Eleazar Narváez
Tal Cual, 18/01/12
Tal Cual, 18/01/12
Aquellos cuya esperanza es débil pugnan por la comodidad o por la violencia, mientras que aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en condiciones de nacer. Erich Fromm
En el inicio del año no quiero quedarme atrás en eso de escribir sobre la posibilidad o esperanza razonable de que ocurra o consigamos algo que anhelamos. Pero lo digo con la convicción de que es necesario hacerlo sin dejar de pensar en aquello que es imprescindible acometer para que se concreten nuestras aspiraciones. Dicho de otro modo, me refiero a la esperanza activa que debemos abrazar para hacerle frente a desafíos cruciales que vemos en el horizonte de los meses del año en curso. No a lo que Erich Fromm consideraba la espera pasiva o el “violentamiento ajeno a la realidad de circunstancias que no se presentarán”.
Si bien son muchas y diversas las expectativas que circulan en el espacio público, sin embargo, hay dos que conciernen a la vida política nacional y al mundo universitario a las cuales hago mención especial. Son ellas, por un lado, la posibilidad de que Venezuela reemprenda su construcción en un clima de verdadera democracia y de libertad, con un ejercicio del poder sin mesianismos y comprometido sin discriminaciones con el bienestar en general de todos sus habitantes, y además respetuoso de las diferencias, de la relación con los otros y de la dignidad de las personas; y por el otro, la posibilidad de que la universidad venezolana fortalezca su defensa y avance en la conquista de las condiciones necesarias para un mejor ejercicio de su autonomía que la apuntale en la consecución de sus objetivos esenciales.
Son expectativas que requieren de nuestro permanente y activo concurso, de las respectivas previsiones. En el ámbito político es preciso profundizar la búsqueda de la unidad de todas las fuerzas democráticas, tanto de propósitos como de acción. Ir más allá de lo electoral, pues no sólo se trata de lograr la victoria ante un adversario que ha acumulado un descomunal poder, tanto con la disponibilidad de cuantiosos recursos como en el control casi absoluto de las instituciones fundamentales del país. La unidad es imprescindible también para enfrentar la magnitud y la complejidad de los problemas y desafíos que tenemos por delante, una vez se conquiste la presidencia de la República.
Y también los esfuerzos concretos para lograr la unidad de los universitarios en la defensa y el fortalecimiento de la institución universitaria es un asunto clave. Se impone un llamado sincero al diálogo y al entendimiento de todos los actores de la comunidad universitaria, trabajar de verdad con urgencia para lograrlo.
Parafraseando a uno de los personajes de la novela “La elegancia del erizo”, de Muriel Barbery, decimos que hay construir algo ahora, a toda costa, sin olvidar el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario