Muchas veces se cree de manera equivocada que el lobo no ha llegado a nuestras universidades, y en particular a las universidades autónomas. Contrariamente a esta creencia, resulta que el lobo desde hace tiempo ha hincado sus dientes a las instituciones universitarias del país, especialmente a aquellas que aún desde el punto de vista legal y constitucional tienen el deber y el derecho al ejercicio autónomo. Y, como cabe desprender de las declaraciones del rector de la Universidad Simón Bolívar en el diario El Universal del día domingo 13 de diciembre de 2009, la muerte de ese ejercicio autónomo puede sobrevenir por la asfixia presupuestaria de la institución universitaria por parte del gobierno. Por las nefastas consecuencias del uso de este expediente, que el actual régimen ha asumido con mayor fuerza que cualquiera de los gobiernos de la llamada Cuarta República, las universidades nacionales, aquellas que verdaderamente pueden preciarse de llevar el nombre de universidad, pareciera que tienen decretada la muerte, y también de su autonomía. Como se ve, no hace falta reforma constitucional alguna para lograr ese cometido, tampoco se requieren cambios desfavorables en los vigentes dispositivos legales que consagran el principio de la autonomía.
A continuación las declaraciones del rector Planchart en el diario El Universal:
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