César Villarroel
Últimas Noticias, 26/12/11
Últimas Noticias, 26/12/11
En general, todos los gobiernos (militares y civiles) se han enfrentado a la universidad, pero nunca como ahora un gobierno militar había agredido a lo civil con lo peor de sí.
La bellaquería de Carujo (militar) contra Vargas (académico) ha sido registrada, históricamente, como el enfrentamiento entre el cuartel y la universidad. A lo largo de nuestra historia republicana, como lo pronosticara y lamentara Bolívar, lo castrense ha prevalecido sobre lo civil: hasta 1958, 80% de los Presidentes fueron militares. Desde 2006 se ha entronizado, nuevamente, un gobierno militarista, y, como ayer, su principal blanco es lo civil encarnado y enmarcado por la universidad, cuya institución más emblemática (UCV) ha sido objeto de hostigamiento y vandalismo por parte de sectores gubernamentales.
En general, todos los gobiernos (militares y civiles) se han enfrentado a la universidad, pero nunca como ahora un gobierno militar había agredido a lo civil con lo peor de sí: en lo cultural y científico por el desprecio a la calidad, y en lo universitario con "carujitos" que atentan, con total impunidad, contra el recinto y el patrimonio universitario. De hecho, el militar presidente del Psuv parece confirmar lo anterior al considerar a La hojilla como el mejor programa televisivo y al "carujito" vándalo como un revolucionario merecedor de aplauso y medalla.
Pero sería ingenuo considerar los ataques a la UCV como una inquina muy particular contra esta. La verdadera razón es que todo gobierno militar o militarista es, en esencia, no democrático; por eso necesita envilecer o amedrentar al estamento civil para asegurar un silencio temeroso y cómplice ante cualquier fechoría electoral, como el que ruidosamente se oyera en la última elección nicaragüense. La UCV no está siendo atacada por lo que es, sino por lo que representa; de ahí que la verdadera víctima sea la institucionalidad democrática.
Si el ataque es contra la institucionalidad democrática, entonces es esta la que debe responderles a los comandantes, generalísimos y "mecateros" asimilados. En ese sentido, la UCV debe liderar la convocatoria de las instituciones y organizaciones civilistas para crear un frente en defensa de la constitucionalidad, pues los partidos políticos jamás lo harán (no tienen voluntad ni guáramo), y de inmediato denunciar ante el mundo el talante abusivo y militarista del actual Gobierno. Aceptar hoy la impunidad es renunciar al triunfo en 2012.
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