comunicacionales, colectivos de familias socialistas, organización de estudiantes revolucionarios, entre otros”.
Durante la gestión de Adán Chávez en el Ministerio de Educación (2007) la reforma curricular que se incluyó dentro de la Reforma Constitucional se perfilaba como un hecho inminente que sería puesto en práctica en el inicio del período escolar 2007-2008. El entonces ministro hablaba de la reestructuración de contenidos, nuevos métodos de enseñanza, eliminar los métodos memorísticos, los punitivos y evitar la enseñanza fragmentada; la misma justificación que se recoge en el documento que sustenta reforma en marcha. “Tiene que ser una educación participativa, con métodos novedosos que lleven al análisis crítico y a la formación del hombre nuevo que necesita este país”, declaraba en una entrevista publicada en El Nacional, en septiembre de 2007.
No son todos los que están
La Consulta Nacional por la Calidad de la Educación, iniciada en 2014 por el entonces ministro Héctor Rodríguez, pretendía revisar las consideraciones de todos los actores involucrados en el sistema educativo. Fueron cuatro meses de evaluaciones hechas a 7,2 millones de personas (padres y representantes, maestros, directores, estudiantes y representantes del poder popular), de los cuales 3.920.472 estudiantes y 305.201 docentes presentaron propuestas provenientes de 20.748 instituciones educativas, según indicó los datos del ministerio.
Pero la participación todavía genera más controversia que acuerdos porque sectores del ámbito universitario y gremial aseguran que no fueron convocados, que no pudieron participar de las reuniones y que sus consideraciones no fueron incluidas en el documento final, por lo que expresan que hay un sesgo importante en los resultados con los que se soporta la reforma.
La consulta reveló, por ejemplo, que 53% de los entrevistados consideraban que la formación docente era la clave para mejorar la calidad de la educación. Solo 10% dijo que era necesario un cambio de currículo.
Carmen Aguirreche, presidenta del Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela, afirma que uno de los problemas que complican la implementación de las reformas y el mejoramiento de la educación es la relación del ministerio con las universidades: “Estas instituciones no han podido participar en la construcción de un perfil para la formación de los profesionales de la docencia que responda a las exigencias de la transformación curricular y, más aún, ni siquiera se les dio la oportunidad de aportar en la propia construcción del documento, aunque en el mismo se expresa lo contrario sin dar evidencia de lo aseverado”.
La escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello también expresó su preocupación ante la implementación del nuevo diseño curricular sin cumplir a profundidad los procesos de consulta, formación y evaluación necesarios para estos cambios significativos. Explican que el Ministerio no ha divulgado los resultados de la sistematización de la experiencia piloto que se hizo durante el año escolar 2015-2016 en 68 instituciones de educación media. “Desconocemos los aportes generados por el análisis de su puesta en práctica y cuáles han sido los espacios de discusión y reflexión para su necesaria evaluación por todos los actores del proceso educativo”, señala un documento difundido por la escuela en octubre pasado cuando comenzó el año escolar.
El artículo 25 de la resolución establece que en agosto egresará la última promoción formada con el viejo pensum de educación media que, junto con sus revisiones posteriores, queda derogado con el nuevo currículo. La norma establece un período no mayor de seis meses para la implementación de los cambios, contados a partir de la publicación en la Gaceta Oficial. Esta reforma regirá a por lo menos 1,7 millones de estudiantes de educación media, según los datos de la Memoria y Cuenta de 2015.
La premura en la aplicación es una de las observaciones que hizo la UCAB. Apuntan que “es contradictorio el discurso teórico desplegado en la propuesta y la aplicación apresurada de la misma. El mismo documento que dicta las Orientaciones para el Proceso de Transformación Curricular en Educación Media General reconoce que los docentes no están informados sobre las bases epistemológicas que sustentan la propuesta de cambio y los insta a su formación en el tema”.
Los docentes se detienen en este punto: “Somos la cara visible y quienes asumiremos un posible fracaso cuando la realidad se enfrente con la teoría ideal del ministerio”, dice el profesor Gonzalez.
“Desfasado y aburrido”
Quienes evalúan en carne propia las carencias del bachillerato son los estudiantes y profesores. Desde ambos sectores coinciden en que, tal y como funciona, el sistema va reprobado y los cambios del nuevo currículo difícilmente lo mejorarán.
