Eleazar Narváez
El Universal, 18/12/11
Estas agresiones lesionan severamente la institucionalidad universitaria y del país
Arrecian los ataques a la UCV. Sus actuales autoridades rectorales afirman que en el transcurso de los últimos tres años y medio la institución ha recibido cerca de 50 agresiones violentas que han causado daños diversos. Hay evidencias de que éstas han sido cometidas por grupos afectos al régimen. Son parte de un acoso gubernamental que va más allá del cerco presupuestario, el cual se ve reforzado por amenazas y prácticas de intimidación, así como por las recurrentes arbitrariedades del TSJ en la violación de la autonomía universitaria. Esos ataques, que son múltiples y graves, por distintas vías han desestabilizado la vida de esa institución. A los mismos se agregan hechos recientes de tanta o mayor preocupación: el desconocimiento de la legítima autoridad del Consejo Universitario de la UCV por parte del Presidente de la República, de la ministra para la Educación Universitaria y de representantes de otros poderes del Estado, al poner en cuestión, por razones políticas fundamentalmente, la sanción disciplinaria a un estudiante aprobada por el mencionado organismo.
Hoy más que nunca está planteada la defensa de la universidad y su autonomía. Es preciso entender que tales agresiones lesionan severamente la institucionalidad universitaria, y, con ello, la institucionalidad democrática del país en general. Desde este punto de vista lo que está planteado, en esencia, es la defensa de la universidad autónoma, y no tan sólo la gestión de una u otra autoridad rectoral. Además, esa defensa pasa necesariamente por blindar a la institución para enfrentar esos ataques. Crear incentivos y mecanismos para una mayor movilización de la comunidad universitaria, al igual que la constitución de un frente unitario, tanto en el plano interno como en el externo, ayudarían mucho al respecto.
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