Eleazar Narváez
Muy buenos días, un cordial saludo a todos los presentes.
Quiero, en primer lugar, expresar mi más sincera y profunda complacencia por llevarse a cabo una iniciativa como ésta: un acto por la autonomía universitaria, es decir, un acto por lo que constituye un principio esencial de una institución como la universidad. Un acto que asumimos, de igual modo, como un acto por el presente y el futuro de la universidad venezolana.
Hoy, los universitarios y los ucevistas en particular, estamos más obligados a reflexionar y debatir el principio de autonomía, no sólo para defenderlo - de amenazas reales tanto internas como externas - sino también para fortalecerlo.
A fin de responder a tales desafíos, es muy importante que tomemos mayor conciencia acerca de lo que ha significado históricamente dicho principio en la vida universitaria de nuestro país y de otros países, así como de sus implicancias actuales y futuras. Al decir esto, convengo con Gregorio Weinberg: “…en que los movimientos, las instituciones, las ideas y los hombres recordados son aquellos que siguen conservando vivos sus fermentos y su mensaje”
Pues bien, en los tiempos que ahora vivimos es legítimo y fundamental que los universitarios asumamos un doble reto: que sigamos conservando vivos, por un lado, y fortalezcamos además, por el otro, los fermentos y el mensaje de la autonomía.
Pero no nos confundamos, es preciso que tengamos claridad de qué estamos hablando cuando reivindicamos este principio en ese doble reto que acabamos de expresar. No nos referimos a un privilegio, a un fuero especial o a un concepto de extraterritorialidadad incompatible con la idea de un estado moderno. Sí hablamos de un principio fundamental para que la universidad sea el territorio donde reine el ejercicio libre de la razón; para que la universidad forme hombres consustanciados con el ejercicio del pensamiento crítico y capaces de reflexionar sobre alternativas; para que la universidad sea realmente un centro de creación y difusión del conocimiento en libertad, sin la intromisión de grupos o partidos circunstanciales en el poder.
Tenemos a nuestra disposición dos maneras no excluyentes para enfrentar el doble desafío antes señalado, las cuales, sin duda alguna, debemos dosificar adecuadamente en las acciones que emprendamos.
Se trata no sólo de reaccionar con firmeza y coraje ante los ataques o las amenazas a la autonomía que hoy sufrimos – una exigencia que debemos atender con mayor fuerza, sin duda - sino igualmente, de ser más proactivos en nuestras aspiraciones de mantener y alimentar siempre ese principio, como eje transversal de los propósitos de cambio o transformación institucional que abriguemos.
Ciertamente, hoy tenemos la urgencia de reaccionar o hacernos sentir con mayor vigor y con un elevado sentido de responsabilidad colectiva ante diversos factores externos e internos que atentan contra la autonomía universitaria. Hablamos de reaccionar, como un compromiso de todos los sectores de la comunidad universitaria: ante una acción gubernamental que multiplica sus esfuerzos en distintas dimensiones para cercenar la autonomía: mediante el expediente presupuestario, la reforma legislativa, el discurso descalificador, etc.
Y reaccionar también, ante actitudes y comportamientos inadecuados en el plano interno de nuestra institución que ignoran o malinterpretan el verdadero significado de la autonomía.
Asimismo, se impone, con no menor urgencia, ir más allá del solo rechazo de aquello que lesione la autonomía universitaria. En tal sentido, consideramos que es de vital importancia que nos aboquemos, también como un compromiso colectivo, a crear las condiciones que propicien y hagan posible: un clima institucional favorable al concepto de autonomía y al carácter movilizador de éste, a fin de contar con una plataforma para asumir dicho principio como eje transversal de nuestras propuestas de cambio institucional.
Aprovecho la oportunidad para decirles que planteamientos como éstos nos sirvieron de fundamento para proponerle al consejo universitario un programa de celebración del cincuentenario de la autonomía universitaria, tomando como referencia histórica un hecho trascendental ocurrido el 5 de diciembre de 1958, fecha en la cual se promulga la ley de universidades mediante decreto ley por la junta de gobierno del doctor Edgar Sanabria. Así, para la celebración de ese cincuentenario, referido al período comprendido entre el 5 de diciembre de 1958 y el 5 de diciembre de 2008, presentamos un programa cuyos elementos básicos nos permitimos señalar brevemente a continuación:
Propósitos: creación de un clima institucional para el debate, el intercambio y la movilización nacional, que apunte a la reivindicación de la autonomía universitaria y sirva de base y estímulo para impulsar propuestas académicas trascendentes y contundentes desde el punto de vista político.
Ejes temáticos: como la dimensión doctrinaria de la autonomía universitaria, la dimensión histórica de ésta, así como su presente y futuro.
Acciones, eventos y resultados posibles: acciones comunicacionales (despliegue de una campaña comunicacional diversa y de amplio impacto). acciones declarativas (entre ellas, la declaración del año 2008 como el año jubilar de la autonomía; la constitución del claustro de honor en las universidades, con quienes han sido rectores de éstas en la vida democrática del país después del 5 de diciembre de 1958); eventos simbólicos (instalación de claustros de honor, la voz de los rectores de la autonomía, congreso conmemorativo del 180 aniversario de la universidad republicana, entre otros); eventos hacia la comunidad (la presencia social de la universidad y la universidad y su campus social); eventos académicos (encuentro nacional autonómico, encuentro internacional autonómico, autonomía hoy, autonomía en perspectiva. concurso de ensayos sobre la autonomía y diálogo sobre la autonomía en las cátedras).
Con esto termino, muchas gracias.
Palabras de Eleazar Narváez, como Vicerrector Académico de la Universidad Central de Venezuela, en acto por la autonomía universitaria en la Sala de Conciertos de la Universidad Central de Venezuela. Caracas, 20 de octubre de 2005
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