El déficit de profesores y las condiciones laborales cobraron una factura que el gremio docente viene advirtiendo desde hace más de cinco años: cada vez menos personas quieren dedicarse a la docencia y quienes lo hacen avanzan muy poco en su mejoramiento profesional.
Las cifras lo ratifican: la Universidad Pedagógica Experimental Libertador inscribió en el período académico 2015-2016 apenas 100 alumnos para ingresar a la especialidad de Matemática y 47 para abrir una sola sección de Física para las 8 sedes que tienen en el país. Pero en el transcurso de la carrera las secciones se quedaron con un promedio de 15 estudiantes y la tendencia es que finalmente se gradúan dos o tres en las especialidades del área científica, cuyas asignaturas sufren el mayor déficit de docentes.
El panorama es similar en la escuela de Educación de la UCAB: ciencias sociales, biología y química tienen en promedio entre 30 y 35 estudiantes repartidos en los cuatro años de la carrera y en las promociones de grado egresan dos o tres docentes de las especialidades de física y matemática. Para el período académico que comenzó en octubre, la escuela no abrió la mención física y matemática porque solo había dos estudiantes interesados.
Los estudiantes, por otro lado, dicen que se pierden en un sistema que tiene graves deficiencias de infraestructura, demuestran muy bajo rendimiento, hay altos niveles de deserción y los que logran culminar expresan que permanecieron cinco o seis años en un entorno poco atractivo que no logró conectar con sus necesidades.
“Siento que mi preparación fue defectuosa y desfasada”, responde tajante Alessandro Gómez, estudiante de quinto año de una escuela técnica en Caricuao. La valoración de su experiencia en el liceo se inclina más hacia lo negativo: empieza por una gran lista de materias a las que no le encontró sentido porque tenían poca vinculación con sus intereses. “Veía algo que se llama comercio que no sé para qué sirve, vimos contabilidad y no necesariamente eso es algo en lo que me interese trabajar y también nos dieron computación pero en unos equipos donde nada más corría Word, cualquier celular era más avanzado”.
Su aburrimiento se acentuó por su frustración con las materias científicas: “Nos dieron un mateo en todas las materias de ciencias porque nunca había profesor. Puedo decir que llegué a quinto año sin hacer un simple experimento”.
Muchos estudiantes puede contar que pasó de año sin haber visto nunca una o varias materias. Las principales ausentes son física, química, matemática, inglés y educación física.
Gabriel D’ Aquino, estudiante de cuarto año en el liceo Leopoldo Aguerrevere, afirma que no vio química en ninguno de los años que le correspondía. El año pasado tampoco tuvo ni una clase de educación física. Como no había docente para química, la solución fue que durante el último lapso agregaron dos horas extras a final de clases para dar parte de los contenidos de la asignatura pero en esos tres meses no abarcaron ni la mitad del cronograma. El año anterior tampoco tenían profesor de física por lo que el docente de matemática tuvo que impartir algunos de esos contenidos.
“Claro que hay que actualizar el currículo es una necesidad imperiosa pero también hay que ser realistas. No podemos hablar de formación profesional, horarios integrales, profesores dedicados exclusivamente a proyectos tiempo completo cuando los docentes tenemos que buscar otros trabajos para poder mantenernos, cuando no tenemos ni siquiera insumos para trabajar en el aula, cuando enfrentamos la inseguridad dentro de las mismas escuelas. Queremos una educación excepcional con presupuestos de miseria”, aterriza Pedro Antonio Gonzalez, docente de geografía en un liceo ubicado en El Paraíso.
Alix Mejías, estudiante de tercer año en un liceo en El Valle, conoce algunos de los cambios que vienen con el cambio de currículo que comenzará a implementarse porque su mamá es docente y está al tanto de la propuesta. Aunque en la institución donde estudia todavía no está en práctica, la joven de 15 años se anticipa a los resultados: “Todo sería finísimo si el liceo estuviera en buenas condiciones pero no tenemos comedor y ni siquiera funcionan los baños ¿cómo vamos a tener actividades hasta las 4 de la tarde sin tener almuerzo? Yo salgo de clase y me tengo que ir directo a la casa hasta para ir al baño”.
El Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela señala que 60% de los planteles educativos no cuentan con infraestructuras en condiciones operativas ni tienen la necesaria dotación de materiales, equipos, mobiliario y recursos para el aprendizaje que hagan más atractivas y variadas las actividades en el aula.
