Alí Lopez
Universidad de los Andes
Venezuela
Universidad de los Andes
Venezuela
Resumen
Educere, Vol. 12, N° 41, abril-junio 2008, pp.337-350
Educere, Vol. 12, N° 41, abril-junio 2008, pp.337-350
En 1918 se inició en Córdoba, Argentina, un movimiento estudiantil orientado a producir una reforma en el estado decadente de su universidad, que involucraba aspectos estrictamente vinculados a la enseñanza, la investigación, la extensión, la administración y los servicios universitarios, pero también otros relacionados con la política nacional e internacional. Sus postulados rápidamente se extendieron por la mayoría de las Universidades de América Latina, no encontrando recepción en algunas en razón de sus condiciones internas o del régimen político de sus respectivos países. Esto último fue lo ocurrido en Venezuela, pues el férreo gobierno de Juan Vicente Gómez tenía controladas las dos universidades existentes en Caracas y Mérida. Este artículo tiene el propósito de demostrar por qué las reformas universitarias de Córdoba estuvieron ausentes de las transformaciones ocurridas en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad de Los Andes entre 1908 y 1935, período que antecede y a la vez cubre la etapa de mayor incidencia del movimiento reformista de Córdoba.
Palabras clave: universidades, Reformas Universitarias de Córdoba, Universidad Central de Venezuela, Universidad de Los Andes.
Texto completo
Nota de Eleazar Narváez Bello:
Un hecho cierto es que los aires renovadores de la Reforma Universitaria de Córdoba no tuvieron influencia alguna en el desarrollo de la vida de la Universidad en los años de la dictadura de Juan Vicente Gómez en Venezuela. Una reforma que se expresó en un movimiento latinoamericano que, trascendiendo lo académico-universitario, se inició en junio de 1918 en Argentina, cuyo epicentro estuvo en la provinciana y claustral Universidad de Córdoba –considerada la más cerrada y atada a la herencia colonial de las universidades argentinas–, con una trama ideológica compleja alimentada por varias corrientes de pensamiento sobre un trasfondo de positivismo –convergentes éstas en la preocupación por encontrar una respuesta nacional y americana–; motorizada esa reforma por una clase media emergente en un contexto nacional de cambios sociales importantes y de evidencia de “…una puja por el control efectivo del poder político por parte de los nuevos grupos en ascenso” (Weinberg, 2001: 275), y en una “...situación internacional conmovida y trágica” (Idem); objeto la misma de múltiples críticas y de explicaciones de sus causas con base en factores no siempre coincidentes; y con un programa que Tünnermann (2000: 74-75) resume en once postulados:
1) Autonomía universitaria en sus aspectos político, docente, administrativo y económico; autarquía financiera; 2) Elección de los cuerpos directivos y de las autoridades de la Universidad por la propia comunidad universitaria y participación de sus elementos constitutivos, profesores, estudiantes y graduados, en la composición de sus organismos de gobierno; 3) Concursos de oposición para la selección del profesorado y periodicidad de las cátedras; 4) Docencia libre; 5) Asistencia libre; 6) Gratuidad de la enseñanza; 7) Reorganización académica, creación de nuevas escuelas y modernización de los métodos de enseñanza. Docencia activa, mejoramiento de la formación cultural de los profesionales; 8) Asistencia social a los estudiantes. Democratización del ingreso a la Universidad; 9) Vinculación con el sistema educativo nacional; 10) Extensión universitaria. Fortalecimiento de la función social de la Universidad. Proyección al pueblo de la cultura universitaria y preocupación por los problemas nacionales; 11) Unidad latinoamericana, lucha contra las dictaduras y el imperialismo.
Merece destacarse que en la literatura consultada no se registra un consenso acerca de la proyección de esa reforma en nuestro país. Por un lado, Tünnermann (2000) dice que ese movimiento, con las características que Córdoba le imprimió, se ubica entre las dos guerras mundiales, si bien algunos de sus postulados fueron incorporados en los textos legales de varios países de la región latinoamericana después de 1945. En el caso de Venezuela, dicho autor señala que es en 1944 cuando se incorpora buena parte de un plan de reforma proclamado por la juventud en 1940. Sin embargo, por otra parte, Caballero (1974: 91) sostiene que en el país “...sólo se comienza a hablar de reforma, bajo la influencia de los planteamientos de la Universidad de Córdoba, a partir de 1936”. Asimismo, es de hacer notar que en las referencias acerca de la proyección continental de esa reforma que hace Weinberg (2001) no aparecen rastros de Venezuela en lo que se considera una “valiosa recopilación documental y testimonial” de dicho movimiento reformista. No obstante, Bronfenmajer y Casanova (1982) hablan de la influencia de éste en el modelo de Universidad liberal que impone la generación estudiantil del 28, mientras Peñalver (1979) menciona los Congresos Nacionales de Estudiantes en Venezuela, en 1938, como continuación de la extensión del movimiento de “Reforma Universitaria” en este país y en otros de América Latina.
1) Autonomía universitaria en sus aspectos político, docente, administrativo y económico; autarquía financiera; 2) Elección de los cuerpos directivos y de las autoridades de la Universidad por la propia comunidad universitaria y participación de sus elementos constitutivos, profesores, estudiantes y graduados, en la composición de sus organismos de gobierno; 3) Concursos de oposición para la selección del profesorado y periodicidad de las cátedras; 4) Docencia libre; 5) Asistencia libre; 6) Gratuidad de la enseñanza; 7) Reorganización académica, creación de nuevas escuelas y modernización de los métodos de enseñanza. Docencia activa, mejoramiento de la formación cultural de los profesionales; 8) Asistencia social a los estudiantes. Democratización del ingreso a la Universidad; 9) Vinculación con el sistema educativo nacional; 10) Extensión universitaria. Fortalecimiento de la función social de la Universidad. Proyección al pueblo de la cultura universitaria y preocupación por los problemas nacionales; 11) Unidad latinoamericana, lucha contra las dictaduras y el imperialismo.
Merece destacarse que en la literatura consultada no se registra un consenso acerca de la proyección de esa reforma en nuestro país. Por un lado, Tünnermann (2000) dice que ese movimiento, con las características que Córdoba le imprimió, se ubica entre las dos guerras mundiales, si bien algunos de sus postulados fueron incorporados en los textos legales de varios países de la región latinoamericana después de 1945. En el caso de Venezuela, dicho autor señala que es en 1944 cuando se incorpora buena parte de un plan de reforma proclamado por la juventud en 1940. Sin embargo, por otra parte, Caballero (1974: 91) sostiene que en el país “...sólo se comienza a hablar de reforma, bajo la influencia de los planteamientos de la Universidad de Córdoba, a partir de 1936”. Asimismo, es de hacer notar que en las referencias acerca de la proyección continental de esa reforma que hace Weinberg (2001) no aparecen rastros de Venezuela en lo que se considera una “valiosa recopilación documental y testimonial” de dicho movimiento reformista. No obstante, Bronfenmajer y Casanova (1982) hablan de la influencia de éste en el modelo de Universidad liberal que impone la generación estudiantil del 28, mientras Peñalver (1979) menciona los Congresos Nacionales de Estudiantes en Venezuela, en 1938, como continuación de la extensión del movimiento de “Reforma Universitaria” en este país y en otros de América Latina.
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