Enver Conde Ferrer*
Tal Cual, 30/07/11
Los universitarios históricamente hemos sido fervientes defensores de la autonomía y el pensamiento libre de las ideas. Nuestros pasillos universitarios están impregnados de historia, de lucha constante por una universidad que esté al servicio de nuestro país. Y es que la UCV es sinónimo de aprendizajes no solo académicos sino de formación ciudadana que nos instruye a ser mejores venezolanos. En la última década hemos padecido los atropellos del Gobierno con un presupuesto deficitario que no cubre en su totalidad las exigencias de las universidades. El gobierno insiste a través de su discurso militar en subordinar la educación superior a los dictámenes de Miraflores, cosa más peligrosa si lo que se quiere es formar ciudadanos profesionales al servicio del país de forma plural y democrática.
En el 2011, año donde se debían celebrar elecciones decanales en distintas universidades, observamos con suma preocupación la suspensión de las mismas por dictámenes del Tribunal Supremo de Justicia citando el cumplimiento del artículo 34, numeral 3 de la Ley Orgánica de Educación, que da derechos a todos los miembros de la comunidad universitaria a participar en las elecciones de las autoridades. Sin embargo, este alegato va en contraposición a la Ley de Universidades vigente y al Reglamento de Elecciones Universitarias igualmente vigente y dictado por los consejos universitarios, órganos de dirección de las universidades. Recordemos que el pasado 4 de enero la Ley de Educación Universitaria fue vetada por el mismo Presidente Chávez.
Uno de los artículos que sin duda que ha generado grandes debates en los espacios universitarios es el que se refiere a la participación de los empleados y obreros en las elecciones universitarias aun cuando no están facultados para ello debido a que según el artículo 109 de la Constitución, la comunidad universitaria está compuesta por estudiantes, profesores y egresados, quienes desde un punto de vista académico hacen vida y sostienen la universidad a través de la formación, la investigación y la extensión.
El gobierno ha utilizado de manera indudablemente populista un discurso de igualdad a la hora de hablar de elecciones universitarias olvidando que la universidad es una institución fundamentalmente académica apoyada en una estructura de servicios. Los empleados y obreros tienen a través de sus sindicatos los espacios de discusión necesarios para canalizar sus demandas. Es irrefutable que este gobierno es militarista y el militarismo no comparte los ideales de una universidad libre, plural, autónoma y democrática. El Ejecutivo pretende instaurar en las universidades el populismo del siglo XXI, intentando aniquilar los más de 200 años de una institución académica que ha estado al servicio completamente del país.
Hay un ejército dispuesto a defender hasta con la vida el espíritu de los librepensadores, Es decir, de los universitarios.
*Consejero de la Facultad de Humanidades y Educación y Presidente Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la UCV
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