Luis Mendoza
13/07/2017
La instauración de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) podría significar el final del sistema universitario que conocemos actualmente en Venezuela. Y es que las acciones del Gobierno en contra de la autonomía de estas instituciones no parecen dejar lugar a dudas sobre el hecho de que la nueva Carta Magna “profundamente chavista” tendría como finalidad poner a la educación superior al servicio del Ejecutivo.
La designación a dedo de Luis Holder como vicerrector académico de la Universidad Simón Bolívar (USB), por un Consejo Nacional de Universidades (CNU) controlado por el oficialismo, es solo la cereza sobre un pastel de arbitrariedades cometidas desde el Alto Mando venezolano en contra de la educación superior.
Desde mediados del 2008 el Gobierno luce abocado a hacerse con la autonomía de las universidades. Fue entonces cuando, con la promulgación de la Ley Orgánica de Educación, pretendía homologar todas las funciones de estos organismos “a través de un consejo comunal que fungiría de contralor y controlador de su funcionamiento por encima de las autoridades internas ya establecidas”, recuerda el vicerrector académico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Nicolás Bianco.
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A esto se le uniría una “época muy violenta” entre los años 2010 y 2014 en la que hubo quema de vehículos, intentos de homicidios de autoridades universitarias y destrucción de estructuras físicas. “Mientras se les fueron aplicando unas reducciones presupuestarias tremendas” a las escuelas de educación superior, añade.
Este período coincidió con la designación de la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, como titular de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Averu). Debido a que la académica traería consigo una “nueva fórmula rectoral”, subraya Bianco, .
A partir de allí, “al CNU lo plenaron de unas 30 universidades para mantener un supuesto funcionamiento del consejo”. El problema, es que estos organismos no son más que instituciones paralelas creadas por el Estado solo para hacer mayoría dentro del Consejo que ahora impuso al nuevo vicerrector de la USB.
“Sin autonomía no hay universidades”
Ante todo esto parece fácil prever cuáles podrían ser las intenciones reales del Ejecutivo al promulgar una “Constituyente Universitaria”, con esta ANC convocada por el presidente Nicolás Maduro.
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“Con la redacción de esta nueva Constitución que pretenden hacer va a desaparecer el principio fundamental de la autonomía universitaria, consagrada en la actual Carta Magna, porque querrán controlar todos los estamentos de la sociedad, incluyendo a la educación superior”, asevera el rector de la Universidad Metropolitana, Benjamin Scharifker.
Alude al artículo 109 de la Constitución, el cual declara que:
El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley.
Para Scharifker la ANC implantará un sistema totalitario en el que no podrá existir el concepto de autonomía universitaria ni mucho menos la idea de las universidades con pensamiento crítico, tal como se conoce hoy. Lo que resultaría en “la muerte de la Universidad”.
Desde mediados del 2008 el Gobierno luce abocado a hacerse con la autonomía de las universidades. Fue entonces cuando, con la promulgación de la Ley Orgánica de Educación, pretendía homologar todas las funciones de estos organismos “a través de un consejo comunal que fungiría de contralor y controlador de su funcionamiento por encima de las autoridades internas ya establecidas”, recuerda el vicerrector académico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Nicolás Bianco.
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A esto se le uniría una “época muy violenta” entre los años 2010 y 2014 en la que hubo quema de vehículos, intentos de homicidios de autoridades universitarias y destrucción de estructuras físicas. “Mientras se les fueron aplicando unas reducciones presupuestarias tremendas” a las escuelas de educación superior, añade.
Este período coincidió con la designación de la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, como titular de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Averu). Debido a que la académica traería consigo una “nueva fórmula rectoral”, subraya Bianco, .
A partir de allí, “al CNU lo plenaron de unas 30 universidades para mantener un supuesto funcionamiento del consejo”. El problema, es que estos organismos no son más que instituciones paralelas creadas por el Estado solo para hacer mayoría dentro del Consejo que ahora impuso al nuevo vicerrector de la USB.
