sábado, 14 de enero de 2012

El profesor, a examen: premio o despido

D. ALANDETE / W. OPPENHEIMER
El País, 14/01/12

Estados Unidos e Inglaterra aumentan la presión sobre sus docentes para obtener resultados - ¿Es un modelo exportable? 


Carrera profesional, evaluaciones externas, rendición de cuentas, incentivos, premios y castigos. Estas palabras sobrevuelan desde hace años los sistemas educativos de todo el mundo sin que nadie termine de hacerse con ellas. Para unos representan una necesidad ineludible para mejorar la enseñanza y, para otros, perversiones neoliberales que pueden desvirtuar el sentido de la educación.

En España, en un contexto de recortes presupuestarios que tiene a la comunidad educativa muy crispada (y que están pagando en gran medida los profesores a través de sus sueldos), el afán del nuevo Gobierno -según el programa electoral del Partido Popular- pasa por cambiar el sistema de acceso para intentar contratar a los mejores profesores para la enseñanza pública. Además, intentarán de nuevo (se ha fracasado varias veces) crear una carrera docente para que los maestros de las aulas públicas puedan mejorar sus condiciones a base de méritos.

Mientras, en Estados Unidos e Inglaterra van mucho más allá y gana fuerza la idea del premiar a los docentes que obtengan buenos resultados y castigar, es decir, incluso despedir, a los malos, un tema peliagudo como pocos, sea cual sea su estatus laboral.

En Estados Unidos, aparte de iniciativas como la de California (desde 2010, los padres de un colegio público pueden hacerse con el control del centro, imponer nuevas normas a los profesores e incluso despedirlos), una iniciativa federal (race to the top en inglés, carrera hacia la cima) consiste en dar dinero extra a los Estados si, entre otras cosas, miden la eficacia de los docentes por medio de exámenes externos a sus alumnos; los malos resultados pueden acabar en despidos. Uno de los últimos Estados en hacerlo ha sido Nueva York. Su gobernador, el demócrata Andrew Cuomo, pidió al consejo rector de Educación que en el proceso de evaluación de los maestros, entre el 20% y el 40% obedezca a las notas de sus alumnos en exámenes unificados a nivel estatal y federal. Además, ese consejo ha diseñado decenas de pruebas estatales que se añadirán a las que ya existen de matemáticas, lengua y conocimientos generales. Los profesores que no logren mejoras y sean considerados ineficaces en dos cursos seguidos pueden ser despedidos.

Diversos Estados someten a sus profesores a una evaluación en una escala que abarca de "ineficaz" a "altamente eficaz". Los Estados eligen si se someten a ese programa, que contiene subsidios de 4.350 millones de dólares (unos 3.000 millones de euros).

En la edición del año pasado, los Estados ganadores fueron 11, además del distrito federal de Columbia. Nueva York, que estaba entre ellos, recibió junto con Florida el mayor premio (700 millones de dólares, unos 530 millones de euros), y ahora somete a sus profesores a mayor presión para mantener esas buenas notas ante el Gobierno federal. Para ello ha diseñado todo un sistema de exámenes unificados a aplicar a todos los colegios e institutos que sirvan de baremo objetivo para evaluar a los docentes a través de los resultados de sus estudiantes.

La medida provocó la primera revuelta de directores de colegio de la que se tiene constancia en EE UU. De los 4.500 directores registrados en Nueva York, más de 1.000 firmaron una carta abierta que contiene argumentos en contra de ese método de evaluación de docentes. "Nosotros, los directores de las escuelas del Estado de Nueva York, llegamos a la conclusión de que [el sistema propuesto] no será más que un desperdicio de unos recursos que cada vez son más limitados. Más importante aún, desmoralizará a los educadores y será perjudicial para los niños a los que guiamos. Nuestros estudiantes son más que la suma de los resultados de sus exámenes, y poner un énfasis excesivo en las notas no se traducirá en un mejor aprendizaje", se dice en la misiva, redactada por Sean C. Feeney, presidente de la Asociación de Presidentes de Escuela del Condado de Nassau, y Carol C. Burris, directora del instituto South Side.
 

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