Víctor M Ortega
Artículo de opinión publicado en el diario El Universal (16/07/2010)
Nuestro estimado profesor Urquiola, jubilado de la docencia universitaria en el 2006, después de haber laborado en las aulas de diversas instituciones de educación superior por 30 años, y a quien aún no le han cancelado ni medio de sus prestaciones sociales, se queja con razón de ni siquiera poder comprar un carro nuevo de los baratos sin tener que empeñar su impredecible futuro, (una casa más o menos decente sería un sueño inalcanzable). La queja del colega es la misma de miles y miles de pedagogos y de otros profesionales de todas las artes y ciencias que laboran hoy en día en nuestro país en instituciones públicas.
En los últimos 35 años de democracia en Venezuela, dice el último comunicado de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (FAPUV), el deterioro del salario real de un Profesor Titular, a Dedicación Exclusiva, que es el máximo escalafón en la carrera académica, ha pasado de representar 18,88 veces el monto del salario mínimo urbano, a 4,22 veces el salario mínimo, cuyo monto es en la actualidad de Bs.1.223,89 y cuyo poder adquisitivo es ciertamente mucho menor al del salario mínimo de 1975. Eso no ha ocurrido por ejemplo con los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, ni con los diputados de la Asamblea Nacional ni con tantos otros jerarcas privilegiados de la oligarquía bolivariana, cuyo salario integral si ha sido ajustado una y otra vez de acuerdo con la galopante inflación.
En los últimos 35 años de democracia en Venezuela, dice el último comunicado de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (FAPUV), el deterioro del salario real de un Profesor Titular, a Dedicación Exclusiva, que es el máximo escalafón en la carrera académica, ha pasado de representar 18,88 veces el monto del salario mínimo urbano, a 4,22 veces el salario mínimo, cuyo monto es en la actualidad de Bs.1.223,89 y cuyo poder adquisitivo es ciertamente mucho menor al del salario mínimo de 1975. Eso no ha ocurrido por ejemplo con los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, ni con los diputados de la Asamblea Nacional ni con tantos otros jerarcas privilegiados de la oligarquía bolivariana, cuyo salario integral si ha sido ajustado una y otra vez de acuerdo con la galopante inflación.
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