Uno de los ejes transversales de la reforma es la figura de un profesor orientador que debe trabajar como guía por cada sección. La materia conocida como guiatura ya existía con el anterior currículo pero en la práctica la labor de este docente quedó arropada por la burocracia escolar.
“Tenemos una materia llamada Guiatura en la que supuestamente hay un profesor que orienta y dirige un proyecto entre los alumnos pero nosotros la conocemos como la materia Hora libre porque allí no se hace nada”, cuenta D’ Aquino, estudiante de cuarto año.
La necesidad de revisión y reforma es una coincidencia entre todos los sectores pero como apunta Aguirreche, presidenta del Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela, más es necesario reorganizar la gestión educativa. “Lo que está en el tapete es un cambio profundo de las razones que justifican la gestión porque no es posible que los procesos administrativos fijen el accionar de las instituciones educativas y que las supervisiones eliminen las posibilidades de desarrollar estrategias didácticas creativas e innovadoras”.
Ideólogo del chavismo al frente de la educación
Elías Jaua recibe el ministerio de Educación en pleno proceso de implementación de la reforma curricular. Su designación al frente del despacho educativo, el pasado 4 de enero, lo convierte en el octavo ministro durante el período de la revolución bolivariana. El sociólogo y político es hijo de una educadora. Antes de ser miembro de la Asamblea Nacional Constituyente en 1999, fue director de ideología del Movimiento V República, partido que fue la primera plataforma política de Hugo Chávez. Tiene liderazgo dentro del Frente Francisco de Miranda, una especie de escuela de formación política del chavismo para formar el llamado hombre nuevo. Esta organización que dirigió Jaua durante varios años, fue creada en 2003 en La Habana, bajo la tutela de los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro.
Jaua ha sido docente universitario pero la sucesión de cargos en el Ejecutivo nacional lo alejó de las aulas. Fue ministro de la Secretaría de la Presidencia, presidente del Fides (Fondo Intergubernamental para la Descentralización), ministro de Economía Popular y de Agricultura y Tierras. En 2010 ocupó el cargo de Vicepresidente de la República hasta 2012 cuando se lanzó como candidato a la gobernación del estado Miranda que perdió frente a Henrique Capriles. Luego de este episodio en el que se convirtió en el “protector de Miranda”, bajo la figura del presidente de Corpomiranda, creada en ese entonces pasó a ser el último Canciller del período de Chávez y fue ratificado por el presidente Nicolás Maduro. El cargo de Ministro de Educación lo encuentra como diputado de la Asamblea Nacional por el Psuv, cargo en el que duró apenas un año.
El marco de estos cambios fue la cuestionada Consulta Nacional por la Calidad Educativa, una evaluación hecha en 2014 por el Ministerio de Educación y que sirvió para dar fundamento y legitimidad popular a la reforma. Pese a los señalamientos hechos por gremios y la academia, la implementación tiene más de un año en proceso. Desde septiembre de 2015 la propuesta se presentó en un documento denominado Adecuación Curricular en el nivel de Educación Media General y desde marzo de 2016, a través de la circular 002, 68 instituciones piloto comenzaron a trabajar con el nuevo sistema durante el año escolar 2015-2016.
Desde 1973, fecha del currículo de educación media vigente hasta diciembre, otro mundo se ha construido. Cuarenta años separan al bachiller venezolano que lograba su primer escalón del ascenso social del bachiller de se formará con esta reforma, uno que siente la educación formal como una camisa de fuerza.
Entre las consideraciones de la adecuación curricular está que “el academicismo mutiló el trabajo, el hacer, la práctica y desvirtuó a saberes teóricos memorizados, con muy poca aplicación en la realidad, la vida y la cotidianidad; se convirtió en un ancla que detiene el proceso de comprender el mundo complejo”.
También establece que los métodos de enseñanza son “simplificadores, reduccionistas, mecanicistas” y que el aprendizaje tiene un enfoque fragmentado y atomizado.
Pero en un segundo nivel, la propuesta de reforma emanada desde el ministerio intenta, una vez más, conectar la educación con los objetivos históricos del Plan de la Patria diseñado por el presidente fallecido Hugo Chávez. Al concretarse esta reforma se pone en práctica de un proceso que comenzó a delinearse en 2007 con la presentación del Currículo Nacional Bolivariano como parte de la Reforma Constitucional que a pesar de haber sido rechazado en elecciones, se ha ido implementando progresivamente en las instituciones más por decretos que por consenso.
