sábado, 7 de julio de 2012

Átomos venezolanos en el bosón de Higgs


 Para emocionarse y sentirse orgulloso como venezolano. Entrevista a Bárbara Millán Mejías acerca del histórico descubrimiento de la partícula de Higgs.

Andrés Correa Guatarasma
El Universal, 07/07/12

Nueva York.- Sea cual sea la profesión a la que se aspire o el nivel en el que se encuentre un alumno en este trepidante planeta, los cafetines son el lugar más común de reunión entre pupilos y maestros. Fue justamente allí donde el martes pasado, "el día antes del gran anuncio del descubrimiento de la partícula", Bárbara Millán Mejías se tropezó con el octogenario científico escocés Peter Higgs, quien desde 1964 viene tratando de responder con pruebas una simple pregunta: por qué las partículas tienen masa.

"Choqué con él en el cafetín del CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear). Le pedí disculpas y luego me di cuenta que más bien debí pedirle una foto", comenta con picardía desde Ginebra. "Así que tendré que esperar a la próxima oportunidad, pues él no trabaja para el CERN, ni está relacionado a los experimentos, excepto por sus frecuentes visitas".

"Estoy emocionadísima", escribió Bárbara al enviar a sus padres un correo electrónico la madrugada del 5 de julio. Apenas unas horas antes, el miércoles, había sido testigo en primera fila del "mayor descubrimiento en más de 30 años. Llevaban 50 años buscando esta partícula, comparan el descubrimiento con el comienzo de la era espacial" y la llegada a la Luna, agregó al intentar resumirles la experiencia.
 
-Hasta hace unos días la palabra "bosón" (un tipo de partícula elemental) era prácticamente desconocida. Ahora está en todos los periódicos y el Nobel de Física de este año parece ya cantado...
-Sí, lo más probable es que alguien aquí se gane el premio Nobel, pero no se sabe quién. En la teoría conocida como el mecanismo de Higgs hubo tres científicos más involucrados. Aquí hay una colaboración entre 15 mil personas de todo el mundo, muchos años de esfuerzo y cientos de proyectos.  El CERN es un ejemplo mundial de tolerancia y capacidad de trabajo bajo un fin común: la ciencia.

-¿Cuál fue su aporte allí?
-Cuando formas parte de estos experimentos te entrenan para que puedas revisar las condiciones del detector (el más poderoso acelerador de partículas, con un tubo de 27 km de largo ubicado 100 metros bajo tierra, entre Suiza y Francia). Analizas y validas data que será usada por todo el equipo. De la misma manera haces trabajos técnicos, que son esenciales para los distintos análisis. Por ejemplo, alinear el detector ha sido parte de mi trabajo. Es gracioso decir que por segundo ocurren 200 millones de colisiones, así que se necesita muchísima capacidad de cómputo para analizar cualquier data. Los resultados impresionantes mostrados no hubiesen sido posibles sin la red de computadoras distribuidas en todas partes del mundo.

-¿Cómo se decidió por una carrera tan poco popular entre los bachilleres?
-Desde pequeña uno de mis sueños era ser astronauta o arqueóloga. Así que siempre estuve interesada en las ciencias. Cuando me toco decidir qué iba a estudiar estaba indecisa entre varias carreras. Y alguien muy cercano a mí me convenció de que Física era la mejor opción. Si estudias Física, a diferencia de la creencia común, puedes trabajar en muchas áreas, por ejemplo finanzas o geología, y en cualquier parte del mundo. Sin las ciencias básicas no existirían muchos de los avances tecnológicos que hay hoy en día. Por ejemplo, en el CERN nació el world wide web (www) y la tecnología de los aceleradores de partículas es usada a diario en tratamientos de cáncer. Grandes compañías tecnológicas están interesadas en contratar personas que estudiaron ciencias básicas para desarrollar nuevas técnicas. Eso tenemos que enseñárselo a nuestros niños y jóvenes.

-¿Cómo se vinculó con el prestigioso CERN?
-Cuando me gradué en Venezuela (Universidad Simón Bolívar) tenía que decidir qué hacer. Yo había hecho Física nuclear, pero no había hecho Física de partículas. Estaba muy interesada en todo lo que estaba ocurriendo en el CERN. Sin embargo, no tenía ningún vínculo con ellos y la USB tampoco tenía ningún acuerdo. Uno de los requisitos para postularse era venir de un país contribuyente, y no es nuestro caso. Yo quería hacer postgrado en Europa, y el postgrado de Física de partículas en Ámsterdam ofrecía como parte del programa la posibilidad de trabajar un verano en el CERN. Así que me dije que esa era mi puerta, y tuve el apoyo de mi familia para hacerlo.

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