Carlos Díaz
Tal Cual,12/07/12
El diario 2001 presentó esta semana un artículo que daba cuenta del estancamiento de la competitividad de las universidades venezolanas comparadas con universidades mundiales. Según un ranking mundial de universidades llevado a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, organismo adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología de ese país, Latinoamérica tiene un rezago importante en el nivel de sus instituciones académicas. La región es comparable con Oceanía y sólo supera a África y al mundo árabe. Dentro del ranking regional latinoamericano Brasil es el líder, seguido de México y Chile.
La primera universidad venezolana (la Universidad de los Andes en Mérida-ULA) aparece en el puesto 30 de Latinoamérica y 640 a nivel mundial. Las universidades venezolanas no sólo ocupan puestos bajos en el ranking mundial, sino que existe una gran distancia entre ellas.
Luego de la ULA, están la UCV, la UC y la USB, las cuales ocupan los puestos 848, 1.104 y 1.175, respectivamente.
Es claro que Venezuela tiene un problema en su educación, y que esto pone en riesgo nuestro futuro. Sin una buena educación perdemos competitividad internacional, ya que nos vemos forzados a producir productos con bajo contenido de conocimientos los cuales tienen menor valor agregado y son más vulnerables a la competencia al no contar con protección intelectual que terminaremos intercambiando por menos productos en el futuro. Evitar esta dinámica empobrecedora debe ser la tarea principal de cualquier gobierno venezolano, para asegurar el futuro y la independencia real del país. De poco sirven los discursos, golpes de pecho, y desfiles uniformados de cada 5 de Julio, si perdemos la capacidad de alimentarnos y proveernos un mejor futuro. Mejorar el nivel y calidad de la educación en el país es una tarea compleja que requiere un esfuerzo de largo plazo. Pero pese a ser difícil no es una tarea imposible, Venezuela puede mejorar su educación y competitividad. Esta tarea tiene múltiples facetas, que incluyen problemas que van desde el presupuesto educativo, hasta los contenidos, y el entorno de desarrollo de los niños que incluye su salud y nutrición. En muchas de estas áreas, el gobierno venezolano ha tenido aciertos, pero también ha cometido muchos otros errores, especialmente, cuando trata de usar la educación como herramienta de adoctrinamiento y control político.
Los esfuerzos nacionales para mejorar la educación deben estar guiados por: (I)la mejora en la calidad y cantidad de educación (en ese orden) para el desarrollo de las capacidades del individuo; (II) asignar recursos públicos para ayudar a quienes se encuentran en una situación más frágil; (III) utilizar criterios tangibles y estadísticos de medición para identificar dónde estamos y qué intervenciones funcionan; y finalmente, (IV) abrirse a la participación de los múltiples actores sociales envueltos en la educación: representantes, profesores, directivos de escuelas, y el sector privado (empleadores). Una nación que cuente con ciudadanos preparados siempre tendrá mejor control de su destino. La verdadera independencia y libertad parte del conocimiento.
La primera universidad venezolana (la Universidad de los Andes en Mérida-ULA) aparece en el puesto 30 de Latinoamérica y 640 a nivel mundial. Las universidades venezolanas no sólo ocupan puestos bajos en el ranking mundial, sino que existe una gran distancia entre ellas.
Luego de la ULA, están la UCV, la UC y la USB, las cuales ocupan los puestos 848, 1.104 y 1.175, respectivamente.
Es claro que Venezuela tiene un problema en su educación, y que esto pone en riesgo nuestro futuro. Sin una buena educación perdemos competitividad internacional, ya que nos vemos forzados a producir productos con bajo contenido de conocimientos los cuales tienen menor valor agregado y son más vulnerables a la competencia al no contar con protección intelectual que terminaremos intercambiando por menos productos en el futuro. Evitar esta dinámica empobrecedora debe ser la tarea principal de cualquier gobierno venezolano, para asegurar el futuro y la independencia real del país. De poco sirven los discursos, golpes de pecho, y desfiles uniformados de cada 5 de Julio, si perdemos la capacidad de alimentarnos y proveernos un mejor futuro. Mejorar el nivel y calidad de la educación en el país es una tarea compleja que requiere un esfuerzo de largo plazo. Pero pese a ser difícil no es una tarea imposible, Venezuela puede mejorar su educación y competitividad. Esta tarea tiene múltiples facetas, que incluyen problemas que van desde el presupuesto educativo, hasta los contenidos, y el entorno de desarrollo de los niños que incluye su salud y nutrición. En muchas de estas áreas, el gobierno venezolano ha tenido aciertos, pero también ha cometido muchos otros errores, especialmente, cuando trata de usar la educación como herramienta de adoctrinamiento y control político.
Los esfuerzos nacionales para mejorar la educación deben estar guiados por: (I)la mejora en la calidad y cantidad de educación (en ese orden) para el desarrollo de las capacidades del individuo; (II) asignar recursos públicos para ayudar a quienes se encuentran en una situación más frágil; (III) utilizar criterios tangibles y estadísticos de medición para identificar dónde estamos y qué intervenciones funcionan; y finalmente, (IV) abrirse a la participación de los múltiples actores sociales envueltos en la educación: representantes, profesores, directivos de escuelas, y el sector privado (empleadores). Una nación que cuente con ciudadanos preparados siempre tendrá mejor control de su destino. La verdadera independencia y libertad parte del conocimiento.
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