Ilan Pappe
El País, 06/02/2012
A finales de 1980 decidí dar un curso sobre el conflicto israelo-palestino en la Universidad de Haifa. Al finalizar, y de acuerdo con sus preferencias, los estudiantes presentaron sus conclusiones en forma de proyectos o trabajos de investigación. Algún tiempo después, uno de aquellos estudiantes -Teddy Katz-, nacido en Haifa y miembro del kibutz Magal, decidió seguir investigando la suerte que corrieron varias aldeas palestinas -en particular la de Tantura- durante la guerra de 1948, y en 1998 presentó su tesis de maestría ante la Universidad de Haifa obteniendo como calificación un altísimo 97% (yo le hubiera dado un 100%). De las pruebas reunidas, Katz sacó una serie de conclusiones, entre otras que durante la ocupación de Tantura por las tropas judías unos 225 palestinos habían sido asesinados: 20 habrían muerto durante la batalla y el resto, civiles y no civiles desarmados, habrían sido ejecutados después de la rendición de la aldea. Meses después, a finales de enero de 2000, Teddy Katz fue entrevistado por Amir Gilat, un periodista del diario Ma'ariv; la reacción entre los veteranos de la Brigada Alexandroni responsable de la captura de Tantura fue casi inmediata: algunos de entre ellos se negaron a admitir la masacre pero otros, junto con los propios testigos palestinos, confirmaron los datos recogidos por Katz. No pasaría mucho tiempo antes de que los veteranos de la Alexandroni afectados por los resultados de esta investigación interpusieran contra Katz una denuncia por calumnias, demandándole por libelo y reclamando un millón de shekels como compensación.
Fuertemente presionado por la Universidad e incluso por su familia, en un momento de depresión que estuvo a punto de costarle la vida, Katz aceptó firmar una carta de disculpa donde se retractaba de lo publicado y donde admitía que en Tantura no había tenido lugar ninguna masacre, aunque enseguida se arrepintió. La juez Pilpel dio por cerrado el caso. La Universidad, sin embargo, ya había decidido lo que tenía que hacer y sus directores pidieron la anulación de la calificación obtenida acusando no solo a Katz de haber inventado muchas de las pruebas, sino también a mí por haberlo apoyado. Y es que después de pasar tres días y sus correspondientes noches escuchando las grabaciones que había realizado Katz con los testimonios y pruebas recogidos, no quedaba sino aceptar la heladora realidad de los monstruosos hechos sucedidos en Tantura. A partir de ese instante, comprendí claramente que mi obligación era defenderlos y darlos a conocer de todas las maneras posibles, así que hice un resumen y lo colgué en la página web de la Universidad para que todo el mundo pudiese leerlos. Propuse también que se convocara un panel de expertos para discutir el tema y averiguar si hubo o no una masacre, pero la Universidad lo rechazó, medida que terminaría provocando un boicot en su contra en lugar de un motivo más para enlucir su reputación en el mundo académico.
Fuertemente presionado por la Universidad e incluso por su familia, en un momento de depresión que estuvo a punto de costarle la vida, Katz aceptó firmar una carta de disculpa donde se retractaba de lo publicado y donde admitía que en Tantura no había tenido lugar ninguna masacre, aunque enseguida se arrepintió. La juez Pilpel dio por cerrado el caso. La Universidad, sin embargo, ya había decidido lo que tenía que hacer y sus directores pidieron la anulación de la calificación obtenida acusando no solo a Katz de haber inventado muchas de las pruebas, sino también a mí por haberlo apoyado. Y es que después de pasar tres días y sus correspondientes noches escuchando las grabaciones que había realizado Katz con los testimonios y pruebas recogidos, no quedaba sino aceptar la heladora realidad de los monstruosos hechos sucedidos en Tantura. A partir de ese instante, comprendí claramente que mi obligación era defenderlos y darlos a conocer de todas las maneras posibles, así que hice un resumen y lo colgué en la página web de la Universidad para que todo el mundo pudiese leerlos. Propuse también que se convocara un panel de expertos para discutir el tema y averiguar si hubo o no una masacre, pero la Universidad lo rechazó, medida que terminaría provocando un boicot en su contra en lugar de un motivo más para enlucir su reputación en el mundo académico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario