Luis Sanz Menéndez
El País, 03/04/12
Tras una época de expansión de los presupuestos para investigación y de aumento de personal en universidades y centros públicos de I+D, desde 2009 vivimos sucesivos recortes presupuestarios, congelación de plantillas e incertidumbres sobre el futuro de los investigadores temporales. En investigación es importante evitar daños irreversibles y, ahora, hacer reformas estructurales que mejoren los incentivos de los actores y la capacidad de respuesta ante la crisis. Si no queremos seguir siendo -casi- irrelevantes, con los efectos negativos que ello tiene para la innovación y el crecimiento económico, son necesarias instituciones fuertes, con flexibilidad de gestión y capacidad de adaptarse al entorno. Y también financiación suficiente.
La Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, aprobada en junio de 2011, no es el ungüento que el sistema de I+D necesita, aunque tiene algunos aspectos como la agencia de financiación de la investigación, el establecimiento de nuevas modalidades de contratación laboral del personal investigador o algunas relativas a la innovación, que merece la pena llevar adelante.
La Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, aprobada en junio de 2011, no es el ungüento que el sistema de I+D necesita, aunque tiene algunos aspectos como la agencia de financiación de la investigación, el establecimiento de nuevas modalidades de contratación laboral del personal investigador o algunas relativas a la innovación, que merece la pena llevar adelante.
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