“Sin autonomía no hay universidades”
Ante todo esto parece fácil prever cuáles podrían ser las intenciones reales del Ejecutivo al promulgar una “Constituyente Universitaria”, con esta ANC convocada por el presidente Nicolás Maduro.
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“Con la redacción de esta nueva Constitución que pretenden hacer va a desaparecer el principio fundamental de la autonomía universitaria, consagrada en la actual Carta Magna, porque querrán controlar todos los estamentos de la sociedad, incluyendo a la educación superior”, asevera el rector de la Universidad Metropolitana, Benjamin Scharifker.
Alude al artículo 109 de la Constitución, el cual declara que:
El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley.
Para Scharifker la ANC implantará un sistema totalitario en el que no podrá existir el concepto de autonomía universitaria ni mucho menos la idea de las universidades con pensamiento crítico, tal como se conoce hoy. Lo que resultaría en “la muerte de la Universidad”.
“Aquí lo que se querrá son instituciones que sean formadoras de cuadros para la revolución y no de ciudadanos”.
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Incluso, el propio recelo del Ejecutivo de no mostrar abiertamente cuáles son sus objetivos en torno al proyecto de la “Constituyente Universitaria” da pie a pensar lo peor, pues ni los propios académicos conocen a ciencia cierta de qué se trata el mencionado plan.
“El término Constituyente se refiere a una modificación de la Constitución o el diseño de un nuevo Estado, y tal como está planteado ese fraude constitucional es para modificación del sistema. Por tanto, hablar de una Constituyente universitaria, trabajadora o militar no tiene ningún sentido y parece un discurso orientado hacia otras cosas”, explica el rector de la Universidad de Los Andes (ULA) y vicerrector de la Averu, Mario Bonucci.
Sostiene que cuando una ANC es planteada por un presidente que asegura que lo que no se logre con los votos se alcanzará con las armas, y defendida por un vicepresidente del partido oficial que habla de quitarles la inmunidad parlamentaria a los diputados opositores, “significa que lo que está en peligro es el estado democrático”.
“Pensar en una universidad donde el rector es nombrado a dedo, donde no hay autonomía y hay que sujetarse a una ideología particular no puede llamarse universidad ni institución educativa, porque la educación es liberadora y no esclaviza a una forma de ver la vida. Por lo que si hay Constituyente, llámenla como la llamen, simplemente dejaría de existir la universidad como tal”.
Pero, ¿qué hay de malo en que las universidades no sean autónomas?
La autonomía es el alma de la educación misma. Sin ella, y sin importar el nivel del que se hable, se crearían “robots” con un mismo pensamiento que estarían al servicio del Gobierno, de acuerdo con el doctor en Ciencias Políticas y profesor responsable de la especialización en opinión pública y comunicación política de la USB, Daniel Varnagy.
“Cuando se aplica adoctrinamiento en vez de educación se busca crear robots para que todos piensen igual y que los criterios sean siempre los mismos para que ese ciudadano, en principio, sea fácilmente dominable”, advierte.
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Es por ello que el contenido programático de las instituciones académicas no deben ser ideológicos, porque se caería en el adoctrinamiento y no en la enseñanza.
“Ante el surgimiento de la ANC, obviamente los contenidos serían adoctrinadores y no formadores, que es lo que se busca en la educación: formar criterios de un sistema de referencia a través del conocimiento”, agrega.
Rectores resteados
Esta es una de las principales razones por la cual desde la Averu, que consagra a las 18 autoridades electas democráticamente por el claustro universitario, los rectores de las instituciones de educación superior autónomas del país cerraron filas en torno a lo ocurrido en la USB.
“La Averu, a través de nuestra rectora García Arocha y el resto de los rectores, se ha expresado y ya no reconocemos al CNU, como tampoco reconoceremos al supuesto legado de esa ANC y, como está haciendo la USB y su comunidad, rechazaremos cualquier posibilidad de imposición”, subraya Bianco.
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De hecho, el Consejo Académico de la Matropolitana ya manifestó su rechazo a esa designación arbitraria “de un vicerrector que transgrede la voluntad expresa de la comunidad universitaria de la Simón Bolívar y que atenta contra la autonomía unversitaria consagrada en la Constitución”, alega el rector Scharifker.
Esta actitud de las autoridades académicas venezolanas no parece ser para menos, si se toma en cuenta que, en palabras de los expertos antes mencionados, con la instauración de esta “Constituyente Universitaria” se perdería el rango constitucional de autonomía de la educación superior, su democracia interna, su libertad, su pluralidad y “se acabaría el sistema universitario completamente, quedando en manos de la dictadura”.
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Incluso, el propio recelo del Ejecutivo de no mostrar abiertamente cuáles son sus objetivos en torno al proyecto de la “Constituyente Universitaria” da pie a pensar lo peor, pues ni los propios académicos conocen a ciencia cierta de qué se trata el mencionado plan.
“El término Constituyente se refiere a una modificación de la Constitución o el diseño de un nuevo Estado, y tal como está planteado ese fraude constitucional es para modificación del sistema. Por tanto, hablar de una Constituyente universitaria, trabajadora o militar no tiene ningún sentido y parece un discurso orientado hacia otras cosas”, explica el rector de la Universidad de Los Andes (ULA) y vicerrector de la Averu, Mario Bonucci.
Sostiene que cuando una ANC es planteada por un presidente que asegura que lo que no se logre con los votos se alcanzará con las armas, y defendida por un vicepresidente del partido oficial que habla de quitarles la inmunidad parlamentaria a los diputados opositores, “significa que lo que está en peligro es el estado democrático”.
“Pensar en una universidad donde el rector es nombrado a dedo, donde no hay autonomía y hay que sujetarse a una ideología particular no puede llamarse universidad ni institución educativa, porque la educación es liberadora y no esclaviza a una forma de ver la vida. Por lo que si hay Constituyente, llámenla como la llamen, simplemente dejaría de existir la universidad como tal”.
Pero, ¿qué hay de malo en que las universidades no sean autónomas?
La autonomía es el alma de la educación misma. Sin ella, y sin importar el nivel del que se hable, se crearían “robots” con un mismo pensamiento que estarían al servicio del Gobierno, de acuerdo con el doctor en Ciencias Políticas y profesor responsable de la especialización en opinión pública y comunicación política de la USB, Daniel Varnagy.
“Cuando se aplica adoctrinamiento en vez de educación se busca crear robots para que todos piensen igual y que los criterios sean siempre los mismos para que ese ciudadano, en principio, sea fácilmente dominable”, advierte.
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Es por ello que el contenido programático de las instituciones académicas no deben ser ideológicos, porque se caería en el adoctrinamiento y no en la enseñanza.
“Ante el surgimiento de la ANC, obviamente los contenidos serían adoctrinadores y no formadores, que es lo que se busca en la educación: formar criterios de un sistema de referencia a través del conocimiento”, agrega.
Rectores resteados
Esta es una de las principales razones por la cual desde la Averu, que consagra a las 18 autoridades electas democráticamente por el claustro universitario, los rectores de las instituciones de educación superior autónomas del país cerraron filas en torno a lo ocurrido en la USB.
“La Averu, a través de nuestra rectora García Arocha y el resto de los rectores, se ha expresado y ya no reconocemos al CNU, como tampoco reconoceremos al supuesto legado de esa ANC y, como está haciendo la USB y su comunidad, rechazaremos cualquier posibilidad de imposición”, subraya Bianco.
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De hecho, el Consejo Académico de la Matropolitana ya manifestó su rechazo a esa designación arbitraria “de un vicerrector que transgrede la voluntad expresa de la comunidad universitaria de la Simón Bolívar y que atenta contra la autonomía unversitaria consagrada en la Constitución”, alega el rector Scharifker.
Esta actitud de las autoridades académicas venezolanas no parece ser para menos, si se toma en cuenta que, en palabras de los expertos antes mencionados, con la instauración de esta “Constituyente Universitaria” se perdería el rango constitucional de autonomía de la educación superior, su democracia interna, su libertad, su pluralidad y “se acabaría el sistema universitario completamente, quedando en manos de la dictadura”.
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