Luis Rosas, representante del Colegio de Profesores de Venezuela, destaca que los cambios que se proponen responde a la tendencia del gobierno a poner “el pensamiento bolivariano al lado de los símbolos patrios y de los valores de la nacionalidad como dogmas de fe que no pueden ser discutidos, sino simplemente acatados, con lo cual se ofende la memoria del prócer, quien postulaba una educación creativa y crítica”.
La reforma, para Rosas, es parte de los reiterados intentos del gobierno por controlar el sistema educativo y convertirlo en instrumento político-ideológico de la revolución. “A pesar de que han sido repetidamente rechazados por la sociedad civil organizada: basta ver el decreto 1011 (supervisores itinerantes), programas de formación de guerrillas comunicacionales, colectivos de familias socialistas, organización de estudiantes revolucionarios, entre otros”.
Durante la gestión de Adán Chávez en el Ministerio de Educación (2007) la reforma curricular que se incluyó dentro de la Reforma Constitucional se perfilaba como un hecho inminente que sería puesto en práctica en el inicio del período escolar 2007-2008. El entonces ministro hablaba de la reestructuración de contenidos, nuevos métodos de enseñanza, eliminar los métodos memorísticos, los punitivos y evitar la enseñanza fragmentada; la misma justificación que se recoge en el documento que sustenta reforma en marcha. “Tiene que ser una educación participativa, con métodos novedosos que lleven al análisis crítico y a la formación del hombre nuevo que necesita este país”, declaraba en una entrevista publicada en El Nacional, en septiembre de 2007.
No son todos los que están
La Consulta Nacional por la Calidad de la Educación, iniciada en 2014 por el entonces ministro Héctor Rodríguez, pretendía revisar las consideraciones de todos los actores involucrados en el sistema educativo. Fueron cuatro meses de evaluaciones hechas a 7,2 millones de personas (padres y representantes, maestros, directores, estudiantes y representantes del poder popular), de los cuales 3.920.472 estudiantes y 305.201 docentes presentaron propuestas provenientes de 20.748 instituciones educativas, según indicó los datos del ministerio.
Pero la participación todavía genera más controversia que acuerdos porque sectores del ámbito universitario y gremial aseguran que no fueron convocados, que no pudieron participar de las reuniones y que sus consideraciones no fueron incluidas en el documento final, por lo que expresan que hay un sesgo importante en los resultados con los que se soporta la reforma.
La consulta reveló, por ejemplo, que 53% de los entrevistados consideraban que la formación docente era la clave para mejorar la calidad de la educación. Solo 10% dijo que era necesario un cambio de currículo.
Carmen Aguirreche, presidenta del Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela, afirma que uno de los problemas que complican la implementación de las reformas y el mejoramiento de la educación es la relación del ministerio con las universidades: “Estas instituciones no han podido participar en la construcción de un perfil para la formación de los profesionales de la docencia que responda a las exigencias de la transformación curricular y, más aún, ni siquiera se les dio la oportunidad de aportar en la propia construcción del documento, aunque en el mismo se expresa lo contrario sin dar evidencia de lo aseverado”.
La escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello también expresó su preocupación ante la implementación del nuevo diseño curricular sin cumplir a profundidad los procesos de consulta, formación y evaluación necesarios para estos cambios significativos. Explican que el Ministerio no ha divulgado los resultados de la sistematización de la experiencia piloto que se hizo durante el año escolar 2015-2016 en 68 instituciones de educación media. “Desconocemos los aportes generados por el análisis de su puesta en práctica y cuáles han sido los espacios de discusión y reflexión para su necesaria evaluación por todos los actores del proceso educativo”, señala un documento difundido por la escuela en octubre pasado cuando comenzó el año escolar.
El artículo 25 de la resolución establece que en agosto egresará la última promoción formada con el viejo pensum de educación media que, junto con sus revisiones posteriores, queda derogado con el nuevo currículo. La norma establece un período no mayor de seis meses para la implementación de los cambios, contados a partir de la publicación en la Gaceta Oficial. Esta reforma regirá a por lo menos 1,7 millones de estudiantes de educación media, según los datos de la Memoria y Cuenta de 2015.
