sábado, 29 de noviembre de 2014

Democratización chavista, o la calidad imposible

28/11/2014

 El presidente Maduro ha declarado sus intenciones de “democratizar” el ingreso a las universidades oficiales, porque en estas instituciones existe “una cúpula que se agarró las universidades autónomas” (1). ¿Qué es para el señor Maduro una universidad democrática? Una en donde estudien los “hijos del obrero y de la obrera y del campesino” (la exclusión de la campesina es un lapsus comprensible); en otras palabras, que garantice el acceso de los más humildes, de este modo el ingreso a la educación superior se considera como parte del pago de la deuda social que el Estado contrajo con los sectores más socialmente desfavorecidos.

Que esa deuda existió y existe es algo que no puede negarse; pero es más que discutible que en una revolución socialista se pretenda pagarla con dádivas y prebendas que escamotean el esfuerzo meritocrático y la persecución de la calidad. Por eso, en el socialismo la democratización universitaria supone la universalización de una formación de calidad mediante una exigencia meritocrática. En el caso venezolano la pretensión de que se tiene que estar en la universidad por ser “hijo de la panadera” es un insulto no sólo a la señora sino también al hijo. Otra cosa es la obligación y compromiso que tiene el Estado para garantizar un cupo universitario a todo aquel (venda panes o empanadas) que demuestre vocación y aptitud para cursar una carrera. Debe superarse la discriminación y exclusión, pero igualando por arriba.

La “democratización” de las universidades oficialistas es, por su carácter populista, contraria al espíritu y letra del artículo 103 de la Constitución que reza: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”. De lo anterior se desprende que el actor más importante en una educación y formación de calidad, es el estudiante de calidad; de ahí que sean los estadios de la educación primaria y media los más determinantes en una formación de calidad, especialmente el nivel medio que es donde se debe asegurar la calidad del estudiante universitario.

Durante el desarrollo del Plan de la Nación 2001-2007 se intentó diseñar por parte de la OPSU y bajo la dirección de Luis Fuenmayor, un Nuevo Sistema Nacional de Ingreso y Prosecución en la Educación Superior Venezolana en el marco de la universalización de la formación universitaria de calidad y su exigencia meritocrática. Aunque se pudo concluir el diseño del nuevo Sistema Nacional de Ingreso y Prosecución no se pudo instrumentar porque las autoridades del Ministerio de Educación Superior entendieron que no se trataba de ubicar en la educación superior a todos con base en sus aptitudes y vocación, sino conseguirles un cupo (casi lo mismo que en la Cuarta República)

Por eso el señor Maduro descubre que hay muchos hijos e hijas de panaderos y panaderas que quieren estudiar en las universidades autónomas, aunque éstas sean un nido de oligarcas que se han agarrado las universidades autónomas. Lo cierto es que aumentando el cupo de las autónomas se logrará que más humildes pasen por la universidad, pero no que las universidades pasen por ellos. Las misiones Ribas y Sucre son un lastre muy pesado. El sistema de ingreso a la educación superior no puede semejar una tienda de línea blanca (DAKA) en la cual el título y la nevera se obtienen a costos demagógicos.
(1)    Alocución del Presidente de la República. 21/11/2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario