Enrique Sánchez Falcón
Tal Cual, 10/07/12
Presenciar, en la Universidad Bolivariana de Venezuela, la graduación de integrantes de cursos de doctorado y maestría realizados en el marco del Convenio Cuba-Venezuela, Promoción Bolívar-Martí, resultó una experiencia singular. A la satisfacción de ver a un familiar lograr la culminación de un esfuerzo de formación académica y profesional cuyo íntimo valor nunca podrá disminuirse por posturas políticas cualesquiera sean éstas, se agregó la extraña impresión que causa constatar cómo la ideología, es decir el pensamiento convertido en ortodoxia, domina a las personas y les impide advertir las contradicciones que estallan entre sus propias palabras. En los discursos de orden de la representación de los graduandos y de las autoridades universitarias se hicieron presentes, por supuesto, las alusiones a la educación liberadora y formadora de individuos rebeldes a cualquier dominación, pero proferidas con reiterativas manifestaciones de absoluta sumisión a las figuras más emblemáticas del personalismo político latinoamericano. También abundaron las referencias a la construcción de una sociedad en la que el fetiche de la "mercancía" sea definitivamente expulsado de los valores de la comunidad, pero, lamentablemente, para sustituirlo por otro, la figura del líder máximo, a quien se idolatra irracionalmente. Paradójicamente, también se aludió a la necesidad de lograr la liberación de todo tipo de hegemonías, al tiempo que se definió a una supuesta "revolución cultural" en ciernes como el camino seguro hacia la consolidación de una "nueva hegemonía". Por último, no podía faltar la mención a la crisis "terminal" que actualmente afecta a las economías europeas y norteamericana, aunque todos los participantes de la actividad universitaria en referencia son conscientes de la ineficiencia del sistema económico cubano, la cual, recientemente, determinó, sin posibilidad de protesta alguna, el despido de cientos de miles de trabajadores estatales.
¿Será acaso esa capacidad para asimilar las contradicciones, lo que explica que la sociedad cubana haya aceptado como "libertad de expresión" la definida en el artículo 53 de la Constitución de ese país que establece lo siguiente: "Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad".
¿Será acaso esa capacidad para asimilar las contradicciones, lo que explica que la sociedad cubana haya aceptado como "libertad de expresión" la definida en el artículo 53 de la Constitución de ese país que establece lo siguiente: "Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad".
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