La premura en la aplicación es una de las observaciones que hizo la UCAB. Apuntan que “es contradictorio el discurso teórico desplegado en la propuesta y la aplicación apresurada de la misma. El mismo documento que dicta las Orientaciones para el Proceso de Transformación Curricular en Educación Media General reconoce que los docentes no están informados sobre las bases epistemológicas que sustentan la propuesta de cambio y los insta a su formación en el tema”.
Los docentes se detienen en este punto: “Somos la cara visible y quienes asumiremos un posible fracaso cuando la realidad se enfrente con la teoría ideal del ministerio”, dice el profesor Gonzalez.
“Desfasado y aburrido”
Quienes evalúan en carne propia las carencias del bachillerato son los estudiantes y profesores. Desde ambos sectores coinciden en que, tal y como funciona, el sistema va reprobado y los cambios del nuevo currículo difícilmente lo mejorarán.
El déficit de profesores y las condiciones laborales cobraron una factura que el gremio docente viene advirtiendo desde hace más de cinco años: cada vez menos personas quieren dedicarse a la docencia y quienes lo hacen avanzan muy poco en su mejoramiento profesional.
Las cifras lo ratifican: la Universidad Pedagógica Experimental Libertador inscribió en el período académico 2015-2016 apenas 100 alumnos para ingresar a la especialidad de Matemática y 47 para abrir una sola sección de Física para las 8 sedes que tienen en el país. Pero en el transcurso de la carrera las secciones se quedaron con un promedio de 15 estudiantes y la tendencia es que finalmente se gradúan dos o tres en las especialidades del área científica, cuyas asignaturas sufren el mayor déficit de docentes.
El panorama es similar en la escuela de Educación de la UCAB: ciencias sociales, biología y química tienen en promedio entre 30 y 35 estudiantes repartidos en los cuatro años de la carrera y en las promociones de grado egresan dos o tres docentes de las especialidades de física y matemática. Para el período académico que comenzó en octubre, la escuela no abrió la mención física y matemática porque solo había dos estudiantes interesados.
Los estudiantes, por otro lado, dicen que se pierden en un sistema que tiene graves deficiencias de infraestructura, demuestran muy bajo rendimiento, hay altos niveles de deserción y los que logran culminar expresan que permanecieron cinco o seis años en un entorno poco atractivo que no logró conectar con sus necesidades.
“Siento que mi preparación fue defectuosa y desfasada”, responde tajante Alessandro Gómez, estudiante de quinto año de una escuela técnica en Caricuao. La valoración de su experiencia en el liceo se inclina más hacia lo negativo: empieza por una gran lista de materias a las que no le encontró sentido porque tenían poca vinculación con sus intereses. “Veía algo que se llama comercio que no sé para qué sirve, vimos contabilidad y no necesariamente eso es algo en lo que me interese trabajar y también nos dieron computación pero en unos equipos donde nada más corría Word, cualquier celular era más avanzado”.
Su aburrimiento se acentuó por su frustración con las materias científicas: “Nos dieron un mateo en todas las materias de ciencias porque nunca había profesor. Puedo decir que llegué a quinto año sin hacer un simple experimento”.
Muchos estudiantes puede contar que pasó de año sin haber visto nunca una o varias materias. Las principales ausentes son física, química, matemática, inglés y educación física.
Gabriel D’ Aquino, estudiante de cuarto año en el liceo Leopoldo Aguerrevere, afirma que no vio química en ninguno de los años que le correspondía. El año pasado tampoco tuvo ni una clase de educación física. Como no había docente para química, la solución fue que durante el último lapso agregaron dos horas extras a final de clases para dar parte de los contenidos de la asignatura pero en esos tres meses no abarcaron ni la mitad del cronograma. El año anterior tampoco tenían profesor de física por lo que el docente de matemática tuvo que impartir algunos de esos contenidos.
“Claro que hay que actualizar el currículo es una necesidad imperiosa pero también hay que ser realistas. No podemos hablar de formación profesional, horarios integrales, profesores dedicados exclusivamente a proyectos tiempo completo cuando los docentes tenemos que buscar otros trabajos para poder mantenernos, cuando no tenemos ni siquiera insumos para trabajar en el aula, cuando enfrentamos la inseguridad dentro de las mismas escuelas. Queremos una educación excepcional con presupuestos de miseria”, aterriza Pedro Antonio Gonzalez, docente de geografía en un liceo ubicado en El Paraíso.
