Rafael Rangel Aldao
El Universal, 07/04/12
¿Cuánto gana un profesor universitario en los países del mundo? Esa es la pregunta que contesta el libro, Pagando al Profesorado (Paying the Professoriate), editado por Philip Altbach y colaboradores, del Centro Internacional de Educación Superior, de Boston College, reseñado recientemente por el New York Times (02/04/2012).
Los resultados son realmente sorprendentes, pues la remuneración mensual de un profesor titular, por ejemplo, varía de casi diez mil dólares en Canadá ($9.485) e Italia ($9.118) a menos de 300 dólares en China. Entre los países que pagan mejor también figuran Sudáfrica ($9.330), Arabia Saudita ($8.524), Inglaterra ($8.524), Malasia ($7.864), Australia ($7.499) e India ($7.433).
Para darle contexto a estas cifras, los autores comparan los salarios reales con el promedio de ingreso per cápita por PIB, y se encuentran que en países como Etiopía, por ejemplo, a pesar del relativo bajo salario de $1.207 mensuales, esa cantidad es 23 veces mayor al ingreso promedio de sus habitantes. En Rusia, por el contrario, el salario de un profesor universitario es apenas el 60% del promedio del PIB per cápita.
En América Latina descubren que el 70% de los profesores trabajan a media jornada, y los países que ocupan los primeros lugares de remuneración son Argentina, Brasil, Colombia y México, en ese orden. En Venezuela, un profesor titular puede ganar hasta Bs. 8.000 mensuales, y lo difícil es establecer la comparación con los otros países, pues aquí coexisten múltiples tasas de cambio.
La gran reflexión que se hace el libro, reseñado por el New York Times, es que poco gana la educación superior como base de la innovación y la competitividad de los países, si los profesores universitarios están mal pagados en aquellos países que más necesitan alcanzar un nivel adecuado de desarrollo.
Allí está una tarea para el próximo gobierno, resolver ese asunto urgente a todos los niveles de la educación nacional.
Los resultados son realmente sorprendentes, pues la remuneración mensual de un profesor titular, por ejemplo, varía de casi diez mil dólares en Canadá ($9.485) e Italia ($9.118) a menos de 300 dólares en China. Entre los países que pagan mejor también figuran Sudáfrica ($9.330), Arabia Saudita ($8.524), Inglaterra ($8.524), Malasia ($7.864), Australia ($7.499) e India ($7.433).
Para darle contexto a estas cifras, los autores comparan los salarios reales con el promedio de ingreso per cápita por PIB, y se encuentran que en países como Etiopía, por ejemplo, a pesar del relativo bajo salario de $1.207 mensuales, esa cantidad es 23 veces mayor al ingreso promedio de sus habitantes. En Rusia, por el contrario, el salario de un profesor universitario es apenas el 60% del promedio del PIB per cápita.
En América Latina descubren que el 70% de los profesores trabajan a media jornada, y los países que ocupan los primeros lugares de remuneración son Argentina, Brasil, Colombia y México, en ese orden. En Venezuela, un profesor titular puede ganar hasta Bs. 8.000 mensuales, y lo difícil es establecer la comparación con los otros países, pues aquí coexisten múltiples tasas de cambio.
La gran reflexión que se hace el libro, reseñado por el New York Times, es que poco gana la educación superior como base de la innovación y la competitividad de los países, si los profesores universitarios están mal pagados en aquellos países que más necesitan alcanzar un nivel adecuado de desarrollo.
Allí está una tarea para el próximo gobierno, resolver ese asunto urgente a todos los niveles de la educación nacional.
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