Alieto Aldo Guadagni
La Nación, 20/05/11
El siglo XIX fue el siglo de la escuela primaria; el pasado, el de la escuela secundaria, y éste será el siglo de la universidad. En la nueva sociedad del conocimiento prosperarán aquellas naciones que sean capaces de asegurar un alto nivel de calificación a sus recursos humanos; el capital humano de una nación es hoy más importante que la existencia de recursos naturales agotables.
En los países que lideran el progreso económico, más del 40% de los jóvenes tienen títulos universitarios. En América latina se destaca Cuba, con 21%; Brasil, con 19, y Chile, con 15. En nuestro país, apenas el 14% de los jóvenes concluye el ciclo universitario. Son notorias las diferencias con nuestros vecinos; el último año de la escuela secundaria en Brasil y en Chile es distinto al nuestro.
La preocupación de los adolescentes chilenos y brasileños es enfrentar una valla que debe ser superada para ingresar a la universidad y tener acceso en el futuro a un título superior que les permita incorporarse capacitados al escenario laboral en este difícil mundo globalizado. Por el contrario, nuestros adolescentes están liberados de tamaño esfuerzo y muchos de ellos pueden concentrar su tiempo en otras actividades más gratificantes, como el viaje de egresados, sin olvidar la activa vida nocturna.
En diciembre pasado, 3,3 millones de jóvenes brasileños tuvieron que rendir el Exame Nacional do Ensino Medio (ENEM). Esta prueba se tomó en 1600 ciudades durante dos días (mañana y tarde, durante cinco horas diarias); los estudiantes fueron examinados en Lenguaje, Matemática, Ciencias y Ciencias Sociales. Aprobar el ENEM es un requisito para poder ingresar al ciclo universitario público o privado, pero además es un indicador de la situación educativa de cada una de las miles de escuelas secundarias (públicas y privadas), porque sus resultados, agrupados por cada escuela, son de libre acceso por Internet.
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