Alix Mejías, estudiante de tercer año en un liceo en El Valle, conoce algunos de los cambios que vienen con el cambio de currículo que comenzará a implementarse porque su mamá es docente y está al tanto de la propuesta. Aunque en la institución donde estudia todavía no está en práctica, la joven de 15 años se anticipa a los resultados: “Todo sería finísimo si el liceo estuviera en buenas condiciones pero no tenemos comedor y ni siquiera funcionan los baños ¿cómo vamos a tener actividades hasta las 4 de la tarde sin tener almuerzo? Yo salgo de clase y me tengo que ir directo a la casa hasta para ir al baño”.
El Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela señala que 60% de los planteles educativos no cuentan con infraestructuras en condiciones operativas ni tienen la necesaria dotación de materiales, equipos, mobiliario y recursos para el aprendizaje que hagan más atractivas y variadas las actividades en el aula.
Uno de los ejes transversales de la reforma es la figura de un profesor orientador que debe trabajar como guía por cada sección. La materia conocida como guiatura ya existía con el anterior currículo pero en la práctica la labor de este docente quedó arropada por la burocracia escolar.
“Tenemos una materia llamada Guiatura en la que supuestamente hay un profesor que orienta y dirige un proyecto entre los alumnos pero nosotros la conocemos como la materia Hora libre porque allí no se hace nada”, cuenta D’ Aquino, estudiante de cuarto año.
La necesidad de revisión y reforma es una coincidencia entre todos los sectores pero como apunta Aguirreche, presidenta del Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela, más es necesario reorganizar la gestión educativa. “Lo que está en el tapete es un cambio profundo de las razones que justifican la gestión porque no es posible que los procesos administrativos fijen el accionar de las instituciones educativas y que las supervisiones eliminen las posibilidades de desarrollar estrategias didácticas creativas e innovadoras”.
Ideólogo del chavismo al frente de la educación
Elías Jaua recibe el ministerio de Educación en pleno proceso de implementación de la reforma curricular. Su designación al frente del despacho educativo, el pasado 4 de enero, lo convierte en el octavo ministro durante el período de la revolución bolivariana. El sociólogo y político es hijo de una educadora. Antes de ser miembro de la Asamblea Nacional Constituyente en 1999, fue director de ideología del Movimiento V República, partido que fue la primera plataforma política de Hugo Chávez. Tiene liderazgo dentro del Frente Francisco de Miranda, una especie de escuela de formación política del chavismo para formar el llamado hombre nuevo. Esta organización que dirigió Jaua durante varios años, fue creada en 2003 en La Habana, bajo la tutela de los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro.
Jaua ha sido docente universitario pero la sucesión de cargos en el Ejecutivo nacional lo alejó de las aulas. Fue ministro de la Secretaría de la Presidencia, presidente del Fides (Fondo Intergubernamental para la Descentralización), ministro de Economía Popular y de Agricultura y Tierras. En 2010 ocupó el cargo de Vicepresidente de la República hasta 2012 cuando se lanzó como candidato a la gobernación del estado Miranda que perdió frente a Henrique Capriles. Luego de este episodio en el que se convirtió en el “protector de Miranda”, bajo la figura del presidente de Corpomiranda, creada en ese entonces pasó a ser el último Canciller del período de Chávez y fue ratificado por el presidente Nicolás Maduro. El cargo de Ministro de Educación lo encuentra como diputado de la Asamblea Nacional por el Psuv, cargo en el que duró apenas un año.
LEE MÁS
Educación privada evaluará cambios en currículo
A sus predecesores en el Ministerio de Educación les ha tocado adelantar diferentes etapas del proceso de reforma educativa. El primer impulso lo asumió Aristóbulo Istúriz porque bajo su período se creó la figura del Liceo Bolivariano, luego Adán Chávez que estuvo al frente de la implementación fallida de la versión inicial del Currículo Nacional Bolivariano, el período de Maryann Hanson quien tuvo a su cargo la edición y publicación de la Colección Bicentenario y la polémica Resolución 058 de los Consejos Educativos, proceso que heredó Héctor Rodríguez quien tuvo como su principal encargo llevar a cabo la Consulta por la Calidad Educativa. Rodulfo Pérez alcanzó a firmar la Resolución 0142 y 0143 pero será Elías Jaua el encargado de convertirla en un hecho durante el período escolar 2016-2017 en el que ya ha corrido un tercio del calendario.
Para este trabajo, El Nacional solicitó una entrevista con el viceministro Humberto González, que quedó suspendida por el cambio en el gabinete de Maduro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario